Indice del libro

 

José Díaz Ramos

Tres años de lucha

 


Edición impresa: José Díaz, Tres años de lucha, Editions de la Librairie du Globe, París 1970.
Versión digital: Koba, para http://bolchetvo.blogspot.com.
Transcripción/HTML para el MIA: Juan R. Fajardo, nov. 2009.
Formato alternativo: PDF por cortesía de http://bolchetvo.blogspot.com.


 

 

La juventud debe luchar por su porvenir

Declaraciones publicadas en “Frente Rojo” el 16 de febrero de 1937, con motivo de la Conferencia Nacional de las Juventudes

 

El secretario general del Partido Comunista, camarada, José Díaz, ha hecho a uno de los redactores del servicio de prensa de la Federación Nacional de las Juventudes Socialistas Unificadas las siguientes declaraciones:

- ¿Qué juicio le merece, camarada Díaz, la Conferencia Nacional celebrada recientemente en Valencia?

- Ha sido -contesta- una Conferencia en la que las palabras se han medido con serenidad y responsabilidad. Muy necesaria era para la Juventud Socialista Unificada la reunión de sus hombres más representativos para marcar actitudes en el presente guerrero que repercutan en el futuro de la juventud y de la España nueva. Si el porvenir pertenece a la juventud, ésta tiene el deber de luchar sin descanso por él. No hay que dudar que de esta lucha depende que la nueva generación pueda vivir feliz, en el regazo de un pueblo libre, culto y sin hambre, o en las negruras de un régimen fascista, basado en los privilegios de castas, la miseria y el dolor del pueblo trabajador.

La Conferencia, al destacar el apoyo al Gobierno como condición indispensable para ganar la guerra, ha elevado su autoridad y ha dado pruebas del gran nivel político de las Juventudes Socialistas Unificadas, ha desvanecido posibles dudas en los otros sectores de la juventud no fascista y permite una mejor compenetración en el trabajo de conjunto para librar a España de la invasión extranjera. El juicio que me merece la Conferencia puede resumirse en estas palabras: el Estado Mayor de la juventud ha sabido trazar el plan de operaciones que en el camino de la victoria debe seguir la juventud.

Es imprescindible la unión de toda la juventud española

- ¿Cree posible la unidad de toda la juventud española en una sola organización?

- No sólo lo creo posible -contesta- sino que lo considero imprescindible. En el terreno nacional, se ha dado un paso en el camino de la unificación de la juventud, no sólo por el hecho de dejar consolidada la unidad de jóvenes socialistas y jóvenes comunistas, sino porque otras organizaciones juveniles, libertarias, republicanas, democráticas y católicas, que en la guerra luchan unidas a los jóvenes socialistas unificados, han acogido con satisfacción el llamamiento cordial a la unidad que ha partido de la Conferencia Nacional de Valencia, de las Juventudes Socialistas Unificadas. No es un hecho fortuito el que se ha producido recientemente entre los jóvenes republicanos al acordar la creación de un comité de coordinación de las distintas Juventudes republicanas. Yo saludo este acuerdo con alegría, porque representa un paso hacia la unidad y lo considero una consecuencia de la Conferencia de Valencia. Otro paso hacia la unidad se observa en las Juventudes Libertarias al tomar en consideración los llamamientos a la unidad del Juventud Socialista Unificada y discutir en su último Congreso los asuntos que, a su entender, deben servir de base para la unificación con los jóvenes socialistas unificados.

Y en el terreno internacional, el valor de la Conferencia, su repercusión en la gran masa juvenil mundial, es evidente. La voz de las Juventudes Socialistas Unificadas de España es la voz de las trincheras empapadas en sangre juvenil para defender la democracia, la paz y la independencia de un pueblo que no quiere ser colonizado por el fascismo internacional. Por ello, la juventud antifascista de todo el mundo debe escuchar el llamamiento de unidad que ha partido de la Conferencia como una de las condiciones necesarias en la defensa de la paz de Europa, seriamente amenazada por el fascismo internacional y que ha provocado la guerra en nuestro país.

El carácter de la guerra obliga a todos los españoles aptos a empuñar las armas

- ¿Cómo cree, camarada Díaz, que deben ayudar las juventudes a ganar la guerra?

- La guerra impone muchos sacrificios, incluso el de la vida, y para ganarla no basta con la voluntad de vencer al enemigo. Yo creo que las Juventudes pueden ayudar a ganar la guerra, no sólo yendo al frente aquéllos decididos y convencidos de la causa que defendemos, sino movilizando a todos los hombres y mujeres jóvenes útiles para la guerra. Tenemos que ganar la guerra, y ella se gana con hombres. Pues ayudemos al Gobierno a poder disponer de ellos para acortarla. Claro está que esto no basta; el carácter de nuestra guerra nacional por la liberación e independencia del país obliga a todos los españoles en condiciones de empuñar las armas a prestar el servicio militar, y esto puede conseguirse estableciendo el servicio militar obligatorio. Alrededor de esta idea debe movilizarse la juventud organizada, pero mientras no se consiga, hay que crear reservas de voluntarios en cada pueblo, en cada ciudad, en las fábricas, en el campo, en las escuelas e institutos, aprendiendo la instrucción y el manejo de las armas. Nuestro ejército es popular, porque nace de las entrañas del pueblo. Los mandos tienen que tener la confianza, pues, del pueblo. Los jóvenes pueden ayudar a la formación de los cuadros del ejército capacitándose en las escuelas militares y en los campos de batalla. Se necesitan muchos oficiales jóvenes que por su valor y capacidad merezcan la confianza de los soldados y del pueblo. He aquí otra de las formas por las cuales la juventud puede ayudar a ganar la guerra.

Hay que sentir la guerra, aunque los cañones no retumben en nuestros oídos

- ¿Cómo juzga las brigadas de choque en el trabajo, creadas por la juventud?

- Ésta es la segunda condición fundamental para ganar la guerra. Si entre los soldados de vanguardia hay que estimular el espíritu de sacrificio y de disciplina para que el ejército pueda cumplir su misión en la guerra, en la retaguardia no podemos prescindir de esta misma regla. El orden de la producción y el incremento de ésta son esenciales en la retaguardia. Quien en la fábrica o en el campo no trabaja con vistas a ganar la guerra, sino pensando en sistemas económicos que su condición de idealista le determinan, no ayuda a ganar la guerra. La guerra hay que sentirla, aunque los cañones no retumben en nuestros oídos. Vuestra idea de crear las brigadas de choque en el trabajo, no sólo es oportuna, sino que dice mucho del valor de las Juventudes y de su papel en la guerra. En las trincheras formáis como la fuerza de choque; en las fábricas y en el campo también. Ése es el camino. Con vuestro ejemplo y esfuerzo levantáis muy alto el pabellón de la Juventud Socialista Unificada y yo estoy seguro de que el resto de la juventud antifascista de España sabrá imitaros haciendo suya también la idea de la Alianza Nacional de la Juventud.