Pronunciado: El 4 de mayo de 1973.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 9 de
febrero de 2016.
Estimados compañeros:
Estimadas compañeras:
Creo que es casi innecesario agregar algo más a lo expuesto por el compañero y amigo Ministro del Trabajo, Luis Figueroa, en relación con el alcance, significación y contenido de la Orden al Mérito al Trabajo, que se estatuyó hace algunos meses por Decreto, y que por éste que vamos a firmar, modificamos el anterior, dando ya real forma a las disposiciones que permitirán materializar esta distinción con alcance nacional.
Sólo quiero insistir en lo justo de los argumentos expuestos por el Ministro del Trabajo, en relación con el sentido que para nosotros tiene el esfuerzo que realizan los trabajadores, fundamentalmente la clase obrera, que es y será el pilar esencial de este proceso revolucionario de Chile.
Muchas veces hemos insistido y destacado que una revolución se consolida, se afianza, avanza, esencialmente cuando los auténticos revolucionarios tienen conciencia de las exigencias que a veces llegan, no sólo al renunciamiento de las expectativas personales, sino al sacrificio de aquellos que quieren dar, con los hechos, la expresión clara de su voluntad y su decisión revolucionaria.
No hay proceso revolucionario que pueda proyectarse hacia el futuro, sin un gran esfuerzo y un gran sacrificio. Por eso hemos planteado que en esta etapa de Chile, cuando somos agredidos desde fuera y desde dentro ‐la agresión desde fuera ha sido y es extraordinariamente dañina para la marcha normal de nuestro desarrollo, de nuestra economía‐; cuando los sectores heridos en sus intereses, desde dentro recurren a todos los caminos y por todos los medios buscan la manera de poner obstáculos a la marcha del Gobierno Popular ‐hechos que el pueblo conoce, y el más sobresaliente es el paro de octubre‐; cuando esto ocurre, es lógico que nosotros pensemos que sólo sobre la base de una unidad de los trabajadores, más allá de las fronteras de la propia Unidad Popular; de los trabajadores, en función de su condición de padres, en función de su posición de clase, está la gran expectativa, la gran posibilidad del desarrollo del proceso revolucionario.
De allí entonces, que hemos sostenido reiteradamente que hay que producir más, trabajar más, sabiendo sí que se produce, no para satisfacer los caprichos o las sofisticadas necesidades de una elite, de un grupo restringido, sino a satisfacer las necesidades esenciales de las masas populares, de la mayoría nacional.
Por esta razón, hemos estatuido los premios de orden material, que tienen importancia, pero que tienen más importancia en el orden moral, como aliciente. Esta orden destacará a los compañeros ‐de todas las actividades‐ que demuestren efectivamente la lealtad a sus convicciones, a sus ideales; que demuestren la decisión de entregar su capacidad, a fin de ir conquistando con su propio esfuerzo y con su ejemplo más voluntades; a los que contribuyan a hacer posible el avance y el desarrollo de Chile, en toda la gama de actividades.
Lo dije cuando estuve en Sumar. Allí, los compañeros me hicieron visitar un taller modestísimo ‐dentro de la propia industria‐ creado por un trabajador que había llegado hacía cerca de 8 meses a la empresa estatizada, y que propuso de inmediato que se le dieran los medios ‐que por lo demás eran escasísimos‐ porque él sabía que podía organizar el taller que permitiría ‐ahí mismo‐ elaborar los repuestos que necesitaban las máquinas y que eran de material plástico, con muy poca inversión, con máquinas ‐inclusive‐ que este compañero diseñó. Y con la materia prima, producto de las piezas que se habían deteriorado, se echó a andar este taller; en 4 o 5 meses ha producido 20 mil o más repuestos que antes se compraban, algunos en el mercado a un precio elevadísimo y otros había que importarlos, gastando divisas. Nada más que la capacidad de un trabajador y su decisión de contribuir con su capacidad a que la empresa ahorrara, a que la empresa no gastara dólares innecesariamente. En resumen, a tener con prontitud repuestos que se necesitaban y se necesitan.
En otra oportunidad, visitando ex-Yarur, en la Maestranza pude observar como piezas que antes no podían usarse porque se habían deteriorado parcialmente, habían sido de nuevo adaptadas y estaban en funciones, lo que significaba economía apreciable de divisas también.
Podría citar muchos ejemplos más sobre esta materia, lo que demuestra que no se aprovechaban antes esas piezas, y ahora sí, por este espíritu creador, esa capacidad que tienen nuestros obreros, nuestros trabajadores.
De la misma manera, hemos visto que en el trabajo voluntario se distinguieron compañeros que con gran incentivo ‐que podemos llamar auténticamente patriótico‐ gastaron horas y días de su derecho al descanso, aportando concretamente con su acción la posibilidad de ser aprovechada la economía. Por ejemplo en el regadío, como estuve viendo aquí cerca de Colchagua, para hacer un canal y organizando trabajos; es el caso del “camino de la muerte”, como se llama en Antofagasta, vale decir el camino desde Calama a Chuquicamata.
Debo recordar que la idea de crear esta Orden al Mérito al Trabajo, nació cuando tuvimos la dolorosa información del fallecimiento de un joven compañero estudiante, que haciendo trabajos voluntarios perdió la vida por un síncope cardíaco. Seguramente estaba enfermo anteriormente, pero el esfuerzo realizado con abnegación, lo hizo pagar con su existencia sus convicciones.
También nos recordamos de un joven Oficial de Marina, que durante el sismo, en Valparaíso, tratando de auxiliar a sectores populares, perdió la vida.
Es decir, en todas las actividades humanas existe este tipo de hombre, que tiene el sentido del deber; un sentido humano, una concepción que hace que se pueda valorar al ser humano en la dimensión que debiera tener con más frecuencia.
Por eso, al crear asta Orden le hemos dado el nombre de Manuel Rodríguez, porque queremos que esa distinción a los mejores trabajadores lleve involucrado el recuerdo agradecido a un guerrillero, a un trabajador por la libertad de Chile, y al más insigne de los guerrilleros, al más audaz, al más ingenioso, al más decidido, que actuó con un sentido de desprecio casi temerario por su vida, y que contribuyó decididamente a la independencia de nuestra Patria.
Es un trabajador por la libertad de Chile. Fue un soldado, pero también fue un estadista por sus concepciones, por sus planteamientos.
Hemos querido que el esfuerzo y el trabajo, ‐que dan electivamente, la posibilidad, de engrandecer la Patria- lleve cada distinción, esta Orden al Mérito para los mejores trabajadores. Y llevará el nombre del guerrillero insigne.
Me congratulo de firmar este Decreto en presencia del Compañero Presidente de la Central Única de Trabajadores, Jorge Godoy. Y por cierto, que es justa las afirmación que ha expresado el Compañero Figueroa, al firmar él, como Ministro del Trabajo, este Decreto, ya que su vida ha estado dedicada precisamente a la Organización de los Trabajadores; a hacer de la CUT el gran instrumento, no sólo de lucha por los derechos justos de los Trabajadores, sino el crisol donde se refunden los esfuerzos de una clase para dar un paso decisivo, y crear una sociedad, en donde el Trabajador sea básicamente el constructor de una sociedad diferente.
Por eso, con profunda satisfacción, firmo junto al Compañero Figueroa, como Compañero Presidente, este Decreto que tiene un contenido que sé que apreciarán, los Trabajadores de Chile.
Muchas gracias.