Edición impresa: José Díaz, Tres años de lucha,
Editions de la Librairie du Globe,
París 1970.
Versión digital: Koba, para http://bolchetvo.blogspot.com.
Transcripción/HTML para el MIA: Juan R. Fajardo, nov.
2009.
Formato alternativo: PDF por cortesía de http://bolchetvo.blogspot.com.
En unos momentos graves para España, cuando las fuerzas reaccionarias y fascistas que más tarde se alzaron contra la España republicana se habían adueñado del poder y se proponían llevar a nuestro país por el derrotero criminal que ya se preveía, los partidos obreros y republicanos se pusieron de acuerdo para luchar en común contra ese peligro y para ir a unas elecciones en que España pudiera demostrar que la voluntad popular no estaba con aquellos gobiernos que antecedieron al que se constituyó después del triunfo del 16 de febrero, sino que el noventa por ciento de la población estaba con esos partidos obreros y republicanos y con el gobierno legal que surgió de dichas elecciones. Fue legalmente, pacíficamente, como se reconquistó la república en España, y como consecuencia de aquel triunfo nació un gobierno que respondía a esa voluntad. En él, durante el tiempo que vivió, no estuvieron representados directamente con ministros los partidos obreros. Pero éstos, con toda lealtad, le apoyaron, lo cual naturalmente implicaba que aquel Frente Popular que se constituyó con motivo de las elecciones, no era cosa que terminaba allí, sino algo que no se rompería jamás.
Nosotros, Partido Comunista, dijimos que todos, obreros y demócratas, teníamos un camino largo que recorrer en común, y que los intereses que defendíamos estrecharían aún más nuestros lazos de hermandad, y esto hoy se ha comprobado.
¿Es que la constitución del Gobierno actual constituye una cosa excepcional en España? ¿Es que el Gobierno actual no corresponde a ese sentir popular manifestado el 16 de febrero? Figuran en este Gobierno los hombres que representan a los partidos que lucharon juntos el 16 de febrero en España. Se ha querido presentar a este Gobierno, como un gobierno comunista, socialista, o que lleva miras sociales especiales. Frente a los que eso propalan podemos afirmar, con toda responsabilidad, que el Gobierno actual es la continuación del anterior; es el Gobierno republicano democrático, a cuyo lado hemos luchado todos anteriormente y continuaremos luchando hasta vencer a los enemigos de la República y de España. (Muy bien.)
Muy pocas palabras más. En el momento de levantarse contra el Gobierno, nacido de la voluntad popular, a los señores que se sentaban en esos bancos (señalando los de las derechas) y los militares, coaligados con lo más negro de España, se les pudo vencer, en un sinfín de provincias, porque el noventa por ciento de la población se puso en pie contra unos hombres que no representaban a España y que luchaban contra la República. Pero no ya sólo en el momento de la lucha, sino aun antes del levantamiento, había países fascistas interesados en ayudar a los facciosos de España, y que les han ayudado y les ayudan por todos los medios.
Por eso no hemos podido vencer todavía al enemigo; he aquí el motivo por el cual se resisten; pero tengo la seguridad de que, como contamos con el pueblo y el pueblo está en armas, aun con la ayuda que nuestros enemigos reciben de esos países, nosotros venceremos al fascismo en España. Estamos organizando, y lo haremos aún con más ahínco en el porvenir, el frente armado de lucha y la retaguardia, y crearemos nuestro Ejército Popular fuerte e invencible, que barrerá al enemigo de una vez y para siempre.
A pesar de que los países fascistas ayudan a los facciosos, lo que produce la indignación de nuestro pueblo, nosotros seguiremos respetando las reglas internacionales, y todos los intereses extranjeros que hay en nuestro país serán salvaguardados. Pero es preciso que el mundo entero conozca cómo, mientras nosotros respetamos la vida y los bienes de los extranjeros, hay países que ayudan a los facciosos para continuar la guerra civil en España, para desgarrar a nuestro país, y que provocan con su actitud una situación llena de peligro para Europa, que puede producir una guerra mundial. Contra estos promotores de guerras nacionales e internacionales, luchamos nosotros, defensores de la paz.
Nosotros, que no solamente contamos con el noventa por ciento de la población, sino con la ayuda de toda la democracia internacional, decimos: a pesar de esa ayuda conocida, y sabiendo lo que ella representa para continuar esta guerra civil, nosotros, los demócratas, los obreros, los republicanos, los nacionalistas vascos (que luchan con nosotros porque son hombres católicos de verdad y demócratas), venceremos, porque luchamos por una causa justa y legal, y venceremos, además, porque tenemos la fuerza y con ella derrotaremos a los que ni son patriotas, ni españoles, ni tendrán nunca derecho a vivir en España. He terminado. (Aplausos.)