OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL |
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La reseña periodística: EN LA UNIVERSIDAD POPULAR GONZÁLEZ PRADA TERCERA CONFERENCIA DE MARIAITEGUI SOBRE LA CRISIS MUNDIAL1 Con motivo de la tercera conferencia de José Carlos Mariátegui sobre la historia de la crisis mundial, la sala de la Federación de Estudiantes donde funciona la Universidad Popular González Prada, estuvo extraordinariamente concurrida. Hubo en ella numerosísimo auditorio de estudiantes y trabajadores. Mariátegui al iniciar su conferencia, recordó que en su anterior, examinadas las causas económicas y políticas del conflicto, había entrado en la exposición de la conducta de los partidos socialistas y las organizaciones sindicales en la guerra mundial. La guerra —dijo — encontró impreparada a la Segunda Internacional. La Segunda Internacional no tenía un programa de acción concreto y práctico para asegurar la paz, En 1907, en el Congreso Internacional de Stuttgart, se trató la política colonial y de las guerras imperialistas. Y se aprobó una declaración pacifista y revolucionaria de Lenin y Rosa Luxemburgo. En 1910, en el Congreso de Copenhague, Vaillant y Keir Hardi, propusieron que, en el caso de la guerra inminente, los obreros proclamaran la huelga general, al menos en la industria de municiones Pero se decidió dejar la cuestión al Congreso siguiente que debía reunirse en Viena en Agosto de 1914. El Bureaú Internacional de Bruselas quedo encargado, entre tanto, de abrir una encuesta entre los partidos especialistas sobre la forma de evitar la guerra. En 1912 las inquietudes y las amenazas reinantes exigieron la convocatoria de un congreso extraordinario. Este congreso se reunió en Basilea en Noviembre, pero no salió sino de él un brillante manifiesto pacifista. Nuevamente la cuestión técnica de los medios de defender la paz fue dejada al Congreso de Viena. Antes de que llegase la fecha de esta conferencia, sobrevino el incidente de Sarajevo. El 20 de julio, casi en vísperas de la guerra, la Oficina Internacional de Bruselas se reunió, convocada de urgencia. y resolvió apresurar el congreso internacional celebrándolo en París el 9 de agosto en vez de celebrarlo en Viena el 23. Pero la guerra, ya incontenible, estalló antes. El Congreso de París que Jaurés aguardaba como una afirmación de la voluntad de paz y de justicia del proletariado, no pudo efectuarse. Pasó Mariátegui a ocuparse de la actitud de los diversos partidos socialistas de Europa durante la guerra y de las condiciones políticas ambientales dentro de las cuales actuaron. Habló de la conferencia socialista internacional de Zimmertuald en 1915, primer gesto internacional de protesta proletaria contra la guerra. En ella no estuvieron representadas sino las pequeñas minorías pacifistas de las naciones beligerantes. El estruendo de la guerra ahogaba las voces de fraternidad universal. Y ahogaba hasta las voces de unidad moral de Europa. En todas las naciones beligerantes se había formado la "unión sagrada", o sea el frente único nacional contra el enemigo. Explicó Mariátegui las razones de la adhesión de los socialistas y los sindicatos a la "unión sagrada". El proletariado fue llamado a participar en el poder. Hubo algunas concesiones aparentes y otras concesiones reales al programa mínimo del socialismo. Las necesidades de la guerra exigían que el Estado asumiese o interviniese en todas las funciones sociales. La libertad de industria, la libertad de comercio fueron restringidas. Fueron indispensables muchos sacrificios del individualismo. Las doctrinas liberales anduvieron de capacaida. El Estado lo controlaba todo, lo fiscalizaba todo. Esta política de internacionalismo, de estadismo, pareció a muchos la inauguración de una era de realizaciones socialistas. Y se dijo que la guerra era una guerra revolucionaria. Además,. el Estado empleaba una parte del dinero de los empréstitos de guerra en subsidiar a las familias de los combatientes, al ofrecer al pueblo a bajo precies el pan y otros artículos de primera necesidad y en enriquecer a la industria, que, convertida en industria de guerra, no regateaba altos salarios a sus trabajadores. La carestía estaba, pues, limitada; la mano de obra, solicitada; el trabajo, bien remunerado. Estas circunstancias adormecían en las clases trabajadoras la idea de la injusticia social, atenuaban, al menos, las causas y los estímulos de la lucha de clases. El proletariado no se fijaba en que esta prodigalidad del Estado le acumulaba cargas para el porvenir; en que el Estado se endeudaba fantásticamente y, concluida la guerra, tendría que recurrir a una política de estricta economía fiscal; ni en queda industria, pasado el período de las pingües utilidades bélicas, tendría que reducir los salarios. El proletariado no pensaba en las sombras del porvenir. Y, en todo caso, allí estaban los gobiernos para decirles que los vencidos pagarían la deuda de los vencedores. Que, justamente por esto, había que combatir hasta el fin. Para no sufrir las consecuencias económicas de la guerra bastaba vencer, el vencedor se resarciría de sus gastos y sacrificios a costa del vencido. Los Estados aliados, por otra parte, se aseguraban la adhesión del proletariado a la guerra, más que con una prédica de intereses con una prédica de ideales. Para los pueblos aliados la guerra fue una guerra santa, una cruzada caballeresca por grandes y sacros ideales humanos. Para los austro-alemanes la guerra no fue sino una guerra militar, una guerra de defensa nacional. Mariátegui dijo, terminando, que dejaba expuestas sumariamente las circunstancias que dictaron la conducta de los socialistas durante la guerra. Así fue como fracasó la Segunda Internacional, agregó que, dentro del régimen capitalista, se instaba permanentemente la guerra. Sus palabras finales fueron largamente aplaudidas. La cuarta conferencia sobre la crisis mundial tendrá lugar el próximo viernes, que, como ya hemos anunciado, ha sido elegido el día para estas conferencias.
NOTA: 1 El Tiempo, pág 7. Lima, 28 de junio de 1923. (La Crónica, Nº 4058, pág. 12, del lunes 2 de julio de 1923, reproduce esta versión con muy ligeras variantes formales).
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