El poder refleja las relaciones de fuerza entre las diferentes clases
de la sociedad y entre las organizaciones políticas que expresan
los intereses de las distintas capas sociales. Cuando el equilibrio se
rompe, cuando la relación de fuerzas cambia, el poder pasa de manos
de una fracción a manos de la otra.
Aquí es necesaria una puntualización.
Después de julio había dos poderes: el poder estatal burgués,
formal e impotente, y el poder de los comités obreros. Este segundo
poder predominaba claramente durante el primer trimestre, hasta la formación
de los gobiernos de coalición, el de Largo Caballero y el de Tarradellas
en Cataluña. El gobierno de Largo Caballero se apoyó en todas
las organizaciones obreras, entre otras la CNT. El poder efectivo de este
gobierno era limitado. Los elementos del segundo poder obrero subsistieron,
sobre todo en Cataluña, hasta mayo. Su debilitamiento progresivo
incitó sin embargo al ala derecha del Frente Popular a liquidarlos
completamente. Ese fue el sentido del golpe de fuerza stalinista y de los
acontecimientos de mayo en Barcelona. Los ministros anarquistas invitaron
a los obreros a que abandonaran las barricadas. Pero el aplastamiento la
base cenetista no solamente tuvo como resultado el desarme del proletariado
catalán, sino que también hizo inútil la permanencia
de los ministros anarquistas en el gobierno. La nueva relación de
fuerzas se hallaba en la base de la formación del nuevo gobierno
de Negrin a fines de mayo de 1937. Sin las jornadas de mayo, no hubiéramos
tenido "Gobierno de la Victoria". Desde mayo, la CNT fue apartada definitivamente
del gobierno. El hecho de que se le ofreciera un cargo "decorativo" en
el segundo ministerio de Negrín no cambia en nada la cosa. El ministro
anarquista de Instrucción Pública sólo era un mueble
en el consejo de ministros. Desde mayo, el poder estaba repartido entre
dos fracciones: los stalinistas y los burgueses republicanos y socialistas.
Estas dos fracciones hacían bloque contra el proletariado, contra
la CNT, la FAI, el POUM, contra los comités, se prestaban servicio
mutuamente. Los burgueses republicanos dejaban a los stalinistas las manos
libres contra el "trotskismo" Decían a la GPU:
"Podéis arreglar vuestras cuentas con vuestros enemigos, los
poumistas. Eso no nos concierne. Pero, a cambio, apoyaréis en España
nuestro programa de regresión social, de liquidación de las
colectivizaciones, eso de las colectivizaciones ya sabéis que no
es serio. ¿Que pensarán el Quai d'Orsay y el Foreing Office?.
Y enviadnos armas"
"Por supuesto, respondía la GPU, estamos de acuerdo. ¿Socializaciones
y comités? Sólo los agentes de la Gestapo pueden ser partidarios
de esas cosas. Nuestra guerra es una guerra nacional. Nuestra revolución
es burguesa y luchamos por una república democrática parlamentaria.
Os vendemos armas, pero dejadnos exterminar a los trotskistas."
He aquí el acuerdo que sirvió de base a la constitución
del "gobierno de la Victoria". Sólo al quedar aplastado el proletariado
revolucionario comenzaron a aparecer y a profundizarse las contradicciones
entre los asociados. Desembocaron en un violento choque en marzo de 1939:
el pronunciamiento de Miaja-Casado. Los acontecimientos poseen una lógica
interna, y los crímenes se pagan. La lógica del Frente Popular
se vuelve contra los stalinistas, sus artífices. El arma forjada
por ellos los golpea a su vez.
Los republicanos utilizaron a los stalinistas contra el proletariado,
pero, aquí también, una vez que el negro ha hecho su trabajo,
puede irse. Por lo demás, el negro molestaba a los republicanos,
pues deseaba conservar la administración, el ejército en
sus manos. Aunque los stalinistas se declaren cien veces al día
reformistas, demócratas, patriotas y chovinistas, la burguesía,
incluso la republicana, les concede sólo una confianza muy limitada:
Los stalinistas decían que las medidas revolucionarias impedían
la ayuda de las democracias. Esta concepción se hallaba en la base
de toda su política contra el ala izquierda del Frente Popular,
la CNT y el POUM. ésta se volvió en su contra. Desde hacía
más de un año, los republicanos decían que la presencia
de los comunistas en el gobierno era mal vista por Chamberlain y Daladier.
Los republicanos tenían razón. Sólo olvidaban decir
que el mejor visto por la City y por el Comité des Forges era Franco,
y no ellos mismos.
La caída de Cataluña ha entregado a Franco el bastión
más fuerte de la resistencia antifascista. Con el reconocimiento
de Burgos por Francia e Inglaterra, toda la perspectiva del Frente Popular
se ha derrumbado. Los dirigentes del Frente Popular decían que Francia
no permitiría que Franco se instalase en la frontera pirenaica.
Confiaban en el interés imperialista anti-aleman y anti-italiano
de Francia. Era una falsa esperanza. Así lo hemos explicado repetidas
veces. En todo caso, después del reconocimiento de Burgos por Francia
e Inglaterra, esta perspectiva se ha derrumbado, incluso a los ojos de
los avestruces del Frente Popular. ¿Qué posibilidades de
resistencia contra Franco quedaban después de la caída de
Cataluña? Aunque sin incluir regiones tan industriales como Cataluña,
la España central contiene sin embargo importantes riquezas. Se
instalaron allí industrias de guerra en previsión de la caída
de Cataluña. Madrid, bien fortificado, ha resistido numerosos asaltos.
Todo el centro se halla rodeado de fortificaciones que serían, en
caso de resistencia seria, un hueso duro para Franco. Además, Franco
no esta seguro de su retaguardia; Cataluña puede reservarle desagradables
sorpresas. Si el proletariado de Madrid y de España central se despertara,
si abandonara todas las falsas esperanzas, si, en definitiva, saltara por
encima de la política podrida del Frente Popular y avanzara por
el camino revolucionario de la reconstitución de los comités
y limpiara la retaguardia de todos los fascistas, apenas disfrazados, de
todos los agentes del enemigo, entonces la resistencia, que podría
transformarse en contraataque, sería posible. Sé que este
camino está cerrado para los republicanos. Estaba cerrado para Besteiro,
Miaja, Casado, pero también para Negrín, que en el exterior
se defiende de haber tenido idea de resistir a cualquier precio; se halla
cerrado, por último, también para los comunistas. Una vez
descartada la vía revolucionaria, sólo queda el camino de
la capitulación. Por este camino han ido Besteiro-Miaja-Casado.
Este trío ha repetido contra los comunistas la operación
de aquel otro trío, Comorera-Aguadé-Rodriguez Salas, durante
las jornadas de mayo de Barcelona, contra los anarquistas y el POUM.
El significado objetivo del pronunciamiento es pro-franquista y capitulador.
No se trata de una lucha de la UGT, los caballeristas o los republicanos
contra los comunistas. Estamos ante un complot cuyo objetivo es abrir las
puertas a Franco aplastando a la base revolucionaria del Partido Comunista.
Nosotros, los bolcheviques-leninistas, somos adversarios del stalinismo.
Odiamos al stalinismo porque comprendemos las consecuencias criminales
de su política estranguladora del proletariado. Pero únicamente
los que no nos conocen y no ven mas allá de sus narices pueden imaginarse
que nuestras posiciones políticas y nuestras apreciaciones puedan
estar determinadas por el odio a los stalinistas que han asesinado a tantos
de los nuestros o por la sed de venganza.
No somos pequeñoburgueses excitados, sino revolucionarios proletarios.
La IV Internacional puede declarar, al igual que la Liga de los Comunistas,
que no tiene "intereses separados de los de todo el proletariado".
Aunque hagamos a los dirigentes comunistas responsables del pronunciamiento,
declaramos que el deber de todos los obreros honestos (y los bolcheviques-leninistas
tienen la pretensión de ser la vanguardia de estos) era luchar con
las armas en la mano al lado de los obreros y militantes comunistas, cobardemente
abandonados por la dirección stalinista contra la Junta de Defensa
de Miaja-Casado.
En nuestras concepciones políticas y en nuestra actitud existe
una lógica interna. Los militantes de la IV Internacional estaban
durante las jornadas de mayo en Barcelona con los obreros anarquistas en
las barricadas, y ello a pesar de que nuestras concepciones no tengan nada
que ver con las de Bakunin y Kropotkin. Cid, miembro de la sección
española de la IV Internacional, dio su sangre en las Ramblas luchando
con el conjunto de los obreros, anarquistas en mayoría aplastante.
¿Por que? ¿Por el placer de luchar en cada ocasión?
¡No, señores del "Libertaire", anarquistas defensores de la
Junta de Miaja! Cid y otros han luchado en las barricadas de Barcelona
al lado de la CNT porque trataba de defender lo que quedaba de los organismos
del segundo poder obrero: comites de defensa, patrullas de control, etc.
Hoy, en Madrid, se trata de un golpe por la espalda de los generales traidores,
que quieren, a través de la destrucción de los comunistas,
preparar el terreno a la capitulación ante Franco. Los bolcheviques-leninistas
no son literatos que se conforman con condenar a todo el mundo y contemplarse
el ombligo como hacen ciertos grupúsculos de extrema izquierda,
como los bordiguistas[2].
No podemos permanecer neutros en el conflicto que en estos momentos llena
de sangre Madrid. Tomamos partido. Estamos al lado de los combatientes
comunistas contra los traidores de la Junta de Defensa.
¿Quienes son los traidores? Besteiro, partidario del compromiso
desde el comienzo de la guerra civil. Casado, protegido por Negrín.
Pero también tenemos a Carrillo[3],
perteneciente a la fracción caballerista[4]
del partido socialista. Los stalinistas utilizan este hecho para declarar
(ver "Pravda") que "los generales trotskistas se han rebelado contra el
gobierno de Negrín". Si los trotskistas no existieran, Stalin se
vería obligado a inventárselos. Para él, se trata
de justificar los resultados catastróficos de su política,
de cargar al chivo expiatorio con todos los males de la tierra. El gobierno
zarista organizaba los pogroms y hacia responsables a los judíos
de la miseria del pueblo. Actualmente, Hitler le imita. Stalin, aunque
represente a otras capas sociales, no a los terratenientes ni a los burgueses,
sino a la burocracia soviética, debe tener también alguien
sobre quien hacer recaer todos sus fallos y todos los fracasos de su propia
política. La fracción caballerista tiene tanta relación
con los trotskistas auténticos, es decir, con la IV Internacional,
como esta ultima con Lucifer en persona.
Si es cierto que la fracción caballerista fue excomulgada por
los stalinistas porque no estaba dispuesta a ejecutar todas las ordenes
de la GPU, si es cierto que varios representantes del Buró de Londres
venidos a España intentaron acercarse al dignatario en desgracia
y consideraban la tendencia caballerista progresiva, es necesario recordar
que los bolcheviques-leninistas denunciaron siempre a esta fracción
de impotentes que durante los últimos dieciocho meses sólo
han sabido proferir gemidos.
Por lo demás, ¿existía esta fracción caballerista?
Queremos decir, ¿existía una tendencia capaz de oponer a
las concepciones stalinistas y negrinistas otras concepciones, otra política?
Largo Caballero consideraba que los stalinistas y los negrinistas lo habían
maltratado, que era víctima de sus sucias maniobras. Fue en efecto
una de las víctimas, pero no de las más dignas de compasión.
Su política conservadora en los tiempos en que era presidente del
consejo preparó el camino a Negrin. El dignatario en desgracia,
cuyas capacidades de hombre de Estado fueron desestimadas, estaba muy enfadado.
Ultrajado, se abstenía de hablar en publico bajo el pretexto de
que la guerra civil impone el silencio. Las circunstancias eran demasiado
graves, según él, para denunciar con decisión las
traiciones stalinistas. Largo Caballero no ha denunciado jamás,
en todo caso, la política criminal del Frente Popular. Nada de extraño:
él la practicaba en el gobierno. No sabemos si aprueba la entrada
de uno de sus partidarios en la Junta de Casado.
En cuanto a la actitud de algunos representantes de la CNT, y
también de Mera[5],
solo puede sorprender a quienes ignoran la naturaleza profundamente reformista
de la dirección de la CNT. ¿Acaso los García Oliver
y Federica Montseny no entregaron al proletariado de Barcelona, y sobre
todo la base de su propia organización, a la represión stalinista?
Vall y Mera continúan por esta vía criminal: entregan en
este momento al proletariado de Madrid a la pandilla de capituladores e,
indirectamente, a Franco.
Mera es, por otra parte, representante del ala de extrema derecha de
la CNT: combatió al ala izquierda, los "Amigos de Durruti", y era
alabado por los stalinistas.
Pero la gran lección de los acontecimientos de Madrid es una
nueva bancarrota de todas las concepciones de la política del Frente
Popular.
¡Miraos al espejo, criminales! ¿Para qué sirve
el ejército republicano de cuya dirección habéis expulsado
a todos los revolucionarios? ¿Cuál es su fidelidad al régimen
republicano? Como en los viejos tiempos de la monarquía, hace "pronunciamientos".
¿De qué sirve el aparato estatal republicano democrático?
Sigue al "pronunciamiento". Que los políticos recuerden el destino
de los organismos auténticamente proletarios como las patrullas
de control. Son los stalinistas los que han forjado el arma que ahora se
vuelve contra ellos, pero desgraciadamente también contra el proletariado.
El pronunciamiento de Miaja-Casado ha determinado el fin del gobierno
Negrin. Hay que señalar también la cobardía de la
dirección del Partido Comunista, que ha abandonado a sus militantes
y huido al extranjero.
Los anarquistas franceses (ver "Libertaire") apoyan a la Junta Miaja-Casado
porque ven en ella un intento de detener la inútil matanza de obreros
españoles. ¿No está perdida la situación? Lo
esencial es salvar la vida de los militantes en peligro, permitirles salir
al extranjero, ya que la revolución española se hará
con hombres vivos y no con muertos. He aquí las ideas que pueden
recogerse en "Le Libertaire" y "Juin 36".
Sin embargo, los que quieren detener la "inútil matanza" desconocen
la naturaleza del fascismo. Esperan la clemencia de Franco. Pero el rasgo
fundamental del fascismo es precisamente que no tolera ninguna organización
independiente del proletariado y que suprime incluso todas las organizaciones
burguesas independientes. Es imposible un armisticio con Franco que permita
salvaguardar algo para el proletariado.
García Oliver no ha sido recompensado por su traición
de mayo; Comorera y Negrin tampoco. La suerte de Miaja-Casado y de sus
asociados no será mejor[6].
En cuanto al proletariado, no tiene opción. Incluso en caso
de derrota total, es en la medida en que resista y haga pagar caro al fascismo
sus avances como podrá reagrupar sus fuerzas y preparar su desquite.
[1] El General Miaja y el dirigente
socialista Julián Besteiro protagonizaron un levantamiento contra
el Gobierno Negrín en 1939. Su objetivo era llegar a un acuerdo
de paz con Franco. Franco se negó a negociar y exigió la
rendición incondicional, que finalmente aceptaron, con promesas
de respeto a los combatientes que Franco no cumplió.
[2] Seguidores de Amadeo Bordiga,
antiguo dirigente del ala izquierda del PC italiano, que rompió
con la Internacional Comunista. Tendía a adoptar posiciones ultraizquierdistas
y sectarias (N. de E.)
[3] Wenceslao Carrillo, dirigente
del PSOE y padre de Santiago Carrillo. éste le dirigió una
carta pública de contenido insultante con motivo de su apoyo a la
Junta de Miaja y Casado (N. de E.)
[4] Partidarios de Largo caballero,
dirigente del PSOE y la UGT que encabezó los primeros gobiernos
del Frente Popular después de Julio de 1936. Fue sustituido por
Negrín (N. de E.)
[5] Cipriano Mera, dirigente de
la CNT de Madrid y que estaba al mando de un cuerpo de ejército
en el momento del golpe de Casado
[6] Efectivamente, aquellos que
no huyeron fueron hechos prisioneros por Franco. Besteiro murió
en prisión.