Pronunciado: El 15 de diciembre de 1992.
Primera vez publicado: En forma radial el 15 de diciembre de 1992 en Cadena Nacional de Radio y Televisión en todo El Salvador.
Investigación y Transcripción: Reynaldo Contreras Valle. Agosto de 2006.
Señor Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas
Don Boutros Boutros Ghali;
Señor Vice presidente del Gobierno de España y demás señores representantes de los gobiernos de los países amigos del Secretario General;
Señor Vice presidente de los Estados Unidos de América,
Señores Cancilleres;
Señores Nuncio Apostólico y demás autoridades eclesiásticas;
Señores embajadores y demás funcionarios representantes de todos los países que nos distinguen con su presencia en este solemne acto;
Señores miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en nuestro país;
Distinguidos invitados, amigos y compañeros, salvadoreños todos:
Este día se consuma el cese del enfrentamiento armado, hemos cumplido un cese de fuego impecable y ejemplar sin igual en el mundo de hoy, el FMLN demostró así que ha hecho una apuesta seria y firme a la paz y no un juego de apariencia.
Los logros alcanzados hasta este día son grandes; en ello hemos basado nuestra decisión de finalizar la existencia de nuestro ejército y concurrir a esta ceremonia.
Se realizó una fundamental reforma de la Constitución que supedita claramente el poder militar al gobierno civil generado democráticamente.
Se creó la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, se separó la Fuerza Armada de la atribución de mantener el orden público y se creó para ello la Policía Nacional Civil con una nueva doctrina.
Se sentaron los fundamentos para la reforma de la administración de justicia y para una reforma del sistema electoral que lo haga instrumento transparente y confiable de la democracia, se emitieron leyes y adoptaron decisiones que dan vida a la reforma constitucional y a otros acuerdos, nos referimos a la supresión de la Guardia Nacional y la Policía de Hacienda, la supresión del reclutamiento forzoso y la creación de un nuevo sistema de servicio militar y reservas, la supresión de las defensas civiles y del servicio territorial del ejército.
Fue suprimida institucionalmente la Dirección Nacional de Inteligencia, dependiente de la Fuerza Armada y creando el Órgano de Inteligencia del Estado dependiente de la Presidencia de la República.
Se nombró el Consejo Académico de la Escuela Militar con número igual de militares y civiles incluído un representante del FMLN. Al contrario de las opiniones de que esta sería una mezcla imposible, el Consejo Académico ha trabajado en armonía, en la reforma de la educación militar conforme a la nueva doctrina.
Se aprobaron leyes que sujetan el régimen de control contra el enriquecimiento ilícito a los militares y adecúan la jurisdicción militar a los nuevos términos constitucionales.
Se procedió a la disolución formal de los batallones de reacción inmediata Bracamonte, Belloso y Atlacatl, a los cuales seguirá la del Atonal y Arce.
Aunque estos pasos en la reforma y reducción militar a nuestro juicio adolecen de insuficiencias, distorsiones y hasta de algunos escamoteos, está en marcha toda una restructuración que en definitiva saldrá adelante con el viento a favor de la mayoría de la nación y de los mismos oficiales del ejército.
Se produjo el hecho sin precedentes de qu una Comisión Ad Hoc integrada por civiles salvadoreños, escogió en base al consenso de las partes, ha decidido la depuración del cuerpo de jefes y oficiales.
Sus conclusiones son de obligatorio cumplimiento, deben sin falta consumarse, esto dá a los militares la oportunidad histórica de encauzar a la institución por los nuevos derroteros congruentes con la democracia, el pueblo entero aplaudirá esta obra, el FMLN aspira a reconciliarse con esa Fuerza Armada renovada en aras de la estabilidad de la paz y la democracia.
La Comisión de la Verdad dará a conocer su informe en enero, se emitieron las leyes de la Policía Nacional Civil y la Academia Nacional de Seguridad Pública, la Academia, aunque con retrasos está preparando los primeros contingentes del personal que incluyen ex-combatientes del FMLN, la PNC comenzará a desplegarse en enero de 1993, iniciando la sustitución de la actual Policía Nacional conforme los Acuerdos.
Se emitió la ley del Consejo Nacional de la Judicatura, uno de los instrumentos más influyentes de la reforma, saneamiento y cualificación de la administración de justicia.
Se emitió la ley de protección de los lisiados y discapacitados por la guerra que beneficia tanto a ex-combatientes del FMLN como de la Fuerza Armada, y a personas afectadas de la población civil.
Se aprobó un nuevo código electoral bajo cuyas normas se realizarán ya las elecciones generales de 1994; toda esta nueva legislación necesitará quizás mejorarse y esa labor se cumplirá sin duda en base a los resultados de las elecciones de marzo de 1994.
Se concluyó la verificación del inventario de tierras presentado por el FMLN y se ha incrementado su transferencia a los tenedores y ex-combatientes.
Con varios meses de retraso, se instaló el Foro Económico Social y aún no arroja resultados dignos de mencionarse, pero el Foro existe y seguirá ahí abriendo pasos, la concertación no cuesta descubrirla, sería la multiplicación de la confrontación social.
Ayer al finalizar el día, el Tribunal Supremo Electoral ordenó el registro legal del FMLN y le otorgó personería jurídica como partido político. Este paso se obstaculizó largamente por algunos políticos que insisten en mañosas ideas de cerrar los cambios pacíficos, los caminos pacíficos, que fue lo que precipitó el conflicto armado, pero la nación quiere paz y democracia.
Este balance nos llevó a tomar la decisión de concluir el período de la paz armada: pasar de la negociación a la firma de los acuerdos y a la paz armada fue un enorme proceso que produjo un radical cambio positivo en la vida cotidiana. Este cambio incrementó la voluntad nacional de afianzar la paz, dinamizar la armonía y avanzar hacia la democracia y la justicia.
Aunque estamos sufriendo una ola crecida de delincuencia común, la situación en conjunto no se parece a la guerra, ni a la crisis de la paz que muchos vaticinaban; este ha sido el resultado de una voluntad firme y madura de sostener la paz buscada por ambas partes. Ahora hemos terminado la paz armada y le estamos dando paso a la lucha política y cívica; este es un avance aún más significativo, todo el pueblo, toda la nación, todos sus sectores queremos mantener la paz y darle una oportunidad al progreso; por efecto de pequeños y muy minoritarios agrupamientos de estos grupos recalcitrantes surge la repentina amenaza de que una vez que hemos dejado las armas nos diezmarán, acabarán con nosotros mediante la guerra sucia.
Cuando iniciamos la lucha armada no teníamos armas, pero sí mucha convicción, voluntad y calidad revolucionaria; por eso nos apoyó gran parte del pueblo y recibimos tanto apoyo mundial; por eso mismo conseguimos las armas y es por ello que pudimos combatir como lo hicimos.
Al dejar las armas no estamos abandonando nuestras convicciones ni nuestra calidad revolucionaria; ahora tenemos además una inmensa experiencia; el pueblo todo hizo una gran experiencia y ha crecido su apoyo al FMLN.
La comunidad internacional está activamente comprometida con nuestro proceso de paz; a esto nos atenemos; nadie puede considerarnos indefensos ni solos.
La paz, la democracia, la justicia, la reconciliación, son la marcha hacia la properidad y la asfixia de esos grupitos recalcitrantes e incorregibles. Para fortalecer esta evidente voluntad nacional, el FMLN decidió poner fin al período de paz armada; el FMLN mantiene así su propuesta por la paz.
Reafirmamos hoy, como en Chapultepec, que no nos arrepentimos de ninguna de las etapas y formas de nuestra lucha, la cual ha traído a El Salvador este momento; seguimos y seguiremos siendo revolucionarios fieles al pueblo pobre y trabajador, actor verdadero y sostén de esta lucha, y al mismo tiempo nos sentimos orgullosos de ser participantes protagónicos junto con la más amplia y creciente diversidad de sectores sociales y políticos de esta revolución democrática que se desarrolla por caminos singulares muy salvadoreños.
Compatriotas, esta hora de nuestra historia en el deslinde de dos siglos y dos milenios es crucial; dejará una profunda bien hechura en el futuro de nuestra nación. Es una hora en la cual debe mirarse largo, hacia adelante y decidirse a participar y aportar. Hay espacio y tareas para todos.
Quedan acuerdos pendientes de cumplir y ha sido asumido con toda claridad el compromiso de continuarlos todos hasta el final.
Viene el decisivo año 1993, durante el cual se desenvolverá una lucha política que medirá sus frutos en las elecciones de 1994.
El FMLN desea que de ella surja un gobierno de todas las fuerzas comprometidas con el programa democrático contenido en los Acuerdos de Paz.
El mundo está en una hora de cambios en interdependencias creciente, nuestro continente está inmerso también en novedades. La semana pasada el pueblo uruguayo rechazó el programa neoliberal del gobierno; el 3 de noviembre el pueblo de los EE.UU. hizo algo parecido en las elecciones presidenciales.
Hace no mucho tiempo los brasileños dieron un altísimo ejemplo al destituir por corrupción al Presidente de su país, abanderado del modelo neoliberal, y Venezuela volvió a ser estremecida por acontecimientos que emergen en fin de cuentas del descontento generado por similares motivos. Estos acontecimientos dejan muy claro que no se puede hacer democracia multiplicando la pobreza y tampoco puede haber justicia social sin resolver la pobreza y la miseria.
Tras el derrumbe del modelo de socialismo estatista en Europa del Este y la Unión Soviética, no hay indicativos de que la crisis tocó fondo en esa región; eso lo subrayan la increíble brutalidad de la guerra en Yugoslavia y en las repúblicas sureñas y asiáticas de la desaparecida Unión Soviética, mientras que en Europa Occidental se desliza en desusadas conmociones económicas y fenómenos políticos que se creían definitivamente enterrados en el pasado.
Crece la miseria, el hambre y el atraso de las dos terceras partes de la humanidad con respecto a los países ricos del norte occidental.
Estamos, pues, en una época de readecuaciones y cambios mundiales, y nuestro proceso de paz y democracia nos coloca en una situación ventajosa. Tenemos la posiblidad de marchar hacia la concertación y evitar la polarización y confrontación, de marchar hacia la integración y la paz regionales como un puente más seguro, para una inserción estable y provechosa de Centroamérica en el mundo acelerado de hoy y evitar el aislamiento corrosivo, de marchar a la modernización de la reconocida capacidad producida de nuestro pueblo y no hacia el costal sin fondos del constante agrandamiento del subdesarrollo. Sólo la paz, la libertad, la democracia y justicia social pueden obrar el milagro que despeguemos pronto hacia el desarrollo sostenido y hemos sentado las bases para lograrlo. En esas bases están fundidas decenas de miles de vidas, muchísima sangre y sufrimiento de todos los caídos en la guerra que ahora estamos dejando atrás. El encargo que ellos nos dejaron, es buscar modelos nuevos que combinen el crecimiento y la eficacia económica con justicia social, el desarrollo sostenido con la democracia. Ellos requieren concertación, creatividad, hondos cambios estructurales, estabilidad y gobernabilidad.
Este será el contenido esencial del debate político durante 1993-94; me refiero a todos los caídos, a los que lucharon con la Fuerza Armada, a los lisiados de ambos, a los familiares de todos, a menudo familiares de uno y de otros; me refiero asímismo a los que cayeron o que fueron lisiados, sin formar parte de ninguno de los dos lados en el enfrentamiento: nuestro homenaje a todos ellos.
El FMLN desea asímismo rendir homenaje a todos los que siendo hijas o hijos de otros pueblos del mundo vinieron aquí a dar su vida, a dar su sangre o su trabajo en favor de los ideales comunes y movidos por su humanismo sin partido.
Deseamos hacer especial reconocimiento a la constante contribución de todas las iglesias a la búsqueda de la paz y la justicia; deseamos dirigir una especial mención a la labor por la paz y los derechos humanos del Arzobispado Católico de San Salvador, y un homenaje a tantos sacerdotes y pastores que perdieron sus vidas o sufrieron persecusión y destierro. Los padres jesuitas asesinados son símbolos de todos ellos y de todo ello.
Nuestro reconocimiento y homenaje a los periodistas que al costo de numerosas vidas abrieron espacios a la verdad y a la paz. El FMLN desea agradecer la dedicación a la causa de la paz salvadoreña, a las Naciones Unidas, a su Secretario General, Señor Boutros Ghali, a su antecesor Javier Pérez de Cuéllar, y al grupo de países amigos del Secretario General.
Deseamos agradecer una vez más a Cuba y al Frente Sandinista su apoyo solidario durante la guerra y su cooperación para alcanzar la paz. Deseamos reiterar nuestros agradecimientos a México por su hospitalidad ilimitada al proceso negociador y a muchos de nosotros. Expresamos nuestro reconocimiento a España, por su papel dinámico en favor del cumplimiento de los Acuerdos y en la construcción de la Policía Nacional Civil.
Deseamos reconocer una vez más el comprometimiento político y económico de los Estados Unidos con la causa de la paz en nuestro país.
Agradecemos a todos los países que aportan donaciones y otras formas de cooperación económica y técnica hacia nuestro país y su reconstrucción, aquellos como la Comunidad Económica Europea, España, Suecia, Dinamarca, Canadá, Italia y otros países que mantienen sus aportes a la transferencia de tierras, a la construcción de la PNC, al funcionamiento de COPAZ, de la Comisión Ad Hoc, de la Comisión de la Verdad y a diversos proyectos de contenido social.
El proceso salvadoreño de paz y democracia es sin duda un experimento que vale la pena apoyar porque trae respuestas nuevas y creativas; es un aporte a la construcción de la vida y no a la destrucción y la muerte; es un aporte que dignifica y luce.
Un inmenso agradecimiento a la basta solidaridad popular internacional con nuestra lucha y a todos los que nos han dado y nos dan aliento para continuar luchando.
Conmovidos por la más honda emoción y admiración, dirigimos un caluroso saludo a nuestros compañeros que hasta ayer fueron combatientes y jefes de nuestro invencible ejército guerrillero.
Compañeros: nuevas tareas revolucionarias, ahora pacíficas, les están esperando. No dudamos que pronto aprenderán a hacerlas y lo harán bien.
¡VIVA LA PAZ! ¡VIVA LA DEMOCRACIA! ¡VIVA EL SALVADOR!