Edición impresa: José Díaz, Tres años de lucha,
Editions de la Librairie du Globe,
París 1970.
Versión digital: Koba, para http://bolchetvo.blogspot.com.
Transcripción/HTML para el MIA: Juan R. Fajardo, nov.
2009.
Formato alternativo: PDF por cortesía de http://bolchetvo.blogspot.com.
Señores diputados: compañeros socialistas y amigos del Frente Popular:
Desde que la Cámara ha comenzado sus funciones, las derechas, la reacción, tienen un marcado interés en dos cuestiones fundamentales: la cuestión que se refiere al orden público y su propósito de dividir el Frente Popular. Las derechas saben bien que tienen que responder ante el Gobierno y ante el pueblo de una serie de hechos criminales, de una represión sin igual, de la aplicación de unas torturas difíciles de encontrar en ningún país civilizado, de asesinatos sin cuento con motivo de la represión del glorioso movimiento de Octubre. Y, como tienen que responder ante el pueblo y ante el Gobierno de todos estos hechos, desde el primer momento han tratado en la Cámara de explanar una interpelación sobre el orden público. ¿Con qué fin? Con el de desviar la atención, porque saben que tienen que responder ante el pueblo de la represión, de las torturas, de los asesinatos cometidos por ellas durante el movimiento de Octubre. Pero no se puede desviar la atención de esta cuestión porque no cejaremos ni un momento hasta conseguir que se exijan las responsabilidades de la represión de Octubre al gobierno que mandó realizarla; a Gil Robles, que, por cierto, no está presente. Ha hecho lo que los cobardes: larga el muerto y se marcha. (Grandes protestas en los sectores de derecha. Los diputados reaccionarios piden mayor moderación en el lenguaje. Les coge de sorpresa esta nueva forma de hablar en el Parlamento con la palabra del pueblo. El escándalo dura largo rato.)
Yo no creo que la seriedad de la Cámara consista en hacer muchas triquiñuelas para medir las palabras precisas. Esas podrán ser la tradición y las costumbres de una Cámara de cuellos tiesos. (Risas.) Pero ésta es una Cámara de cuellos flojos y puños fuertes, y tiene que decir al pueblo la verdad tal como la siente. (Un diputado: “¡Aquí y fuera de aquí!” Varios diputados comunistas y socialistas: “¡Donde queráis!”) Esa interpelación que tratan de hacer tendrá, naturalmente, la contestación adecuada, con toda clase de detalles, hecho por hecho, a la provocación que han realizado. El gobierno de Gil Robles y Lerroux, como tal gobierno, tiene que responder de los hechos criminales que he mencionado y el pueblo no estará tranquilo hasta que vea que los responsables de ellos ocupan las celdas que han abandonado nuestros compañeros, los obreros antifascistas, como consecuencia del triunfo del Bloque popular, que quiere decir que algo fundamental ha cambiado en España. Esa responsabilidad, por tanto, debe ser exigida rápidamente porque es una vergüenza para la República y para el pueblo que Gil Robles se siente en esos escaños, cuando tiene que responder de todos los asesinatos cometidos en la represión de Asturias. (Rumores y protestas en las derechas.)
Y ahora, la otra maniobra de las derechas consiste en dirigirse el señor Gil Robles, el señor Calvo Sotelo y todos sus amigos, en cada discurso, a los republicanos de izquierda, llamándoles la atención y diciéndoles: “¿Adónde vais con los socialistas y los comunistas? No nos explicamos cómo vosotros, que sois una fuerza burguesa, podéis acompañar a las fuerzas obreras en su propósito de utilizar a la República para hacer triunfar el socialismo o el comunismo en España.”
Yo digo, en nombre del Partido Comunista, de la minoría comunista que, a pesar de vuestras maniobras, os va a ser muy difícil conseguir romper el Bloque Popular, porque el Bloque Popular tiene una misión fundamental que cumplir, el pacto en primer lugar, y todavía hay un camino largo que habrán de recorrer juntas las fuerzas obreras y republicanas para continuar dando golpes a la reacción y al fascismo en España, y después ya veremos. (¡Muy bien!)
Con palabras muy bien dichas, con unas palabras muy suaves, esos reaccionarios se dirigen al señor Azaña y a los republicanos de izquierda para ver si es posible ablandarles el corazón. (Risas.) Pero es que los republicanos de izquierda, y especialmente el señor Azaña, tienen que tener ya el corazón endurecido como consecuencia de las calumnias, falsedades y persecuciones de que les han hecho víctimas en los tiempos del bienio negro. Ahora, todo el interés de la reacción es dividir el Bloque Popular.
¿Y cuándo se hace todo esto? En este momento, y con pretexto de la alteración del orden público. Precisamente un día después de hecho tan significativo como la provocación tan bien preparada que tenían organizada las derechas, con ocasión de conmemorarse el quinto aniversario de la República. En “Mundo Obrero” decíamos el día antes, el día 13, que tenían preparadas las derechas una provocación, y hemos visto cómo la provocación se produjo. Decíamos que grupos armados, en combinación con algunos militares enemigos de la República, tenían el propósito de actuar y que eso que ha sido solamente un petardo o una traca no era sino la señal para que los grupos preparados de pistoleros, en el transcurso del desfile de la manifestación, pudieran disparar contra las multitudes para que después la fuerza, ante esa confusión, pudiera hacer fuego... (Un diputado: “¡Qué cuento más bonito!” Grandes protestas. Gálarza: “¿Y los muertos? ¿También es cuento?” Un diputado: “No tenéis respeto ni para los muertos.” El Presidente reclama orden.)
Repito que todo era para que las fuerzas del Ejército, en medio de la confusión, disparasen contra el pueblo, a fin de que después pudieran las derechas justificar que la provocación había partido de elementos socialistas o comunistas, porque sobre esa base se hacía la propaganda por algunos elementos reaccionarios en los cuarteles. Esos enemigos de la República decían a los soldados (tenemos pruebas): “Tened en cuenta que los elementos socialistas y comunistas van a disparar en el desfile”, con el fin de crear el ambiente necesario para que hicieran frente a la provocación que ellos mismos habían preparado con sus pistoleros, como lo vienen haciendo, no desde el 16 de febrero hasta la fecha, sino del año 33 hasta ahora.
El señor Gil Robles decía, de una manera patética, que ante la situación que se puede crear en España era preferible morir en la calle que de no sé qué manera. (Risas.) Yo no sé cómo va a morir el señor Gil Robles. (Un diputado: “En la horca.” Grandes protestas.) Sé como murieron el sargento Vázquez, Argüelles y otros compañeros, en defensa de la República y de la democracia, fusilados por orden del Gobierno, del que formaba parte el señor Gil Robles. No puedo asegurar cómo va a morir el señor Gil Robles; pero sí le digo que si se cumple la justicia del pueblo, morirá con los zapatos puestos.
(Un diputado reaccionario: “¡Eso es intolerable!” Todos los diputados de la reacción puestos en pie protestan y chillan. En los bancos de la mayoría se aplaude a José Díaz. Los reaccionarios quieren aprovecharse de las palabras del camarada Díaz para que la Presidencia no le permita continuar. Calvo Sotelo pide que se lea un párrafo de un artículo del reglamento de la Cámara. El Presidente dice que las palabras de Díaz no constaran en el “Diario de Sesiones”. Los reaccionarios continúan protestando, y durante varios minutos tiene que interrumpir su discurso el camarada José Díaz.)
Voy a leer unos párrafos de un artículo: “Casi acabamos de limpiar la pluma, después de comentar un discurso del señor Azaña, cuando tenemos que volver a ocuparnos de él. Sólo nosotros sabemos el esfuerzo que hemos de vencer y la repugnancia que debemos ahogar para acercarnos a su nombre, cogerlo con pinzas rigurosamente desinfectadas, mirarle a través de la lente de su conducta y anotar un dato en la ficha de su historia. Azaña, como Casares, Largo Caballero y algún otro matarife de la política son viscosos subproductos de la República y piltrafas distinguidas de una fracción de pueblo corrompida. En cualquier otra nación de vibración más entera, las masas, por elemental ademán de higiene, por espontáneo celo conservador o fieles a su patrimonio moral, hubieran aislado a aquéllos en un lazareto, en un campo de concentración o en alguna clínica especializada en realizar experiencias con los hipertensos del rencor.” “La Nación” del 14 de diciembre de 1935. (Calvo Sotelo pronuncia palabras que no se perciben. Entre varios diputados se cruzan amenazas y palabras fuertes. La Presidencia reclama orden. Un diputado republicano: “Siete años de dictadura amenazando a la gente.” Fuentes Pila: “Y muchos de vosotros, colaborando.” El mismo diputado: ¡Eso es una infamia!” Fuentes Pila: “Lo señalaré personalmente.” Calvo Sotelo:"He pedido la palabra para una cuestión de orden.”)
Se trata de querer hacer, con mucho interés, una interpelación sobre el orden público, y no se quiere escuchar lo que verdaderamente ha ocurrido en España en relación al orden público durante mucho tiempo.
Voy a leer unos párrafos de varios discursos del señor Gil Robles, para que se vea el lenguaje que utilizaba antes del 16 de febrero y el que emplea después de esa fecha. En un discurso del 10 de febrero decía: “Es triste decirlo, pero hay que hacerlo claramente: en España habría que hacer una política de desarme como en los núcleos marroquíes, cuando se quiso pacificar, en tiempos de Primo de Rivera.” Después, agrega en otro discurso: “No tendremos compasión para con los cabecillas; en España sobran quince mil hombres.” (Gil Robles: “Eso no es verdad.” El camarada José Díaz: ¡Eso es verdad!” Gil Robles: “Eso es una invención de su señoría. Yo no lo he dicho jamás. Es absolutamente falso. No lo he dicho nunca. Lo que digo, lo defiendo; lo que hago, lo mantengo.” Grandes Tumores y protestas. Los diputados de la mayoría le increpan.)
En el mismo discurso del día 10 de febrero, dice una cosa parecida: “Acción Popular ya no va a tener enemigos, porque caerán todos delante de ella.”
El 16 de febrero estaba todo preparado, por parte de las derechas, especialmente de la CEDA, para que se pusiera en práctica esta amenaza hecha en los discursos del señor Gil Robles de eliminar a quince mil hombres (protestas en las derechas), que son los que según ellos perturban la paz en España. Pero como el 16 de febrero no fue posible el triunfo de las derechas, sino que el verdadero pueblo de España votó por el Frente Popular, vemos que poco a poco, por medio de provocaciones, se quieren realizar todas las amenazas que se hacían antes.
También nosotros tenemos nuestras carpetas llenas de documentos que prueban las provocaciones de las derechas desde el 16 de febrero hasta el día de hoy. El señor Calvo Sotelo ha leído algunos datos sobre quemas de iglesias y otras cosas que han podido realizar los obreros y el pueblo, siempre en contestación a las provocaciones de las derechas. ¿De dónde salen esas provocaciones? ¡De las derechas! En estos días se ha descubierto por la policía una serie de grupos de pistoleros, incluso en alguna organización sindical fascista, que tenía en su poder una lista de los atentados que preparaban contra elementos del Frente Popular, socialistas, comunistas y republicanos. En la casa del señor Pedregal, que ha sido asesinado hace unos días, no creo que se tenga el descaro de decir que son elementos del Bloque Popular los que han realizado ese hecho. (Un diputado: “Ni tampoco las derechas.” Rumores.)
Cada día la provocación es más fuerte por los únicos elementos que la preparan, por elementos de derechas que quieren apuñalar por la espalda al régimen republicano. Y hacen eso como respuesta al hecho de que se va consolidando la República democrática, que tiene el apoyo del Frente Popular y contará, además, con el apoyo total de los trabajadores mientras lealmente -y creo que el Gobierno está dispuesto lealmente a realizarlo- se cumpla el pacto convenido con los elementos de izquierda dentro del Frente Popular. He aquí por qué, cada día se preparan con más fuerza las provocaciones para crear conflictos de orden público, y después venir aquí a pretender hacer interpelaciones sobre ese tema, a fin de echar en cara al Gobierno y al pueblo trabajador todos los actos de terrorismo que se vienen realizando en España. Yo creo que es necesario tomar medidas a fondo contra los que conspiran contra la República y contra el pueblo. El 16 de febrero, el triunfo del Bloque Popular ha representado algo fundamental que debe traducirse en un cambio de la situación en España; hasta aquí, se han dado algunos pasos en este sentido, pero no los suficientes como lo demuestra el hecho de que se puedan realizar toda esa serie de provocaciones que se vienen realizando por los elementos de derechas.
El Bloque Popular no podrá ser roto por las maniobras de las derechas. El Partido Comunista -no lo negamos, al contrario, lo decimos en los mítines, en los escritos y en todas partes- aspira a la dictadura del proletariado; pero el Partido Comunista apoyará con toda su fuerza al Gobierno republicano de izquierda. Esto es indudable, porque hay una lealtad que es línea de conducta del Partido Comunista, y porque la contienda en estos momentos se presenta de la siguiente manera: democracia o reacción y fascismo; y nosotros entendemos que todos los hombres amantes de la democracia tienen que estar unidos para hacer frente a la reacción. Por muchas maniobras que se hagan, el Bloque Popular no se romperá, cuando menos por parte del Partido Comunista, y, creo que tampoco por parte del Partido Socialista, ni de los republicanos de izquierda. Al contrario, va a continuar, su obra renovadora, marchará hacia adelante; va a cumplir el pacto, y quién sabe si después se firmará otro para continuar el desarrollo de la revolución democrático-burguesa en España, a fin de mejorar las condiciones de vida, de trabajo y de cultura que necesita el pueblo español.
La gravedad de la situación depende de que todavía en España –como dijo el señor Azaña-, por una parte está, la riqueza, la opulencia descarada y por otra hay mucha hambre; y he aquí por qué la minoría comunista plantea ante la Cámara, especialmente ante nuestros compañeros y amigos del Frente Popular, la necesidad de entrar a fondo en el problema, de atacar la base económica de la reacción, de desarraigada, si es que de verdad se quiere operar la transformación social que España necesita.
Yo quiero recordar por qué fue posible el triunfo de las derechas en el año 33 y de qué modo hemos de aprovechar la experiencia del 14 de abril para que no pueda repetirse ese hecho. No podemos de ninguna manera estar jugando en España a liberales y conservadores, como se jugaba en los tiempos del señor Romanones (risas), o a gobiernos republicanos de izquierda y de derecha, sino que es necesario consolidar la situación creada por el triunfo del 16 de febrero, para alejar por siempre la pesadilla de que de nuevo la reacción pueda dominar en España y Gil Robles o Calvo Sotelo puedan sentarse en el banco azul. En el año treinta y uno, cuando triunfó la República, el pueblo esperaba mejorar su situación económica, su condición social, y como sólo lo consiguió en una cantidad mínima, ése fue el motivo por el cual las derechas pudieron hacer en España una campaña demagógica. Las derechas no perdieron sus privilegios, no perdieron esa base material y social que les da la propiedad de la tierra; el poderío económico y político de la Iglesia continuaba en las mismas condiciones que antes del 14 de abril de 1931; en el Ejército no se hizo la necesaria depuración para que respondiera al cambio de la situación, y todo esto dio por resultado que las derechas pudieran rehacer sus fuerzas, poniendo en peligro a la República.
Es necesario -y me dirijo al Bloque Popular y también al Gobierno- no olvidar lo ocurrido. Y ya que ahora ha triunfado la República hay que consolidada, para lo cual hace falta realizar lo que no se hizo el 14 de abril.
El señor Azaña, en su discurso de hoy, lo mismo que en el de hace unos días, ha expuesto cómo se van poniendo en práctica los puntos del pacto del Bloque Popular. Nosotros apoyamos su buen deseo y aplaudimos la realización de algunos puntos del programa del Frente Popular; por ejemplo la amnistía, la admisión de los represaliados, la semana de cuarenta y cuatro horas para los metalúrgicos (aunque consideramos que esta jornada debe ser para todos los trabajadores de España, a fin de remediar el paro forzoso), etc. En cuanto a los asentamientos, el señor Azaña ha declarado en su discurso que dentro de poco tiempo tendrán dinero los campesinos para poder cultivar la tierra. Pero hay que darse prisa; en el campo hay un hambre espantosa, y los campesinos, los obreros agrícolas no pueden esperar más tiempo.
Por eso decimos que hay algunos puntos del pacto que a nuestro juicio exigen una mayor rapidez en su realización; sobre todo, el punto que se refiere a las responsabilidades, que debe acelerarse porque es uno de los puntos que el pueblo, los que han votado por el Bloque Popular el 16 de febrero, tienen más en estima, pues no hay que olvidar que los cinco mil muertos de Asturias y todo lo allí ocurrido exigen que se ponga en práctica rápidamente la cuestión de las responsabilidades para poder dar una satisfacción al pueblo, que espera, no venganza, pero sí justicia, puesto que el pueblo, cuando votaba por el programa del Frente Popular, al mismo tiempo que votaba como uno de los puntos fundamentales la amnistía para libertar a treinta mil presos hermanos, obreros y antifascistas, votaba también, como complemento de la amnistía, por dar satisfacción al pueblo haciendo justicia con los responsables de que estuvieran en la cárcel treinta mil hombres y de la represión bárbara de Asturias y de toda España.
Hay también otro punto, que es el auxilio a las familias de las víctimas de la represión, de los que han muerto en Asturias. Y esa ayuda es precisa, teniendo en cuenta la situación de miseria que hay en Asturias creada en estos momentos también, como una de las formas de provocación, por los elementos reaccionarios, por los patronos de Asturias, con cierres de fábricas y de minas. Es decir, que, además de la crisis que existe en España, de la que son responsables especialmente las derechas, éstas la agravan creando esa crisis artificial, con el cierre, por falta de mercado para el carbón, o porque no tienen salida las mercancías de las fábricas, según dicen, cuando lo cierto es que el cierre de minas y de fábricas obedece al deseo de aumentar el paro y de crear una situación económica aún más difícil, para después decir en los mítines y en los periódicos: “¡Ahí tenéis, eso es lo que trae a los trabajadores un gobierno republicano!” Por, eso es necesario poder ir en ayuda de las familias de las víctimas de la represión en Asturias y la indemnización a esas familias, en Asturias y en toda España, hay que hacerla con toda rapidez, ya que así lo exigen las necesidades por que atraviesan las familias obreras.
También hay la cuestión de los parados, y, en cuanto a ella, el señor Azaña planteaba la necesidad de solucionar urgentemente o aliviar lo más posible el paro. Yo reconozco que existen las dificultades económicas de que hablaba el señor Azaña, quien, con una explicación clara y concreta, demostraba cómo ha dejado la hacienda, cómo ha dejado el erario de España el gobierno anterior. Pero yo quiero plantear, respecto a los parados, la cuestión de que el dinero hay que sacarlo, como decía el señor Gil Robles, de donde se encuentre. Por eso, cuando yo hablaba de los terratenientes, aludía también a la Iglesia, porque ¿es que en la Iglesia no hay una gran riqueza, no hay millones de pesetas? En eso consiste su poderío económico y político, en su riqueza, riqueza que ha sido creada sacándola del pueblo, y cuando el pueblo tiene hambre y existen muchos parados, hay que realizar obras para colocarlos.
Por tanto, la expropiación de los bienes de la Iglesia es indispensable realizarla para esa transformación social que necesitamos; pero sobre todo para que los parados tengan pan.
Se podrá decir, que en lo referente a la Iglesia nosotros tratamos de atacar los sentimientos religiosos de los que consideran que deben confesar y comulgar. Nosotros lo que queremos -y conste que esto no es una medida comunista ni socialista, sino simplemente republicana, de una República democrática- es poder expropiar esa riqueza de la Iglesia para la transformación social que anhelamos y quitarle su base material para que no siga conspirando, y también para que no continúe manteniendo ese predominio económico y político de tipo semifeudal, que es necesario que termine.
Quiero decir también unas palabras, contestando a una alusión del señor Gil Robles, cuando se dirigía al señor Azaña. Preguntaba el señor Gil Robles cómo era posible convivir con fuerzas obreras que en mítines o en manifestaciones gritan: “¡Abajo España, abajo la patria!” Eso es completamente inexacto, y en pocas palabras voy a demostrarlo. Ya en un mitin celebrado en Madrid dije que nosotros, los comunistas, somos amantes de España y no somos enemigos de la patria. Ahora bien: ¿de cuál patria? Los que no son amantes de España y patriotas, son los responsables de la situación en que España se encuentra, los que quieren hundir a España en un caos económico, los que quieren una España de represión, de hambre, de incultura, de barbarie, de fascismo; los que la tenían convertida en cárcel con treinta mil presos, estando dispuestos a matar a todos los que no fueran de su ideología, a todos los obreros, a todos los hombres libres, a todos los antifascistas. Naturalmente, si se nos pide que defendamos a esta España, si somos antiespañoles, antipatriotas. Pero no; nosotros queremos a España y trabajamos por España y por la patria de los trabajadores. ¿Qué clase de patria queremos nosotros, qué clase de España? Queremos la España que dio el triunfo al Frente Popular. El pacto, en su espíritu, lo dice bien claro: una España que acabe con la situación de hambre, que evite que los campesinos puedan continuar comiendo hierba. Queremos que el desarrollo de la cultura en España no tenga límites; pero una verdadera cultura para las fuerzas obreras y democráticas. Queremos una España donde haya pan, dónde los campesinos tengan tierra, donde haya paz y donde no existan parásitos. A esta España la defenderemos por todos los medios que estén a nuestro alcance, y defenderemos a la República que cubra todas estas necesidades; la defenderemos como la han defendido en Octubre los españoles, y especialmente los de Asturias. (¡Muy bien!) Por esta España nosotros daremos la vida, por esta España lucharemos, y lograremos eliminar de ella a los que quieran hundida en un caos económico y político. Pero, al mismo tiempo, decimos: los que quieren una España feudal, una España de represión y miseria y de terror, aunque, se llamen españoles y patriotas, ni son españoles ni son patriotas, ni tienen derecho a vivir en España. (¡Muy bien!)
Se dice que queremos destruir el Ejército, que somos enemigos del Ejército. Tampoco en esta cuestión están en lo cierto los señores de la derecha. Nosotros queremos un ejército con arreglo a la situación en que vivimos en estos momentos; queremos un ejército republicanizado, un ejército de tipo democrático. Lo que no queremos (y ésta es una de las medidas que se deben tomar en España) es que los mandos militares más importantes se puedan encontrar en manos de elementos reaccionarios y fascistas, enemigos del pueblo y de la República. Queremos la depuración en todos los cuerpos armados, para que respondan a la nueva situación creada después del triunfo del 16 de febrero. Nosotros no somos enemigos del Ejército; lo que sucede es que nos queremos quitar de encima la pesadilla del golpe de Estado, pues a nadie se le oculta que se dice por ahí, que es “vox pópuli”, que se organiza. No queremos que se repita lo del 10 de agosto, y por eso pedimos la depuración del Ejército; no queremos que puedan estar dentro del Ejército elementos de descarada tendencia reaccionaria como Franco, Goded y otros de la misma calaña. Lo que queremos es un Ejército republicano, un Ejército del pueblo y para el pueblo, que no se pueda utilizar en defensa de los intereses de los reaccionarios, de los grandes capitalistas, de los terratenientes y banqueros; un Ejército que defienda los intereses del pueblo.
El señor Calvo Sotelo decía que se había introducido en los cuarteles un periódico, titulado “El Soldado rojo”, para hacer cierta campaña; y con eso quiere alarmar a los republicanos. Ahora bien, ¿quién hace manejos en el Ejército? Yo quiero leer una nota de la organización militar titulada UME, bien conocida por su carácter monárquico-fascista. Está dirigida al ministro de la Guerra. No sé si se habrá mandado directamente o se habrá traído para que llegue a manos del Gobierno. Dice así la nota: “Ante la situación anárquica actual, el Ejército, con la vista puesta en los intereses supremos de la patria, espera de los poderes públicos: 1° Respeto máximo a todo el personal de generales, jefes y oficiales, suboficiales y tropas que, alejados de toda política, sólo desean la paz pública para llegar por cauces legales al engrandecimiento de la nación. 2º Para conseguirlo, necesitamos, en primer término, el desarme, llevado a efecto principalmente por el instituto de la Guardia civil, de todas las organizaciones y sus individuos, ajenas a las instituciones armadas o policía gubernativa. 3° Libertad inmediata de aquellos militares que, en cumplimiento de su deber, tomaron parte en las alteraciones de orden público o movimientos subversivos, y sobreseimiento de los procedimientos y reintegro a sus destinos. 4° Que de todos los hechos en que estén incursos los militares por su actuación profesional, entiendan única y exclusivamente tribunales constituidos por militares. 5° Las medidas conducentes a la solución de los puntos antes expuestos han de llevarse a efecto en el plazo máximo de veinticuatro horas contadas desde la presentación de los mismos al señor ministro de la Guerra.” (El señor presidente del Consejo de Ministros: “¿Qué fecha tiene eso?”)
En los primeros días de marzo ha circulado por España. ¿Por qué traigo esta nota a la cámara? Porque en ella se trata de hacer aparecer a las fuerzas obreras como las que queremos deshacer el Ejército. ¿Y eso con qué fin? El de separar al Ejército del pueblo. Esta es una nota que yo creo habrá llegado al Gobierno, y si no ha llegado, se ha hecho con esa intención; es un ultimátum dirigido al ministro de la Guerra para que tome estas medidas, o la UME, organización de tipo monárquico-fascista, adoptará aquéllas que crea conveniente. Y como las amenazas, siguen, lo que nosotros queremos es que desaparezca esta organización militar, porque es una organización enemiga de la República y enemiga del pueblo.
Esto dice bien claro que todo lo que se tome como bandera -España, la Patria, la Iglesia, el Ejército- no es más, que una campaña conducente a que los elementos de derecha puedan seguir desarrollando su trabajo de desviar la cuestión -naturalmente que el pueblo está vigilante- de la preparación de las provocaciones y del golpe de Estado. Yo creo que el Gobierno no debe tomar a broma lo del golpe de Estado ni todas esas provocaciones, porque algunas de las intervenciones producidas aquí esta tarde (naturalmente que no se dice con claridad) son reveladoras de la preparación del golpe de Estado. Las amenazas contenidas en los discursos de los señores Gil Robles y Calvo Sotelo no quieren decir otra cosa: o el Gobierno tiene en cuenta las peticiones y los intereses de la clase que representan, o ellos quedarán libres para crear dificultades de todo orden y esperar el momento de poder derrumbar la República por la fuerza.
Entiendo que la reacción, en España, no ha sufrido más que un pequeño golpe como consecuencia del triunfo del 16 de febrero y que es necesario llamar la atención de los componentes del Bloque Popular -el Gobierno creo que lo tiene en cuenta también- respecto a que la reacción está viva, a que hay que buscar la forma de que vaya perdiendo lo que representa todavía como fuerza, como predominio en España, y que es necesario que las medidas que indica el pacto -que estoy seguro se pondrán en práctica, así como otras que exige la propia situación- se adopten en firme, sobre todo cuando hay tantos hechos de provocación por parte de los reaccionarios. Precisa no ser tan tolerantes con las fuerzas que provocan, sino hacer lo mismo que el gobierno anterior hacía con las fuerzas obreras y democráticas: cuando había hechos que ellos consideraban de violencia contra su política criminal, no solamente trataban de reducir a quienes pudieran cometerlos, sino que planteaban, además, la cuestión de la responsabilidad de las organizaciones. Nadie puede olvidar que los partidos Socialista y Comunista, de hecho, fueron declarados ilegales, y que los periódicos “CNT”, “El Socialista” y “Mundo Obrero” fueron suspendidos por el gobierno del bienio negro. Por eso, pedimos hoy, no venganza, sino que se haga con ellos justicia, exactamente igual que se hizo con nosotros, puesto que la situación ha cambiado en España del 16 de febrero hasta la fecha. Es decir, que las organizaciones de tipo fascista sean disueltas, como medida de salud para la República y en bien del pueblo; que las organizaciones armadas de los elementos contrarrevolucionarios (que es bien claro que lo están todavía y en gran escala, aquí se han dado datos esta misma noche) puedan ser desarmadas y disueltas, con todas sus consecuencias. No pedimos nada que esté fuera de la órbita de un régimen democrático. Todo lo que acabamos de pedir, estas medidas, vuelvo a repetirlo, pueden suscribirlas republicanos de izquierda, comunistas y socialistas, y son necesarias para poder conservar la República.
Yo termino recordando que hay dos caminos ante nosotros: la batalla histórica está planteada hoy en España entre la reacción y el fascismo -con toda su secuela de hambre, miseria, terror y guerra-, por un lado, y la democracia, la libertad, el bienestar y la paz, por otro. El camino a seguir por el proletariado, por el pueblo trabajador, por todos los demócratas, está claro, y lo seguirán. Hay que cerrar el paso al fascismo, y para ello estamos dispuestos a luchar en todos los terrenos y junto con todos los antifascistas. (Grandes aplausos.)