Publicado por vez primera: En Actualidad
Religiosa no. 1 del CEDI (desconocemos la fecha).
Fuente de la version digital: Partido Obrero
Revolucionario, Sección Boliviana del CERCI, http://www.masas.nu.
Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de
2011.
La primera edición apareció en Cuadernos “Actualidad Religiosa” número uno de CEDI y lleva una nota que dice: “Notas de conferencia, no revisadas por el autor”, Posteriormente fue reproducida por el gobierno Banzer, después del golpe contrarrevolucionario de agosto de 1971, y por “INTI” del ELN, algunas de cuyas notas copiamos.
La presente edición aparece con correcciones hechas conforme a la ayuda memoria que usó G. Lora para la charla que dio en CEDI de la ciudad de Oruro.
La Paz, septiembre de 1997
Esta charla quiero exponerla con la más absoluta humildad y asumiendo una actitud crítica. Les agradeceré que me perdonen si algunas de mis palabras les llegan a molestar, no soy teólogo ni quiero serlo. No soy deista y sí militante político. Muchas veces he tenido que enfrentarme con los hombres de la Iglesia.
En realidad yo tengo mucho que aprender en lo que se refiere a las tendencias nuevas de la Iglesia. En lugar de expositor debiera ser oyente.
Pensé que tal vez sería de algún provecho que exponga con toda sinceridad exponga cuál es la actitud del militante revolucionaria no solamente ante las nuevas tendencias religiosas sino ante toda la Iglesia.
1. Conquistador y conquistado
Un pueblo sojuzgado, conquistado, sabe vengarse del conquistador y concluye conquistándolo. ¿En qué forma? Imponiéndole al opresor sus costumbres y a veces sus mismas creencias, casi siempre siguiendo caminos subterráneos. Tenemos un ejemplo en el sincretismo religioso y que en nuestra tierra podemos palparlo diariamente.
El latinoamericano ha identificado siempre a la Iglesia con el invasor, con el extranjero, con el explotador y opresor. Aunque el sacerdote creía ser el intermediario entre el aborigen y el Dios en el que creía, en realidad no era más que el intermediario entre el aborigen y el Dios de éste. A su modo el nativo, conquistado y dominado, supo deformar al cristianismo y darle un contenido sumamente extraño. En mi largo recorrido por el campo, siempre me extrañó los atributos que el campesino le otorga a Santiago, convertido en el Dios de los rayos, de las tempestades y así lo coloca fuera del cristianismo.
2. Primeros curas rebeldes
A su turno, la Iglesia y sus hombres supieron darse modos para luchar contra los explotados y oprimidos, sirvieron a la clase dominante para aplastar a los rebeldes.
Mas, sería injusto decir que toda la Iglesia actuó así. Estoy sumamente alarmado de que los nuevos hombres de la Iglesia, los curas rebeldes, no reivindiquen los nombres de los primeros rebeldes de la Iglesia, en Latinoamérica y en nuestro país.
En la lucha campesina, muchos sacerdotes han sabido luchar abnegadamente al lado de los explotados. Aquí, en Oruro, hubo un apóstol de la emancipación del campesino, el cura Beltrán, el famoso “cura de Toledo”. Ha editado muchos libros y fascículos bajo el título común de “Civilización de¡ Indio”. Equivocadamente creía que la liberación del indio iba a materializarse a través del alfabeto y de la reivindicación de la cultura autóctona. Pero, aunque equivocado, fue e! pionero de la emancipación del indio.
Más tarde, cuando ya el movimiento obrero era pujante en el país, no todos los sacerdotes fueron enemigos de¡ obrero; hubieron algunos que abrieron el surco, no sólo de las nuevas corrientes de la Iglesia, sino también de las tendencias socialistas.
En mis búsquedas de los documentos de la historia del movimiento obrero boliviano, he encontrado el nombre de un sacerdote, el padre Chávez Lobatón, que fue un militante anarquista; lo apresaron varias veces en el las dependencias de la Federación Obrera Local de La Paz, cuando se encontraba en plena actividad conspirativa y fue llevado al Panáptico Nacional.
Entonces no fue la primera vez que el gobierno boliviano apresó a sacerdotes, los encarceló o hizo campaña contra ellos; en cierta medida es una vieja costumbre nuestra. ¿Y por qué no reivindicarlos? Por otra parte, Chávez Lobatón tuvo una virtud que creo les falta a los curas rebeldes: supo identificarse realmente con la ideología del proletariado y no solamente colocarse al lado de los obreros. Se proletarizó no porque Cristo fue proletario -según nos dicen-, sino porque se soldó a los objetivos y a la ideología de! proletariado. Tengo la impresión de que en sus mejores años, Chávez Lobatón anduvo más lejos que los curas rebeldes actuales.
3. Iglesia e ideología dominante
La Iglesia en nuestro país fue siempre un instrumento de la política de la clase dominante y llegó a integrarse en ésta. Sería materia de discusión decir si la ideología de la clase dominante fue tomada de la Iglesia o si ésta se asimiló a la ideología de la clase dominante. Nos parece que el fenómeno ocurrió de la segunda manera.
El famoso obispo Bosque -valioso por sus muchos quilates intelectuales- fue el campeón de la lucha contra el liberalismo, contra la escuela laica y contra la masonería. Pero este obispo fue, además, el pilar fundamental que ayudó a elaborar la ideología de la clase dominante. De esta manera la Iglesia se sumó a la tropa de explotadores del país.
El clero no era liberal -el liberalismo combatió a la influencia secante de la iglesia y se expresó a través de la masonería-, pero devino en el sostén de los gobiernos liberales, que abrió las puertas del país para la penetración del imperialismo, marcando así a fuego a todo el proceso histórico.
En esa medida, la rebelión del pueblo boliviano y particularmente de los obreros, fue en cierta medida anticlerical; esto porque la jerarquía eclesiástica, la Iglesia en sí, eran portavoces y defensoras de los intereses de la clase dominante, de los explotadores y opresores, del gamonalismo y del capital foráneo.
4. Las nuevas tendencias
Si no hubiésemos conocido a esa capa de sacerdotes rebeldes venidos desde el exterior, seguramente habríamos seguido en la misma actitud tradicional frente a la Iglesia. Ha sido por ese canal de los sacerdotes extranjeros eros que se han filtrado las nuevas tendencias generadas en el seno de la Iglesia.
Según tengo entendido, fue a partir del año 1957, se van organizando encuestas en Latinoamérica para encontrar cuál debe ser la actitud del cristianismo en un continente convulsionado y de cambios radicales. En Bolivia tenemos un único núcleo -conocido con el nombre de ISAL- que nos transmite estas nuevas tendencias en rebelión y sus experiencias.
Un país tan insular como el nuestro, encerrado en medio de sus montañas inaccesibles -son sobre todo los extranjeros los que palpan esta realidad-, sabe muy poco del movimiento Golconda, de los curas del Tercer Mundo de Argentina o de la Iglesia Nueva de Chile, etc. Nosotros solamente conocemos lo que hacen y lo que dicen los curas extranjeros organizados en ISAL.
Es indudable que el hecho de que los sacerdotes -diremos su vanguardia- se aproximen al pueblo, midan sus angustias, sus problemas, y luchen junto a él, constituye un paso progresista. Seguramente los hombres de izquierda de todas las latitudes del mundo, ven con simpatía esa actitud de una parte de la Iglesia, que es su aliada en la lucha diaria.
¿Inexplicable lo que está sucediendo? Los curas rebeldes no atinan a explicar el problema en toda su dimensión. La respuesta que dan queda engloba en lo que ahora se llama “teología de la liberación”. En realidad, se esfuerzan por ir adaptando la Biblia a la sociedad en convulsión.
1.La revolución social
Creo que falta descubrir la raíz de la crisis actual de la Iglesia, porque se trata de una verdadera crisis y acaso de una crisis definitiva.
Nos parece que, en realidad, es la consecuencia o el reflejo de un fenómeno concreto, del desmoronamiento del orden social burgués mundial, que arrastra a toda su superestructura ideológica. Nuevamente, la crisis de la Iglesia es parte de la desintegración de esa superestructura.
Extrañará que diga que la rebelión de ISAL es esencialmente un fenómeno político, una expresión de la lucha de clases, que rompe la suposición de que todos los hombres son iguales entre sí, hijos de Dios.
Nosotros -los revolucionarios bolcheviques, trotskystas- y los sacerdotes que militan en ISAL, siguiendo la ruta de la praxis revolucionaria, buscamos resolver, superar positivamente, la contradicción fundamental que se da en la base estructural económica de la sociedad, entre fuerzas productivas super desarrolladas -gran dominio sobre la naturaleza- y las relaciones de producción o, en la actualidad, gran propiedad burguesa de los medios de producción, que se han trocado estranguladoras, reaccionarias. El exacerbamiento de esta contradicción se exterioriza a través de las crisis económicas cíclicas y de las guerras internacionales por el control del mercado mundial. La lucha entre proletariado y burguesía refleja en el plano social la contradicción que se da en la estructura económica. La política revolucionaria -lucha de clase contra clase- tiene a resolver esa contradicción, por eso se dice que es economía concentrada.
Es indudable que el pensamiento de los sacerdotes de ISAL es totalmente contradictorio porque se resisten a analizarse como parte de la crisis de la super-estructura de la actual sociedad en descomposición. Estamos frente a un fenómeno universal porque nos encontramos en medio del ciclo de la revolución social, cuando una clase social envejecida será reemplazada por otra en el poder.
La burguesía ya caduca se desintegra comenzando por sus capas intelectualizadas, aquellas que pueden comprender por qué las capas insurgentes, la vanguardia del proletariado, llevan en sus entrañas el porvenir de la historia. Y así como el movimiento obrero revolucionario asimila a la clase media e inclusive a individuos de la burguesía, así también arrastra detrás de sí a una parte de la Iglesia, como vienen demostrando los hechos.
¿Los de ISAL han comprendido que son parte de este proceso? Y si es así no expresan que forman parte del ejército proletario, que es el ejército revolucionario.
2. Los de ISAL cambiaron de trinchera
Cuando uno escucha los argumentos de los sacerdotes rebeldes se tiene la impresión de que ellos se consideran los causantes de la crisis de la sociedad en la que vivimos, que con sus ideas nuevas y atrevidas han generado la bancarrota de la estructura social caduca, cuando la verdad es a la inversa. En la actitud de los de ISAL se percibe que sigue aflorando la religión.
Es la crisis de la estructura social la que ha ocasionado en los sacerdotes “alzados” -para usar un término tan caro a los campesinos rebeldes- una crisis en su fe, les ha obligado a cambiar de trinchera. Bien decía el padre José (?): “Los curas extranjeros -sobre todo los oblatos que llegaron a Siglo XX, Editores- vinieron para combatir al comunismo y han resultado aliados del comunismo”. Es claro que ellos han cambiado de trinchera.
¿Y por qué antes no sucedió algo parecido? Sencillamente porque la sociedad nuestra -la latinoamericana- no sufrió una crisis tan profunda como la actual y que, ni duda cabe, abarca a toda la tierra. No estuvo presente, como ahora, un polo aglutinados y potenciados de la toma de conciencia de algunos sacerdotes.
3. ¿Adaptación o acaso desorientación?
¿A que puede llevar la falta de comprensión de este fenómeno? Ciertamente que a un callejón sin salida. Un cambio tan profundo en la conciencia de los sacerdotes no puede menos que ser un proceso por demás contradictorio, conflictivo. La religión es una doctrina extremadamente conservadora -no en vano parte y acaba en la fe- y los cambios que se operan en ella son casi imperceptibles y lentos en extremo.
Los sacerdotes rebeldes se empeñan desesperadamente por no abandonar su vieja fe, su religión y por eso la retocan de socialismo. Tercamente se aferran a la Biblia porque esperan que ésta ayudará a transformar a los poderosos, a los opresores y explotadores en amigos y protectores -en fin en amigos- de sus esclavos modernos. En fin..., no en vano todos son hijos de Dios. Siguen aplicando y adaptando la religión a las nuevas circunstancias económico-sociales. Veremos seguidamente cuáles son las consecuencias de todo esto.
Hay dos formas se analizar y seguir el movimiento de transformación de la sociedad capitalista, vale decir, la revolución social. Para el marxismo, para la ciencia social, estamos hablando de la transformación cualitativa del capitalismo -revolución- como una necesidad histórica, consecuencia del desarrollo cuantitativo suficiente de las fuerzas productivas; este crecimiento gradual, progresivo y pacífico, en determinado momento, se trueca en salto cualitativo, violento.
En nuestra época en la que domina el imperialismo, es la clase obrera -por ser la expresión de las fuerzas productivas- la que encarna el impulso revolucionario capaz de materializar las leyes de la historia. todo esto es consecuencia de que el mundo está dominado por el capitalismo monopolista en decadencia. De manera inmediata es de esta realidad que parte la preeminencia política, como fuerza revolucionaria, del proletariado. El imperialismo en descomposición impone la necesidad inaplazable de la revolución sino se quiere que la sociedad sea empujada hacia la barbarie. Es también la realidad objetiva del capitalismo la que impone la necesidad del uso de la violencia por las masas, pues se trata de transformar cualitativamente una sociedad basada en la explotación del hombre por el hombre y que expele violencia por todos los poros. Pero, no puede aplicarse un criterio maniqueista cuando las masas recurren a la violencia, no diremos que es bueno o malo, sino necesario por imposición del desarrollo de la propia sociedad.
Como vemos, el proceso de la revolución social exige una explicación científica, no es suficiente la dada a la luz de la fe. Es indudable que el evangelio, por mucha importancia que tenga, no puede explicar este fenómeno. Y los sacerdotes rebeldes no podrán encontrar su camino y no dejarán de ir de tumbo en tumbo como hasta ahora, sino logran apoderarse de esta explicación científica, sino se convierten en marxistas, lo que importan que abandonen la fe como guía de todos sus actos. De la dubitación en este terreno arranca la mayor de la crisis en la cabeza del sacerdote de nuestros días. Superar la crisis que se vive quiere decir abandonar la fe para adquirir la conciencia del rol histórico que debe cumplir el que se ha rebelado contra el orden social burgués.
Todo esto no quiere decir que nosotros marxlenistas-trotskystas no demos la debida importancia a los que se vienen rebelando dentro de la Iglesia; contrariamente, para nosotros tiene una enorme significación, pues se trata de aliados valiosos en la lucha diaria. ¿Por qué?
En primer lugar, por su gesto que importa incorporar a la lucha que timonea el proletariado revolucionario a elementos valiosos que mantienen contacto diario con los explotados y oprimidos.
En segundo lugar, porque se derriba así uno de los pilares de sustentación fundamentales de la sociedad actual, esto al quebrarse la Iglesia internamente. No puede haber la menor duda que la Iglesia ha sido y sigue siendo uno de los grandes poderes que mantiene en pie al régimen capitalista.
Que nosotros revolucionarios encontremos aliados en el seno de esta institución sostenedora del poder capitalista, no puede menos que alegrarnos. Diríamos la misma cosa si lográsemos penetrar vigorosamente al seno de las fuerzas armadas.
Pero eso no impide que critiquemos a nuestros aliados valiosos, lo hacemos porque buscamos potenciar su rebelión contra la Iglesia y el propio cristianismo. Lo que sigue es una crítica que tiene tal sentido.
1. La generocidad de ISAL
Tomo como ejemplo y como tema de mi argumentación uno de los documentos de ISAL, que dice:
“Nosotros no queremos el poder, hacemos renunciamiento de esa actitud, no somos paternalistas, no hacemos competencia con ningún partido político, simplemente colaboramos con todos”. ¿ Qué significa esta actitud? Aparentemente es un renunciamiento admirable, pero lleva a equívocos inadmisibles.
¡Qué finalidad estratégica propone ISAL, teniendo en cuenta que este requisito supone la lucha de clases? Aparentemente ninguna, pero en, realidad busca cooperar con todas las tendencias y los hombres de buena voluntad. Parece apartarse de la política, pero ese grupo prepara el terreno para ser absorbido por los politiqueros, por los pequeñoburgueses impostores, que un día se disfrazan de ultristas y en otras oportunidades parecen como democratizantes, etc. Parece no tener idea de las clases sociales ni del rol que cumplen conforme al lugar que ocupan en el proceso de la producción. Reiteramos que la política es lucha de clase contra clase, este es un problema de primerísima importancia.
Todo partido político define su contenido de clase conforme a la finalidad estratégica que persigue, de manera franca o encubierta.
La lucha de clase contra clase es política porque tiene como objetivo central conquistar el poder. De manera concreta, no estamos hablando de que tal o cual caudillo se convierta en presidente de la república, sino de que el proletariado-clase instaure su dictadura. Marx sintetizó su pensamiento al afirmar que cuando se da la lucha entre burguesía y clase burguesa se plantea la perspectiva de la dictadura del proletariado. El revolucionario entrega su vida para contribuir a la liberación de los explotados, el aplastamiento de la burguesía.
No hay numerosos partidos políticos revolucionarios sino uno solo, esto porque el proletariado tiene una invariable finalidad estratégica y el partido con capacidad para sepultar al orden social burgués es el que la encarna. ISAL desvaría, pierde el norte de la conquista del poder por la clase obrera cuando sostiene que desinteresadamente coopera con todos los que aparecen prometiendo comportarse como revolucionarios, esta es una forma de traicionar al proletariado.
Para llegar al poder hay que desarrollar una firme lucha contra los partidos reformistas, contra los colaboracionistas y en nuestro país contra los democratizantes.
Otra conclusión que la planteamos de manera franca y valiente. La lucha de clases también se concretiza como la lucha del partido del proletariado contra los otros partidos que encarnan los objetivos de las demás clases sociales. Al poder se llega necesariamente por el camino de la lucha del partido de la clase obrera contra los otros partidos.
Los poristas somos marxleninistas-trotskystas, el Partido Comunista de Bolivia también se reclama del marxismo -aunque, en verdad, es stalinista, vale decir negación del socialismo científico-; por todo esto, para triunfar, encarnando el triunfo liberador de la clase obrera, estamos obligados a aplastar políticamente en el camino al PCB, esto porque encarna a la contrarrevolución y es pro-burgués, no solamente en Bolivia sino en todo el mundo.
Se nos objetará: ¿entonces por qué el Partido Obrero Revolucionario, integrante de la Cuarta Internacional, que es el Partido Mundial de la Revolución Socialista, propugna insistentemente la puesta en pie del frente de izquierdas, en el que necesariamente estará incluido el PCB? Respondemos con firmeza y sin ocultar nada: decimos que el frente de izquierda, que abarcará a no pocos partidos que se reclaman de la izquierda, de la revolución, de los explotados, etc., debe conformarse alrededor del programa que exprese la política revolucionaria del proletariado, sabiendo que los otros partidos lo traicionarán en su actividad diaria, traición que se convertirá, en manos del POR, en material para desenmascarar ante las masas esas traiciones y así ganar políticamente a las bases de las otras organizaciones para el programa purista. El frente de izquierdas tiene que servir para potenciar al POR, vale decir, al movimiento revolucionario, para aproximar a las masas hacia la victoria.
Llegamos a la conclusión de que la lucha de ISAL carece de sentido. Su actividad política -es eso, aunque diga que no quiera hacer política- no da orientación ni una meta a las masas; porque éstas no actúan políticamente ni van a llegar al poder como masa amorfa; eso no va a ocurrir. Las masas serán dictadura del proletariado cuando cobren conciencia y se organicen políticamente en partido. Ya Marx dijo que será gobierno “la clase obrera consciente, organizada en partido político. El partido es conciencia de clase”. Si la agrupación llamada Iglesia y Sociedad en América Latina (ISAL) no pretende encarnar la conciencia de clase, precisamente, y rechaza ser Partido (así con mayúscula), no podrá jugar un rol decisivo en la lucha política y menos en la emancipación de los oprimidos. Esta es una de sus más grandes limitaciones, que puede llevarle al fracaso total de los propósitos que proclama ahora.
Surge la pregunta, ¿qué falta para que ISAL se supere? Tal es el gran dilema. ISAL debería convertirse en marxista, abandonar sus ideas religiosas. Tendría que proletarizarse, esto significa más que ser amigo de los obreros y vivir junto a ellos. Los curas de las minas hacen eso, están con los pobres, viven sus penas y sus angustias.
Proletarizarse quiere decir: “identificarse con los objetivos históricos de la clase, con su ideología”. Como dice José: “esa ideología es el marxismo”. Si realmente buscan convertirse en carne de la carne proletaria no tienen que conformarse con ser curas de los mineros, tienen que identificarse con los objetivos centrales de su lucha, en fin, tienen que convertirse en militantes marxistas, no tienen más salida.
2. ISAL anarquista
Otro párrafo del citado documento: “Nosotros denunciamos todos los excesos, todas las injusticias, todas las opresiones de este Estado y también del Estado socialista”. Esta es una posición antiobrera, se han deslizado hacia la concepción anarquista negativa, inoperante. La lucha de clases y menos la construcción de la nueva sociedad se basan en la armonía, en la paz y el amor entre los polos extremos de la sociedad. Para llegar al comunismo hay que destruir a la vieja sociedad, al enemigo de clase.
La clase obrera está obligada a estructurar su Estado -que siempre tiene un contenido clasista-, que será una dictadura opresiva para los restos de la burguesía. No se puede negar que la dictadura del proletariado empleará la violencia contra el conspirador proimperialista, agente de los opresores.
¿Cuál será la actitud de ISAL en este caso? Si permanece fiel a lo que escribe ahora, se transformará en contrarrevolucionario, luchará contra el Estado obrero. Seguramente los sacerdotes rebeldes de hoy quisieran de un salto pasar por encima de todo Estado, este sueño es puro anarquismo. Esta posición es repetida por toda la Iglesia nueva. Helder Cámara, para explicar a un periodista la teología de la liberación, tomo el siguiente párrafo de Fragoso: “La sociedad humana no puede ser asimilada a la Iglesia, y la Iglesia no puede imponer las escrituras sagradas como código civil o como código económico, la sociedad humana se va a construir de acuerdo a sus métodos autónomos”. Como explicación es insuficiente y revela las limitaciones de los hombres que permanecen dentro del esquema de la Iglesia.
Será la sociedad que al transformarse transforme a la Iglesia y determine su desaparición. Es evidente que la Iglesia no tiene posibilidades de transformar a la sociedad, pero tampoco puede escapar a las consecuencias de la transformación de esta última.
La rebelión de los sacerdotes dentro del esquema de la Iglesia es un anacronismo histórico y por eso corre el riesgo de fracasar. En el siglo XVI, la rebelión de los campesinos tuvo necesidad de la careta religiosa que fue la Reforma y la propia rebelión de la burguesía siguió este canal. Ahora también la rebelión de los curas es un canal de la proletaria, pero no es el único e insustituible. Ahora el proletariado revolucionario tiene su ideología y su instrumento partidista propios, no precisa de caretas. No es casual que los rebeldes de la Iglesia giren alrededor de la expresión consciente del instinto comunista de la clase obrera: ¿se hacen o no marxistas? Así se plantea una cuestión de vida o muerte de la rebelión dentro de la Iglesia, pero no toda rebelión es obligadamente revolucionaria, puede también ser conservadora.
3. ISAL, partido político
De entrada ISAL se considera un frente. Dice: “Agrupa a gentes -suponemos que son cristianas, Red.- de diferente tendencia política: sacerdotes, laicos, protestantes, etc.” En cierta manera viene a cumplir lo que tanto tiempo se ha buscado, un frente político de los partidos y gentes de izquierda. Hay que concluir obligadamente que ese frente está dirigido por la columna vertebral de ISAL, por los curas rebeldes. Deducimos que no es tan cierto que ellos no pretendan ser dirección política, pues en la práctica ya son eso. Pero son una dirección política inconsciente, que es lo peor que puede ocurrirles a los que actúan en política, pues pueden concluir sirviendo al enemigo de clase. En un frente político alguien tiene que dirigirlo. Sostenemos que esa dirección tiene que estar en manos del partido de la clase obrera.
Pese a que los de ISAL dicen no hacer competencia a los partidos políticos, de una manera contradictoria los critican, lo que es explicable. Hay que concluir que el que critica busca ocupar el lugar del criticado. A José se le ha escuchado criticar acerbamente -desde esta tribuna- al PDC. Uds. saben que el PDC se autocalifica partido de izquierda y de los obreros, otra cosa es que no lo sea. El PDC también podría decir que el POR no es partido obrero.
La única manera que se tiene de demostrar si la crítica es cierta o no es confrontándola con los hechos. Tenemos que ver bajo qué dirección los obreros tomarán el poder y ver qué hace aquella en poder, entonces veremos si ese partido es o no obrero. Mientras tanto no queda más recurso que constatar si el programa partidista expresa o no la finalidad estratégica del proletariado.
Si tomamos en cuenta que ISAL critica a los partidos, quiere decir que inconscientemente busca ser dirección. En este plano estaría por debajo de los sindicatos, que de manera expresa quieren reemplazar a los partidos.
¿A qué nos conduciría el predominio de ISAL en el movimiento político? A reducir al proletariado a la condición de un rebelde decapitado, sin cabeza, que no sabría a dónde ir. El aspecto negativo de ISAL radica en su poca capacidad para definir el problema del poder, que tiene mucho que ver con su incapacidad para definir el verdadero rol del partido. Uno de los problemas básicos de la política liberadora radica en saber si debemos o no construir el partido de la clase obrera. Si tenemos que construir y esta es la respuesta a tal cuestionamiento, ISAL debe estar ahí para cumplir su misión revolucionaria.
En esta época de convulsión social, la actividad más noble, más abnegada, más generosa y heroica es, indudablemente, la actividad política revolucionaria. Aplicando al problema lo dicho por José diríamos que ellos al ir al partido revolucionario irían nuevamente al encuentro de Cristo, al encuentro de su verdadera fe.
Si los curas rebeldes se resisten a identificarse como partido concluirán colocándose al margen de su propia realización y si deciden ser partido tendrán que decirnos cuál será el gobierno que van a poner en pie. Tendrán que abandonar esa actitud negativa, reaccionaria, de combatir toda injusticia y violencia, así en abstracto.
4. Un clero vacilante
¿Cómo ve el grueso de la gente la actitud de los sacerdotes rebeldes? Claro que ve con simpatía, pero no distingue con claridad entre jerarquía eclesiástica, el grueso de los sacerdotes y la minoría de ellos. Esto sucede porque tradicionalmente para el hombre de la calle la Iglesia es una entidad única, es su jerarquía. Algún sacerdote decía ayer que los obispos tienen poca influencia; puede ser, pero para el pueblo son la encarnación de la Iglesia.
Un ejemplo. Para el hombre de la calle la actividad que realizan los sacerdotes rebeldes está encarnando los discursos y escritos contradictorios del obispo Manrique, que para ellos es otro rebelde, aunque se puede demostrar que su furia frente a la actitud de los nuevos curas es el reflejo de su adhesión al Estado, al gobierno, a los opresores, etc.
Hay un otro problema. La mayor parte de los curas rebeldes son extranjeros. En este país atrasado, semicolonial, no solamente tratándose del clero sino en todos los aspectos, el extranjero es el gringo opresor y explotador, al que comparan con el demonio. Los campesinos dicen: “Diuspis Diuschari, gringoca gringopuni”. Dios será Dios, pero más puede el Diablo, etc.
El lado más débil de la Iglesia en Bolivia es el estar conformado en gran parte por extranjeros o el que éstos sean los más visibles, sobre todo por ser gringos. En cierta medida hay que nacionalizar la rebelión dentro de la Iglesia. No hay que olvidar que solamente el 20% del clero son bolivianos.. Ni .duda cabe que para que el ejemplo de ISAL sea más poderoso ahí deben estar los curas bolivianos.
Ocurre una cosa similar en el campo revolucionario. Uno de los defectos del foco armado del Sudeste radicó en que el Che tenía la piel blanca y, por esto, a los campesinos les parecía un invasor. Se precisa un proceso político largo para que un campesino pueda encarnase en un hombre blanco.
El fenómeno revolucionario es nacional por excelencia, Es el resumen no sólo de la historia y de la economía del país, sino también de sus tradiciones y de sus prejuicios. La revolución tienen que hacerla los bolivianos, los hombres de piel tostada no va a ser posible que la hagan los hombres blancos.
Este es otro de los aspectos negativos de ISAL. Nosotros nos identificamos con su rebelión, pero la actitud del pueblo no es la misma. Hay una contradicción -abierta o latente- entre clero nacional y extranjero, esto por muy internacional que sea la Iglesia. Los revolucionarios deben superar esta contradicción.
Conclusión
Para el marxismo la Iglesia desaparecerá bajo el comunismo, porque el hombre logrará dominar todas las leyes de la naturaleza. Mas, en la etapa transitoria -sobre todo en Bolivia- sería absurdo abolir la Iglesia por decreto, eso se dará como consecuencia del desarrollo social, de la desaparición de explotados y explotadores. La Iglesia se disolverá en la sociedad, sin esperar decreto alguno.
En ISAL hay una falta de comprensión de las leyes de la historia, por eso algunos sacerdotes rebelados adoptan una actitud paternalista frente a las masas, inclusive cuando han desembocado en el foquísmo.
Camilo Torrez, después de haber organizado el Frente Unido con los demócrata-cristianos, comunistas y una parte de la izquierda liberal y haber fracasado en su intento de exagerar la importancia del Frente Unido, dice: “Ahora estoy en las montañas y estoy en la lucha armada”, precisamente porque ha visto fracasar al grueso de las masas en la actividad revolucionaria. Considera que las masas están atrasadas; entonces él se lanza a dar el ejemplo, empuña las armas, esperando seguir seguido. En Bolivia, Néstor Paz quiere enseñar el camino para libertar al país y cree que está haciendo la revolución, para luego entregarla como un obsequio al pueblo. Todos ellos asumen una actitud paternalista, reemplazan a las masas y así preparan la derrota de los oprimidos.
Los sacerdotes rebeldes cuando toleran o se suman al foquismo se desplazan al campo contrarrevolucionario. El foquismo al destruir la posibilidad de formación del partido político y al alejar a las masas de su lucha revolucionaria, se convierte en un obstáculo en el camino de la victoria.
No se trata de morir simplemente. ¿Qué es lo que se desprende de las palabras tan generosas de José?: “No se trata de morir, no se trata de comprometerse; hay que saber cómo morir y cómo comprometerse. Es decir, hay que saber escoger el método de la revolución.” No todos los métodos ni todos los caminos conducen a la revolución, solamente algunos métodos nos sirven para conquistar el poder político. Los métodos adecuados son los que levantan a las masas oprimidas, las politizan y las orientan hacia el poder; solamente estos métodos sirven a la revolución; los otros métodos las apartan de su finalidad estratégica y pueden obligarlas a desembocar en la contrarrevolución.
“Abrimos nuestras columnas a nuestro amigo Guillermo Lora, quien analiza la evolución de la Iglesia de Bolivia desde un punto de vista sociológico. Varios de nuestros lectores no estarán totalmente de acuerdo con esa visión. Creemos sin embargo que esa exposición ayudará positivamente a la reflexión, no solamente de los componentes de Iglesia y Sociedad en América Latina, sino de todos los cristianos comprometidos”.
“Curas revolucionarios instrumentos de la tesis trotskysta. Rol de tontos útiles de obispos y religiosos revolucionarios.
“Hippismo jesuita”
“Sermón de las Siete Palabras. Viernes Santo, por el crucificados de N. S. Jesucristo, José Foster, baturro español. Decorados y Escenificación Radio Fides.
“Odio. Violencia. Subversión. Rebelión. Muerte. Los católicos debemos matar a los militares masacradores. “Solamente el marxismo es nuestra salvación”.