Pronunciado: El 17 de mayo de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de
febrero de 2016.
Señoras, estimados compañeros: Mario Pedroza, Pedro Miras, y José Balmes.
Señores Embajadores, representantes de países amigos.
Señores Delegados a la III UNCTAD.
Autoridades civiles, militares y eclesiásticas.
Muy estimadas compañeras y estimados compañeros;
Es para mí un honor, muy significativo, recibir a nombre del pueblo de Chile estas muestras, estos cuadros, estas obras que nos envían, como expresión solidaria, artistas de los distintos continentes.
Quiero destacar que en la profundidad de las palabras y en la belleza de la forma, como corresponde a un artista, el compañero Mario Pedroza, ha señalado que este es el único museo del mundo que tiene un origen y un contenido de tan profundo alcance. Es la expresión solidaria de hombres de distintos pueblos y razas que, a pesar de la distancia, entregan su capacidad creadora, sin reticencias, al pueblo de Chile, en esta etapa creadora de su lucha. Y lo hacen en los momentos en que también mi Patria es distinguida al señalársele como el lugar para que se reúnan representantes de 141 países en la Tercera Conferencia de Comercio y Desarrollo. No sólo el pueblo de Chile, sino nuestros visitantes comprenderán, como comprendemos todos, lo que representa para nosotros este estímulo, esta expresión fraterna, esta manifestación comprensiva de los artistas del mundo.
Comprendo perfectamente bien, que no puedo dar sencillamente las gracias, aunque esta palabra tiene un contenido tan profundo que podría con ella expresar mis sentimientos y los sentimientos agradecidos de los trabajadores chilenos.
Pero, siempre entendí el contenido, el alcance y la significación que han tenido y tendrán estas demostraciones de los creadores de la belleza, de los plasmadores de la inquietud, en sus telas, en sus estatuas, en sus obras.
Y, es por ello que el 1 de mayo, en un acto de masas de honda importancia para nosotros, cuando se congregaban los trabajadores de Chile, para rememorar a aquellos que cayeron, para hacer posible ‐entre otras cosas‐ que los nuestros se reunieran siendo Gobierno anuncié que se iba a inaugurar este Museo de la Solidaridad y leí los nombres de aquellos que estimé representaban, no por la jerarquía, tan sólo, de sus condiciones de creadores, sino por haber sido los primeros, los nombres ‐repito‐ de aquellos que enviaron al Comité de Solidaridad, con más premura, su expresión de afecto a nuestro pueblo y a nuestros trabajadores.
Hoy, quiero, no cumpliendo ritualmente, y en forma protocolar, sino porque estimo que es justo hacerlo, recordar aquí al comité que integraban Louis Aragón, Jean Lamarie, Rafael Alberti, Cario Levi, Aldo Pelegrini, Mariana Rodríguez y José María Moreno Galvíti.
Quiero destacar a aquellos que como Mario Pedroza y Danilo Tréllez fueron los representantes de nuestros artistas para coordinar la entrega y a los compañeros José Balmes y Miguel Rojas y, además, al Decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, Pedro Miras Contreras quienes también con su ascendiente, sus vínculos, con sus contactos han hecho posible la materialización de lo que hoy día podernos contemplar.
¡Qué bien lo ha expresado el compañero Pedroza! Este no será un museo más. Este debe ser el Museo de los Trabajadores, porque para ellos fue donado, y cuando el Gobierno Popular que presido, luchó, porque así fue, para que la III UNCTAD pudiera realizarse en Chile, cuando el espíritu de UNCTAD, por así decirlo, sacudió a nuestro pueblo y se hizo posible lo que muchos no creyeron, que íbamos a materializar la construcción de la placa y de la torre que ha servido de edificio material para los delegados de tantos países, entonces, avizoramos lo que será mañana esa torre y lo que será mañana esa placa. Queremos que esa torre sea entregada, y así lo propondré, a las mujeres y a los niños chilenos y queremos que la placa sea la base material del gran Instituto Nacional de la Cultura, y, dónde mejor que allí estarán estos cuadros, estas telas y estas obras.
Allá donde van a ir los trabajadores entendiendo que aquí, en una nueva concepción de los derechos del hombre, y trabajando fundamentalmente para el hombre, poniendo la economía a su servicio, queremos que la cultura no sea el patrimonio de una elite, sino que a ella tengan acceso ‐y legítimo‐ las grandes masas preteridas y postergadas hasta ahora, fundamentalmente, los trabajadores de la tierra, de la usina, de la empresa o el litoral.
Por eso, compañero Pedroza, yo le aseguro a Ud. que este Museo no se va a desmembrar, que este Museo se mantendrá en su integridad y creo que sus palabras señalan, también, la posibilidad que se amplíe, no porque nosotros lo pidamos, sino porque, seguramente, muchos artistas que no tuvieron oportuna información o tiempo necesario, harán la entrega generosa que Ud. mismo nos ha anunciado ya, para acrecentar este patrimonio que desde ahora y por mandato de los artistas progresistas del mundo integra el patrimonio cultural del pueblo de Chile.
Quiero, finalmente, señalar que en un hombre, que por sus años, por su prestancia y por su vida, merece que en él exprese mi reconocimiento a los artistas progresistas del mundo, me refiero a Jean Miró, al maestro o, a don Jean, como lo llaman los que así tienen derecho para hacerlo.
Él quiso, no entregar un cuadro, de los muchos o de los pocos que tiene en su casa, o en su galería de trabajo, él quiso crear algo para Chile. Fue más generoso aún, él puso su inteligencia, sus pinceles, su mente a trabajar para materializar este gallo, que como ha dicho el compañero Pedroza: “canta una nueva alborada”, a una nueva alborada, que es una vida distinta, en un país dependiente que rompe las amarras para derrotar el subdesarrollo y con ello la ignorancia, la miseria, la incultura y la enfermedad.
En Joan Miró, anciano respetado y respetable, pintor sin fronteras rindo el homenaje agradecido del pueblo de Chile, por la actitud de tantos y tantos que han comprendido lo que aquí hacemos, las metas que queremos alcanzar, nuestra dura lucha, frente a intereses poderosos ‐nacionales y extranjeros‐ que quisieran que el pueblo siguiera aherrojado y al margen de la instrucción y la cultura.
Este museo será la expresión del estímulo más hondo que sentirán desde más cerca los trabajadores. Y yo puedo decirles que el pueblo de Chile hace suyas las palabras del gran poeta nuestro, Pablo Neruda, cuando pensamos que en el mundo no debe haber fronteras y cuando él dice que “su casa sin puertas, es la tierra y las estrellas del mundo son su Patria”. (Aplausos).