Pronunciado: El 21 de octubre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de
febrero de 2016.
Presidente: Muy buenos días, tengan la bondad de tomar asiento. Buenos días, compañeros camarógrafos, fotógrafos y periodistas.
Bueno, me gustaría poder ver a los periodistas nacionales y de países amigos, así que agradecería que los fotógrafos y camarógrafos despejaran un poco esa fila tan compacta, y que la luz no me enfocara a mí, porque bastante me han fotografiado. Me gustaría más que tomaran esos pequeños detalles de la convivencia democrática entre gentes tan diversas.
Bien. ¿Cómo vamos a desenvolver esto? Un periodista nacional, un periodista de los países amigos ‐no quiero decir extranjeros‐. La luz, por favor, quiero ver el rostro de la gente que pregunta. El problema es que no veo a nadie… ahora sí. Gracias. No hay nada más desesperante para una persona, que conversar con las tinieblas, con la sombra.
Muy bien; solucionada esta pequeña dificultad táctica de parte de los camarógrafos, vamos caminando. Ofrezco la palabra para la primera pregunta.
Periodista: De México, Doctor Allende…
Presidente: Muy bien, pero ¿de dónde?
Periodista: Alejandro Ramos, de la Agencia Informativa NOTIMEX, de México. Doctor Allende, usted hace unos días habló de que el país estaba al borde de la guerra civil. ¿Hasta qué punto ha variado esta situación?
Presidente: Sensiblemente, desde el momento en que cientos de miles de chilenos ‐la inmensa mayoría‐, han comprendido que la acción sediciosa de un grupo pequeño, podía aplastarse sin la violencia, impidiendo que el país se paralizara. Y este mérito ha correspondido fundamentalmente a los trabajadores. Creo que la lección del pueblo de Chile, su clase obrera, sus campesinos, sus empleados, sus técnicos, sus profesionales, pero fundamentalmente sus obreros, señala en forma extraordinaria una conciencia que yo tengo que destacar con orgullo y satisfacción.
Periodista: Agencia Noticiosa Católica. Señor Presidente, ayer un grupo de diez obispos chilenos conversaron durante dos horas con usted. ¿Puede usted referirse a esa conversación, y sobre todo si los obispos le hicieron algún planteamiento concreto relacionado con alguna posible mediación en el conflicto?
Presidente: Deseo, antes de responder concretamente su pregunta, decir que en el día de antes de ayer. O para ser más claro, el día miércoles, yo invite a los dignatarios de todos los cultos, tomando en consideración que las relaciones del Gobierno con las distintas Iglesias son inmejorables, y que además Chile entero ha dado una gran lección, a través de los Tedeum Ecuménicos que se han desarrollado, tanto al asumir la Presidencia, como los tradicionales de fiestas Patrias.
Mi ánimo, por cierto, no era ‐por respeto a los representantes de los distintos credos‐ hacer incursiones en el campo político; solamente quería entregarles la información objetiva e imparcial, que estimaba indispensable tuvieran. Y aseverar ante ellos que yo seguiría dentro de los cauces Constitucionales y legales, como era mi obligación; que este Gobierno estaba defendiendo la democracia y la libertad, que serían, indiscutiblemente, arrasadas si acaso en Chile hubiera un enfrentamiento.
Enseguida, tuve la visita, ayer, de los Obispos chilenos, quienes en forma muy deferente, primero me manifestaron que se habían comunicado con el Cardenal de la Iglesia Chilena, Raúl Silva Henríquez, que se encuentra en Roma. El Cardenal habría expresado su preocupación justa, por la situación que vivía y vive el país‐ Y también ‐lo que agradezco‐ habría manifestado su preocupación por la posición del Presidente de la República y por el estado de ánimo del Presidente de la República. Llegando el señor Cardenal, hasta hacerme decir, que si yo lo estimaba necesario, él se vendría inmediatamente, agradecí, por cierto, esta actitud patriótica, esta actitud deferente, esta actitud humana, del señor Cardenal Silva Henríquez y le dije a los Obispos, que estimaba que, siendo para nosotros su presencia, indiscutiblemente, un factor más de tranquilidad, estimaba que no era necesario que él renunciara a las obligaciones que tenía en Roma, frente al Papado.
Acto seguido, los señores Obispos conversaron conmigo; ellos habían recibido una información adicional; ellos han escuchado a diversos sectores y de sus palabras, deduje muy claramente, como era lógico, la preocupación que tenían, como tienen la inmensa mayoría de los chilenos, porque el país, pudiera llegar, por obcecación, a un enfrentamiento.
Les dije que yo agradecía su visita, la actitud de ellos como Obispos de la Iglesia Católica, la posición prescindente, de la Iglesia frente a tendencias políticas y su patriótico interés porque no ocurriera nada doloroso ni sangriento en nuestra Patria. Y les reafirmé lo que había dicho frente a los dignatarios de las distintas iglesias, con quienes había conversado, junto con dos representantes de la Iglesia Católica, insistiendo en que el Gobierno no se separaría de los marcos Constitucionales y legales,‐ que usara los resortes que la Constitución y la Ley le entregan, que nosotros no pretendíamos avasallar por la fuerza a los representantes gremiales, equivocados, que habíamos procedido con la tranquilidad y el tino necesarios, que estimaba que el proceso de paro del país había fracasado; les hice ver, cómo los trabajadores, vale decir, la población activa del país, que suma cerca de 3 millones 800 mil personas, prácticamente estaba en un 95% en actividad; les señalé lo que significaba el espíritu patriótico el hecho de que habiéndose producido anormalmente el paro de la movilización colectiva ayer, que se ha solucionado hoy día ‐y digo anormalmente, porque se había llegado a un acuerdo entre los dirigentes de autobuseros y microbuseros, con el señor General Jefe de la Zona de Emergencia‐ los trabajadores, dando una lección increíble habían caminado kilómetros de kilómetros para ir a trabajar, cuando podían justificar su ausencia por dificultades insalvables.
No me plantearon una mediación, pero yo creo que ella está implícita en su actitud, para llamar, con la autoridad que tienen a la paz y a la tranquilidad de los espíritus, cosa que yo también deseo.
Julio Fuentes Molina, de la Television de la RDA: Ud. hace algunos días, en intervención por televisión y por radio frente al país, denunció la distorsión de que son objeto las noticias sobre Chile en el exterior, incluso citó un caso concreto. ¿Sería conveniente, a su juicio, que a través de sus palabras, se conociera en los países extranjeros y en Europa, una definición sobre el actual momento político chileno, y cómo han evolucionado los acontecimientos?
Presidente: Sí, lo voy a hacer y ojalá su pregunta satisfaga las posibles preguntas que hubieran pensado hacerme otros periodistas, porque indiscutiblemente el tema que usted plantea es amplio.
Pero antes deseo recordar públicamente que en una oportunidad yo vine a dialogar con los representantes de agencias informativas acreditadas en Chile, y pedí que viniera, junto con ellos, el Presidente de la organización que los agrupa. En aquella ocasión, les entregue antecedentes irrefutables y documentos que no podían ser negados, que demostraban fehacientemente cómo había un clima prefabricado para desfigurar la imagen de Chile, para crear la sensación de que en este país se vivían horas caóticas en el campo económico y en el campo social.
Hice referencia explícita y concreta a un cable y les pedí ‐nada más que eso y es bastante‐, que recordaran que hay una ética periodística y esa ética periodística no puede tener fronteras.
Que debían reconocer que en este país hay la más amplia e irrestricta libertad para informarse, y que esta libertad tan sólo estaba limitada por la ética.
Lamentablemente ‐y una vez más y en este caso‐ ante hechos de una gravedad inusitada, he tenido que denunciar a través de la TV y de la radio, cómo se ha llegado a extremos increíbles.
Y voy a repetir la lectura, porque me interesa que los periodistas, tanto extranjeros como nacionales, mediten claramente cómo es cierto el interés turbio, sucio, de pretender crear una imagen irreal de lo que es Chile, su Pueblo, sus Fuerzas Armadas, su Gobierno, incluso una imagen que no es la de su Oposición legal.
Vean ustedes. Diciendo que la Radio Belgrano de Argentina había hecho una transmisión, la Agencia DPA transmite lo que una radio de Caracas retransmitió de la supuesta transmisión de Radio Belgrano. Y digo supuesta transmisión, porque las autoridades chilenas se han encargado de establecer que no ha habido jamás la transmisión original que se invoca como fuente de la información.
Vean lo que dices “Militares y civiles luchar cuerpo a cuerpo en las calles de Santiago”; “Totalmente destruidos cuatro supermercados”; “Voladas tres vías férreas”; “Once muertos en violentos incidentes en Chile”. Y después esto ha sido transmitido en Chile, entregado en Chile, a través de la Agencia ORBE.
Y la Agencia DPA agrega: “La base naval de Talcahuano, situada a unos 500 kilómetros al sur de Santiago, se habría alzado colocándose al lado de los civiles que están luchando en las calles en defensa de la democracia”.
¿Puede haber un cúmulo mayor de falsedades y mentiras más arteras? ¿Puede ante el mundo presentarse a un país que, al tenor de lo que aquí se dice, estaría en plena guerra civil? Cuando aquí en Chile no ha habido un solo muerto, ni un herido grave, a pesar de que hace diez días casi, que estamos en una tentativa de paros, que han querido que fuera general y que ha fracasado totalmente. ¿Quién puede decir que ha habido un herido grave? ¿Quién puede decir que ha habido un muerto? ¡Cómo serán de pagados ‐y mal pagados‐ los que así proceden! Bien pagados, mejor dicho, bien pagados.
Eso es del día martes. Y enseguida, lamentablemente, France Press ha transmitido también una información que dice: “El Frente de Liberación del Sur de Chile”. ¡Qué frente de liberación!
¿Dónde existe? Ni siquiera en la frente imaginativa.
“Portavoz de las poblaciones sometidas a la opresión colonialista de Santiago, heredera de la colonización española de hace más de un siglo”. Se asombran de “el encarcelamiento de militantes y sindicalistas, y el asesinato por la fuerza policial, a las 6 de la madrugada en las calles de Santiago, sometidas”, fíjense ustedes, “al Estado de Sitio”. ¡Aquí no hay ningún Estado de Sitio! “El despotismo anticonstitucional del Gobierno de Allende, minoritario electoralmente, a las legítimas aspiraciones del pueblo chileno a la libertad, para que no sean denunciadas con vigor por los movimientos democráticos de todos los países.
Es decir, sobre falsedades, falsedades. Sobre argumentos engañosos, todavía pretenden levantar cosas de que pudieran hacerse eco erradamente, o equivocadamente, algunos, de estas informaciones.
La France Press ha dado una explicación y ha dicho que lamentablemente ha sido sorprendida por una comunicación que creyó auténtica y de la cual no han podido después ubicar su origen. No han podido ubicar a la persona que envió el documento escrito.
Aquí viene el problema de la ética. ¿Puede un corresponsal, tiene derecho un corresponsal extranjero acreditado en Chile, a abusar de la hospitalidad generosa de este país, del respeto de este país por el pensamiento y las ideas? ¿Puede un corresponsal, con liviandad, dar crédito a un documento indiscutiblemente prefabricado, anónimo, sin antes preocuparse de averiguar la fuente de origen? ¿Puede decirse ante el mundo que en Chile hay un “ejército de liberación para librar a las provincias de opresión colonialista de Santiago”? ¿Puede injuriarse, como se injuria, a las Fuerzas Armadas y a Carabineros? ¿Puede decirse que este país vive una etapa de atropello a la democracia y a la libertad, de atropello a la Constitución?
Y la presencia de ustedes aquí, ¿no es el testimonio más irrefutable de que es falso y de falsedad absoluta lo que se afirma? ¿Tienen derecho los corresponsales extranjeros a jugar con el nombre y el prestigio de un gobernante elegido por el pueblo, a jugar con la dignidad del propio pueblo de Chile?
Yo creo que no, señores, Y sin embargo, nadie de ustedes, ningún corresponsal, ha recibido una notificación o una amenaza. Una vez más apelo a lo que supongo tienen de reserva moral y ética de su profesión.
De la misma manera ‐y es importante esclarecer este hecho‐, la Associated Press ha transmitido ayer a todo el mundo, que había un acuerdo entre Chile y la Kennecott en Holanda. Falso de falsedad absoluta. No ha habido y no habrá acuerdo ninguno entre Chile y una empresa transnacional que, después de haber recurrido a los tribunales chilenos y cuando el fallo le es adverso, golpea a las puertas de los tribunales de otros países para crearle a Chile una situación dificilísima en el comercio internacional. No ha habido acuerdo ni lo habrá jamás, porque tenemos la razón y el derecho.
El Derecho de nuestras leyes, que es el que vale para nosotros. Y tampoco los ampara a ellos el derecho internacional.
Por ejemplo, quiero hacer referencia a que se acaba de acordar en la Comisión Permanente de Comercio y Desarrollo, en Ginebra, una resolución que establece categóricamente el derecho irrenunciable de los países a expropiar a las empresas extranjeras avecindadas en ellos, y el derecho de esos países a fijar las indemnizaciones de acuerdo a sus propias leyes. Esta resolución ha sido aprobada por 39 votos con solo dos votos en contra.
Pues bien, ¿qué es lo que ocurrió? Sencillamente, el abogado que representa los intereses de Chile en Francia ‐ante el tribunal francés‐ señaló que el cobre embargado era de propiedad de una firma francesa que había comprado ese metal.
Tomando pie en esta declaración los abogados de la Kennecott en Holanda retiraron su demanda, para decir que entonces no podía embargarse el cobre sino el valor del cobre. Ese ha sido el problema. Jamás habrá un acuerdo, jamás habrá un entendimiento. La Kennecott ha recurrido, de mala manera, después de haber fracasado en sus tentativas en Chile, a hacer una campaña que en el fondo está destinada a perjudicar a nuestro país en sus relaciones comerciales con los usuarios permanentes del cobre, destinada a hacer creer que Chile no será capaz de cumplir con sus metas de producción, destinada a impedir que los bancos que reciben los contratos, anticipen ‐como es tradicional‐ un alto porcentaje del valor de esos contratos; destinada a acentuar el cerco en contra de Chile, limitada, disminuida de hecho, abolida de hecho la línea de crédito a corto plazo en los bancos privados norteamericanos, a pesar de que llegamos a un acuerdo con ellos. Fíjense ustedes, de una cifra cercana a los 240 millones de dólares al año, cifra tradicional hasta 1970, el año 1971 bajamos a 60 millones y en lo que ha corrido de este año tenemos sólo 30 millones en líneas de crédito a corto plazo.
Dificultades también, aunque en menor escala, en los bancos comerciales de Europa, dificultades para obtener los créditos a que tenemos derecho, en los organismos internacionales como el Banco de Importación y Exportación, el BID o el Banco Mundial, con declaraciones expresas de que a Chile hay que dificultarle las posibilidades crediticias, sin haber todavía podido terminar la renegociación bilateral de nuestra deuda externa con Estados Unidos.
La renegociación está por suerte a punto de terminarse con la República Federal Alemana y con Japón.
A estos hechos, que son gravísimos, se agrega la tentativa de la Kennecott con las proyecciones comerciales que acabo de esclarecer.
¿Eso no os un cerco económico con un país por el delito de luchar por su independencia económica y por su dignidad?
Esto deben decirlo, esto es lo que deben propalar, estos son los hechos que Uds. viven, que conocen y tienen conciencia de ellos. Y en cambio se agrega este actitud, que en el fondo viene a ser una complicidad. Me refiero a las noticias falsas, conscientes o inconscientes, de algunos corresponsales. En cuanto al problema de fondo que se me ha preguntado, la situación de Chile, ustedes la viven, la viven perfectamente bien. Es cierto que se ha llamado a un paro; es cierto que los transportistas han logrado en un alto grado detener sus actividades, al igual que el comercio. Pero el pueblo se ha organizado para restablecer el orden, para impedir el paso de aquellos que quieren paralizar el país, porque estos intentos son una agresión a Chile y no sólo al Gobierno legítimamente constituido.
Pero yo les puedo decir que no ha habido paro, ni aun en el caso de los transportistas. No ha habido un paro que pudiéramos calificar de 100%. Ahí están, inclusive, transportistas particulares que no acataron las ordenes o que no pertenecen a esa organización; ahí están los organismos del Estado, que cuentan con algunos medios; ahí están los elementos de que dispone el Ejército, para cumplir con la tarea, fundamental de llevar los alimentos, las materias primas, los insumos, las mercaderías.
Y hemos podido suplir las dificultades que este paro ha ocasionado. Esto significa una dura y pesada tarea. Quiero dar una cifra: tan solos en 6 días, la Armada Nacional ha transportado 283 mil litros de bencina. Piensen Uds. que el consumo de bencina en Santiago es de 4 millones de litros al día; y de lubricante son 500 mil litros.
Tuvimos que organizar, con las dificultades inherentes, los medios para poder hacer que la bencina y el lubricante llegara oportunamente para abastecer las necesidades esenciales de los hospitales, de las industrias, de las Fuerzas Armadas, del transporte colectivo.
No se ha detenido una empresa. En Chile hay 35 mil industrias; 5 o 6 pretendieron detenerse; las intervenimos algunas, otras las ocuparon los trabajadores y las hicieron caminar.
¿En dónde han leído Uds. que un sindicato se haya declarado en huelga? ¿Qué industria ha sido paralizada por los trabajadores? Hubo empresarios que tuvieron el descaro y la osadía de decir a los trabajadores que se fueran a sus casas y les pagaban el salario. Y los obreros les dijeron que no, que ellos estaban ahí para trabajar; así ocurrió en las empresas constructoras que están haciendo las obras cerca del aeropuerto de Pudahuel.
Es cierto que hay una huelga parcial de médicos, pero no una huelga total. No hay ningún hospital que no haya funcionado. Y debo reconocer que médicos que no pertenecen a la Unidad Popular, muchos médicos independientes, y aun médicos democratacristianos han estado trabajando.
No podrá paralizarse ningún hospital; hay hospitales en que el sector de médicos es mayoritario y contrario al Gobierno.
Sin embargo, hay recursos humanos de médicos suficientes para no paralizar el hospital, y además los trabajadores de la salud ‐que también contribuyen tanto como los médicos‐ en el 100% de los casos están trabajando.
¿Está detenida la educación pública? ¡No señores! ¿Qué servicio esencial del país ha estado paralizado? ¡Ninguno! ¿Se paralizó Ferrocarriles? ¡No señores! ¿Se paralizaron los puertos?
¡No señores!
Es cierto, repito, que estuvo paralizada parcialmente un día y medio la movilización colectiva.
¡Han vuelto al trabajo!
¡Han comprendido!
Y yo he buscado los caminos del diálogo; inclusive de la mediación, sin rebajar la dignidad de la autoridad del Gobierno.
Entregamos, entre otros, a los representantes de los microbuseros y autobuseros, la posibilidad ‐sobre la base concreta de puntos que ellos mismos nos pidieron‐ de actuar como mediadores. Y la buena intención de ellos fue rechazada por los que estaban detenidos en la cárcel.
Yo les pregunto a Uds., frente a la crítica que se ha hecho, ¿Es delito que un Gobierno recurra a la Ley? ¿A qué va a recurrir si no recurre a la Ley? Nosotros hemos estimado que el paro de los camioneros atenta contra Chile. ¿Y cómo no va a atentar, si quiebra su economía? ¿Si da posibilidades de sufrimientos para miles y miles de chilenos?
Pero qué bueno es que mediten Uds. Esos chilenos azotados injustamente, careciendo de la posibilidad de abastecerse normalmente, están trabajando junto al Gobierno, dentro de la Constitución y la Ley; si quisiéramos tendríamos aquí 100 mil, 150 mil personas. Bastaría la más leve insinuación para que los trabajadores del Cordón Cerrillos ‐15 mil o 25 mil‐ vinieran a abrir las tiendas en Santiago. ¿Qué les hemos dicho? ¡No! No, la fuerza de este Gobierno está en el respeto a la Constitución y a la Ley, y en lo que la Constitución le da para poder restablecer el orden, en el empleo de las Instituciones armadas, Carabineros e Investigaciones.
Yo les puedo decir que ha habido horas muy duras y muy difíciles. Que ya, yo creo, están superadas. Pienso que muchos profesionales hoy día entienden la raíz de esta situación.
Además, nosotros ‐reitero‐ no hemos querido ensañamos; no hemos tomado ninguna medida arbitraria; hemos recurrido a la Ley y hemos utilizado los resortes que la Constitución nos otorga. ¡Qué buena lección hemos dado! ¡Qué demostración de madurez ha enseñado el pueblo!
¡El paro que quiso ser general, ha fracasado y fracasará rotundamente!
Jamás podrá paralizarse íntegramente algún servicio o una actividad en Chile. ¡Jamás! Porque no sólo las fuerzas partidarias del Gobierno son muchas, sino porque muchos chilenos, no siendo partidarios del Gobierno, nunca se prestarán a herir dramáticamente nuestra economía y nuestro pueblo.
Sr. Villarroel. Canal 13 de Buenos Aires: Presidente, esta situación, que está viviendo Chile, de anormalidad, ha coincidido en fecha con esa otra situación difícil que Ud. ha señalado, el problema del embargo de cobre en el exterior.
Mi pregunta es: ¿El Gobierno que Ud. preside cree que hay alguna interrelación entre esos dos hechos?
Presidente: Evidente. La experiencia histórica así lo señala. Lo de la Kennecott, lo de los cables y la utilización de un sector opositor en nuestro país, son, muestra de ello. Quiero ser muy claro, señor Villarroel: yo no culpo de sediciosos a todos los opositores ni a la oposición entera; yo no creo que dirigentes políticos que tienen una trayectoria democrática, hayan expresado su adhesión solidaria al paro, con la intención de que este tuviera como fin derrocar al Gobierno.
Yo pienso que ha habido de parte de ellos una desinformación, o una concepción de derechos gremiales, que no son tales o han pensado que se ha atropellado estos derechos gremiales, lo que no existe; pero sé también que dentro de los amplios repliegues de esta Oposición que yo he dicho siempre que respetaré hay un sector sedicioso, conspirativo, vinculado a los grandes intereses nacionales heridos y a los grandes intereses foráneos también heridos legítimamente por Chile.
Y eso es un hecho irrefutable y por eso me he detenido a informar la gama de noticias destinadas a crear un clima y un caos que lógicamente permitiera acentuar internamente las tentativas sediciosas de grupos minoritarios. Aquí esta, ustedes han visto con cierta actitud de preocupación ‐y a lo mejor creyendo que es anti protocolar‐ que yo haya llegado con un canasto en la mano. A lo mejor alguno pensó que era la “canasta” que íbamos a poner en marcha sobre los alimentos. Pero esta canasta es muy distinta. ¿Qué significa? Podría poner sobre esta mesa dos mil, tres mil de estos elementos llamados “miguelitos”, los cuales han sido, recogidos sólo en la provincia de Santiago, donde estaban sombrados en los caminos y puentes, en forma artera en las noches. Vean Uds., no hay manera de que no se pinche un neumático, no hay forma que no se destruya un neumático y esto puede significar el volcamiento de vehículos, tanto de la locomoción colectiva como de otro tipo. Ayer ha fallecido un muchachito, un niño de 11 años, que por las dificultades de la locomoción iba prácticamente con su cuerpecito fuera de un microbús. Se cayó. Lo recogieron y con la buena iniciativa del conductor quisieron llevarlo inmediatamente a un centro asistencial. Pero antes de llegar se reventó un neumático y esto produjo una demora que le causó la muerte, por anemia aguda. Un minuto antes que hubiera llegado y esa vida se habría salvado. ¿Esto es reivindicación gremial? ¿Esto es defender los derechos sindicales?
Esto es sedición, este es el típico procedimiento fascista, esta es cobardía moral de gente que se ampara en las sombras de la noche. Por esto tuvimos que decretar el Toque de Queda, porque ya estaban recurriendo a las bombas y el sabotaje. Ahí están los trozos de líneas forreas entre Quillota y Valparaíso, destruidos en dos tramos. Ahí está, la tentativa en la vía entre Melipilla y San Antonio. Ahí está la destrucción parcial de una copa de agua. Me equivoqué el otro día cuando dije que había sido en Quinta Normal. Fue en otra parte. Ahí está la bomba lanzada a la casa, de un dirigente de izquierda en San Miguel. Ahí está, la bomba colocada en el Casino de Viña del Mar. Estos son los hechos materiales que demuestran una organización. Esto no se hace en un taller cualquiera. ¿Quién paga esto? ¿Dónde se distribuye el material para hacerlo? ¿En qué parte se fabrican? No se hace 10 o 15 mil de estos elementos de destrucción infernales si acaso no se tiene la decisión de llevar a un país al enfrentamiento. Pero se han equivocado ‐una vez más- y se van a seguir equivocando.
Este país no se va a ensangrentar. No se va a destruir la democracia, no se va a hacer pasto de la libertad y ustedes podrán seguir conversando conmigo en futuras conferencias de prensa.
Pablo Piacentini (Buenos Aires) Presidente, ¿Considera que en el fondo de este conflicto hay una agudización de la lucha de clases en Chile y hacia dónde se proyecta?
Presidente: Lo que yo creo es que se trata ahora de una tentativa fascista. La repuesta de la clase obrera ha sido fundamental y lógicamente tendrá que agudizarse la lucha de clases, porque un sector privilegiado que antes tenía el Gobierno y el poder pretendería aprovecharse de esta tentativa fascista para recuperarlo.
Periodista (De Perú) Quería preguntarle…
(Lo interrumpe el Presidente): Ud. ha pasado siete días aquí en Chile.
Periodista. (De Perú) Quería preguntarle ¿que opinión concreta le merece la actitud de les Fuerzas Armadas de Chile?
Y en segundo término ‐si fuera posible‐ ¿se ha temido o teme Ud. algún atentado contra su vida?
Presidente: En primer lugar, ya que Ud. es periodista peruano, quiero públicamente agradecer al Gobierno del Perú, a mi amigo el Presidente Juan Velasco Alvarado, la actitud de solidarizar con Chile frente al atropello de la empresa transnacional Kennecott. Quiero agradecer a los trabajadores peruanos, a los escritores y artistas peruano, a los intelectuales peruanos, que han expresado también abiertamente su solidaridad con Chile.
Quiero decirle que como Presidente de la República y Generalísimo de las Fuerzas Armadas de mi Patria, rango que la Constitución me otorga, puedo una vez más, reiterar mi satisfacción al constatar, como siempre que las Fuerzas Armadas de Chile, Carabineros e Investigaciones son organismos técnicos, profesionales que cumplen su misión y su trabajo. Cuando no hay conflictos, lo hacen con la responsabilidad que históricamente se les ha reconocido. Y cuando hay dificultades, su responsabilidad y su eficiencia se acrecientan y lo demuestran en los hechos, y con las palabras.
Las Fuerzas armadas han desarrollado una labor excepcionalmente eficaz. Les ha correspondido la dura, la durísima tarea, no sólo de imponer el orden en actitud de persuasión, sino que de contribuir a que el país no se paralizara. Por cierto que ellas y nosotros lo hemos logrado. De allí que puedo expresar ante Uds. ‐me interesa sobre todo frente a los corresponsales extranjeros‐ que las Fuerzas Armadas de Chile una vez más han demostrado su lealtad a la Constitución y a la ley. A la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Pero más que eso, han demostrado una vez más su acendrado sentido nacional, su patriotismo, su capacidad, su idoneidad.
En cuanto a la segunda parte de su pregunta, su tuviera temor de ‐algún atentado‐, no podría vivir yo. No estaría aquí o ¡Imagínese! Si se ha de producir, se producirá. El proceso social chileno no descansa en hombre. Descansa en el pueblo.
Por eso no pierdo el sueño. Mi vida tiene importancia, no lo voy a negar. Yo contribuyo tanto como otros, o más que otros, porque tengo el puesto de mayor responsabilidad. Pero aquellos que pudieran imaginarse que suprimiéndome físicamente van a detener este proceso, creo que se equivocan lamentablemente. Creo, al contrario, que podría desatarse una violencia que yo no quiero. No me inquieto por mi vida y vivo tranquilo, porque el proceso social chileno no es la acción de un hombre. Es la acción madura de un pueblo políticamente consciente, y con fuerzas sindicales poderosas, que le dan el derecho a decir que seguirá adelante con su voluntad revolucionaria.
Periodista de la República Dominicana: Yo vengo de Santo Domingo, del periódico “El Nacional”. Para los que estamos reporteando este tipo de situación en estos países, nos resulta evidentemente problemático entender ¿hasta qué punto estarían dispuesto su Gobierno y su organización política a aguantar todas las formas de conspiración contra su Administración?
¿Definitivamente, es decir aunque se supere la actual situación que vive Chile? es indudable que esos sectores a que Ud. siempre ha hecho alusión y califica de sediciosos, van a continuar conspirando contra su Gobierno. ¿Cuál es el punto clave que Ud. pusiera que va a aguantar? Es
decir, ¿dónde es que Ud. va a poner punto final definitivamente a esta situación?
Presidente: Ud. me hace una pregunta que no le puedo contestar. Si yo supiera cuál va a ser el minuto del punto final, sería ideal.
Le puedo decir en línea general, primero, será respetada toda oposición que se realice dentro de los cauces constitucionales y legales. Será combatida y reprimida toda oposición que rompa el status institucional chileno. Lo haremos a través de las leyes. Además, si alguna gente afiebrada o enfermiza quisiera pasar más allá de los paros a tomar una actitud de acción directa, será reprimida violentamente por las fuerzas que el Gobierno tiene constitucionalmente para ello: Fuerzas armadas, Carabineros e Investigaciones. Y si la sorpresa que pudiera ser un resorte que se aprovechara nos obligara a utilizar la conciencia revolucionaria del pueblo, también lo haremos. Pero, claramente.
Este Gobierno tiene resortes suficientes para detener y atajar toda tentativa golpista, fascista.
Es bueno que repita cuáles son estos instrumentos: Fuerzas armadas, Carabineros e Investigaciones para defender el Estado. Y además, la fuerza invencible del pueblo unido, consciente, dispuesto a defender su Gobierno.
Periodista del United Press ORVI: ¿Me permite hacerle dos preguntas?
Presidente: No, una no más.
Periodista: ¿Qué opina de las actividades que realiza el Partido Nacional para acusarlo constitucionalmente?
Periodista: Otra pregunta que quería hacerle era… (se refiere a problemas de provincia).
Presidente: ¡Por qué no la presentan…!
Que la presenten. Si quieren, pero me parece a mí que presentar una acusación Constitucional, sabiendo que no tienen los votos para aprobarla, tendría sólo un móvil político que no desprestigia al Gobierno ni al Presidente; desprestigia a los que la presentan; y por eso creo que ha caído, ‐no diría en el vacío, diría en el ridículo-, la proposición de un señor, cuyo nombre no recuerdo, para presentar una acusación de este tipo. Yo creo que han hecho bien los otros sectores opositores; de haberlo tomado en cuenta se habría creado una atmósfera política muy convulsiva, y para nosotros habría sido una tarea bastante dura atajar, seguramente, al millón, de chilenos que habrían querido protestar por este hecho.
Primera pregunta contestada ¿Cuál era la segunda?
Periodista: El toque de queda.
Presidente: Le queda todavía del toque (Risas) Bueno, suspenderemos el toque de queda, cuando tengamos la seguridad de que no les queda ya a que recurrir arteramente. Mientras tanto, le hace mucho bien a la gente; descansan desde más temprano, hacen vida hogareña, están con sus hijos y su mujer, ven la televisión, oyen música; está tranquila la gente. Fíjense que lo aconsejo como médico que no está en huelga.
Periodista canadiense: El Gobierno de Chile ha llegado a un acuerdo con el Gobierno Canadiense…
Presidente: Nosotros hemos tenido muy buena acogida ‐lo agradecemos‐ de parte del Gobierno Canadiense; no sólo en esta materia, sino en otras materias de tipo comercial; y en lo que se refiere a los repuestos, hemos adquirido en Canadá un número apreciable de ellos, y pensamos seguir haciéndolo con créditos y facilidades. Le agradezco su pregunta y le pido que exprese mi reconocimiento; su castellano es bastante bueno, mejor que mi inglés. (Risas).
Periodista holandés: Ud. ha dicho que un Ministro Holandés ha donado trece millones de florines para ayudar a Chile ¿Comprende usted el significado de esto, siendo Chile un país socialista y no siéndolo Holanda?
Presidente: Puedo decirles a ustedes que el Gobierno de Holanda ha sido extremadamente comprensivo para el Gobierno y el Pueblo de Chile. Tuve oportunidad de hablar con el Ministro que presidió la delegación de Holanda a la reunión de la tercera UNCTAD, y conversando con el sobre algunos créditos, le hice ver que uno de ellos, destinado a poner en ejecución los trabajos de un gran “reservoir” (fíjense que bien pronuncio esa palabra francesa), era insuficiente y que nosotros deberíamos hacer un esfuerzo muy grande para completar las cifras. Y de inmediato me dijo: “Presidente, disponga del doble de esa cantidad”.
Con esto estoy señalando y agradeciendo públicamente la actitud del Gobierno de Holanda, a su gesto solidario y a su magnífica demostración de comprensión, y a la lección que establece que regímenes distintos pueden y deben entenderse ‐y sobre todo en el caso de Chile‐ cuando a ellos les interesa, que un país camine hacia un régimen distinto en pluralismo, democracia y libertad.
Periodista holandés: ¿Es cierto que Chile está al borde de la guerra civil?
Presidente: No. No estamos al borde de la guerra civil. Eso quisieron algunos. No lo han logrado ni lo lograrán y yo haré lo posible y lo imposible por evitarlo. Hasta ahora he demostrado que lo he conseguido. El 90, el 95% de los chilenos son contrarios a la guerra civil.
Periodista de “Chile Hoy”: Los dirigentes de la oposición, en una intervención en Canal 13, dieron a entender que estaba cerrado el diálogo con el Gobierno, o que ellos no lo querían.
Usted ha señalado que todavía es posible una mediación. Yo quería preguntarle, en todo caso, cuál es la salida política que usted le ve a la situación y en qué forma cree usted que afecta lo que ha ocurrido, en las próximas elecciones.
Presidente: Hay Gobiernos latinoamericanos, que tienen, indiscutiblemente, conciencia muy clara de que Chile procederá dentro de normas constitucionales. Yo tengo sólo palabras de gratitud para esos Gobiernos, no porque hayan hecho una declaración explícita o inexplícita en el caso de las compañías extranjeras, sino porque hemos mantenido un ritmo de intercambio como nunca en el caso de Brasil, y como nunca en el caso de Argentina. En cuanto al Presidente Lanusse, reducido el diferendo del grupo que se tomó el avión, yo creo que públicamente debo expresar que nuestras relaciones con Argentina son inmejorables, y que el Presidente Lanusse ha dado por superado el diferendo, con una actitud de comprensión, que yo reconozco y agradezco.
Y antes de despedirme, quiere hacerles conocer una declaración de último momento: la Comisión Episcopal, entrega todo su apoyo a la declaración del Cardenal Silva Henríquez, Obispo de Chile, al hacer un llamado a la opinión pública internacional diciendo: “La propiedad de explotación del cobre chileno, nuestra principal riqueza básica, pertenece soberanamente al pueblo de Chile, en virtud de un principio consagrado por Naciones Unidas y de acuerdo a un proceso constitucional inatacable.
Están de acuerdo con él, en reconocer que el pueblo de Chile, merece también el respeto a su derecho a confirmar su independencia y a tomar a cargo, su propio destino”.
Este cable viene de París, es de la Comisión Francesa de Justicia y Paz. Para que vean Uds. cómo nuestro Cardenal, desde más allá de las fronteras chilenas, obtiene apoyo a su patriótico pensamiento en torno al cobre chileno. Magnífica posición de la Iglesia Chilena, del Cardenal, y de esta Comisión de Justicia y Paz de Francia.
Señores, mucho gusto de saludarlos y buenas tardes.