Pronunciado: El 24 de julio de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de
febrero de 2016.
Conciudadanos:
Afirmar la independencia económica de la Patria es la noble e histórica tarea reservada al esfuerzo de las actuales generaciones.
Tenemos la responsabilidad de avanzar en el desarrollo económico. Liberándonos de la subordinación a poderosos intereses capitalistas extranjeros.
Semejante empresa requiere del patriotismo más encendido y de la voluntad más firme ante las restricciones externas contrarias a nuestras acciones emancipadoras.
La presión del capital foráneo está poniendo a prueba la cohesión interna de nuestro pueblo y nuestra capacidad de respuesta digna y patriótica. Estamos enfrentando al poder del imperialismo; nuestra posición se fortalece porque contamos con la ayuda de los gobiernos revolucionarios del mundo entero, que solidarizan con la lucha del pueblo chileno, como testimonian los créditos y la cooperación técnica concedidos.
El internacionalismo de los trabajadores contribuye, así, a la lucha nacional y revolucionaria de los trabajadores de Chile.
Por otra parte, hemos encontrado la colaboración y cooperación de los países industriales de Europa Occidental y de otros continentes. De lo cual siempre hemos dejado público testimonio.
La transformación de una realidad estructural es algo gigantesco, lleno de dificultades y peligros. Nuestro país ha dejado de caminar dentro del orden de cosas establecidas para cuestionar y alterar ese mismo orden tradicional en su raíz más profunda: La estructura económica.
El esfuerzo nacional en que el país está lanzado quiebra un sistema social fundado en la desigualdad y en la explotación de los trabajadores.
Los cambios revolucionarios y el desarrollo económico constituyen para el Gobierno Popular su misión fundamental. El buen éxito de nuestro proceso revolucionario depende, en gran medida, del rápido crecimiento de la economía, y a su vez, el desarrollo económico, generalizado a las grandes mayorías del pueblo.
Depende de la autenticidad y vigor de la obra revolucionaria.
Por eso, desde un comienzo, fue nuestro propósito impulsar la explotación máxima de la capacidad productiva instalada para sacar al país del estancamiento profundo en que lo recibimos.
Si bien los índices de crecimiento alcanzado son, por lo general, ampliamente satisfactorios, el ritmo acelerado impuesto a la actividad económica, en los últimos meses, evidencia descarnadamente contradicciones y desequilibrios que limitan en forma considerable la intensidad del crecimiento.
El desafío que nos hemos planteado, de movilizar el país al máximo, ha dejado al desnudo las verdaderas manifestaciones del subdesarrollo.
Es ahora, más que nunca, cuando se hacen evidentes los contrastes entre las necesidades de un país con voluntad de crecer y la realidad de su infraestructura.
Medios de comunicación y de transporte absolutamente insuficientes, que entorpecen el abastecimiento; medios de producción industrial desequilibrados, que no responden a la real estructura de las necesidades, servicios deficientes, capacidad técnica reducida, y una maraña administrativa anacrónica y semi impenetrable.
Es sobre esta base que debemos establecer nuestra política creadora, evaluarla o crítica.
I.- Balance económico: 1971-1972
Las características del estancamiento a las que tradicionalmente la economía chilena estaba sujeta en los últimos años, ha sufrido una modificación fundamental, a consecuencia de la política de activación que el Gobierno ha venido implementando.
Su recuperación y el crecimiento sostenido quedan de manifiesto en los indicadores sobre la producción y el empleo alcanzados a la fecha.
El ritmo de expansión de la producción interna lograda en 1971 fue del orden del 8,5 por ciento y para 1972 es estimado en un 6 por ciento. Este hecho, comparado con el promedio de crecimiento durante el período 66-70 de un 3,7 por ciento, nos permite establecer que, desde un enfoque global, se ha entrado en una firma etapa de avance.
Al mismo tiempo esta recuperación significó, en la producción industrial, un aumento de 12 por ciento en 1971 y de un 13 por ciento en el primer semestre del presente año, lo que proyectado para 1972 nos permite pensar en un crecimiento del 10 por ciento para dicho sector que, en comparación con la tasa tradicional de un 3,3 por ciento, hace evidente una superación del inmovilismo tradicional.
El importante crecimiento de la producción en todas las ramas de la actividad económica para el año 1971, y su mantención apenas atenuada para 1972, configura el cuadro de una economía en plena expansión.
Presten ustedes, compatriotas, especial atención a lo siguiente: La economía chilena alcanzó en 1972 la expansión ya descrita, pese al brusco descenso del precio del cobre en el Mercado Mundial, y cuando además, los indicadores del comercio exterior nos eran desfavorables.
Si hubiéramos encarado tal situación del modo tradicional no habríamos conseguido el fenómeno casi inédito en nuestra historia de crear expansión en medio de un proceso crítico del comercio exterior.
Lo tradicional era restringir la economía cuando se enfrentaban a alternativas similares.
Este proceso expansivo de nuestra economía hay que mirarlo desde otro punto, véaselo desde el punto de vista de los trabajadores. Para ellos ha significado aumentar en más de doscientos veinte mil el número de puestos de trabajo, reduciendo la tasa de desocupación en el Gran Santiago, en un 8,3 por ciento, en diciembre de 1970, a un 3,8 por ciento durante el mismo mes de 1972.
La tendencia a la disminución de la cesantía, es confirmada por la encuesta de junio del presente año, que muestra un 3,7 por ciento en la tasa de desocupación, la más baja desde hace quince años. Es decir, cerca de un millón de compatriotas se benefician directamente de la expansión actual de la economía.
La mayor producción, ligada al aumento del empleo, la mejor ocupación de los equipos e instalaciones, permitió recuperar y superar niveles de actividad económica.
Al mismo tiempo, el crecimiento logrado, se hizo con un cambio fundamental en la distribución del ingreso, elevando la participación de los trabajadores de un 52 por ciento a un 59 por ciento del producto, aparte, de todos los mecanismos indirectos de redistribución dados por las inversiones en salud y educación.
Lo que concede su real contenido a esta expansión económica es que ella tiene lugar, simultáneamente, con cambios estructurales en profundidad, reafirmando nuestra tesis de que sólo un hecho de tales características abre paso a un proceso de crecimiento económico sostenido, con una modificación en la distribución del ingreso y, en consecuencia, la alteración de las medidas de consumo y niveles de existencia en provecho de los asalariados, y de aquellos que encontrándose antes sin ocupación, no tenían acceso alguno a los frutos del desarrollo económico.
El proceso de transformaciones económicas básicas ha supuesto la reincorporación al patrimonio nacional de los recursos estratégicos mineros, industriales y financieros, poniendo bajo el control de Chile, actividades de singular connotación tecnológica como la Gran Minería del Cobre, donde por vez primera, el Estado y los trabajadores asumen la responsabilidad de dirigir y administrar las más grandes empresas mineras del mundo, así como la compleja comercialización del metal rojo con el mercado internacional, la nacionalización de empresas monopólicas de la actividad industrial, comercial y financiera, así como la intensificación de la Reforma Agraria ha posibilitado la constitución del sector de la economía.
Este hecho hay que medirlo en toda su magnitud. En él tiene planteado nuestro pueblo uno de los más importantes desafíos históricos que jamás haya encontrado: el de crear nuevas relaciones de producción y organización que apoyado en una disciplina laboral, de elevada conciencia política, permitan desarrollar la economía sobre un criterio de racionalidad y justicia, que anteponga el interés de los trabajadores al de los monopolistas y monopolios.
II.- Dificultades básicas
Sin embargo, es necesario analizar algunos desequilibrios y dificultades económicas que han surgido, simultáneamente, con el aumento de producción que comentamos. La política económica del Gobierno, es de carácter expansivo que pone énfasis en dos elementos:
En primer lugar, el aumento de la demanda, mediante el alza de los salarios y del poder de compra de éstos. El crecimiento de salarios nominales promedio fue, en 1971, de un cincuenta y cinco por ciento, mientras el alza de precios durante el mismo año alcanzó sólo un 22,5%, es decir, el reajuste de los salarios por arriba del índice de precios permitió un fuerte incremento del poder de compra de los trabajadores.
En segundo lugar, el aumento del gasto público, a través de los programas de Vivienda, Reforma Agraria, Salud y Educación, se elevó el nivel de la demanda y se impulsa el programa de Gobierno. El crecimiento de la demanda, derivada de esta política económica, tuvo un resultado positivo, como lo revelan las cifras de oferta global de producción, ya que existían márgenes de capacidad ociosa en términos de equipos y fuerza de trabajo.
No obstante lo lógico, existen, como lo habíamos previsto, algunos obstáculos que deben ser analizados con detenimiento, para fijar, correctamente, las tareas económicas que tenemos por delante.
1.- Escasez de divisas
El aumento del ingreso en la población ha significado un gran crecimiento de la demanda de alimentos que el sector agrícola no puede satisfacer.
También el período de reactivación ha impulsado, considerablemente, la necesidad de mayores cantidades de materias primas, repuestos y equipos para el sector industrial. Parte de esta demanda adicional tiene que satisfacerse mediante importaciones, creando así, una gran presión sobre la disponibilidad de divisas que nuestra economía genera a través de sus exportaciones e ingresos de créditos tradicionalmente, los capitalistas chilenos atendían la escasez de divisas endeudando al país de modo indiscriminado y estimulando la entrada de capitales extranjeros que se apropiaban de parte del patrimonio de las empresas nacionales.
Nuestro Gobierno ha enfrentado, de modo revolucionario, esta situación preservando los intereses de Chile, por un lado, mediante la recuperación del cobre, evitando con ello la sangría de divisas que anualmente se llevaban por concepto de utilidades, éste es el hecho básico.
Por otra parte, hemos buscado fuentes de crédito menos gravosas, encontrando una respuesta positiva, como era lógico suponerlo, de los países socialistas, que han otorgado créditos sobre los cuatrocientos millones de dólares para maquinarias, equipos y plantas, y en condiciones financieras extraordinariamente favorables para Chile. Estos créditos contribuyen decisivamente al gran impulso dado a la inversión durante este año y el próximo. Además, hemos procurado reconstituir nuestras líneas de créditos para contrarrestar la disminución provocada por los bancos norteamericanos.
En este sentido, también hemos encontrado respuestas afirmativas de parte de los países socialistas, de los bancos latinoamericanos y de los bancos de Europa y Japón. El país conoce el detalle de estas operaciones. A su vez, hemos tomado medidas de corrección, que permitan ir saneando nuestro comercio exterior a través de un presupuesto de divisas, para el año mil novecientos setenta y dos-mil novecientos setenta y tres, como un instrumento de realización planificada del uso de nuestras divisas de acuerdo a prioridades de interés nacional.
En forma complementaria hemos incrementado nuestros lazos de comercio con los países latinoamericanos, tanto los agrupados en la ALALC como en el Pacto Andino. Las importaciones procedentes de éstos alcanzaron 218 millones de dólares en 1971 lo que, respecto a 1970, significa un 75 por ciento de aumento.
Al mismo tiempo, las líneas de crédito otorgadas por los bancos latinoamericanos suman hoy cerca de setenta y cinco millones de dólares.
Desde el mes de noviembre del año pasado, como es de conocimiento público, Chile pidió a sus acreedores renegociar la deuda externa, proceso que sólo culminó a fines de marzo del presente año. En esa fecha se llegó a una resolución general, que permitió abrir las conversaciones bilaterales para concretar los acuerdos y llevar, así, un alivio real a nuestra balanza de pagos.
Con todo, no obstante los hechos positivos que hemos acumulado para la resolución de los problemas de nuestro comercio exterior, su saneamiento, mediante la nacionalización de la gran minería y del control planificado de nuestra capacidad para importar, es necesario que el país sepa que la situación de divisas que enfrentamos para el presente año es difícil, difícil debido, en gran medida, a factores que van más allá del ámbito de las decisiones, que tienen que ver con la política económica del Gobierno, como son los siguientes:
El promedio del precio del cobre, durante 1970, fue de cincuenta y nueve centavos, mientras en mil novecientos setenta y uno fue sólo de cuarenta y seis centavos. Este solo hecho significó un menor ingreso de doscientos millones de dólares, que a pesar del aumento de la producción de cobre de treinta y un millones de dólares, supuso una reducción de la entrada neta de divisas de ciento setenta y nueve millones de dólares el año último.
Para mil novecientos setenta y dos, la diferencia de precios respecto a 1970 significa una disminución aproximada de ciento setenta y cinco millones de dólares, que, a pesar del aumento estimado de la producción de cobre equivalente a cincuenta millones de dólares, va a significar una menor entrada neta de divisas de ciento quince millones. Es decir, aunque aumentáramos la producción de cobre en un quince por ciento, meta en sí misma difícil, Chile recibiría menores ingresos al estar el precio internacional en situación desfavorable respecto de los promedios alcanzados en mil novecientos setenta. ¡Exportamos más y recibimos menos!
Vivimos, como siempre, la dolorosa realidad de los países subdesarrollados, seguimos vendiendo barato y comprando caro, característica también de los países en vías de desarrollo.
La desvalorización experimentada por el dólar en el mercado mundial elevó el precio de las mercancías que nosotros importamos, alzándolas en un diez por ciento como promedio. Esto nos enseña que, si mantuviéramos para mil novecientos setenta y dos el nivel de importaciones corriente de mil novecientos setenta y uno, Chile debería pagar alrededor de noventa millones de dólares más por los mismos productos.
Con las divisas que estamos gastando, cerca de treinta y seis millones adicionales son fruto del aumento de precios en los alimentos importados que se elevaron en un catorce por ciento como promedio, destacando las alzas del arroz, en un cuarenta y cinco por ciento; de la leche en un quince por ciento; de la carne, en un nueve por ciento; del azúcar, en sesenta y tres por ciento; de la mantequilla en un quince por ciento; del aceite, en dieciséis coma uno por ciento.
La rigidez en la capacidad para importar también se manifiesta en la necesidad que tenemos de pagar nuestras deudas. A pesar del acuerdo alcanzado para renegociar parcialmente, los servicios de 1972, no por ello debemos dejar de desembolsar este año más de doscientos cuarenta millones de dólares. De esta cifra significa que estamos destinando un veintidós por ciento de nuestras exportaciones al pago de la deuda contraída por gobiernos anteriores.
En este cuadro de dificultades habría que subrayar la deliberada disminución de líneas de créditos a corto plazo desde Estados Unidos, que de doscientos veinte millones de dólares en agosto de 1970, cayó a treinta y dos millones en junio de 1972. Esta disminución de las líneas de crédito significa que se nos reducen los plazos para pagar nuestras importaciones corrientes, debiendo, ahora, cancelar al contado lo que antes tenía un plazo entre ciento ochenta días y un año.
Yo les pido que consideren la envergadura de estas cantidades de divisas y la repercusión negativa que su substracción brusca ha representado para el normal mantenimiento del flujo renovable del financiamiento de importaciones.
No menos importantes son las dificultades que nos han impuesto algunos organismos multinacionales de créditos, a los que tenemos derecho a acudir porque somos miembros integrantes de ellos. Chile ha pedido financiamiento para la realización de algunos proyectos.
Nos han sido rechazados sin que exista ninguna objeción de carácter técnico sobre los mismos.
Por otra parte, si tradicionalmente Chile, para usar créditos para maquinarias y equipos pagaba en promedio un quince por ciento al contado, lo que representaba un desembolso aproximado de cuarenta millones de dólares anuales, hoy día, ante la negativa de los proveedores tradicionales norteamericanos a otorgar este tipo de crédito y dado el carácter estratégico de algunas de nuestras compras de equipo, como las ligadas a la Gran Minería del Cobre, nos hemos visto, muchas veces, obligados a comprar al contado.
Este hecho, aunque compensado en parte por las condiciones favorables ofrecidas por los países socialistas, ha conducido a una situación en que las cuotas al contado por bienes de capital representarán, en promedio, un treinta por ciento sobre el valor de éstos. Esto lleva a un desembolso adicional de cincuenta millones de dólares debido, exclusivamente, a las acciones de represalias de intereses económicos internacionales afectados por mi Gobierno.
Las dificultades que estoy señalando forman parte de un virtual bloqueo económico, que la población no alcanza a percibir en toda su magnitud y sobre el cual no se pronuncian los medios informativos opositores, a pesar que es la causa principalísima del daño de nuestra economía, que repercute desde la producción hasta el abastecimiento diario, pasando por el transporte.
Justo es reconocer que junto a las dificultades que obedecen a factores externos como el precio del cobre o la paridad del dólar, también existen factores internos que agudizan la presión sobre la disponibilidad de divisas, como es el caso del aumento del nivel de demanda que la política redistributiva y de expansión económica ha desatado. Es dentro de este contexto donde debemos situar las medidas que el Gobierno adoptará.
El actual ritmo de crecimiento acelerado de la economía encuentra otro obstáculo en el agotamiento de la capacidad ociosa de producción mientras la demanda se expande en forma sostenida. No debemos olvidar que hemos heredado un sector industrial insuficientemente desarrollado para hacer frente al volumen de necesidades sociales insatisfechas.
El crecimiento de la producción durante 1971 y primer semestre de 1972 fue alcanzado, en forma especial, mediante el aumento en el uso de los equipos e instalaciones, así como por el mayor nivel de empleo. Continuar la expansión de la producción supone, en esa etapa, aumentar la productividad y ampliar dichas instalaciones, objetivo este último que el Gobierno está realizando a través de su programa de inversiones.
Sin embargo, estas inversiones toman un período de maduración que cubre más de un año, período de la construcción y puesta en marcha de los equipos.
Esto significa que la producción, en algunos sectores, tendrá un retraso en el tiempo, respecto a las necesidades creando problemas de desabastecimiento parcial y que dada la situación de divisas no pueden satisfacerse fácilmente con importaciones.
Deseo detenerme en el punto del subdesarrollo. Es indispensable que todos aprecien, descarnadamente, este fenómeno y sus efectos, del cual mucho se habla pero que, a fuerza de repetirlo, se transforma en un lugar común, sin contenido, o en un elemento abstracto si no se liga a la realidad cotidiana. El subdesarrollo lo sufre fundamentalmente el pueblo. Es el legado de nuestra histórica subordinación al imperialismo y a los grupos oligárquicos criollos, desde los años en que las vías ferroviarias eran desviadas con el exclusivo fin de pasar por campos de latifundistas influyentes, que las necesitaban. Y dirigían el país, hasta nuestros días, en que la insuficiencia de los transportes compromete el éxito de cualquier impulso en la producción, hay todo un espectro que resume el daño causado a la nación por los intereses privados cuando primen sobre los de la colectividad.
La infraestructura de Chile está a tal grado subdesarrollada, que los puertos son casi incapaces de recibir el flujo de productos importados, los que, una vez en tierra, con gran esfuerzo encuentran el bodegaje suficiente.
En 1971, la considerable importación de alimentos destinado a satisfacer a una masa consumidora en expansión, se transformó en una prueba para la infraestructura, que terminó por mostrar sus serias deficiencias. El puerto de Coquimbo, por ejemplo, considerado como alternativa al de Valparaíso, es incapaz de permitir la descarga simultanea de dos barcos y el propio Valparaíso no está en condiciones de atender más de 11 barcos a la vez.
El almacenaje muestra fallas, tanto en los puertos como en las ciudades y en el campo y a esa realidad se suma la insuficiencia de transportes, podemos entender cómo en este momento en Bío-Bío hay un stock, importante, de leche condensada que no puede salir de la provincia por falta de vehículos y otro tanto ocurre con la leche fresca almacenada en las provincias de Osorno y Llanquihue, que es requerida con ansia en la zona central. En los patios de almacenajes de la usina de Huachipato hay toneladas de acero y grandes equipos, fabricados allí, que no pueden ser sacados de la región porque además de la escasez de vehículos adecuados para su transporte existe el temor de que algunos puentes no pueden resistir el peso de los vehículos y de su carga.
Otro gran obstáculo económico que estamos encontrando, ligado a la rigidez del mecanismo de importaciones, es el relacionado con fuertes presiones inflacionistas, que ponen en peligro el ingreso real ganado por los trabajadores.
El aumento de la cantidad de dinero, resultado de los niveles de gasto público alcanzado, y del financiamiento de algunas empresas estatales, con precios y tarifas congeladas, proporcionan un mecanismo adicional de propagación de dichas presiones inflacionarias.
Los desequilibrios financieros y las dificultades en la balanza de pagos no son fenómenos nuevos en la economía chilena, pero tradicionalmente estas dificultades han sido abordadas desde el ángulo financiero, sacrificando el crecimiento económico y la distribución del ingreso, en desmedro del sector trabajador y desembocando, más pronto o más tarde, en nuevos desequilibrios financieros.
Hoy día, el contexto en que planteamos estos problemas es totalmente diferente. El Estado controla gran cantidad de recursos productivos en las actividades minera e industrial. En consecuencia, posee instrumentos de política económica que inciden tanto en el comportamiento económico del resto de los sectores como también en la producción misma en los propios canales financieros.
Además, la política económica se desarrolla con el apoyo de los trabajadores, ya que éstos asumen las tareas de dirección, en las actividades estatales ligadas a la producción.
Todos estos elementos, articulados en una política económica realista, nos permiten encarar los obstáculos señalados, de acuerdo a un plan de acción inmediato que vaya rompiendo las dificultades y corrigiendo los desequilibrios, sin sacrificar la expansión económica, ni producir un deterioro en la distribución del ingreso alcanzado.
III.- Tareas para la nueva etapa de la construcción económica y social
En los criterios básicos que orientan los objetivos del Gobierno en esta nueva etapa de construcción económica y social está presente la voluntad de profundizar el proceso de cambios y la perspectiva de transformación socialista de reafirmar seguridades de estabilidad y desarrollo en amplias capas, de pequeños y medianos empresarios del campo, la industria y el comercio, de enfrentar problemas y dificultades económicas con realismo, sin ocultar los sacrificios que sean necesarios, pero con la decisión, al mismo tiempo, de defender, ante todo, los intereses de los trabajadores.
Nuestras tareas inmediatas consisten en definir, producir, avanzar.
Definir, en un doble sentido. En el de las reglas que cada sector de trabajadores o de pequeños y medianos empresarios debe considerar garantizadas para el desempeño normal de sus actividades, y en el de los esfuerzos y sacrificios, que son necesarios, para superar los problemas presentes y sentar las bases materiales de una sociedad transformada.
Producir, para sostener el mejoramiento de las condiciones de vida de la población; para procurarnos nosotros mismos lo que la herencia de endeudamiento y las obstrucciones del imperialismo nos impiden traer desde afuera, para movilizar recursos que amplíen nuestras capacidades productivas y aseguren trabajo a toda la población en edad de hacerlo.
Avanzar, para asegurar condiciones que hagan irreversibles los cambios ya realizados para terminar rápidamente la formación del área de propiedad social. Para que los trabajadores y la sociedad, en su conjunto controlen todos los centros productivos estratégicos, aun en manos de intereses monopólicos nacionales y extranjeros, y como requisito para definir con claridad y precisión las áreas de la economía.
1 Definiciones básicas
Llevar a cabo las tareas supone la participación del sector social y privado en la actividad económica y, naturalmente, significa delimitar funciones y procedimientos sobre la interrelación de ambos sectores.
En lo que se refiere a la constitución del área de propiedad social cabe reiterar la decisión irrevocable del Gobierno de integrar, cuanto antes, las áreas social y mixta de la economía, con las noventa empresas que fueron definidas públicamente.
Para las empresas que ya forman parte del Área de Propiedad Social, y como un primer paso para la organización de un sistema de planificación operativa anual, se definirá un estatuto del Área de Propiedad Social que contemple:
Los procedimientos generales de conducción de estas empresas;
La formación y destino de sus excedentes;
La participación de los trabajadores;
El grado de autonomía de sus funcionamiento y se destaquen las normas de contraloría interna, que para el conjunto de estas empresas establecerá el Gobierno, a fin de velar por la corrección de sus procedimientos los sistemas y canales de dependencia de los órganos del Estado.
Sobre el funcionamiento de la pequeña y mediana empresa privada en la actividad industrial y comercial, enviaremos al Congreso un proyecto de ley que contemple lo siguiente: garantías de trabajo necesarias; normas sobre fijación de precios y rentabilidad; procedimientos de colaboración de las asociaciones representativas de las empresas medianas y pequeñas, en el cumplimiento de las obligaciones tributarias, en la determinación de las normas básicas de ética profesional y de las sanciones a sus trabajadores; normas sobre los canales de distribución y abastecimiento de productos, especialmente, los originados en el área de propiedad social; normas sobre créditos de operación y expansión de las empresas acogidas a estos estatutos y acceso ágil y oportuno a las materias primas nacionales e importadas mediante el fomento a la organización de centrales de compras e importaciones, que actúen a nombre del conjunto de los organismos de un mismo ramo.
En relación con los pequeños y medianos agricultores privados, definimos con toda claridad y precisión las siguientes reglas de aplicación inmediata:
Absoluto abandono del predio, comprobado fehaciente y objetivamente;
Ofrecimiento voluntario de entrega a la CORA por el propietario.
La forma cómo haya sido explotado el predio durante este tiempo será de una importancia determinante, en las causales de expropiación posterior y de derecho a reserva.
Definición inmediata del derecho a reserva, localización y tamaño de ésta para todos los predios, sobre el límite de inexpropiabilidad, es decir, con más de cuarenta hectáreas básicas y menos de ochenta hectáreas básicas. La determinación de la reserva se hará a solicitud del interesado y se definirá independientemente del año en que pueda estar programada la expropiación del predio.
De esta forma, el pequeño y mediano propietario estará estimulando a realizar inversiones en el predio definido como reserva. Todo agricultor que trabaje directamente su predio y obtenga de él su única fuente de ingreso, tiene asegurado el derecho a reserva. Podrá solicitar su definición inmediata, salvo que el predio esté evidentemente abandonado.
IV.- Redefinir la política de precios y salarios
Los ajustes en el sistema económico, necesarios para atender el desabastecimiento parcial, el estrangulamiento en el comercio exterior y el financiamiento sano del sector público y del Área de Propiedad Social, exigen una revisión del sistema de precios en conformidad con el programa a desarrollar en los próximos meses.
La inflación es un mal endémico de nuestra economía capitalista. Por primera vez en la historia los trabajadores están en el Gobierno. Por primera vez, por consiguiente, se trata de entender el problema de la inflación de acuerdo con el interés de quienes viven de un sueldo o salario, reciben pensiones, jubilaciones y montepíos. Por ello, por primera vez también, el Gobierno Popular con el objeto de defender el ingreso real de los trabajadores de los aumentos de precios ocurridos desde enero hasta el primero de octubre, anticipará el reajuste anual y enviará al Congreso, en la primera semana de agosto, un Proyecto de Ley con este objeto.
Para los servidores públicos este Proyecto de Ley establecerá que el reajuste correspondiente se realice al primero de octubre, es decir, a los nueve meses del anterior. Y, en el futuro, se realicen permanentemente en esa fecha, diferenciándolos del período presupuestario que sigue el año calendario.
El sueldo vital será fijado también, a un nuevo valor en esa misma fecha, al igual que el sueldo mínimo, el salario mínimo y las pensiones mínimas.
Para los trabajadores sujetos a convenios colectivos, el proyecto establecerá la opción de que los sindicatos se acojan al mismo sistema, cambiando la fecha de sus pliegos al primero de octubre, en cuyo caso recibirán un reajuste extraordinario equivalente al ciento por ciento del alza del costo de la vida, ocurrido entre la iniciación del pliego y el momento de vigencia de dicho reajuste.
En septiembre se otorgará como anticipo al reajuste, una bonificación compensatoria extraordinaria de Fiestas Patrias a todos los trabajadores. Por último también se fijará una nueva asignación familiar desde el 1 de octubre, en concordancia con los principios anteriores.
Los criterios básicos que orientarán la política de precios y el programa de reajustes contemplados para el futuro serán:
Los precios deberán fijarse sobre la base de que las empresas de propiedad social se autofinancien y dejen excedentes normales para su propia expansión, salvo los casos de utilidad pública en que expresamente se decida subsidiar el precio de venta.
Los precios para el sector privado, de pequeños y medianos industriales y comerciantes, se fijarán sobre la base de que esas empresas operen con niveles normales de rentabilidad.
Las noventa empresas monopólicas definidas por el Gobierno mientras no pasen a constituirse en propiedad social o mixta, tendrán precios estrictamente suficientes para operar. Se exceptuará de esta norma aquellas que suscriban convenios de inversión con el Estado.
Las alzas de precios y tarifas que sean necesarias para aplicar los principios anteriores, se realizarán en todo cuanto sea posible, discriminando su efecto, de tal manera que paguen un precio más alto aquellos sectores que por tener más ingresos deben aportar más al desarrollo del país.
Mecanismos especiales de captación de liquidez y excedentes
Para frenar las presiones inflacionarias y restablecer niveles más normales de abastecimiento, se hace imprescindible la aplicación de medidas especiales de fomento del ahorro, captación de saldos líquidos en poder de particulares y desviación del gasto de las personas hacia el uso de bienes y servicios en que exista capacidad de aumento de la producción y tengan simultáneamente, un bajo impacto sobre las importaciones. Asimismo, deberán ser beneficiosas para los trabajadores.
A este respecto, se aplicarán las siguientes medidas: planes de veraneo popular para los asalariados, a fin de que, junto con descansar merecidamente y poder conocer nuestro país, consuman servicios que podemos aumentar, sin mayores efectos sobre las importaciones.
Establecimiento de un sistema de ahorro reajustable en condiciones preferentes para los próximos cinco años, al que podrán acogerse todas aquellas personas que paguen una comisión bancaria especial.
El uso del sistema de estancos en la comercialización de algunos productos suntuarios, tanto con fines de regulación entre oferta y demanda, como para captar liquidez.
Uso más intenso del sistema de peaje, aplicables a los automóviles particulares.
El establecimiento obligatorio de seguros de automóviles, bienes raíces, sobre un valor mínimo, y de vida para toda la población.
Reforma Tributaria.
Establecimiento de un sistema de depósitos previos, para las importaciones del sector privado.
Tareas en la producción
La situación de los desequilibrios básicos ya analizados, así como la continuación del crecimiento económico, requiere de un impulso continuo de la producción, que se logra por los aumentos en la productividad del trabajo y mayores esfuerzos de inversión.
El incremento en los rendimientos de la fuerza de trabajo ocupada supone buscar nuevas formas de organización en el proceso de producción, con la participación directa de los trabajadores, a través de una discusión amplia de normas y metas de producción. Significa ir desarrollando la planificación y gestión de orientación socialista en el área de propiedad social, cimentadas en formas superiores de disciplina en el trabajo.
Por otra parte, la batalla de la producción exige ampliar las instalaciones existentes, lo que estamos realizando a través de un vasto programa de inversiones.
Siendo los trabajadores los que administran la parte más importante de la economía nacional, debemos tomar conciencia de la necesidad de vincular su bienestar al aumento de la producción y de la productividad. Por consiguiente, el incremento de las remuneraciones debe guardar relación directa con el de la producción y productividad. Serán los propios trabajadores los que encontrarán, junto a su Gobierno, los mecanismos adecuados para la aplicación de estos principios.
Las normas, las metas y los sistemas de incentivos serán discutidos en cada empresa, en cada industria, en cada centro de trabajo.
En los próximos años el logro de niveles, cada vez más elevados de producción, nos exige ampliar las instalaciones existentes en diversos sectores que permitan corregir las actuales deformaciones y abrir nuevas líneas de desarrollo industrial.
Consecuente con esta perspectiva, el Gobierno ha formulado un ambicioso Plan de Inversiones, ya iniciado durante el presente año, sólo para el sector industrial, a través de CORFO, significa una inversión total de veintidós mil millones de escudos y seiscientos millones de dólares, lo que para 1972 representa cerca de cinco mil doscientos millones de escudos y más de cuarenta millones de dólares.
Hoy es posible asignar esta inversión, de acuerdo a criterios distintos de los de la rentabilidad privada o de inversión de apoyo, a un sector monopólico.
El control sobre los recursos permite al Estado ordenarlos y jerarquizarlos, para invertirlos conforme a las necesidades sociales más urgentes y teniendo en consideración a la sociedad en su conjunto.
Al acabar con la atomización en las decisiones inversionistas, el Estado ha podido planificarlas dentro de la siguiente prioridad:
Primera prioridad, para inversiones que garantizan el abastecimiento esencial y el transporte.
Segunda prioridad, para inversiones que generen divisas o incrementen nuestra capacidad exportadora.
Tercera prioridad, para aquellos proyectos de inversión que promueven una selectiva política de sustitución de importaciones.
Para precisar, mencionaré los proyectos más significativos que ya están iniciados durante 1972, ordenados de acuerdo a las prioridades prefijadas.
En abastecimiento esencial distinguiremos los proyectos que se destinan a los siguientes sectores:
Alimentación:
Inversiones avícolas. Objetivo básico, cumplir el programa nacional del desarrollo avícola. La meta es lograr una producción anual cercana a los cien millones de pollos, lo que representa un incremento de ciento cincuenta por ciento con respecto a 1971. En este programa alcanzaremos este año cincuenta millones y se cumplirá la meta durante 1973. Esta mayor producción se distribuirá, fundamentalmente, entre Coquimbo y Concepción.
Los proyectos para este programa son:
Tres planteles integrados para producir diez millones de pollos cada uno.
En ello se desarrollarán procesos de reproducción, incubación, fabricación de alimentos, etc.
Se amplía en treinta y tres por ciento la capacidad de los actuales planteles de reproducción.
Los mayores se encuentran en Ovalle y Santiago.
Plantas de incubación: cinco nuevos grandes planteles de incubación, además de los tres de las plantas integradas, ubicados en Coquimbo, dos en Santiago, en Talca y Ñuble.
Conjuntamente con INDAP, se construyen más de doscientos mil metros cuadrados de planteles de engorda. Estamos levantando fábricas de alimentos para animales, las cuales estarán en Antofagasta, Coquimbo, Santiago, Concepción y Cautín.
Se instalan cuatro nuevos mataderos de aves en Coquimbo, Valparaíso, Ñuble y Concepción.
Leche:
Comenzó la edificación de tres nuevas grandes plantas en Valparaíso, Talca y Malleco, y se amplían las existentes en Ñuble, Cautín, Valdivia, Osorno y Llanquihue, lo cual significará un incremento superior al cincuenta por ciento. Todo esto estará en funcionamiento durante 1973.
Ganado:
Este año se están invirtiendo más de quinientos millones de escudos y dieciséis millones de dólares en el programa de desarrollo de la masa ganadera, orientado hacia la compra de vientres, importaciones de reproductores, centro de inseminación artificial, fabricación masiva de vacunas. Estos dos últimos proyectos deberán estar terminados a comienzos de 1974 o a fines de 1973.
Frutas:
Está en marcha la construcción de centrales frutícolas en Maipo, O’Higgins, Doñihue, San Fernando y Codegua, que permitirán procesar toda la fruta de la región e incrementar su exportación. Además, se construye un gran frigorífico en Valparaíso. El plan quedará terminado entre fines de 1973 y comienzos de 1974.
Granos:
Se realizan tres grandes proyectos para almacenarlos. Especialmente, de trigo y maíz. Estarán ubicados en San Pedro, Malleco y un puerto granelero en San Antonio, que garantizará seguridad y rapidez, en la descarga de las importaciones de estos productos.
Las obras estarán listas durante 1973.
Azúcar:
A comienzos de 1973 se terminará la nueva planta azucarera de IANSA en Curicó. Producirá cincuenta mil toneladas de azúcar al año, lo que representa un ahorro de diez millones de dólares anuales, aproximadamente.
Bebida:
Se puso en marcha un gran programa de expansión en todas las plantas de la Compañía Cervecerías Unidas. Representará un aumento de producción cercano al sesenta por ciento, con respecto a los niveles actuales, que ya superan en un treinta y cinco por ciento a los de 1970. Este programa será terminado en 1973.
Alimentos proteicos:
Contemplando todas estas iniciativas en la industria alimentaria se inicia este año un programa de inversiones para la elaboración de concentrados de productos agrícolas y del mar, de alto contenido de proteínas. Están en construcción dos proyectos que serán terminados en 1973 y que producirán un sustituto de leche en polvo, que hoy se importa.
Para el desarrollo agrícola hemos considerado un plan de mecanización que se implementará con la compra de diez mil tractores por un valor de treinta millones de dólares. Llegarán en el período 1972-1973. Esto significa que en menos de dos años duplicaremos el parque de tractores.
Pesca:
Se construirá un gran puerto pesquero que será situado en la zona central.
La puesta en marcha de las obras, cuyo financiamiento será asegurado, se iniciará en noviembre de este año o en los comienzos del próximo. Se contempla la adquisición de barcos para pesca en Alta Mar, un barco factoría y la modernización de la actual flota pesquera.
A los proyectos de pesca industrial deben sumarse los apoyos que se entregarán a los pescadores artesanales para el almacenamiento y transporte de productos marinos. Se amplía la red de fríos, la construcción de carros frigoríficos y se completará la entrega de dos mil vitrinas para las carnicerías y comercio.
Se ha fabricado un prototipo de carro frigorífico, cuyo modelo permitirá construir otros en serie en Chile y adquirir el resto en el extranjero si fuere necesario.
Vestuario:
En el sector textil está en marcha una gran cantidad de proyectos de inversión, que permitirá abastecer la demanda en hilados de algodón, lana y sintéticos, hasta por lo menos 1975. La política ha sido ampliar las capacidades de producción de hilados, que permitirá utilizar al máximo las hoy existentes, en tejedurías del área de propiedad social y privadas.
En algodón, las inversiones representarán un incremento superior al 30 por ciento, incluidos los aumentos de producción de hilos de coser.
En lana, las inversiones se traducirán en aumento de un 20 por ciento en hilados.
En sintéticos, las inversiones acentuarán la sustitución de algodón y lana con un sustancial ahorro de divisas. Todo esto, estará en marcha en 1973.
Se ampliará la capacidad instalada de las plantas Yarur, Hirmas, Sumar, Fabrilana, Bellavista, Oveja y se formará un complejo lanero en Magallanes. La inversión alcanzará a 40 millones de escudos y 19 millones de dólares. Finalmente, hemos adquirido en la República Popular China una planta textil con 50 mil husos.
Calzado:
Comenzarán a funcionar este año tres fábricas de calzado, en Iquique, Santiago y Punta Arenas. Con ellas, más las existentes, seremos capaces de abastecer el total de las necesidades del país.
Construcción:
El próximo año empieza a producir la planta de cemento de Antofagasta, que entregará 130.000 toneladas al año y que abastecerá al norte. Se ampliarán las plantas de Cemento Melón y Polpaico. Con las inversiones descritas, a fines del próximo año nuestra capacidad de producción de cemento habrá subido de un millón 500 toneladas durante 1972 a 1.800.000 toneladas.
También se ampliará la planta de Biobío y se construirá una nueva gran planta de 200 mil toneladas en la zona sur-austral, es decir, para 1974 nuestra capacidad de producción será superior a los 2 millones de toneladas anuales. Un 35 por ciento superior a la existente. En octubre del presente año, entrará en producción la planta de viviendas prefabricadas que nos ha sido obsequiada por la Unión Soviética, que actualmente se construye en la provincia de Valparaíso.
Producirá 70 mil m2 de paneles para la prefabricación de viviendas.
Transportes:
Este año LAN-Chile adquirió otro avión Boeing 727 para servicio nacional.
En España fue comprado un barco metalero de 30 mil toneladas para minerales de hierro; para el transporte de productos fueron adquiridos seiscientos camiones pesados que empezarán a llegar en agosto. Se están armando cuatro mil camiones medianos de los cuales ya se ha entregado una gran cantidad.
Para cubrir el trayecto marítimo Puerto Montt-Punta Arenas se negocia la adquisición de un barco de carga y pasajeros. Está en marcha la adquisición de un transbordador para el proyecto Pargua-Chacao.
Para el transporte de pasajeros ya fueron entregados mil taxis a sus propietarios de acuerdo con claras disposiciones legales; se han comprado dos mil autobuses, entre los que figuran los mil carrozados traídos del Brasil, y mil chasis desde Argentina, para los cuales se fabrican en estos momentos las carrocerías.
Antes del comienzo de la próxima temporada primavera-verano, estarán en circulación doscientos nuevos buses interurbanos; se están fabricando tres mil seiscientos carros de ferrocarriles en el sexenio.
Proyectos para generar divisas
Sólo en la gran minería del cobre, este año invertiremos 721 millones de escudos y 40 millones de dólares, destacando el proyecto de la colada continua, para producir 100 mil toneladas anuales de alambrón. La planta se construirá en Antofagasta y representa siete millones de dólares de costo.
Hay que agregar la planta de ácido sulfúrico, con una inversión de 17 millones de dólares, y la renovación de camiones y palas en Chuquicamata, por un valor de cinco millones de dólares.
Este año queda listo el estudio para la instalación de una nueva refinería de cobre.
Necesitamos encontrar su financiamiento adecuado y estamos en este camino.
El plan de expansión de la CAP, en plena realización, permitirá pasar de 630 mil toneladas anuales a un millón de toneladas de acero en 1974, elevando significativamente la producción de la minería del hierro. En cuatro años se invertirá en CAP cerca de 300 millones de dólares, es decir, a un ritmo anual de setenta y cinco millones de dólares. El proyecto es equivalente en términos de inversión anual al total de los planes de expansión del cobre del Gobierno anterior. Tendremos, además, la primera planta de extracción de acero de América Latina y la planta más avanzada de recuperación de renio y molibdeno, que deberá estar terminada en 1974. Además, este año se terina la nueva usina de aceros especiales de Rengo, que representa un gran salto tecnológico en esta área.
En el sector forestal se destacan varias importantes iniciativas. A mediados de 1973 se termina la Planta de Celulosa “Constitución”, que representa una inversión superior a los setecientos millones de escudos y cuarenta y seis millones de dólares. Esta planta producirá sobre las 150.000 toneladas de celulosa anualmente; equivale a una exportación de 28 millones de dólares.
A comienzos de año inició sus operaciones la Planta de Celulosa de Forestal Arauco, que representa una producción de ciento veinte mil toneladas al año y veinte millones de dólares de exportación.
Junto a estos proyectos, en la actualidad se realiza un gran esfuerzo de reforestación, sin precedentes en la historia de Chile. Se reforestarán ochenta y seis mil hectáreas, con una inversión superior a los ciento setenta millones de escudos.
Para aquellos proyectos ligados a la sustitución de importaciones podemos destacar:
En el sector automotriz se termina este año la gran fábrica de cajas de cambio, levantada en Los Andes, que permitirá abastecer la industria automotriz nacional.
En Rancagua se realiza la ampliación de la fábrica de motores e implementos eléctricos, que estará terminada en los primeros meses del próximo año.
Entró en operaciones la planta de neumáticos Coquimbo.
Se realizan ampliaciones de INSA en Santiago.
Esta semana se firmará el contrato de producción de automóviles pequeños.
En los próximos días se finiquitará la licitación para los vehículos pesados y, dentro de 1972, se definirá la política para los vehículos medianos.
Sector Químico
Se inicia en San Antonio un gran complejo del plástico, que producirá artículos de uso industrial. También Petroquímica Chilena inicia la construcción de una nueva planta de clorosoda que producirá productos necesarios para la expansión de la industria química y de la celulosa.
En el sector de energía y combustible, basta sólo mencionar el plan de expansión del carbón, que representa pasar de un millón seiscientas mil toneladas a dos millones de toneladas al año.
El proyecto iniciado en el período anterior de la Central El Toro, se termina en marzo de 1973.
Pronto se iniciará la construcción de una nueva central térmica en Ventanas.
A los planes de exploración y expansión de la Empresa Nacional de Petróleo, se ha agregado en 1972, la investigación de la plataforma submarina.
La inversión en la exploración alcanzará en ese rubro a unos siete millones de dólares. En la actualidad se está analizando el gas que fue descubierto frente a la provincia de Cautín para determinar si su explotación es comercial.
Para resumir, podemos afirmar que para el conjunto de las empresas del Área de Propiedad Social de la gran minería del cobre, transporte y energía, este año se gastarán más de seis mil ochocientos millones de escudos y ochenta millones de dólares, lo cual significa, una vez que todos estos proyectos produzcan un incremento de las exportaciones superior a los ciento cuarenta millones de dólares y una sustitución de importaciones por ochenta millones de dólares.
Superar los problemas de comercio exterior.
Nos interesa que encaremos con realidad lo relacionado con el comercio exterior. Nuestro comercio exterior tiene dificultades, ellas se generan en causas que se radican en las ya aludidas, de alto grado de endeudamiento externo, la baja del precio internacional del cobre y presiones del imperialismo sobre nuestra Patria, lo que exigen esfuerzos en los siguientes campos:
Aumento de la producción del cobre. El papel de los trabajadores y técnicos chilenos es preponderante en esta materia.
Aumento de la producción agropecuaria. Se requiere, por un lado, un gran esfuerzo de organización del sector reformado y, por el otro, la definición clara de un sector privado en la agricultura, que se vea motivado a colaborar en el esfuerzo por la producción. A este respecto daremos esencial importancia a la fijación de los precios agrícolas.
Limitación severa del consumo de algunos abastecimientos críticos, el de la carne de vacuno y mantequilla, para ser sustituidos por aves, cerdos, pescados y margarina, donde estamos haciendo esfuerzos rápidos y eficaces para aumentar la producción.
Establecimiento de un sistema de producción de exportaciones, que permita la compra interna en escudos y la exportación centralizada, al precio de competencia internacional que sea necesario.
En el desarrollo del programa de inversiones expuesto, cuyo objetivo central es substituir importaciones y crear nuevas fuentes de exportación.
En el uso de nuestro alto nivel de exportaciones, como un elemento de negociación para obtener facilidades crediticias y oportunidades nuevas de intercambio con los países que se vean beneficiados por la reorganización de nuestro comercio.
En la creación de empresas de prototipos por sectores para superarnos técnicamente, aprendiendo de la tecnología extranjera, acelerando el reemplazo de importaciones de productos más complejos.
En la creación de empresas de ingeniería, para diseñar los proyectos de inversión con nuestra propia capacidad, contratando en el exterior lo estrictamente necesario y acumulando las experiencias de esos aportes técnicos que traigan a nuestras empresas.
Compromiso de ahorro de divisas por empresas Los trabajadores de las empresas de propiedad social, mixta y privada, así como los empresarios de estas últimas, deberán extremar el ingenio y la creatividad, en un gran esfuerzo nacional para obtener un ahorro de divisas, resultado de una amplia discusión comprometiendo metas públicas de ahorro de ellas haciendo posible que los aumentos de producción se logren con un uso más eficiente de todas las materias primas y equipos importados.
Incentivo a la producción agropecuaria
Todo asentamiento, unidad productiva reformada o agricultor particular sujeto a convenios de producción, que demuestre ante las instituciones pertinentes que ha sobrepasado los rendimientos por hectárea definidos por el Ministerio de Agricultura para una lista de productos y, simultáneamente con ello haya aumentado la producción del año anterior, tendrá una prima de incentivo a la producción, equivalente a un porcentaje del precio establecido por los poderes compradores del Estado, aplicado sobre el total de las ventas.
En los casos en que el vendedor disponga físicamente de una menor superficie explotable en razón de haber sido expropiado, el Ministerio de Agricultura determinará las normas para establecer los aumentos de producción, en el primer año de aplicación de este incentivo.
Convenios de compra, asistencia técnica y crediticia a largo plazo
Estos consistirán en:
Convenios de producción, con poder de compra asegurado por el Estado.
Fijación anual de precios con suficiente anticipación a la época de la siembra.
Garantía de recuperación de la inversión y pago de la producción perdida, por causas de fuerza mayor no atribuibles a agentes de la naturaleza.
Medida para abordar los problemas de transporte y distribución Frente a las deficiencias del sector transporte señaladas anteriormente y a los problemas de distribución igualmente comentados, hemos decidido tomar las siguientes medidas:
Primero:
Centralizar en un comando único la política de transportes del país, mediante la creación del Comité Ejecutivo de Transportes, como una primera etapa de la creación del Ministerio de Transportes. Este Comité Ejecutivo de Transporte dependerá transitoriamente del comité integrado por los tres ministros del sector económico. Este Comité Ejecutivo de Transportes será presidido por el Ministro de Economía e integrado por representantes de los Ministerios de Economía, Hacienda, Obras Públicas, Agricultura y Defensa. Sus facultades serán las más amplias, tanto en la formulación como en la ejecución de políticas y coordinación de las organizaciones y empresas públicas de transportes.
Segundo:
Formular un plan de emergencia para superar, siquiera parcialmente, los agudos problemas de movilización de la carga.
Este plan de emergencia contempla:
Un programa extraordinario de reparación de 600 carros de ferrocarril en los próximos 6 meses, lo que representa la mitad de los carros paralizados actualmente por falta de reparación;
Un programa extraordinario de reposición de importación de medios de tracción ferroviarios;
Mejoramiento drástico de la actual utilización media de los carros de ferrocarril, para la cual es necesario, entre otras cosas, racionalizar los medios de descarga;
El uso y fabricación rápida de bodegas transportables, facilitará la mejor utilización de los equipos existentes;
La readaptación urgente de algunos puertos de provincias para la descarga de granos;
Drásticas reformas en la organización, mediante la cual se coordinan las tareas en los puertos y se define la prioridad de descarga y carga en casos de atochamiento;
Estudio minucioso y rápido de la mecanización de los puertos. Sobre esta materia ya se están instalando 18 nuevas grúas en Valparaíso;
Aceleración de las obras del metropolitano de Santiago. A mediados de 1973 se terminaría la Línea 1 y estará en ejecución la N° 2.
Distribución de productos
Mejorar el sistema de distribución de productos supone la organización de los consumidores y la eficacia de las empresas y procedimientos de distribución.
A este respecto se han definido las siguientes políticas:
Promover en forma más acelerada la formación de las Juntas de Abastecimientos y Precios;
Establecimiento de una red nacional de almacenes y supermercados controlados por DINAC, considerando los intereses legítimos de los pequeños y medianos comerciantes;
Fomento de la organización cooperativa en la distribución de productos;
Establecimiento de convenios entre DIRINCO y dichas organizaciones cooperativas, para la distribución de productos;
Obligatoriedad para las empresas del área de propiedad social y mixta de organizar cooperativas de distribución de productos esenciales para su personal;
Supresión definitiva de la venta en fábricas a particulares de la producción textil y otros bienes, ya que con ello se fomenta la especulación, en desmedro de los pequeños y medianos industriales, comerciantes y consumidores reales;
Regulación drástica de la entrega de bienes en especies a los trabajadores, como parte de sus remuneraciones, y supresión en todos aquellos casos en que existe desabastecimiento y las cuotas excedan el consumo normal de los trabajadores. Esta es una resolución adoptada por los propios trabajadores textiles en su reciente encuentro, y será generalizada. El Estado hará uso de todo su poder de compra y venta de que dispone para la regulación de abastecimientos y precios.
Conciudadanos:
Cumplo una vez más con la obligación que contraje cuando asumí el Gobierno, de entregar una información franca y acabada de la realidad del país. En esta oportunidad me he referido a la situación en que se encuentra la economía y las proyecciones que alcanzará, una vez que superemos las contradicciones que han surgido y las dificultades que se nos han creado -desde dentro y desde el extranjero- y se desarrolle el vasto plan de vitalizadoras y dinámicas inversiones que están en marcha.
Hemos encontrado la colaboración de otros países, especialmente los socialistas, para impulsar un programa consecuente con la nueva economía que pusimos en marcha cuando resolvimos recuperar las riquezas para la nación y, lo que es muy importante, hallamos la comprensión resuelta de nuestros trabajadores, vitales en el proceso que hemos echado a andar.
En determinados momentos, hasta los niños de nuestra Patria, como ocurriera en vísperas de la inauguración de la Tercera Conferencia de UNCTAD han entregado su apoyo a las tareas propuestas por el Gobierno, mientras que jóvenes y adultos lo han venido haciendo con constancia a través del trabajo voluntario.
Tenemos por delante un desafío decisivo para vencerlo, hemos escogido la fórmula revolucionaria, que se afinca en las nobles tradiciones que han caracterizado a Chile, como pueblo digno, soberano, laborioso y luchador.
Estos atributos serán puestos a prueba en los duros momentos que debemos encarar.
Saldremos vencedores del subdesarrollo. El subdesarrollo es una realidad y la sufren dos tercios del orbe. Para superarlo existe una alternativa y esa es la que hemos tomado, la que, si bien al final entregará un porvenir promisorio, exige para llegar hasta él, de la firma voluntad de los jóvenes, mujeres y hombres.
Al hacer un llamado al pueblo, sé que estoy pidiendo sacrificios a sectores que lo han venido haciendo durante años, víctimas del desempleo, la subalimentación y la incultura. Ahora con mayor razón, los insto a trabajar con firmeza, porque serán los auténticos beneficiados con la nueva economía.
En esta hora de sacrificios, como Gobernante Popular, he cuidado que esos sectores alcancen un trato más justo en la distribución del ingreso nacional.
Dentro de la segunda fase de nuestro programa económico, su situación mejorará, pero insisto en que la verdadera solución a sus antiguos problemas surgirá en la sociedad que construiremos.
El país deberá tener conciencia:
Del esfuerzo que hay que realizar. De nuestra responsabilidad dependerá que alcancemos éxito o que fracasemos.
Hay manos fraternas tendidas hacia nosotros. Ello es una gran cooperación, una importante ayuda. Si otros se sacrifican o nos cooperan, con mayor razón debemos hacerlo nosotros.
Ningún pueblo ha alcanzado su liberación sin fe, sin mística, sin cariño por su Patria, por su tierra, por su historia.
Chile tiene que hacerlo, con el sacrificio de los patriotas, como lo hicieron en el pasado los héroes de la emancipación.
Apelo a la reserva moral y a la capacidad de mis compatriotas, especialmente de los trabajadores, para llevar adelante la tarea constructora.
El mundo nos mira.
Los pueblos en vías de desarrollo esperan y anhelan que venzamos.
Les respondo, en nombre de mi Patria, ¡Venceremos!