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En nuestra discusión política y programática con compañeros de otras
organizaciones diferentes al CITO se nos han planteado interrogantes sobre
por qué levantamos la consigna de Palestina laica, democrática y no racista,
cuando ni la OLP la defiende desde hace varios años. Muchos de los argumentos
que aún escuchamos concuerdan con los del compañero chileno de la LIT-CI
que en 1982 polemizara con la dirección internacional sobre el programa
revolucionario para el Medio Oriente. Algunas organizaciones internacionales
del movimiento trotskista no sólo han dejado de lado la consigna que se
debate centralmente en esta polémica, sino, también, la de destrucción del
Estado nazi–sionista de Israel, inseparable de la anterior, cuestión
que consideramos de vital importancia en el programa para la lucha del pueblo
palestino. Tanto la carta del camarada chileno, como la respuesta de Nahuel Moreno fueron publicadas en Correo Internacional, de la LIT–CI, año 1, nro. 8, de septiembre de 1982. Transcribimos exactamente las versiones de dicha edición, con los resaltados de los originales. |
Estimados compañeros
La presente es con el objeto de pedir aclaración acerca de nuestra línea para Palestina. Nos basamos en el Boletín Interno 11 y el Correo Internacional 7. Muy sumariamente, nuestras dudas son las siguientes:
1. ¿Por qué levantamos como consigna central la de Palestina laica, democrática y no racista burguesa? ¿Por qué estamos por la construcción de un estado burgués en Palestina? Esto, entendiendo de que si surge un estado con esas características en lucha contra el sionismo y el imperialismo lo apoyamos pero no queda claro por qué hoy lo reivindicamos como nuestra consigna.
2. ¿No hacemos con esto una concesión a la ideología reaccionaria de la revolución por etapas, tan cara al stalinismo y a la pequeña burguesía? Si no nos equivocamos, ésta fue la consigna central del stalinismo y de la burguesía y pequeñoburguesía palestina hasta hace poco (como señala Correo Internacional 7). ¿No decimos lo mismo que el stalinismo cuando planteamos que este Estado burgués palestino servirá como un paso en la lucha por el socialismo (Declaración de la LIT)?
3. ¿Por qué se ha desestimado la que creemos es la consigna clásica del trotskismo para Palestina –Asamblea Constituyente Palestina sobre la base de la destrucción del Estado sionista–? ¿ Por qué se ha sustituido esa consigna que creemos transicional por la otra que nos parece mínima –la del estado burgués palestino–?
4. ¿Es suficiente el criterio táctico señalado por el Boletín Interno 11 –la tomamos porque la OLP la dejó– para que hagamos nuestra una consigna que encierra la traición que hoy despliega la dirección de la OLP? ¿Es nuestro método perseguir por la izquierda a la pequeña burguesía e ir retomando los despojos de las consignas que ella desecha en el camino de su capitulación ante el imperialismo?
5. ¿Por qué no caracterizamos ni siquiera en el Boletín Interno a la OLP? ¿No es acaso una organización frentista controlada por la burguesía y pequeñoburguesía, con Arafat como expresión de esto? ¿No es una organización que ha dado sobradas muestras de capitulación –en abierta contradicción con el increíble heroísmo desplegado por el pueblo palestino? ¿Qué sectores son los revolucionarios a los que se refiere nuestra prensa? ¿Hawatmeth? ¿Habash? ¿No hay una ilusión increíble en plantear en el Boletín Interno que hay que llamar a la OLP para que tome la dirección de la lucha de los palestinos en el camino del socialismo? ¿Le pedimos a la burguesía y a la pequeñoburguesía que luche por el socialismo? ¿No es este craso error una burda manera de disculparse por lo mínimo de la consigna central sobre Palestina, tirando la idea del socialismo fuera de todo contexto práctico y real? Por último, ¿no es necesario construir partido trotskista en Palestina, en el Medio Oriente?
No queremos posar de preguntones ingenuos. Las preguntas que hacemos revelan bien que hay aspectos de nuestra línea para Palestina que no nos convencen. Nos sorprendió también que no se relacionara la ofensiva sionista con las victorias militares de las masas iraníes. Nos parece que el imperialismo dio la luz verde especialmente apremiado por parar la revolución iraní, para debilitar a Siria, único aliado de Irán en la zona y con presencia militar en el Líbano. Por ende, en principio deducimos que la victoria de Irán sería un tremendo espaldarazo a la lucha antiimperialista en la zona, clarísimo, y por eso no entendemos la consigna de que los ejércitos de Irán e Irak vuelvan sus armas contra el sionismo. Muy probablemente ese será el caso luego de la victoria militar de Irán sobre Irak y la caída del régimen de Hussein, expresión perfecta y concentrada de la Santa Alianza entre los yanquis y el stalinismo. Agreguemos, sí, que pareciera que el Ayatollah ha detenido la ofensiva en Irak justamente para no tener que pasar por Bagdad hacia Jerusalén. El Ayatollah se aprovecha bien del obstáculo proimperialista que levanta el régimen iraquí para no hacerse presente en el Líbano. En suma, nos parece que hay que llamar a los pueblos de Irán e Irak a que combatan el sionismo, pero eso hoy parece pasar por la caída del régimen de Hussein en Irak.
Naturalmente, coincidimos con la caracterización de la guerra del Líbano, con las consignas centrales antiimperialistas, y en hacer eje en la destrucción del estado sionista. Demás está decir que llevamos adelante la campaña. Hemos reproducido como volante la Declaración de la LIT, y estamos haciendo charlas sobre Palestina. Tiene la campaña aquí un carácter muy propagandístico. Más adelante informaremos con más detalle, porque la campaña se nos atrasó por intentar infructuosamente hacer frente único con la OLP aquí. Ellos siguen sin hacer nada, excepto ponerle caras bonitas al gobierno y a la opinión pública, cuya calidad pueden imaginar en un país como el Chile de hoy.
Reciban nuestros fraternales saludos.
Santiago, 31 de julio, 1982
Nahuel Moreno
Estimados compañeros:
Hemos recibido su carta del 31 de julio con preguntas sumarias y criticas implícitas y explícitas a nuestras posiciones sobre el Medio Oriente. La clave de nuestras diferencias, incluso en lo que hace al método para abordar el problema, radica en vuestra afirmación que la política y consigna Palestina laica democrática y no racista son burguesas y solo pueden llegar a apoyarse si surge un estado de esas características, en lucha con el sionismo y el imperialismo.
Por otra parte, nuestras diferencias se precisan más cuando, al final de la carta, afirman que naturalmente coinciden con nosotros en la caracterización de la guerra del Líbano, con las consignas centrales antiimperialistas y en hacer eje en la destrucción del estado sionista. Además, cuando aprueban nuestra consigna eje de apoyo militar en la OLP y las tropas sirias.
De modo que en la primera aproximación las diferencias parecieran ser meramente tácticas. Según ustedes estaríamos completamente de acuerdo en el eje y la base, que sería la destrucción del estado sionista, y ustedes marcan su desacuerdo en lo que habrían que construir después: para nosotros, seria la consigna burguesa de un estado palestino, laico, democrático y no racista; para ustedes, en cambio, la consigna que consideran transicional y clásica del trotskismo: asamblea constituyente palestina sobre la base de la destrucción del estado sionista. Veremos que no es así:
Al formular esta primera pregunta lógicamente derivada de nuestro acuerdo principista, comienzan las profundas diferencias de método, que luego se reflejan en las políticas y consignas. Si el propósito decisivo y fundamental es la destrucción del estado sionista, se trata de establecer cuales son las fuerzas objetivas que en este momento están embarcadas en esa tarea progresiva, historia; y cuáles las mejores consignas para apoyarlas y lograr que cumplan su cometido con el mayor entusiasmo y fuerza.
¿Acaso lo están haciendo los explotados y los discriminados sabras y sefaradíes de Israel? ¿ O son los trabajadores azquenazis?
En este momento esas fuerzas son baluarte del estado sionista y no la vanguardia de su destrucción. La aristocracia obrera azquenazi, a través del Partido Laborista, esta con todo el sionismo. Los sabras y sefaradíes le dieron la base electoral a Begin y apoyan con entusiasmo sus planes de colonización de las tierras árabes.
Esto deja actualmente como único sector social en lucha permanente contra Israel al movimiento árabe y mahometano, a cuya vanguardia indiscutida están los palestinos, arrojados de su patria por los sionistas. Desde hace 34 años, cuando se construyó el estado racista, la forma de luchar por su destrucción es apoyar la justa guerra de los palestinos y musulmanes. No vemos otra, porque no hay otra fuerza en la realidad objetiva, que se enfrente, armas en la mano, contra el sionismo.
Como trotskistas, debemos tratar de hallar entonces las consignas adecuadas a esa realidad objetiva, es decir, que ayuden a la movilización y al combate árabe. Ese es nuestro método pero no el de ustedes.
Cuando nuestras diferencias metodológicas se corporizan en distintas consignas, surge el nuevo problema del papel y la ubicación que ellas deben desempeñar en la lucha. ¿Cuándo y para que debe utilizarse una consigna?
Si nos guiamos por la vuestra –constituyente palestina se levantan para después de cumplida la tarea base. No son para ayudar a mejor cumplirla sino para resolver una problemática posterior a ella, en este caso, la que surgiría después de la destrucción del estado sionista.
Esa es la metodología que Trotsky definió resolver lo concreto en lo abstracto y futurológico. En efecto: ustedes están disolviendo lo concreto, que es la lucha mahometana y palestina por destruir el estado fascista, racista y basado en el Viejo Testamento, en la abstracción futurológica de que, una vez que el estado sea destruido, llamarán a sus habitantes actuales que son sionistas y tiene mayoría absoluta sobre los palestinos, a una constituyente para discutir la reorganización del país, dándoles a cada uno de ellos un voto, igual que a los palestinos.
Nosotros, en cambio creemos que la consigna debe estar al servicio de la tarea, en este caso, de la destrucción del estado israelí. No para respuesta a la problemática posterior a esa destrucción, sino para movilizar a los palestinos. Y mucho menos cuando la abstracción futurológica es completamente reaccionaria.
Vuestra consigna no sirve para que los únicos agentes actuales de la destrucción del estado sionista tengan cada vez más audacia y coraje sino que atenta contra ese propósito. La asamblea constituyente palestina, consciente o inconscientemente, hoy sirve al sionismo, contemporiza con él, y es la causa por la cual la levanta Lambert, no todo el trotskismo y menos el revolucionario.
Uno de los problemas básicos de la guerra que, bajo diversas formas, se desarrolla desde hace 34 años, es la disputa sobre quien tiene derecho a permanecer en Israel. O sea, como si los sionistas van a seguir o no, si el enclave imperialista apoyado en los judíos va a quedar o será destruido. Los palestinos dicen y pelean para que los sionistas y los ocupantes que llegaron a fortalecer el enclave, se vayan.
Si el enclave permanece, es decir, si Israel gana la guerra, puede adoptar distintas formas. Puede llegar a asimilar una minoría palestina colaboracionista y permitirle algunos derechos; incluso. ¿Por qué no?, los electorales. Pero si es destruido por la guerra palestina significara que los sionistas salgan de Israel y, con ellos, quienes le dan su base social y política. Esta consigna: fuera los sionistas de Israel es la decisiva, la que da contenido a nuestra formulación de destrucción del estado sionista. No hay otra manera de destruir el estado sionista que no sea echando a los sionistas. ¿Qué clase de destructores del estado sionista somos si nuestra bandera principal es la de permitirles a los sionistas que ganen o participen en una elección de asambleas constituyente, por la cual nos comprometemos a luchar junto a ellos y contra los palestinos, pues éstos no consideran voto útil al de los sionistas?.
La asamblea constituyente palestina después de la destrucción del estado sionista es precisamente la manera vergonzante de apoyar a los sionistas y de convalidar su presencia dándole un barniz democrático a su usurpación fascista.
Si se quiere insinuar que esa constituyente se haría con pobladores judíos no sionistas, implícitamente ya hemos contestado antes. Esos habitantes imaginarios no existen. Si el proletariado judío llegara a romper con sus aparatos sionistas (a lo que nosotros llamamos), deberíamos estudiar la mejor manera de que empalmara con la lucha palestina. Pero eso es música del futuro.
En vuestra carta hay un error teórico que los conduce hacia la consigna de la constituyente, a pesar de que, como hemos visto, no sirve para movilizar a los palestinos y es pro–sionista. Ustedes creen que es transicional y por ello superior a la nuestra que es burguesa.
Eso es falso. Es una consigna estrictamente burguesa, tan burguesa como la nuestra. Ninguna de las dos tiene un solo elemento clasista. La constituyente es un reclamo democrático burgués, que no se basa en clases sino en ciudadanos. A cada habitante un voto. Es la máxima expresión del derecho político burgués.
Como toda reivindicación, independientemente de su origen histórico, puede desempeñar un papel transicional, progresivo, regresivo, revolucionario o contrarrevolucionario, que depende del contexto. Por ejemplo, es criminalmente contrarrevolucionaria, en todo enclave colonial, por lo que suele esgrimirla el imperialismo para defenderlos. Nosotros no le reconocemos ningún derecho democrático burgués a los pobladores de los enclaves enviados por la metrópoli. Cuando ocupemos Guantánamo no llamaremos a una constituyente con igualdad de derechos para los cubanos y para los colonizadores de la base. Nuestra consigna es, desde ya, fuera yanquis de Guantánamo, la misma que tenemos en Israel.
En Israel, actualmente, la constituyente es igualmente contrarrevolucionaria. Sólo podríamos levantarla ultrapropagandísticamente –y no serviría para nada–, precedida de una larguísima explicación diciendo que solo se realizara siempre y cuando los palestinos lo quieran, cuando se haya echado de Israel a todos los judíos sionistas fascistas y racistas y que no quieran convivir con los árabes.
Si no se aclara esto debidamente, o se disuelve en una formula abstracta como la de la destrucción del estado israelí, sin explicar que esa destrucción implica obligatoriamente el alejamiento de sus habitantes actuales, la consigna significa aceptar el hecho consumado de la ocupación judía de Israel y decir que a partir de ahora vamos hacer todos democráticos, inclusive los fascistas.
En cambio la consigna burguesa y no clasista de Palestina laica, democracia y no racista, además de ser la más progresiva que la levanto el movimiento palestino, puede abrir paso a la revolución obrera. En otra situación podría volverse contrarrevolucionaria, pero hoy cumple un papel preciso equivalente a fuera yanquis de Guantánamo o fuera sionistas de Israel, que es lo que efectivamente significa el no racista de la formula. Y eso nos parece muy bueno: que los racistas judíos sean echados de Palestina. Y el día de mañana, también los racistas árabes. Pero mañana no hoy. Por que hoy el racismo árabe frente a Israel es progresivo, destruye al estado sionista.
Tan buena es la consigna que, a medida que la dirección de la OLP y el movimiento árabe se vuelven cada vez más reaccionarios la abandonan y, con ella, la línea política de destruir el estado israelí, para aceptar que se levante un estado palestino en un lugar de Medio Oriente.
Nosotros quedaremos solos levantando la consigna democrático burguesa más sentida y avanzada del pueblo palestino. No es tomar un despojo burgués o pequeñoburgués insistimos que el rol de cada consigna depende del contexto en que se esgrime. En este sentido, es bueno recordar la táctica que aconsejo Trotsky, después que Hitler tomo el poder El Viejo aconsejo que se estudiara la posibilidad de levantar la convocatoria del parlamento que eligió a Hitler, con la que se hubiera podido intentar que la pequeñoburguesía rompiera con el fascismo y se uniera al proletariado, vía la legitimidad parlamentaria. Lo mismo en Austria. Como allí la clase obrera no creía en la democracia obrera ni en la dictadura del proletariado, Trotsky aconsejo la línea de defender la democracia burguesa con métodos de movilización de clase.
Así como un parlamento ultrareaccionario, la democracia burguesa o la asamblea constituyente puede, en determinadas circunstancias, convertirse en consignas progresivas o transicionales, nosotros creemos que en Medio Oriente, la consigna burguesa que cumple ese papel es la de Palestina laica, democrática y no racista.
Ella esta sirviendo –en la medida que es abandonada por la dirección de la OLP–, para atacarla con el boomerang y lo mismo a todos los reformistas que entran a pactar con el imperialismo, entregándole la lucha contra el estado sionista. Aparecemos como los únicos demócrata consecuentes, que estamos dispuestos a utilizar todos los medios de lucha para destruir al estado de Israel, imponiendo el gran objetivo de las masas árabes.
Nuestras diferencias metodológicas y políticas están íntimamente ligadas a las que también tenemos respecto a la caracterización global de la situación y de la propia OLP. Cuando ustedes escriben que si surge un estado de esas características (laico, democrático y no racista), en lucha contra el sionismo y el imperialismo, lo apoyamos. Pero no queda claro por que lo reivindicamos como nuestra consigna, demuestran que no creen en que ya hay una organización laica, democrática y no racista, en guerra contra Israel y el imperialismo. Sin embargo ella existe en germen desde 1948 y consolidada desde 1969, cuando se fundó la OLP.
Para nosotros, la clave de la situación de Medio Oriente es la guerra a veces declarada, otras no pero permanente del movimiento árabe y específicamente palestino, contra el estado de Israel. Esa guerra se ha expresado bajo distintas formas, global o limitadamente, con enfrentamientos entre estados –como los que protagonizaron Egipto y otras naciones árabes- o con pequeñas y grandes acciones guerrilleras.
De las distintas naciones y nacionalidades en guerra permanente contra Israel hay una, la de los palestinos que cuando organizaron la OLP, formaron esa organización laica, democrática y no racista, vanguardia de la guerra contra el sionismo. ¿La apoyamos ya o esperamos que gane la guerra, ocupe Israel, recupere su territorio y, con ello, vuelva a conformarse con un estado, para recién entonces apoyarla?.
Si hiciéramos eso la apoyaríamos cuando la guerra terminase, cuando nuestro apoyo no significaría nada e incluso, cuando la consigna perdería su carácter transicional.
Ustedes caracterizan a la OLP como si fuera un partido político más. Para nosotros, representa la nacionalidad palestina como organización estatal sui generis laica, democrática y no racista, en guerra. Es casi un estado: es un frente único que abarca a todo el movimiento palestino en lucha por reconquistar su patria y volver a ser un estado. De hecho es un gobierno, reclamamos por su reconocimiento del mismo modo que lo hacíamos por el FSLN en Nicaragua. Es una nacionalidad organizada a la que le suprimieron la tierra: cuando la recupere volverá a ser nación. Es una nación sui generis.
Cuando ustedes desconocen esa función de la OLP, considerándola una simple fracción política de los palestinos, le otorgan un fundamento de izquierda a la caracterización del imperialismo. También él la desconoce como organización nacional palestina, definiéndola como una corriente terrorista. En cambio está dispuesto a negociar con personajes palestinos que nadie conoce y, eventualmente, con los alcaldes palestinos de Judea y Samaria, por que ellos colaboran con Israel.
Vuestra negativa a reconocer ese carácter de nación sui generis sin territorio significa avalar el despojo sionista e imperialista de ese territorio y darles la razón, cuando sostiene que al ser expulsados, los palestinos dejaron de ser una nacionalidad organizada.
Hoy día, la nacionalidad organizada palestina cuenta con unos cinco millones de habitantes, dividida en dos sectores los que están en los campos de refugiados, dirigidos por la OLP, que son la mayoría, y la capa de profesionales, técnicos y, en general clase media acomodada, que es lo más avanzado del mundo árabe y que se desempeña principalmente en los países del golfo Pérsico Ellos no han perdido su nacionalidad palestina: son militantes o cotizantes de la OLP, la que tiene sedes o embajadas en todos los países árabes y en muchas otras naciones.
Vuestra caracterización sectaria de la OLP, en la que confunden su totalidad progresiva con el hecho que tiene una dirección traidora, capituladora o conciliadora, produce varias consecuencias. En primer lugar, respecto a su guerra histórica, ustedes se parecen a los sectarios que no querían apoyar a la argentina contra Inglaterra, por que la gobernaba Galtieri.
Pero tampoco son capaces de golpear a la dirección por sus verdaderas capitulaciones que, a nuestro juicio, se basan en el abandono de la consigna por una palestina laica, democrática y no racista.
La misma raíz tiene vuestra critica de que somos unos ilusos por que llamamos a la OLP a luchar por el socialismo.
Sin ser ésta nuestra consigna fundamental ya que, como queda dicho, ella es la recuperación de la tierra, para reconstituir la nación, expulsando a los sionistas y terminando de constituir una palestina laica, democrática y no racista, nuestro llamamiento a la OLP para que luche por el socialismo se basa en que la consideremos una nación sui generis: Decimos OLP socialista como decimos Chile socialista. No se lo pedimos a su dirección burguesa o pequeñoburguesa, del mismo modo que en Chile no se lo pedimos a Pinochet. Ustedes olvidan señalar que cuidadosa pero sistemáticamente – como hacemos con todo gobierno burgués que dirige una guerra justa–, criticamos a la dirección de la OLP, y no le brindamos ningún apoyo político.
La misma confusión los lleva a señalarnos que no agitamos la necesidad de construir partidos trotskistas en Palestina y Medio Oriente. ¡Por supuesto hay que hacerlos desde ya! Pero lo primero para construirlos es un programa concreto. Nosotros damos ese programa: triunfo militar de la OLP, apoyado en la movilización de las masas árabes contra el sionismo, para destruir su estado y para que vuelvan los palestinos, es decir, la OLP. Ese es el punto fundamental. Junto a él, hacer una OLP que rompa con la burguesía, es decir, un estado palestino que rompa con las burguesías Arabes y practique la lucha de clases. Esto es lo que decimos sistemáticamente.
Podemos discutir cual de los polos del programa debemos resaltar, sí el de la ruptura con la burguesía o el de la destrucción del estado de Israel. Pensamos que si queremos trabajar sobre las masas Arabes y palestinas se impone el que venimos haciendo: el frente común de lucha contra los sionistas, dentro del cual reclamamos una nueva dirección. Con esa orientación trabajamos y queremos trabajar en la OLP. Nos parece, la más adecuada en rigor, la única, para construir, con sus mejores convenientes y con sus sectores más explotados el partido revolucionario.
(Septiembre de 1982)
Escrito: En 1982.
Fuente: Panorama Internacional
revista digital del Centro Internacional del Trotskismo
Ortodoxo (CITO), No. 11, abril 2001.
Esta edición: Marxists Internet Archive, noviembre de 2001.