La actual situación internacional es turbia, la crisis en los países capitalista-revisionistas se agrava, la política agresiva de las superpotencias engendra cada día nuevos y mayores peligros para la libertad y la independencia de los pueblos y para la paz general. Las teorías burguesas y revisionistas jruschovistas, titistas, «eurocomunistas» y, junto a ellas, también las teorías chinas, son parte constitutiva del gran plan estratégico del imperialismo y del revisionismo moderno para destruir el socialismo y estrangular la revolución.
Dadas estas condiciones, la defensa del marxismo-leninismo, de los principios del internacionalismo proletario, la actitud consecuente y revolucionaria hacia los grandes problemas mundiales, constituyen hoy para nuestro Partido, como para todos los auténticos marxista-leninistas, una tarea fundamental. Nuestra justa lucha debe estimular en los pueblos y los hombres progresistas la confianza en el triunfo de la causa de la revolución, del socialismo y de la liberación de los pueblos. Nuestro Partido está en el camino justo y triunfará, porque con él están los revolucionarios y los pueblos del mundo, porque con él está la verdad marxista-leninista.
Los marxista-leninistas y los revolucionarios en todas partes del mundo ven que el Partido del Trabajo de Albania defiende el marxismo-leninismo, cuando otros lo atacan, que defiende los principios del internacionalismo proletario, cuando los diversos revisionistas han echado por la borda estos principios. Ven que en las actitudes que adopta parte no sólo de los intereses de su propio país, sino que expresa y representa intereses muy grandes, entrañables y sagrados para todo el proletariado, los intereses del verdadero socialismo, los intereses de todos aquellos que se basan en el marxismoleninismo y se guían por sus principios para la transformación revolucionaria del mundo.
Al mismo tiempo observamos que la política que China sigue en sus relaciones con el imperialismo norteamericano, así como con el socialimperialismo soviético, suscita dudas, descontento, es objeto de continuas críticas en todas partes, sobre todo en los países del llamado tercer mundo. Esto es natural, porque en estos países los hombres honrados ven que la política china es incorrecta, una política que apoya a un imperialismo que les oprime, que muchas de las prédicas de los dirigentes chinos no concuerdan con sus actos y con la realidad concreta. Los pueblos ven que China sigue una política socialimperialista que amenaza sus intereses.
En este sentido, también nuestro Partido da su modesta contribución. Los pueblos creen en él, porque les dice la verdad y la verdad tiene su origen en la teoría marxista-leninista, que es aplicada concretamente en Albania. El desarrollo de nuestro país, sus luchas de liberación, su situación social, económica, política y espiritual en el pasado, tienen semejanza con los de muchos países del mundo que han sufrido y sufren bajo la feroz dominación de los gobernantes locales y de los imperialistas extranjeros. La experiencia acumulada por nuestro Partido en la toma del poder por el pueblo, en la instauración de la dictadura del proletariado y en la construcción del socialismo, es un ejemplo y una ayuda concreta para estos pueblos. Las victorias y los éxitos obtenidos en la República Popular Socialista de Albania, tienen su base en la teoría marxista-leninista, que inspira al Partido del Trabajo de Albania y que éste lleva a la práctica.
A excepción de los lacayos y los ultrarreaccionarios, nadie defiende directamente la fracasada teoría china de los «tres mundos». La política de los chinos de acercamiento al imperialismo norteamericano resucita los espectros de las guerras imperialistas, que nadie quiere ver, hace más negra la noche colonial y neocolonial que nadie soporta, sostiene la explotación capitalista, de la que todos quieren desembarazarse.
El Partido del Trabajo de Albania ha luchado, lucha y luchará siempre firmemente en defensa de la pureza de las ideas marxista-leninistas. Se opone y se opondrá en todo momento a todos aquellos que tratan de tergiversarlas y substituirlas con ideas burguesas, revisionistas y contrarrevolucionarias. Nuestro Partido es un partido proletario, un partido marxista-leninista, un miembro activo de la revolución mundial, en aras de la cual, hoy como ayer, está dispuesto a soportar cualquier sacrificio. No hay fuerza en el mundo capaz de apartarlo de este glorioso camino del honor plenamente internacionalista, no hay fuerza capaz de intimidarlo ni doblegarlo. Nuestro Partido no puede transigir con ningún tipo de oportunismo, con ninguna desviación y tergiversación del marxismo-leninismo. Luchará resueltamente también contra el revisionismo chino, al igual que contra cualquier otro tipo de revisionismo.
El nuestro es un partido marxista-leninista, y precisamente porque es así, no debemos tener miedo de decir abiertamente la verdad. Nuestro Partido es pequeño por el número de miembros que militan en sus filas, pero es un partido templado en muchas luchas y siempre ha tenido la osadía de plantear abiertamente las cuestiones cuando se ha tratado de defender la pureza del marxismo-leninismo, la revolución y el socialismo. Los hechos prueban que nuestra lucha contra el revisionismo chino es justa, es indispensable, por eso es aprobada y respaldada por los marxista-leninistas y los revolucionarios auténticos.
Un partido verdaderamente revolucionario, como el nuestro, no renuncia en ningún caso a sus posiciones de principio. Nosotros no podemos retroceder porque los otros puedan tachar de presunción el coraje que es una virtud de nuestro Partido. El Partido no ha enseñado a sus miembros a ser presuntuosos, pero si a ser siempre resueltos y justos, severos con el enemigo de clase. En estas cuestiones el tamaño del partido carece de importancia.
Los comunistas, los verdaderos revolucionarios, los marxista-leninistas deben comprender bien la evolución actual de la situación en el mundo. Esta evolución no obedece a estereotipos. Si se estudian, se comprenden y se asimilan debidamente las enseñanzas de Marx, Engels, Lenin y Stalin, la experiencia de las luchas revolucionarias del proletariado mundial, así como la experiencia de todo auténtico partido marxista-leninista, se comprenderá como es debido la evolución de esta situación y se ayudará poderosamente a la revolución.
Nosotros, los comunistas albaneses, debemos comprender bien que la asimilación del marxismoleninismo es absolutamente indispensable. No hay que subestimar nunca el cerco capitalistarevisionista y la presión que ejerce sobre nosotros. No debemos ser presuntuosos en la comprensión de estas cuestiones y en la verdadera lucha que debemos desarrollar contra los enemigos que nos rodean.
En su marcha la revolución ha tropezado y tropieza con escollos, que debe minar y hacer saltar por los aires. Algunos debe minarlos directamente, otros debe corroerlos, otros, en fin, tiene que flanquearlos para luego asestarles el golpe definitivo. Esto significa comprender la estrategia y la táctica de la revolución. Para crear la convicción de que ésta triunfará, es imprescindible organizar a las amplias masas populares, hacer que el proletariado tome conciencia de la firme dirección de su verdadero partido marxista-leninista, porque de otro modo se puede llegar incluso a emprender aventuras, a comprometer la causa de la revolución. Los comunistas y las masas oprimidas del pueblo deben saber que el imperialismo y el capitalismo mundial poseen una gran experiencia en la opresión de las masas, en la organización de la contrarrevolución. Por eso hay que comprender también las tácticas y la estrategia de los enemigos y hacerles frente, conscientes de que nuestra ideología, nuestra política, nuestra estrategia y nuestras tácticas son más poderosas que todo enemigo, dado que éstas sirven a una causa justa, a la causa del comunismo.
Actualmente para nuestro Partido, al igual que para todos los partidos marxista-leninistas del mundo, la lucha contra el revisionismo chino merece una atención principal. Esta es una cuestión importante a la que debemos dedicamos, pero no por ello nos está permitido olvidar el revisionismo soviético, el revisionismo titista o el «eurocomunismo», que son muy peligrosas variantes del revisionismo moderno. Independientemente de las diferencias existentes en las formas de lucha, todas estas corrientes antimarxistas, en lo que atañe a sus tácticas y a su estrategia, están en el mismo cauce, persiguen el mismo objetivo, desarrollan la misma lucha.
Por todos estos motivos jamás debemos apartar la atención no sólo de la lucha que hay que llevar a cabo contra el imperialismo norteamericano y toda la burguesía reaccionaria capitalista mundial, sino también de la que hay que desarrollar contra el revisionismo soviético, el revisionismo yugoslavo, el revisionismo chino, etc. Todos estos enemigos, con todas las contradicciones que tienen entre sí, están ligados por el mismo hilo que es la lucha contra la revolución, contra los partidos marxistaleninistas, contra su unidad, contra la organización general del proletariado y de las masas trabajadoras para lanzarse a la revolución.
La lucha contra el revisionismo moderno, y en particular contra el revisionismo soviético, el revisionismo titista y el revisionismo chino, no es una cosa fácil. Al contrario, esta lucha es y será enconada, larga. Para que esta lucha se realice con éxito, para que se conquisten victorias consecutivas, los comunistas, los cuadros, la intelectualidad y las masas trabajadoras de nuestro país deben formarse en la ideología de Marx, Engels, Lenin y Stalin, deben estudiar también la rica experiencia conquistada por nuestro Partido en la lucha contra el revisionismo moderno. Sólo así estaremos en condiciones de superar los obstáculos sin que las zarzas de todo este gran bosque hostil nos desgarren.
Nuestro Partido del Trabajo debe, como siempre ha hecho, mantener actitudes claras, resueltas, valientes en la correcta línea marxista-leninista. Esta línea de nuestro Partido, con objetivos claros y bien determinados, ayudará a desenmascarar al imperialismo norteamericano, al socialimperialismo soviético, así como al socialimperialismo chino, y llevar a cabo victoriosamente una lucha implacable contra ellos.
Nuestro Partido, así como también todos los verdaderos comunistas del mundo tienen el deber de luchar con total entrega por defender nuestra teoría marxista-leninista y depurarla de todas las deformaciones de que es objeto por parte de la burguesía, de los revisionistas modernos y de todos los oportunistas y traidores.
El marxismo-leninismo es la ideología triunfante. Quien la hace suya, la defiende y la desarrolla, forma parte del glorioso ejército de la revolución, del gran ejército invencible de los comunistas auténticos, que dirigen al proletariado y a todos los oprimidos en la lucha para transformar el mundo, destruir el capitalismo y construir el mundo nuevo, el mundo socialista.
Se publica según el libro «El Imperialismo y la Revolución», Segunda edición en albanés, Tirana, 1978