Pronunciado: El 3 de noviembre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 5 de
febrero de 2016.
El Presidente de la República ha dispuesto la dictación de los siguientes Decretos en el ejercicio de prerrogativas constitucionales:
Decreto 1.617. Acepta renuncia y nombra en propiedad al Ministro de Salud Pública. Santiago, 3 de Noviembre de 1972. Vistos estos antecedentes y lo dispuesto en el Artículo 72 N° 5 de la Constitución Política del Estado, he acordado y decreto:
Acéptese a contar desde esta fecha, la renuncia presentada a su cargo por don Juan Carlos Concha Gutiérrez, en su calidad de Ministro Interino del Departamento de Salud Pública.
Nómbrese a contar desde esta fecha, Ministro de Estado en el Departamento de Salud Pública, al Doctor Arturo Jirón Vargas.
Tómese razón, comuníquese y publíquese.
El Presidente de la República, Compañero Salvador Allende Gossens, firma el decreto correspondiente y toma el juramento al Ministro de Salud Pública, Doctor Arturo Jirón Vargas.
Presidente.: Ante el alejamiento del cargo de Ministro de Salud Pública del Doctor Juan Carlos Concha, debo declarar que durante el tiempo que ha desempeñado esta cartera ha demostrado, además de su capacidad técnica, dedicación, vocación y una actitud de comprensión amplia de los problemas de salud pública. Ha tenido siempre pendiente que la salud debe llegar a los más amplios sectores populares; ha estado en su trabajo preparando las bases de la nueva Ley que debe entregar salud a todos los chilenos, con una idea muy clara sobre centralización normativa, descentralización administrativa, democratización del servicio y la presencia de la comunidad junto a los trabajadores de la Salud. Y al decir los trabajadores de la salud, interpreto el pensamiento del Doctor, don Juan Carlos Concha, quien siempre, siendo médico, pensó, piensa y sabe que no solo los médicos imparten salud, sino aquellos que construyen la salud y que son el resto de los profesionales o no profesionales, que trabajan para defender el capital humano, que es lo que más vale en el país. Son razones de índole partidario -posiblemente el colega tenga que asumir otras responsabilidades- las que lo hicieron renunciar a su cargo de Ministro, este 3 de Noviembre. He lamentado este hecho, que queda paliado en parte, porque tengo el agrado de designar -ya lo he hecho, hace un instante- como Ministro de Salud Pública al Doctor Arturo Jirón Vargas, a quien conozco hace mucho tiempo y quien es médico por herencia. Su padre fue por muchos años uno de los más queridos profesores que haya pasado por la Universidad de Chile; Profesor de Anatomía, Decano de la Facultad de Medicina. Tuve la satisfacción de conocerlo desde la Universidad, posteriormente fuimos colegas en el Senado ‐fue Senador por Santiago, Gustavo Jirón Latapiat.
Por eso para mí, nombrar a Arturo Jirón, es un motivo de profunda satisfacción y sé qué hará del Ministerio de Salud Pública un factor importante y dinámico en la defensa de la salud.
Decreto 1.618. Designa al Ministro de la Vivienda. Santiago, 3 de Noviembre de 1972.
Vistos estos antecedentes y lo dispuesto en el artículo 72, N° 5 de la Constitución Política del Estado, he acordado y decreto:
Nómbrese a contar de esta fecha, Ministro de Estado en el Departamento de Vivienda y Urbanismo a don Luis Matte Valdés, quien servía el cargo en calidad de Interino.
Tómese razón, regístrese y publíquese.
El Presidente de la República, Compañero Salvador Allende Gossens, firma el Decreto correspondiente y toma la promesa o juramento al Ministro de la Vivienda y Urbanismo, compañero Luis Matte Valdés.
Presidente: Sólo me cabe decir, que he estado muy satisfecho con el desempeño de su cargo, con su labor realizada. Ya expliqué -ayer- las razones por las cuales había designado en condición de Interinos a tres Ministros, y he resuelto nombrarlo Titular, una vez esclarecidos algunos puntos, que era fundamental hacerlo.
Sé que continuará con su tarea de darle al Ministerio de la Vivienda la máxima agilidad. Una de las tareas más duras, más difíciles de cumplir, es la de darle vivienda al pueblo, en un país donde faltan 600 mil viviendas y donde nunca se ha construido -tampoco nosotros lo hemos hecho- para el aumento vegetativo de la población, donde la infraestructura impide hacer posible un plan -aun contando con los medios necesarios- porque faltan los elementos básicos, complementarios. No tenemos ni el fierro, ni el cemento; no tenemos cómo equipar un número determinado de casas; la producción de la línea blanca es limitada; es decir, hay que racionalizar todos los elementos de la construcción y hay que buscar la manera de abaratarlos.
Hay que crear, con ingenio, con las posibilidades que da el propio pueblo, más allá inclusive de las autoconstrucciones, con ideas especiales que puedan acelerar el ritmo fundamental de la construcción.