Escrito: enero de 1919.
Publicado por primera vez: Rote Fahne, 7 de enero de 1919.
Fuente de esta edicion: el texto fue tomado del Mia.org ingles.
Traduccion: Carlos Guerrero con cuyo permiso aparece aqui.
Transcripcion/html: Rodrigo Cisterna, abril de 2014.
En la atmósfera encendida de la revolución, la gente y cosas maduran con rapidez increíble. Hace solamente apena tres semanas, cuando el Congreso de los Concejos de Obreros y Soldados terminó, parecía que Ebert y Scheidemann estaban en el cenit de su poder. Los representantes de las masas revolucionarias de obreros y soldados en toda Alemania se habían rendido ciegamente a sus jefes. Con la convocación de la Asamblea Nacional las manifestaciones en las calles fueron estériles, de esta manera se degrado el Consejo Ejecutivo, y con él los Concejos, impotentes figuras ridículas -¡que un triunfo para la contrarrevolución en toda la línea! Los frutos del 9 de noviembre parecían ser desperdiciados y derrochados, así la burguesía dio un suspiro de alivio otra vez, y las masas estaban perplejas y desarmadas, amargadas y, efectivamente, dudando. Ebert y Scheidemann se imaginaron ellos mismos en el máximo apogeo de su poder.
¡Tontos ciegos! Aún no han pasado veinte días desde entonces, y su poder ilusorio ha empezado a tambalearse de la noche a la mañana. Las masas son el poder real, el poder verdadero, en virtud de la acerada compulsión de la historia. Se uno encadenar por el momento, se puede oficialmente despojar a sus organizaciones de todo poder - pero necesita solamente se moverse, solamente enderezar sus espaldas obstinadamente, y la tierra temblará bajo los pies de la contrarrevolución.
Alguien que presenciara la demostración masiva de ayer en el Siegesallee, que sintió esta inflexible convicción revolucionaria, este humor magnífico, esta energía que las masas transmitieron, debe llegar a la conclusión de que políticamente los proletarios han crecido enormemente a través de su experiencia de las recientes semanas, en los más recientes eventos. Se han dado cuenta de su poder, y todo lo que se necesita es aprovechar este poder.
Ebert Scheidemann y sus clientes, la burguesía, que gimen incesantemente golpe de Estado, están en este momento experimentando la misma desilusión sentida por el último Borbón cuando su Ministro respondió a su llanto indignado sobre la "Rebelión" de las gente de París con estas palabras, "Señor, ésta no es una rebelión, es una revolución!"
Sí, es una revolución con todo su desarrollo caótico exterior, con su alternada disminución y flujo, con sus oleadas momentáneas hacia la toma del poder y los reflujos igualmente momentáneos de las oleadas revolucionarias. Y esta revolución está caminando paso a paso a través de todos estos movimientos de zig zag evidentes y está marchando irresistiblemente hacia adelante.
Las masas deben aprender a combatir, actuar en la lucha misma. Y hoy uno puede intuir que los trabajadores de Berlín en gran parte han aprendido a actuar; tienen sed de actos decididos de situación claras, de medidas radicales. No son las mismas de cómo lo eran el 9 de noviembre; saben lo que quieren y lo que deben hacer.
Sin embargo, ¿sus jefes, los organismos ejecutivos de su voluntad, están bien informados? ¿Tienen los jefes y delegados revolucionarios los grandes objetivos, y tienen la energía y la resolución de los elementos radicales del USPD que están creciendo mientras tanto? ¿Su capacidad para la acción está a la altura de la energía en crecimiento de las masas?
Tememos no poder responder a estas preguntas con uno fuerte y sencillo SI. Tememos que los jefes todavía están como lo estaban en el 9 de noviembre, que han aprendido muy poco. Han pasado 24 horas desde que el gobierno de Ebert atacó a Eichhorn[1]. Y Las masas respondieron espontánea y entusiastamente al llamado de sus líderes, con su propia fuerza forzaron la reinstalación de Eichhorn. Con su propia iniciativa espontánea tomaron Vorwärts y se apoderaron de las editoriales burguesas y el W.T.B. [La agencia telegráfica de Wolff] y, tan lejos como les fue posible se armaron ellas mismas. Y están a la espera de instrucciones adicionales y movimientos de sus líderes.
¿Y mientras tanto, qué han hecho estos líderes? ¿Qué han decidido? ¿Qué medidas han tomado para proteger la victoria de la revolución en esta situación tensa en que el destino de la revolución será determinado, por lo menos por la próxima época? ¡No hemos visto ni escuchado nada! Quizás los delegados de los trabajadores están conferenciando extremadamente y productivamente. Ahora, sin embargo, la época de actuar ha llegado.
Ebert, Scheidemann, y cía., con toda certeza no están perdiendo su tiempo en conferencias. Indudablemente no que están dormidos. Están preparando sus intrigas silenciosamente con la energía acostumbrada y circunspección de la contrarrevolución; están afilando sus espadas para tomar la revolución por sorpresa, y asesinarla.
Mientras tanto los otros elementos débiles ya están diligentemente preparando el terreno para las "Negociaciones", planteando compromisos, lanzando un puente al otro lado del abismo que se ha abierto entre las masas de trabajadores y los soldados del gobierno de Ebert, induciendo a la revolución para establecer un "Acuerdo" con sus enemigos mortales.
Ahora no hay tiempo que perder. Las medidas radicales deben ser emprendidas inmediatamente. Directivas claras y veloces deben ser dadas a las masas, a los soldados fieles a la revolución. Su energía, su combatividad debe ser dirigida hacia objetivos claros. Los elementos vacilantes entre los soldados pueden ser ganados para la causa sagrada del pueblo por medio de acciones decididas y claras tomadas por los cuerpos revolucionarios.
¡Actuar! ¡Actuar! Valientemente, resueltamente, conscientemente - ése es el "maldito" deber y la obligación de los líderes revolucionarios y los auténticos líderes de partido socialista. Desarmar a la contrarrevolución, armar las masas, ocupar todo los puestos de poder. ¡Actuar rápidamente! La revolución obliga. Las horas cuentan como meses, los días como años en la historia del mundo. ¡Los organismos de la revolución beben tomar consciencia de sus altas obligaciones! ●
Nota
[1] Emil Eichhorn, un Diputado de USPD que se hizo Jefe de Policía en Berlín en la Revolución de noviembre, fue destituido de su cargo por el gobierno provisional de SPD el 4 de enero debido a sus simpatías con la izquierda revolucionaria.