Leon Trotsky - STALIN

CAPITULO X

LA GUERRA CIVIL
(Continuación)
 
En la primavera de 1919, el Ejército voluntario del Noroeste, al mando del general Yudenich, tomó inesperadamente la ofensiva y amenazó Petrogrado. Al mismo tiempo, la Escuadra inglesa enfilaba la bahía de Finlandia. El coronel Bulak-Balajovich, a la cabeza de su unidad, dirigía el golpe contra Pskov, y al mismo tiempo las unidades estonianas se agitaban en el frente. El 14 de mayo, el Cuerpo del general Rodzyanko rompió el frente del VII Ejército, muy debilitado por las continuas sustracciones de fuerzas para otros frentes más activos, ocupó Yamburg y Pskov, y emprendió un rápido avance simultáneo sobre Gatchina, Petrogrado y Luga. El comandante del VII Ejército, apostado en las afueras de la segunda ciudad, se puso en comunicación con Yudenich y organizó una conjura entre las guarniciones que circundaban la capital de la Revolución de octubre: Kronstadt, Oraniembaum, Krasnaya Gor'ka, Syeraya Loshad, Krasnoye Syelo. Los conspiradores, de acuerdo con Yudenich, se dispusieron a ocupar la capital conjuntamente con las fuerzas de dicho general. Esperaban ayuda de los marineros disgustados, y especialmente la directa de la flota. Pero los marineros de los dos acorazados soviéticos no apoyaron la insurrección, y la flota inglesa [se limitó, de momento, a una espera vigilante]. La empresa resultó un completo fracaso. El 12 de junio de 1919, sólo Krasnaya Gor'ka [y Syeraya Loshad quedaban] en manos de los conspiradores, y durante cuatro días nada se hizo por recuperarlas. Finalmente, después de un cambio de disparos con Kronstadt, Krasnaya Gor'ka fue ocupada el 16 de junio por un destacamento de marineros rojos. [Syeraya Loshad] cayó con idéntica facilidad.
Zinoviev, dirigente del Partido y del Gobierno en la ciudad y la región de Petrogrado, había sentido pánico ante el avance enemigo, y el Politburó envió a Stalin en su socorro.
Con poderes especiales del Comité Central del Partido y del Gobierno soviético, Stalin llegó a Petrogrado a últimos de mayo de 1919. [Su inflexibilidad y resolución se hicieron sentir inmediatamente. Pocas semanas después de su llegada, telegrafiaba a Lenin: ]

* "Después de Krasnaya Gor'ka, se liquidó asimismo Syeraya Loshad. Los cañones están allí en perfecto estado. Se está procediendo a toda prisa a la limpieza y refuerzo de los fuertes y fortalezas. Los especialistas navales me aseguran que la toma de Krasnaya Gor'ka desde el mar trastorna toda la ciencia naval. No puedo hacer otra cosa que lamentarlo por la llamada ciencia. La rápida captura de Gor'ka se explica por la durísima intervención mía y de otros paisanos en materia de operaciones, que llegaron al extremo de anular órdenes en mar y tierra para imponer otras propias. Creo mi deber manifestar que en lo sucesivo seguiré procediendo así, a pesar de todos mis respetos por la ciencia."

Lenin se molestó por este tono de provocativo alarde. Desde Petrogrado era posible en todo momento comunicar con el Kremlin y su Estado Mayor, remplazar a comandantes incompetentes o dudosos, reforzar la plana mayor, es decir, hacer lo mismo que hacían todos y cada uno de los activistas militares del Partido una y otra vez, en cualquier frente, sin violar las reglas elementales de buen gusto, de la cortesía, del mantenimiento de relaciones correctas, ni socavar la autoridad del mando del Ejército y de su Estado Mayor. Pero Stalin no podía obrar así. No concebía otro modo de hacer sentir su autoridad sobre otros más que insultándolos; ni acertaba a quedar satisfecho de su labor sin dar violenta salida a su desdén por cuantos le estaban subordinados. No teniendo otros recursos a su disposición, convirtió la dureza en recurso, y hacía gala de su aptitud especial para la contumelia frente a personas e instituciones que gozaban del respeto de los demás. Su telegrama terminaba con estas palabras:

"Envía rápidamente dos millones de cartuchos a mi disposición, para seis divisiones."
En esta posdata, tan típica de Stalin, se encierra todo un sistema. El Ejército tenía, como es natural, su propio jefe de Suministros. Siempre había penuria de proyectiles, y se distribuían con arreglo a las instrucciones directas del comandante en jefe, teniendo en cuenta las reservas disponibles y la Importancia relativa de los frentes y de los ejércitos. Pero Stalin se saltaba todos los trámites establecidos y violaba toda apariencia de orden. Prescindiendo del jefe de Suministros, pedía cartuchos por mediación de Lenin, no ya para ponerlos a disposición del mando del Ejército, sino a la suya personal, con el fin de que pudiera hacer obsequio de ellos a un determinado comandante de división a quien quisiera dar impresión de su propia importancia.
[Diez años después, esta breve excursión de Stalin a Petrogrado a últimos de primavera de 1919 fue aprovechada por Vorochilov como elemento germinativo para falsificar una vez más la historia. Pero ahora aquella semilla se ha convertido en un mito de cuerpo entero denominado "Stalin, el salvador de Petrogrado". Es un mito sutil, extrañamente cimentado en un deliberado cambio de estaciones.] El hecho es que [Yudenich trató de tomar Petrogrado] dos veces en el curso de 1919, en mayo y en octubre.
La primera incursión de Yudenich con fuerzas escasas fue una simple salida, y prácticamente pasó inadvertida al Partido, atento por completo a los frentes Este y Sur, de interés mucho mayor. La situación de Petrogrado se dominó en breve lapso, y de nuevo volvió la atención del Partido y del país a fijarse en el Este y en el Sur. Mientras tanto, Yudenich, protegido por Estonia y con una ayuda mucho mayor de Inglaterra, formó durante los cuatro meses siguientes un nuevo ejército, ampliamente dotado de oficialidad y bien pertrechado. Este segundo intento era la campaña verdadera, que comenzó con fortuna para Yudenich. Seguro de que no podría atender a todos los frentes a la vez, Lenin propuso rendir Petrogrado. Yo me, opuse. La mayoría del Politburó, incluyendo Stalin, se pusieron de mi parte. Después de haber ido yo a Petrogrado, Lenin me escribió el 17 de octubre de 1919:

* "Pasé la noche en el Consejo de Defensa y te envié... el decreto del Consejo. Como verás, tu plan ha sido aceptado. Pero el traslado de los activistas de Petrogrado al Sur no se ha revocado, naturalmente. (Se dice que los arreglaste conversando con Krassin y Rikov...) Incluyo una proclama que me encargó el Consejo de Defensa. Tenía prisa, y no me ha salido bien. Es mejor que pongas mi firma debajo de la tuya. Saludos. - Lenin."
La lucha por Petrogrado adquirió un carácter sumamente dramático. El enemigo estaba a la vista de la capital, que se aprestaba a luchar en calles y plazas. Cuando se mencionó en la Prensa soviética la defensa de Petrogrado, sin más explicaciones, se trataba de esta campaña de otoño, la segunda de Yudenich, y no la de primavera. Pero en el otoño de 1919, Stalin se hallaba en el Sur, y nada tuvo que ver con la verdadera salvación de Petrogrado. Los documentos oficiales relativos a esta operación básica contra Yudenich se publicaron hace unos años. Pero ahora se han confundido sus dos campañas en una sola, y la famosa defensa de Petrogrado se presenta como obra de Stalin.
[Estando aún en Petrogrado, Stalin aprovechó una oportunidad para calumniar el Consejo Revolucionario de Guerra de la República, y por ilación a su presidente, según resulta del siguiente telegrama que envió desde Petrogrado:]

* "4 de junio de 1919.

Confidencial.

Al camarada Lenin.
Te mando un documento cogido a los suizos. De él se desprende claramente que no sólo el jefe de E. M. del VII Ejército trabajaba para los blancos (recuerda la deserción de la 11.ª División para unirse a Krassnov en otoño del año pasado, cerca de Borisoglebsk, o la de varios regimientos en el frente de Perm), sino todo el E. M. del Consejo Revolucionario de Guerra de la República, y a su frente Kostyayev. (Las reservas son asignadas y trasladadas por Kostyayev.)
Ahora toca al Comité Central adoptar las medidas necesarias. ¿Tendrá el valor de hacerlo?
Continúa el examen de las pruebas, y aparecen nuevas "posibilidades". Escribiría con más detalle, pero no tengo un minuto libre. Peters te informará.
Estoy completamente seguro de que:
1.º Nadezhin no es un comandante. Es incapaz de mandar. Terminará por perder el frente occidental.
2.º Funcionarios como Okulov, que incitan a los especialistas contra los comisarios, ya de por sí bastante desanimados, son dañosos, porque debilitan la vitalidad de nuestro Ejército. - Stalin."

[Lenin recibió este telegrama estando en conferencia. Sin hacer caso de las acusaciones, evidentemente desatinadas, escribió la siguiente nota al vicepresidente del Consejo Revolucionario de Guerra de la República, Shlyansky:]

* "Stalin pide que se retire a Okulov, a quien se atribuyen intrigas y labor desorganizadora."

El irónico "se atribuyen" habla por sí mismo. Sklyansky contestó en el mismo trozo de papel:

"Okulov es el único funcionario decente allí."

[La reacción de Lenin, registrada inmediatamente, fue: ]
"En este caso, redacta el telegrama (exponiendo exactamente lo que Okulov achaca al VII Ejército), y lo mandaré en cifra a Stalin y a Zinoviev para que el conflicto no siga adelante y quede debidamente zanjado."

[El asunto se llevó después al Ejecutivo Supremo del Partido, y su decisión se comunicó en el acto a Trotsky, Jarkov, por hilo directo:]

* "En vista del conflicto, que se está empeorando, entre todos los miembros del Comité Central de Petersburgo y Okulov, y siendo absolutamente necesaria la máxima solidaridad en el trabajo militar de aquella plaza y una inmediata victoria en aquel frente, el Politburó y el Orgburó del Comité Central han resuelto de momento deponer a Okulov y dejarle a disposición del camarada Trotsky.

4 de julio de 1919. [2.995.]
Por el Politburó y el Orgburó del Comité Central, Lenin, Kamenev, Serebryakov, Stassova."

Esta era una concesión necesaria a Stalin y Zinoviev. No había más remedio que aceptarla. [En cuanto a Kostyayev, aquel habilísimo] general tampoco me inspiraba confianza. Daba la impresión de un extraño entre nosotros. Sin embargo, Vatzetis salió en su defensa y Kostyayev secundó bastante bien al irascible y caprichoso general en jefe. No era cosa fácil remplazar a Kostyayev. [Además] no había hechos en contra suya. La frase "un documento cogido a los suizos" carecía de sentido, pues nunca volvió a figurar en ninguna parte. En todo caso, se advertía al punto el propósito de asociar a Kostyayev con la traición de cualquiera de los regimientos organizados bajo la mirada vigilante del Partido mismo. En cuanto a Nadezhin, tuvo ocasión de mandar al VII Ejército, el que [salvó realmente] a Petrogrado [en el momento crítico]. Y la culpa de Okulov consistía simplemente en su riguroso empeño por cumplir lo más fielmente posible todas las órdenes y reglamentos, y en su decidida repugnancia a participar en intriga alguna contra el Centro. [Respecto al] tono provocativamente perentorio y osado de Stalin, se explica por el hecho de que se daba cuenta de haber encontrado al fin apoyo efectivo en el Consejo de Guerra del frente Este, donde el descontento hacia el general en jefe estaba desviando hacia mí.

El desacuerdo respecto a la estrategia en el frente del Este se ventilaba entre el comandante en jefe Vatzetis y el jefe que mandaba el frente Este, S. S. Kamenev. Ambos habían sido coroneles de E. M. del Ejército del zar. Sin duda había entre ellos rivalidad. Y los comisarios acabaron envueltos en el conflicto. Los comunistas de nuestro Estado Mayor apoyaban a Vatzetis, mientras que los miembros del Consejo Revolucionario de Guerra del frente oriental (Smilga, Lashevich, Gussev) estaban cordialmente de parte de Kamenev. Es difícil decir cuál de los dos coroneles era más competente; ambos eran sin duda estrategas de primer orden, con amplia experiencia de la Guerra Mundial, y decididamente optimistas, cosa indispensable para ejercer el mando. Vatzetis era el más obstinado y quisquilloso, e indudablemente el más propicio a ceder a la influencia de elementos hostiles a la Revolución. Kamenev era más tratable, y se allanaba con más facilidad a la influencia de los comunistas que trabajaban con él. Pero, aunque era un militar capaz y un hombre de imaginación y de arrojo, le faltaba profundidad y firmeza. Más tarde, Lenin perdió su fe en él y en distintas ocasiones censuró acremente sus informes. [Una vez llegó a decir:] "Su respuesta es estúpida, y a ratos necia."
El 7 de septiembre, unidades del V Ejército comenzaron a atacar los accesos de Kazan. [Hubo] una batalla enconada, con grandes pérdidas. Los checos no se pudieron sostener, y emprendieron la retirada. El 10 de septiembre, el V Ejército tomó Kazan. [Era] la primera gran victoria [soviética]. Fue la baza que salvó a la joven República de una total derrota. Sucedió ante mis ojos en Kazan. El momento se presentó solemne y terrible. Después de perder Simbirsk habíamos entregado Kazan prácticamente sin combate. Nijni era lo más próximo. Si los blancos se hubieran apoderado de Nijni-Novgorod, habrían tenido abierto el camino hacia Moscú. Por eso la batalla de Kazan tuvo una importancia decisiva. El V Ejército, creado en el curso de esta batalla, se cubrió de gloria. Arrancamos a Kazan de las de los guardias blancos y de los checoslovacos. Aquel día fue el del cambio decisivo de rumbo de la Revolución. La toma de Ka-n era el principio de la liquidación del movimiento contrarrevolucionario en el Este. Los trabajadores de todo el país celebraron la captura de Kazan como una gran victoria. Y mayor fue aún la importancia de aquel triunfo para el Ejército.
[Pero en] marzo de 1919, con 3.000 bayonetas y 60.000 sables a su disposición, Koltchak avanzaba rápido hacia el Volga. La situación volvía a ser precaria. En vísperas del VII Congreso del Partido, Lenin era de opinión que inspeccionara yo en persona las operaciones en el frente oriental. Este detalle merece recordarse ahora y apoyarse con pruebas documentales, para refutar la falsificación acostumbrada.
 

1

* "10 de abril de 1919.
A Sklyansky, para transmitir a Trotsky, a Nijni-Novgorod.
En vista de la situación extremadamente difícil en el frente Oriental, creo que sería lo mejor que permanecieras allí, especialmente no habiendo asuntos serios para el 13. El Orgburó del Comité Central decidió enviarte el mismo telegrama ayer, pero temo que no lo hiciera, por la partida de Stassova. Estamos examinando de prisa varías medidas de las más extraordinarias para ayudar al frente del Este, y de ellas te informará Sklyansky. Haznos saber tu opinión. -Lenin."

2

"Por hilo directo de Nijni-Novgorod a Moscú, para Lenin.
De acuerdo por completo con la necesidad de quedarme en el frente Este, llamo la atención del Comité Central sobre la agitación demagógica comunista de izquierda en el III Ejército, donde se excitan los ánimos contra los jefes militares y contra una supuesta orden que pone en vigor los saludos militares y otros extremos. Es necesario enviar hombres firmes del Partido, centralistas. De suma importancia que los activistas ayuden a Simbirsk, donde el Comité Provincial es muy débil, especialmente en los distritos rurales.
Trotsky

10 de abril de 1919. [1047.]" 

3

"Confidencial.

Extracto del acta de la sesión del Politburó del Comité Central, Partido Comunista Ruso (Bolchevique).

18 de abril de 1919.

Presentes: Camaradas Lenin, Krenstinsky, Stalin, Trotsky.

Deliberado:
2. El camarada Trotsky declara que el grupo Sur del frente Oriental, compuesto de cuatro ejércitos, está al mando del camarada Frunze, que no tiene suficiente experiencia para desempeñar misión tan grande, y que es necesario reforzar el frente.

Acordado:
2. Proponer al comandante en jefe Vatzetis que vaya al frente Oriental, para que el actual jefe del frente, camarada Kamenev, pueda dedicarse por entero a dirigir los ejércitos del grupo Sur."

4

* "Extracto del acta del Politburó del Comité Central, Partido Comunista Ruso (Bolchevique), del 12 de mayo de 1919.
Presentes: Camaradas Lenin, Stalin, Krestinsky.

Deliberado:
9. Telegrama del camarada Trotsky al camarada Lenin sobre la necesidad de prestar especial atención a Saratov, que por la sublevación de los cosacos [del Ural] se está convirtiendo en un importante punto estratégico.

Acordado:
9. a) Hacer venir inmediatamente de Saratov a los camaradas Antonov, Fedor, Ivanov, Ritzberg y Plaksin.
b) Mandar inmediatamente a A. P. Smirnov a actuar en Saratov como presidente del Comité Ejecutivo Provincial y miembro del Consejo de la fortaleza."

El avance contra Koltchak, después de dos períodos de retirada, proseguía ahora con éxito completo. Vatzetis consideraba que el peligro esencial estaba esta vez en el Sur, y propuso mantener el Ejército del frente Este en los Urales durante el invierno, hasta que el peligro cediese lo suficiente, con el fin de transportar varias divisiones al frente Sur. Mi posición general se explicaba con anterioridad en el telegrama del 1 de enero. Yo era partidario de sostener una ofensiva ininterrumpida contra Koltchak. Sin embargo, el asunto en concreto dependía de la relación de fuerzas y de la situación estratégica de conjunto. Si Koltchak contaba con importantes reservas allende los Urales, si nuestro avance en continuas batallas había agotado seriamente al Ejército Rojo, empeñarse ahora en nuevas luchas al otro lado de la cordillera era exponerse a un peligro, pues ello requería nuevas reposiciones de comunistas y mandos, todo lo cual se necesitaba ahora para el frente Sur.
Debe añadirse que yo había perdido mucho contacto con el frente Este, una vez completamente seguro, y que todas mis inquietudes estaban ahora con el frente Sur. Era difícil apreciar de lejos hasta qué punto los ejércitos victoriosos del frente Oriental habían conservado su vitalidad, esto es, en qué medida se hallaban en condiciones de proseguir una nueva ofensiva no sólo sin ayuda del Centro, sino incluso sacrificándose en beneficio del frente Sur, que necesitaba las mejores divisiones. En cierta medida, dejé a Vatzetis libertad de acción, considerando que si hubiera resistencia por parte del mando del Este y resultara posible desarrollar un nuevo avance por allí sin daño para el frente Sur, habría tiempo bastante para rectificar al comandante en jefe mediante un acuerdo del Gobierno.
En estas circunstancias surgió un conflicto entre Vatzetis y Kamenev. Con motivo de varias evasivas del frente Este, que trataba de seguir su política autónoma, Vatzetis solicitaba el relevo de Kamenev por Samoilov, antiguo comandante del VI Ejército. [Así se hizo. Pero inmediatamente protestaron los comisarios afectos a Kamenev. Lenin consultó a Trotsky sobre el particular y sobre la queja de Stalin contra Kostyayev desde Petrogrado, y Trotsky contestó por hilo directo desde Kiev: ]

* "De acuerdo con que vuelva Kamenev al frente Este en vez de Samoilov, pero no sé dónde está ahora Kamenev. Tampoco me opongo a la sustitución de Kostyayev; a menudo he planteado yo mismo este asunto, pero la dificultad está en encontrar quién le remplace y no sea peor. No creo que Lashevich sea más firme que Aralov; simplemente su blandura es de otro género. Gussev es más a propósito para el E. M. de campaña. De todos modos, al volver Kamenev a su puesto, y además al sustituir a Kostyayev, hay que discutir el asunto de antemano con el comandante en jefe, para no desorganizar toda la maquinaria. Propongo que se comience por lo más urgente, esto es, por la vuelta de Kamenev, y para ello, lo primero es encontrarle y hacerle ir en seguida a Moscú. Al mismo tiempo hay que proponer posibles sustitutos para Kostyayev y Aralov, lo que es menos apremiante. Comunicadme vuestra decisión. - Trotsky.
P. D. Debo decir, sin embargo, que Kuzmin, Orejov, Naumov y Vatoshin opinan de Samoilov lo mismo que Lashevich, Gussev y Smilga de Kamenev y Aralov de Kostyayev. Las lealtades del frente son nuestra común desventura.
21 de mayo de 1919."

Durante los primeros meses de 1919, el Ejército Rojo asestó un tremendo golpe a la contrarrevolución en el Sur, integrada principalmente por el Ejército cosaco del Don al mando del general Krassnov, protegido por una cortina de Caballería. Pero tras Krassnov en el Kuban y en el norte del Cáucaso, se estaba formando el ejército de voluntarios de Denikin. A mediados de mayo, nuestro Ejército, en prosecución de su avance y muy agotado, se encontró con las tropas de refresco de Denikin y comenzó a retroceder. Perdimos todo lo ganado, y además toda Ucrania, que acababa de ser liberada. Entretanto, en el frente Este, al mando de su antiguo jefe coronel Kamenev, con Smilga y Lashevich en el Consejo Revolucionario de Guerra, la situación había mejorado tanto y las cosas iban tan bien que suprimí totalmente mis visitas allí y casi llegué a olvidarme de las facciones de Kamenev. Embriagados por el éxito, Smilga, Lashevich y Gussev, llevaban a hombros a su comandante, brindaban fraternalmente con él y escribían a Moscú informes entusiásticos sobre sus méritos. Cuando el comandante en jefe, esto es, Vatzetis, de acuerdo conmigo en principio, había sugerido que el ejército del Este permaneciese de invernada en los Urales, con el fin de trasladar algunas divisiones al Sur, donde la situación se presentaba amenazadora, Kamenev, apoyado por Smilga y Lashevich, había opuesto una obstinada resistencia. [Kamenev argüía que podía poner varias de sus divisiones del Este a disposición del frente Sur sin interrumpir su ofensiva en los Urales. A partir de entonces, su autoridad creció a expensas de la de Vatzetis, sobre todo porque éste persistía en su error después de haber quedado en evidencia.]
Stalin sacó partido del conflicto entre el frente del Este y el comandante en jefe. Trataba a Vatzetis, que había condenado oficialmente su intervención en materia de estrategia, con hostilidad y acechaba la ocasión de vengarse de él. Ahora se presentaba la mejor oportunidad. Smilga, Lashevich y Gussev propusieron, evidentemente con la cooperación de Stalin, nombrar a Kamenev comandante en jefe. El éxito del frente Este persuadió a Lenin y quebrantó mi resistencia.

Kamenev fue nombrado comandante en jefe, y en la sesión matutina del 3 de julio de 1919, el Comité Central reconstituyó el Consejo Revolucionario de Guerra de la República. Esta vez se componía de Trotsky, Sklyansky, Gussev, Smilga, Rikov y el comandante en jefe Kamenev.

La primera tarea del nuevo comandante en jefe fue trazar un plan para agrupar las fuerzas en el frente Sur. Kamenev se distinguía por su optimismo y por una viva concepción estratégica. Pero su perspectiva era aún relativamente modesta. Los factores sociales del frente Sur (trabajadores, campesinos ucranianos, cosacos) le eran poco conocidos. Examinaba el frente Sur desde el punto de vista del comandante del frente Este. Lo más fácil era concentrar las divisiones retiradas del Este a lo largo del Volga y atacar hacia Kuban, cuartel general de Denikin. ésta había sido la base de su plan cuando prometió ceder las divisiones oportunamente sin detener su avance.
En materia de estrategia, yo cedía siempre la palabra al comandante en jefe. Sin embargo, mi familiaridad con el frente Sur me indujo a creer que este plan era erróneo en sus fundamentos. Denikin había conseguido transferir su base de Kuban a Ucrania. Avanzar contra los cosacos era empujarles por la fuerza en dirección a Denikin. Era evidente para mí que, por el contrario, el golpe principal debía descargarse a lo largo de la línea de división entre Denikin y los cosacos, por la faja de terreno donde la población era completamente hostil a los cosacos y a Denikin, y partidaria de nosotros. Pero mi oposición al plan de Kamenev se interpretó como una prolongación del conflicto entre el Consejo Revolucionario de Guerra de la República y el frente Este. Smilga y Gussev, con la colaboración de Stalin, presentaron la cuestión como si yo fuese contrario al plan por falta de confianza en el nuevo comandante en jefe, por principio. Lenin, al parecer, lo recelaba así también; pero estaba fundamentalmente equivocado. Yo no exageraba los méritos de Vatzetis. Saludé a Kamenev amistosamente, y traté en cuanto me fue posible de aliviarle la carga. Pero lo erróneo del plan era tan patente, que cuando lo confirmó el Politburó, votando todos, incluso Stalin, en contra mía, presenté mi dimisión. [El 5 de julio de 1919, el Ejecutivo supremo del Partido decretó lo siguiente] con referencia a mi dimisión:

"Los Burós de Organización y Político del Comité Central, habiendo examinado la declaración del camarada Trotsky y después de estudiada en todos sus aspectos, han llegado a la conclusión unánime de que no pueden aceptar la dimisión del camarada Trotsky ni les es posible en absoluto atender su petición. Los Burós de Organización y Político del Comité Central harán cuanto puedan por hacer la misión del camarada Trotsky en el frente Sur (el más difícil, peligroso e importante), lo más conveniente posible para él v lo más fructífera para la República. Como comisario popular de Guerra y presidente del Comité Revolucionario de la República, el camarada Trotsky tiene plenos poderes para actuar en calidad de miembro del Consejo Revolucionario de Guerra del frente Sur, de acuerdo con el comandante del mismo frente (Yegoryev), nombrado por él y confirmado por el Comité Central.
Los Burós de Organización y Político del Comité Central ofrecen al camarada Trotsky plena oportunidad para procurar por todos los medios lo que considera una mejora de la política en el aspecto militar, y, si así lo desea, tratarán de acelerar la convocatoria del Congreso del Partido.
Firmemente convencidas de que el apartamiento del camarada Trotsky es imposible en las circunstancias actuales y causaría daño a los intereses de la República, los Burós de Organización y Político del Comité Central solicitan con insistencias al camarada Trotsky que no suscite de nuevo la cuestión, y siga en lo futuro desempeñando sus funciones en su máxima amplitud, dispuestos a reducirla, si así lo desea, mientras concentra sus esfuerzos en el frente Sur.
En virtud de lo que antecede, los Burós de Organización y Político del Comité Central tampoco admiten la dimisión del camarada Trotsky como miembro del Politburó y como presidente del Consejo Revolucionario de Guerra de la República y comisario Popular de Guerra...
Lenin, Kamenev, Krestinsky, Kalinin, Serebryakov, Stalin, Stassova..."

Retiré mi dimisión, y partí inmediatamente para el frente meridional.
Tres días después, estando en Kozlov, en el frente, recibí un telegrama cifrado del Consejo de Comisarios del Pueblo, desde el Kremlin, informándome que un oficial acusado de traición había confesado y declarado en términos que hacían posible inferir la inteligencia de Vatzetis con una conspiración militar:
"Consejo de Comisarios del Pueblo
R. S. F. S. R.
El Kremlin
Moscú

"Todo en clave
Estrictamente confidencial
 8 de julio de 1919

"A Trotsky, en Kozlov:
"Dmozhirov, que ha confesado y ha resultado ser un traidor, ha atestiguado con hechos la existencia de una conspiración en la que toma parte principal Isayev, que estuvo bastante tiempo agregado al servicio del comandante en jefe y vivía con él en el mismo piso. Muchas otras pruebas, toda una partida de datos concretos, demuestran que el comandante en jefe estaba enterado de la conspiración. Habría que detenerle..."

[Este] telegrama iba firmado por Dzerzhinsky [jefe de la Checa]; Krestinsky [Secretario del Comité Central del Partido], Lenin y mi delegado Sklyansky. Por los nombres mencionados en el telegrama, se apreciaba claramente que se refería al comandante en jefe recientemente depuesto. Así, pues Vatzetis fue arrestado, casi inmediatamente después del relevo nada menos que por sospechas de traición. Esto daba a la controversia sobre estrategia siniestras derivaciones. Las relaciones dentro del Politburó se hicieron más tirantes, y el cambio del Mando central considerablemente complicado. Hasta ahora no he podido explicarme por completo las circunstancias y pormenores de este episodio. Como Vatzetis fue puesto en seguida en libertad y nombrado además profesor de la Escuela de Guerra, es lógico suponer que su conocimiento de una supuesta conspiración era menos que infinitesimal. No es improbable que, descontento por haber sido relevado del cargo de comandante en jefe, hubiera hablado algo más en presencia de los oficiales que le rodeaban de cerca. [Sin embargo, es decididamente] verosímil que Stalin interviniese a fondo en su arresto. Stalin tenía una cuenta de viejos desdenes que ajustar con Vatzetis. Además, la influencia amistosa que ejercía sobre el jefe de la Checa le inspiraba una sensación de impunidad y seguridad, así como el apoyo de los responsables del frente del Este y del nuevo comandante en jefe. Ello le proporcionaba la satisfacción suplementaria de descargar indirectamente un golpe contra el comisario de Guerra. Se traslucía la evidente intriga que se ocultaba detrás de este episodio, y la invisible presencia de Stalin detrás de Dzerzhinsky.
[En 27 de julio] fui llamado a toda prisa a Kozlov por Sokolnikov, "a causa de extraordinarias circunstancias". Allí descubrí que el comandante del frente Sur, Yegoryev, consideraba el plan de operaciones de Kamenev para el-Sur, impropio, y aunque lo estaba poniendo en práctica, no esperaba que saliera bien. Tal era también la actitud del jefe de la Sección de Operaciones, Peremytov, así como la del mismo Sokolnikov. Al principio no discutí el asunto con nadie, salvo con Sokolnikov, ni invité a Yegoryev a entrar en detalles cuando se refería a lo descabellado del plan, sino que telegrafié inmediatamente a Lenin como presidente del Consejo de Defensa:

* "Sin entrar en un análisis de la controversia en sí, considero enteramente inadmisible una situación bajo la cual se lleva adelante un plan por persona que no tiene confianza en su éxito. Lo único viable es sustituir al instante (antes de que comiencen las operaciones) al comandante del Sur por quien reconozca la autoridad del comandante en jefe en materia de operaciones y esté de acuerdo con su plan. Acaso Selivachev esté conforme con Kamenev. En tal caso debe ser nombrado inmediatamente coman dante adjunto del Sur, para poderle designar dentro de una semana comandante de este frente.
"Espero instrucciones.
"27 de julio de 1919. [277 s.]

"L. D. Trotsky."

[La respuesta a este telegrama no era de Lenin, sino que se hizo en nombre del Politburó. Llevaba sólo la firma de la secretaria técnica del Comité Central, Elena Stassova, como para destacar, su impersonalidad:]

" Confidencial.
"Al camarada Trotsky, en Penza:
"El Politburó del Comité Central ha examinado su telegrama número 277 s. y está de completo acuerdo contigo respecto al peligro de cualquier género de vacilación en la firme ejecución de un plan aprobado. El Politburó reconoce por completo la autoridad del comandante en jefe en materia de operaciones, y te pide que así lo expliques a todos los funcionarios responsables. El Politburó designa miembros del Consejo Revolucionario de Guerra del frente Sur, además de los actuales, a Smilga, Serebryakov y Lashevich. Por orden del Comité Central,
"Stassova.

"28 de julio de 1919."

[La cuestión de estrategia en el frente Sur era decisiva. Pero la controversia a propósito del mismo, agravada por el episodio de Vatzetis, había llegado al extremo de desarrollarse por insinuaciones y por conductos exageradamente oficiales. El acuse inmediato de recibo de las anteriores instrucciones se expidió al lugarteniente de Trotsky, en Moscú, para que lo transmitiese al Comité Central. Decía así:]

"Confidencial:
* "Al camarada Sklyansky, para transmitir al Comité Central: 
"No entiendo el sentido de vuestro telegrama. En vista de las dudas de Yegoryev, sugería el nombramiento de un adjunto que en caso necesario le pudiese remplazar. ésta es la solución menos penosa del asunto. Durante mi estancia en Kozlov relevé al jefe de operaciones, Peremytov, quien mostró desacuerdo con el plan del comandante en jefe, y le remplacé por Berenda, a quien apresuradamente hice venir de la Inspección Militar. Antes de mi partida, de acuerdo con Sokolnikov y en su presencia, planteé llanamente a Yegoryev la necesidad de ejecutar sin condiciones el plan del comandante en jefe. Replicó en términos categóricos y, por lo que pude apreciar, sin reservas mentales. Sin embargo, considero muy conveniente que venga Selivachev como adjunto, después de la conversación preliminar que con el comandante en jefe sostuvo con él. No he recibido contestación a esta sencilla propuesta, salvo la recomendación de instalar (¿a quién?) normas de disciplinas.
 "Creo que es absurdo agregar al Consejo Revolucionario de Guerra (ya recargado de personal con sus seis miembros: Yegoryev, Yegorov, Sokolnikov, Okulov, Vladimirof, Serebryakov) otros dos nuevos, y propongo que se revoque este acuerdo, especialmente habiendo sido nombrado Lashevich comandante de Petrogrado y siendo Smilga miembro del grupo de Shorin.

"Es desastrosa para el frente la falta de cartuchos y la escasez extrema de fusiles. El IX Ejército tiene 20.000 útiles, pero carecen de armamento, y sólo la mitad esperan recibirlo. Los proyectiles se suministran en cantidades terriblemente mezquinas, lo que en caso de cualquier complicación ligera acarrea desastrosas consecuencias. A base de observar la situación en los cuatro Ejércitos del frente Sur, y de hablar con el comandante del mismo, os prevengo que toda operación puede fracasar por falta de municiones.
"29 de julio de 1919. [284.]

"Trotsky."

[Los preparativos para la ofensiva en el frente Sur, conforme al plan del nuevo comandante en jefe, continuaron con dificultades. A fines de la primera semana de agosto (esto es, alrededor de una semana antes de iniciar realmente la ofensiva), el Politburó hubo de enfrentarse con] varios problemas graves. [Era perfectamente claro] que Denikin muy probablemente intentaría dirigirse hacia Ucrania más bien que hacia el Este, a fin de establecer contacto con Rumania y Polonia y trasladar su base de Ekaterinodar a Odesa y Sebastopol. Aparte de las medidas tomadas por el comandante en jefe para obviar este peligro, que era el más serio de momento, era necesario decidir en seguida el modo de desarrollar la inminente campaña para la conquista de Ucrania. En primer lugar había que reunir el XII Ejército con el XIV, que, por carencia de enlace telegráfico, se hallaba aislado del frente Sur. No sólo estaban ya confundidas las retaguardias de ambos ejércitos, sino que cada vez se veían más obligadas a enfrentarse con un mismo enemigo: Denikin. Propuse, pues, retirar el XIV Ejército de la jurisdicción del frente Sur, fusionando la jefatura de los dos ejércitos en la persona del comandante del XIV, Yegorov y su Estado Mayor, llamando a este nuevo grupo frente Sudoeste, con cuartel general en Konotop, y colocándolo directamente a las órdenes del comandante en jefe y del Estado Mayor General. Para mantener la capacidad de lucha de [este propuesto frente Sudoccidental al mínimo, era necesario] hacer un extraordinario esfuerzo para cortar el bandolerismo, la destrucción de líneas férreas y otros actos análogos, con ayuda de unidades comunistas trasladadas allí transitoriamente desde sectores más inactivos, activistas de la región de Moscú e incluso ciertas unidades de toda garantía del ejército checo. Todos los oficiales rojos disponibles fueron enviados inmediatamente a Ucrania en trenes especiales, sin tener en cuenta sus precedentes destinos. Hubo que enviar también a Ucrania a todos los activistas políticos previamente destinados a diversos otros ejércitos, además de botas, balas y fusiles. El XII Ejército no tenía municiones; por falta de ellas tuvo que luchar contra los colonos amotinados en Odesa con granadas de manos. Los Consejos de Guerra de ambos ejércitos eran poco enérgicos. Por acuerdo entre el Consejo de Defensa de Ucrania y los Consejos Revolucionarios de Guerra de los dos ejércitos, fue designado Vorochilov para sofocar la rebelión a su retaguardia. Todas las instituciones y el personal consagrado a combatir las insurrecciones de Ucrania se colocaron bajo su mando.
 [Análogas dificultades, tan diversas como las localidades en que se producían, pero esencialmente iguales por su naturaleza, encontrábamos en todas partes y a cada paso. Lenin se impacientaba. Justamente al iniciarse la ofensiva, escribió a Sklyansky:]

* "Estoy enfermo. Tendría que acostarme. Por consiguiente contésteme por un mensajero. El aplazamiento de la ofensiva sobre Voronej (¡desde el 1.º hasta el 10 de agosto!) es monstruoso. El éxito de Denikin es enorme.
"¿Qué sucede? Sokolnikov decía que nuestras fuerzas son cuatro veces más numerosas que las suyas.
"¿Qué es lo que ocurre, entonces? ¿Cómo hemos podido perder la ocasión tan miserablemente?
"Di al comandante en jefe que las cosas no pueden seguir así. Debe dedicar al asunto seria atención.
"¿No sería mejor que enviásemos al Consejo Revolucionario de Guerra del frente Sur (copia a Smilga) este telegrama en cifra?: "
"Inadmisible en absoluto demorar ataque, pues el retraso entrega a Denikin toda la Ucrania y nos destroza. Eres responsable de cada día y cada hora más que se retrase la ofensiva. Comunica inmediatamente tus explicaciones, diciendo cuándo habéis de comenzar de una vez la ofensiva resueltamente."
"Presidente del Consejo de Defensa.-Lenin."

[La ofensiva en el frente Sur, de acuerdo con el plan de S. S. Kamenev, comenzó a mediados de agosto. A las seis semanas, finalizando septiembre], escribí al Politburó, que había votado contra mi plan: "La ofensiva a lo largo de la línea de mayor resistencia ha redundado en provecho de Denikin, como estaba previsto... Ahora mismo nuestra situación en el frente Sur es peor que cuando el Estado Mayor comenzó a ejecutar su plan a priori. Sería pueril cerrar los ojos a esto." Por entonces, el error fatal del plan se había hecho patente a muchos de sus antiguos defensores, incluso a Lashevich, que había sido trasladado del frente Este al meridional. Unas tres semanas después, el 6 de septiembre, había telegrafiado yo desde el frente, en clave, al comandante en jefe y al Comité Central que "el centro de la dificultad en la campaña del frente Sur se había desviado hacia Kursk-Voronej, donde no hay reservas". Y llamaba [su] atención también, sobre los siguientes problemas:

"El esfuerzo por liquidar a Mamontov no ha dado hasta ahora resultados prácticos. Las unidades motorizadas de ametralladoras no se formaron por no haberse recibido éstas, ni siquiera un pequeño número de automóviles. Se aprecia claramente que Mamontov está, reuniéndose con sus propias tropas en todo el frente de Kursk. Nuestras débiles y dispersas unidades de infantería apenas le ponen obstáculos. El mando de Lashevich está paralizado por falta de medios de comunicación. La unificación de Mamontov puede considerarse lograda. El peligro de una rotura del frente por el sector Kursk-Voronej se hace manifiesto. La tarea inmediata de Lashevich es perseguir al enemigo tratando de taponar ese hueco. Se intentará molestar a Mamontov con incursiones de guerrillas... La destrucción de ferrocarriles perturba los transportes del lado de Tsaritsyn hacia la zona de Kursk. Pero la situación exige con insistencia llevar reservas al Oeste. Tal vez se pueda trasladar el Cuerpo montado de Budienny a marchas forzadas. Es necesario añadir que la situación empeora a cada momento por el completo desplome del aparato del frente. Las tareas más prácticas se nos presentan en la siguiente forma:
"1.ª Nombrar inmediatamente a Selivachev comandante del frente Sur.
"2.ª Debe ocupar el puesto de Selivachev el comandante adjunto del frente Sur, Yegorov.
"3.ª Enviar las reservas, incluso la 21.ª División, tras Mamontov, en dirección a Kursk.
"4.ª Volver el IX Ejército de la dirección de Novorosis a Starobelsk.
"5.ª Trasladar el Cuerpo de Budienny todo lo posible al centro derecha.
"6.ª Apresurar el envío de reservas y suministros para los Ejércitos VIII y XIII."

[Además], proponía varios reagrupamientos de Ejércitos que suponían la liquidación del fracasado plan. [Esto sucedía apenas tres semanas después de haber emprendido la ofensiva.] Serebryakov y Lashevich firmaron el telegrama conmigo. Pero el nuevo comandante en jefe era [tan terco en el error como el precedente], y el Politburó le sostenía con empeño. El mismo día, 6 de septiembre, recibí en Oryol la siguiente respuesta por hilo directo:

"El Politburó del Comité Central, habiendo considerado el telegrama de Trotsky, Serebryakov y Lashevich, ha confirmado la respuesta del comandante en jefe y expresa su asombro con relación a los esfuerzos encaminados a revisar el plan estratégico básico aprobado el 6 de septiembre de 1919 [96] sh.
"Por orden del Politburó del Comité Central.- Lenin."

Al cabo de dos meses, el curso de las operaciones militares había reducido a la nada el plan original. Además, durante estos dos meses de continuas e infructuosas batallas, muchos de los caminos quedaron totalmente obstruidos, y la concentración de reservas se hizo incomparablemente más difícil que en junio y julio. Y el radical reagrupamiento de fuerzas era más necesario que nunca. Propuse que el Cuerpo montado de Budienny se trasladara a marchas forzadas hacia el Nordeste, y que en la misma dirección salieran otras unidades. [Pero el Politburó, incluyendo naturalmente a Stalin, continuó rechazando en todo este lapso dicha proposición y otras, aprobando persistentemente] las instrucciones del comandante en jefe [quien continuaba insistiendo en que] "el plan básico para avanzar por el frente Sur se mantiene sin alteraciones; en otros términos, el ataque principal corre a cargo del grupo especial de Shorin, siendo su misión destruir al enemigo en el Don y en el Kuban". [Sin embargo], la ofensiva se había empantanado considerablemente entretanto. La situación en el Kuban, adonde se habían enviado las mejores tropas, se hizo sumamente grave, y Denikin avanzaba hacia el Norte.
"Para justipreciar el plan de operaciones -escribía yo a fines de septiembre-, no estaría de más examinar sus resultados. El frente Sur ha recibido más fuerzas que ningún otro hasta ahora: al comenzar la ofensiva, el frente Sur contaba con no menos de 180.000 bayonetas y sables, y un número proporcional de cañones y ametralladoras. Al cabo de mes y medio de batalla, estamos marcando lastimosamente el paso en el lado Este del frente Sur, mientras que en el lado Oeste tenemos una retirada difícil, con pérdida de unidades y desorganización... La causa del fracaso debe buscarse por entero en el plan de operaciones... Unidades de resistencia media se dirigieron... a localidades habitadas en su totalidad por cosacos que no tomaban parte en el avance, pero que defendían sus aldeas y sus hogares. La atmósfera de una guerra nacional en el Don ejerce una influencia disgregante sobre nuestras unidades. En estas condiciones, los tanques de Denikin, maniobrando con habilidad, y otros factores análogos, le aseguraban una superioridad enorme."
[Pronto] no hubo ya que tratar del plan, sino de sus desastrosas consecuencias, materiales y psicológicas. El comandante en jefe, en consonancia con la máxima napoleónica, había confiado, por lo visto, perseverando en el error, de derivar de él todas las ventajas posibles y asegurar en definitiva la victoria. El Politburó, aun perdiendo confianza, persistía en su propia decisión. El 21 de septiembre, nuestras tropas abandonaron Kursk. El 13 de septiembre Denikin tomó Oryol y se abrió el camino hacia Tula, donde estaban concentradas las más importantes fábricas de municiones, y detrás de la cual se hallaba Moscú. Yo puse al Politburó ante el dilema de cambiar nuestro plan estratégico o evacuar Tula, destruyendo las Industrias de guerra de la ciudad, y resistir la amenaza directa contra Moscú. Por entonces se habían quebrado la obstinación del comandante en jefe, que va desechaba parte del antiguo plan, y el apoyo del Politburó. A mediados de octubre, había terminado el reajuste de las fuerzas para el contraataque. Un grupo estaba concentrado al noroeste de Oryol para amenazar el ferrocarril Kursk-Oryol; otro, al este de Voronej, llevaba a su cabeza el Cuerpo montado de Budienny. Esto venía a ser precisamente el plan que había sugerido yo. [Teniéndolo en cuenta, es instructivo considerar la reseña que de aquel período hacen a última hora los historiógrafos estalinistas:]
 

* "Durante septiembre y primeros de octubre, Denikin consiguió considerables éxitos en el frente Sur. Capturó Oryol el 13 de octubre. Para remediar la situación, sumamente difícil y peligrosa, derivada de fracasos persistentes en el frente Sur, el Comité Central del Partido envió al camarada Stalin al Consejo Revolucionario de Guerra del frente. El camarada Stalin preparó el nuevo plan estratégico contra Denikin, que confirmaron Lenin Y el Comité Central del Partido. La realización de este plan produjo la derrota de Denikin."
 

[Las versiones de Stalin varían de vez en cuando con respecto a la persona que propuso el plan correcto, que fue rechazado, y con respecto a quién merecía censura por el plan equivocado que resultó tan costoso. En el año 1923, Stalin narraba lo sucedido caí el frente Sur, ostensiblemente para demostrar ciertos principios políticos, pero en realidad para saldar ciertas cuentas políticas que te interesaban:
 

* "Podría establecerse fácilmente una analogía entre estos principios de estrategia política y los de estrategia militar: por ejemplo... la lucha contra Denikin. Todo el mundo recuerda el final de 1919, cuando Denikin se acercaba a Tula. En aquel tiempo surgieron interesantes debates entre los militares respecto a la dirección en que había de asestarse el golpe decisivo contra Denikin. Algunos militares proponían... la línea Tsaritsyn-Novorosisk... Otros... la línea Voronej-Rostov,... El primer plan era... desventajoso porque presuponía nuestro movimiento a través de regiones... hostiles al Gobierno soviético y exigía por eso grandes sacrificios; era, además, peligroso porque abría a los ejércitos de Denikin el camino de Moscú por Tula y Serpujov. El segundo plan... era el único plausible, porque según él nuestros grupos principales habían de operar por regiones... que simpatizaban con el Gobierno soviético y no requería en consecuencia sacrificios excesivos; y, además, porque desorganizaba la acción del cuerpo principal de las tropas de Denikin en ruta hacia Moscú. Una mayoría de los militares se pronunciaron en favor de este segundo plan... Así se decidió la suerte de toda la guerra contra Denikin..."

Stalin parecía relatar esto como ejemplo casual de ciertos conceptos en el campo de la estrategia política. En realidad, el ejemplo no era accidental. Avanzaba 1923, Stalin estaba [sobre ascuas] esperando un terrible ataque de Lenin, y por lo tanto, trataba sistemáticamente de minar la autoridad de éste. En los círculos rectores del Partido se sabía bien que tras el erróneo y costoso plan habían estado no sólo ciertos miembros de la dirección "militar" (como el comandante en jefe [S. S. Kamenev]), sino también la mayoría del Politburó, con Lenin a la cabeza. Sin embargo, Stalin prefería hablar de desacuerdo entre los "militares", sin aludir a la pugna dentro del Politburó. Sabía que los miembros dirigentes del Partido se acordaban demasiado bien de que se trataba de mi plan, del plan que yo [había estado defendiendo desde comienzos de julio], y que él sólo había venido a apoyar a fines de octubre o principios de noviembre, después de que el mismo comandante en jefe había repudiado en la práctica su propio proyecto original. Pero el 19 de noviembre de 1924, diez meses después de la muerte de Lenin, Stalin [llegó más allá]. Entonces hizo la primera tentativa de crear una versión deliberadamente falsa de la lucha en el frente Sur, dirigiéndola contra mí:

"Ocurrió en el otoño de 1919. La ofensiva contra Denikin fracasó... Denikin toma Kursk, avanza sobre Oryol. El camarada Trotsky acude por orden del Comité Central a una sesión de éste, desde el frente Sur. El Comité Central reconoce la situación como alarmante y decide enviar nuevos activistas militares a aquel frente, relevando al camarada Trotsky. Los nuevos activistas militares piden que el camarada Trotsky "no intervenga" en los asuntos del frente Sur. El camarada Trotsky cesa de intervenir allí directamente. Se suceden operaciones continuas en el frente Sur, y se capturan Rostov del Don y Odesa sin el camarada Trotsky. ¡Que prueben a negar estos hechos!"

Es cierto que dejé el frente Sur hacia el 10 de octubre, y fui a Petrogrado. Nuestro contraataque en el frente Sur debió haber comenzado el 10 de octubre. Todo estaba preparado; la concentración de unidades para atacar se hallaba casi terminada, y mi presencia era mucho más necesaria en torno a Petrogrado, que estaba en trance mortal de ser ocupada por Yudenich. Repasando más de tres años de guerra civil y examinando los periódicos y la correspondencia de mis viajes por todos los frentes, veo que casi nunca tuve ocasión de acompañar a un Ejército victorioso, de participar en un ataque, de compartir directamente las victorias con otros. Mis viajes no tenían carácter de turismo. Sólo acudía a los sectores en situación crítica después de haber roto el enemigo nuestras líneas. Mi tarea era convertir los regimientos fugitivos en fuerza atacante. Yo me retiraba con las fuerzas, pero nunca avancé con ellas. Tan pronto como las descalabradas divisiones se reordenaban y el mando daba la señal de avance, me despedía del Ejército para ir a otro sector apurado, o bien regresaba por unos días a Moscú para resolver los problemas acumulados del Centro. Así, durante tres años no tuve literalmente una sola ocasión de ver las caras felices de los soldados después de una victoria, ni de entrar con ellos en las ciudades conquistadas. [Por eso, como Stalin no podía menos de saber], no visité el frente Sur siquiera una vez en todo el período de nuestra victoriosa ofensiva allí después de mediados de octubre. El fraude de Stalin está, pues, en dar a un hecho innegable una significación totalmente falsa.
[El 4 de diciembre de 1919, Juan Smirnov informaba desde el frente Este que] "Koltchak ha perdido su Ejército... No habrán más batallas... Espero capturar todo el E. M. móvil antes del apeadero de Taiga... El ritmo de la persecución es tal que el 20 de diciembre estarán en poder nuestro Barnaul y Novokilayevsk". [Yudenich había sido completamente derrotado en el Noroeste y Denikin estaba en franca fuga en el Sur. Fracasado en sus esfuerzos por ganarse el apoyo de los campesinos mediante equívocas "reformas agrarias" y privado del de los militares y los hacendados a causa de su desastrosa derrota en el frente a manos del Ejército Rojo, Denikin perdió la confianza de los blancos. El 26 de marzo de 1920 renunció formalmente el cargo de comandante en jefe en favor del barón Wrangel, que había conseguido reagrupar las dispersas tropas de los guardias blancos en Crimea.] 
[Los blancos estaban todavía zurrando a las unidades rojas de Caballería e Infantería en el frente del Cáucaso. En las batallas de los dos primeros días de febrero de 1920, Mamontov rechazó la ofensiva del Ejército Rojo y pasó al ataque en las proximidades de Novocherkassk. Las filas del Ejército Rojo en el frente del Cáucaso se habían debilitado no sólo por las pérdidas sufridas en combate, sino por la epidemia de tifus. Los refuerzos y provisiones no habían llegado por una confusión de los ferrocarriles. Se requería una mano dura para llevar unos y otras a aquel frente. Lenin y Trotsky recurrieron a Stalin, que por entonces se hallaba en el Consejo Revolucionario de Guerra de] frente Sudoeste: ]

* "El Comité Central juzga necesario, para salvar la situación, que vayas inmediatamente al ala derecha del frente del Cáucaso, por Debaltsevo, donde está ahora Shorin. Al mismo tiempo tendrás que adoptar medidas extraordinarias para mandar considerables refuerzos y activistas del frente Sudoeste. Para estabilizar la situación se te ha incluido en la plantilla del Consejo Revolucionario de Guerra del frente caucásico, sin cesar por eso en el del frente del Sudoeste.
"3 de febrero de 1920. [9.] sh.

"Lenin, Trotsky."

[No se dispone del texto de la respuesta de Stalin, pero parece que hacía objeciones a su nuevo cargo, probablemente aduciendo tareas de urgencia en el que desempeñaba. Esto dio lugar a la siguiente réplica:]

* "El Comité Central no insiste en tu traslado, con tal de que en el curso de las próximas semanas concentres toda tu atención y energía en los servicios del frente del Cáucaso con preferencia a los del frente Sudoeste. Enviamos a Arzhanov a Voronej para activar los necesarios traslados. Préstale la oportuna colaboración y tennos al corriente del curso de las mismas.
"4 de febrero de 1920. [512.]

"Presidente del Consejo de Defensa,
Lenin.
"Presidente del Consejo Revolucionario de Guerra de la República,
Trotsky."

 

 [Dos semanas después telegrafiaba Lenin a Stalin:]

* "El Politburó no puede pedirte que vengas en persona, pues considera como tarea primordial y urgente barrer a Denikin, por lo que deberás acelerar los refuerzos para el frente del Cáucaso todo lo que puedas.
"19 de febrero de 1920, [34.]

"Lenin.""

[Un día después insistía otra vez sobre el mismo tema:]

* "La situación en el Cáucaso está adquiriendo un carácter cada vez más serio. A juzgar por la situación de ayer, no se excluye la posibilidad de que perdamos Roskov y Novocherkassk, ni un intento enemigo de extender sus éxitos hacia el Norte, amenazando el territorio del Don. Toma medidas extraordinarias para acelerar el traslado de las Divisiones 43 y letona y reforzar el potencial combatiente. Espero que, conociendo la situación general, pongas toda tu energía en juego y consigas resultados grandiosos.
"[36]/sh.

"Lenin.""

[Stalin contestó como sigue:]

"Absolutamente confidencial.
"En cifra.

* "Lenin, Kremlin. Moscú.
"Copia para el Comité Central del Partido.
"No veo por qué el asunto del frente caucásico se me impone precisamente a mí. En el orden natural, la responsabilidad de reforzar el citado frente recae por entero en el Consejo Revolucionario de Guerra de la República, cuyos miembros, según mis noticias, disfrutan de excelente salud, y no en Stalin, que está abrumado de trabajo de todo orden.
"20 de febrero de 1920. [970.]
"Stalin."

[A lo cual replicó Lenin con el siguiente rapapolvo: ]

* "El asunto de acelerar el envío de refuerzos del frente Sudoeste al del Cáucaso se te ha encomendado. En términos generales, cada cual debe ayudar como mejor pueda, sin sutilizar acerca de jurisdicciones departamentales.
"20 de febrero de 1920. [37]/sh.

"Lenin."

"Kursk, 19 de enero de 1920.

"Al presidente del Consejo Revolucionario de Guerra de la República, camarada Trotsky. Moscú.
"Me dirijo a ti con el ruego urgente de que me libres de la inactividad. Llevo casi tres semanas sin motivo justificado en el Cuartel general del frente Sudoeste, y no he hecho nada en dos meses. No puedo explicarme la causa de la demora ni conseguir otro empleo. Si durante casi dos años que he estado mandando varios ejércitos he dado pruebas de algún mérito, te ruego que me des oportunidad de aplicar mis aptitudes a un trabajo efectivo, y si no lo hay en el frente, señáleme tarea en el Servicio de Transportes o en el Comisariado de Guerra.
"[2.]

"Comandante de Ejército Tujachevsky."

[Por lo visto, Stalin no había encontrado aplicación al talento de Tujachevsky en el frente Sudoeste, donde era prácticamente el amo por su autoridad política como miembro del Comité Central, del Orgburó y del Politburó. Tujachevsky sólo contaba entonces algo menos de treinta años. Hasta la toma del Poder por los bolcheviques había sido teniente en el Ejército del zar. La Revolución de octubre le ganó por completo; no sólo ofreció sus servicios al Ejército Rojo, sino que se hizo comunista. Distinguióse casi desde el primer momento en el frente, y al año llegó a ser general del Ejército Rojo. Su capacidad como estratega era reconocida por los asombrados enemigos a quienes la hizo sentir. Trotsky apunto en su telegrama: "Informar a los camaradas Lenin y Stalin." No está muy claro cuáles fueran las medidas adoptadas en este caso; pero hay una cosa inequívoca. Se dio a Tujachevsky el mando del frente occidental, encargado de las operaciones de ofensiva contra Varsovia.]
[La República de Polonia fue hostil al Gobierno de los Soviets desde el momento de su creación. Habiéndose apoderado de Vilna a despecho de la garantía dada a los lituanos en contrario por la Liga de las Naciones en 1919, los polacos invadieron el territorio de Rusia Blanca y, en el otoño, habían ocupado Minsk y considerables zonas de Volinia y Podolia. Luego paralizaron su actividad en vista de los éxitos del general Denikin. Temían que al triunfa¡' los Ejércitos blancos, comprometidos a restaurar en su integridad territorial el Imperio zarista, se opondrían a las ambiciones territoriales de Polonia, no sólo en Ucrania y Rusia Blanca, sino también en la propia Polonia. Pero tan pronto como los Ejércitos rojos comenzaron a descargar golpes decisivos contra Denikin, el Ejército polaco reanudó su actividad. Apoyado por las tropas de la recién formada República de Letonia, los Ejércitos polacos ocuparon Dvinsk en enero de 1920, obligaron al Ejército Rojo a entregar Latgalia, tomaron Mozyr en marzo, y bajo el mando personal del "liberador" de Polonia, José Pilsudiski, desencadenaron una vigorosa ofensiva contra Ucrania en abril, aliados a las fuerzas del difunto Gobierno de Petliura. Aunque la guerra había sido impuesta al Ejército Rojo, el propósito del Gobierno soviético era no sólo rechazar el ataque, sino llevar la revolución bolchevique a la misma Polonia y abrir así una salida al comunismo hacia toda Europa.]

El 30 de abril escribí al Comité Central del Partido: "Precisamente por tratarse de una lucha a vida o muerte, tendrá un carácter sumamente intenso y riguroso." Por consiguiente, era necesario "estimar la guerra con Polonia, no sólo como simple tarea del frente occidental, sino como tarea central de toda la Rusia trabajadora y campesina". El 2 de mayo hice difundir por la Prensa un telegrama contra las esperanzas exageradamente optimistas de una revolución en Polonia: "Que la guerra terminará por la revolución obrera en Polonia, no puede dudarse; pero, al mismo tiempo, no hay base para suponer que la guerra comience por una revolución semejante... Sería extremadamente frívolo pensar que la victoria... va a caer sencillamente en nuestras manos." El 5 de mayo, en un informe a la reunión conjunta de todas las instituciones soviéticas, dije: "Sería grave error suponer que la historia va a comenzar desencadenando en nuestro obsequio la revolución de los trabajadores en Polonia y librándonos así de la necesidad de sostener una contienda armada. -Y terminaba-: Camaradas, quisiera que os llevaseis de esta reunión, como conclusión capital, la idea de que la lucha que nos amenaza ha de ser dura y enconada." Todas mis órdenes militares y manifestaciones públicas de aquel tiempo estaban impregnadas de esta idea. "Actualmente, el frente Oeste es el más importante frente de la República -dice una orden de 9 de mayo, firmada por mí en Smolensko-. Los órganos de abasto deben prepararse para una campaña nada fácil ni breve, sino por el contrario, larga y porfiada." Yo era opuesto a la marcha sobre Varsovia porque, considerando la debilidad de nuestras fuerzas y nuestros recursos, sólo podía terminar con fortuna si en Polonia misma estallara una insurrección, y no había seguridad alguna cae que tal ocurriese. Ya he explicado la esencia del conflicto en mi autobiografía.
El principal iniciador de la campaña fue Lenin. Le apoyaban contra mí Zinoviev, Stalin y aun el cauto Kamenev. Rikov fue uno de los miembros del Comité Central que se mantuvieron a mi lado, pero todavía no formaba parte del Politburó. Radek también se oponía a la aventura de Polonia. Todos los documentos confidenciales de aquel tiempo están a la disposición de los actuales círculos rectores del Kremlin, y si hubiera al menos una línea en estos documentos en coincidencia con la versión actual de dicha aventura, hace tiempo que se habría publicado. Precisamente es el carácter inconsistente de la versión, y sobre todo, la contradicción entre uno y otro aserto, lo que muestra que aquí también hemos de tropezar con la misma mitología termidórica.
Una de las razones de que la catástrofe de Varsovia alcanzase proporciones tan terribles, fue la conducta del mando del grupo occidental de los ejércitos del Sur, que iba en dirección a Lemberg. La principal figura política en el Consejo Revolucionario de Guerra de aquel grupo era Stalin. Deseaba a toda costa entrar en Lemberg al mismo tiempo que Smilga y Tujachevsky en Varsovia. El rápido avance de nuestros ejércitos hacia el Vístula había inducido al mando polaco a concentrar todos sus esfuerzos y, con ayuda de la Misión militar francesa, considerables reservas en las regiones de Varsovia y Lublin. En este momento decisivo, la línea de operaciones en el frente Sudoeste, divergía en ángulo recto de la del frente occidental principal: Stalin estaba haciendo su propia guerra. Cuando el peligro en que se hallaba el ejército de Tujachevsky se hizo evidente y el comandante en jefe ordenó al frente Sudoeste desviar marcadamente su dirección hacia Zamostye-Tomashev, para caer de flanco sobre las tropas polacas próximas a Varsovia, el comandante del frente Sudoeste, estimulado por Stalin, continuó su avance hacia Occidente: ¿No era más importante apoderarse de Lemberg que ayudar a "otros" a tomar Varsovia? Durante tres o cuatro días, nuestro Estado Mayor General no pudo conseguir que se ejecutara la citada orden. Sólo después de reiteradas demandas reforzadas con amenazas, cambió la dirección el mando del grupo Sudoeste; pero ya entonces el retraso de unos días había producido su efecto fatal. El 16 de agosto, los polacos emprendieron la contraofensiva y obligaron a nuestras tropas a retroceder.
Durante los debates secretos sobre la guerra de Polonia en una reunión a puerta cerrada del X Congreso del Partido, Stalin presentó la declaración, que sorprende tanto por su ruindad como por su falsedad, de que Smilga, el miembro más conspicuo del Consejo Revolucionario de Guerra del frente occidental había defraudado al Comité Central "prometiendo" tomar Varsovia en fecha determinada y dejando de cumplir su "promesa". Las acciones del frente Sudoeste, esto es, del mismo Stalin, obedecían, por lo visto, a la "promesa" de Smilga, en quien recaía, por lo tanto, la responsabilidad del desastre. Con muda hostilidad escuchaba el Congreso al hosco orador en cuyos ojos relampagueaba la característica chispa amarilla. Con aquel discurso, Stalin no hirió a nadie sino a sí mismo. Ni un solo voto tuvo en su apoyo. Yo protesté en el acto contra aquella inesperada insinuación. La "promesa" de Smilga no significaba sino que había "esperado" tomar Varsovia; pero aquella esperanza no eliminaba el elemento imprevisto, peculiar de toda guerra, y en ningún caso daba a nadie el derecho de obrar a base de un cálculo a priori y no del desarrollo real de las operaciones. Lenin, terriblemente contrariado por las disensiones, intervino en la discusión y se manifestó en el sentido de que no era su propósito culpar a nadie personalmente. ¿Por qué no publicó Stalin la reseña taquigráfica de este debate?
En 1929, A. Yegorov (comandante del frente Sudoeste durante la campaña de Polonia), hizo el primer intento público de justificar su conducta en una monografía especial titulada [Lemberg-Varsovia] en la que se vio obligado a admitir:

* "Precisamente en este respecto han criticado todos nuestros historiadores la campaña del frente Sudoeste. Nadie que conozca esta campaña por los escritos hoy existentes tendrá por secreto que la explicación del fracaso de las operaciones del Oeste tuvo relación directa con las del frente Sudoeste. Las acusaciones formuladas en este sentido contra el comandante del frente se reducen, en suma, a exponer que el frente Sudoeste siguió una política de operaciones particular, sin tener en cuenta la situación general de todo el frente polaco ni la acción desarrollada en el frente occidental contiguo; que en el momento decisivo no le prestó la necesaria cooperación... En líneas generales, tal es la versión reiterada en todas las obras dedicadas más o menos al tema de la colaboración en el frente en 1920, sin excluir tampoco las publicadas más recientemente... Así vemos, por ejemplo, en la obra seria e interesante de M. Movchin, Las operaciones subsiguientes según la experiencia del Marne y del Vístula (publicada por los editores del Estado en 1928), una referencia directa al "fracaso del frente Sudoeste en el cumplimiento de las instrucciones categóricas del comandante en jefe relativas al avance del I Ejército montado sobre Zamostye-Tomashev". Los graduados de nuestra Escuela de Guerra han estudiado las campañas de Polonia a base de estas y otras manifestaciones análogas y continúan llevando consigo a los cuadros de nuestro Ejército impresiones en consecuencia. Para decirlo brevemente, la leyenda acerca de la intervención desastrosa del frente Sudoeste en 1920... no suscita hoy la menor duda, y se reconoce como un hecho que debe estudiar la futura generación de tácticos y estrategas."
No es muy de extrañar que Yegorov, responsable en gran parte como comandante en jefe del frente Sudoeste de la caprichosa estrategia de Stalin, trate de disimular la gravedad de su error presentando una interpretación de los hechos militares de 1920 menos desfavorable para él. Sin embargo, surge en el acto la sospecha al considerar que Yegorov sólo se decidió a intentar disculparse nueve años después de los sucesos, cuando "la leyenda acerca de la intervención desastrosa del frente Sudoeste" había conseguido, según sus propias palabras, hallar confirmación definitiva e, incluso, incorporarse a la historia militar. Esta demora se explica por el hecho de que el Ejército y el país, que tanto sufrieron a causa del fracaso de la campaña de Polonia, hubieran rechazado con indignación cualquier subterfugio, especialmente de parte de los responsables de tal fracaso. Tuvo por fuerza que esperar, en silencio.
Pero si Yegorov trató de reducir indirectamente la culpa de Stalin a la vez que la suya, no se propuso aún cargarla a la otra parte. Tampoco lo hizo Vorochilov en el artículo francamente apologético que lleva su firma, Stalin y el Ejército Rojo, publicado en el mismo año 1929. "Sólo el fracaso de nuestras tropas cerca de Varsovia -declara Vorochilov vagamente-, interrumpió el avance del ejército montado que se proponía atacar Lemberg y se hallaba entonces a diez kilómetros de allí." Sin embargo, el asunto no podía quedarse en mera justificación propia. En tales cosas Stalin nunca se detiene a mitad de camino. Llegó, por fin, el momento en que pudo achacarse la responsabilidad del fracaso en el frente a los que estorbaron la marcha sobre Lemberg. [En 1935, el profesor rojo] S. Rabinovich, [en su] Historia de la Guerra Civil, escribía:
* "El I Ejército, que se vio implicado en la batalla de Lemberg, no podía ayudar directamente al frente occidental sin tomar esta plaza. No hubiera podido prestar gran concurso al frente occidental, porque eso hubiera supuesto trasladar numerosas fuerzas a las cercanías de Lemberg. A pesar de eso, Trotsky pidió categóricamente que se retirara el I Ejército montado de Lemberg y se concentrara cerca de Lublin para atacar de revés a los ejércitos polacos que avanzaban por el flanco de las tropas del frente occidental... A consecuencia de las instrucciones por demás erróneas de Trotsky, el I Ejército tuvo que renunciar a tomar Lemberg, sin poder por otra parte prestar ayuda a los Ejércitos del frente occidental."
[Naturalmente], aquella posibilidad se perdió sólo porque la caballería de Budienny-Vorochilov, de acuerdo con las instrucciones de Yegorov-Stalin, y en oposición a las órdenes del comandante en efe, se dirigió contra Lublin varios días después de lo debido. [Pero al año siguiente, el periódico militar] Krasnaya Konnitsa (La Caballería Roja) [fue aún más lejos en el artículo] Ruta de Armas del 1 Ejército Montado. Aquí el autor declaraba que el ejército montado... "no sólo no pudo evitar que el Ejército polaco se retirara detrás del río Bug, sino que ni siquiera frustró el contraataque de los polacos contra los flancos de las tropas rojas que marchaban hacia Varsovia". Stalin y Vorochilov, preocupados con la nueva ocupación de la Galitzia, objetivo de importancia secundaria, no deseaban sencillamente ayudar a Tujachevsky en la tarea principal, que era el avance sobre Varsovia. Y Vorochilov argüía que sólo la captura de Lemberg le hubiera permitido "descargar un golpe aplastante en la retaguardia de los polacos de la Guardia Blanca y sus tropas de choque".
Es totalmente imposible comprender cómo la captura de Lemberg, que distaba 300 kilómetros del principal teatro de operaciones, habría servido para caer sobre la "retaguardia" de las formaciones polacas de choque, que entretanto habían perseguido ya al Ejército Rojo hasta cien kilómetros al este de Varsovia. Para intentar atacar a los polacos por su "retaguardia" habría sido necesario perseguirlos en primer lugar, y en consecuencia abandonar Lemberg ante todo. ¿Por qué, entonces, había que ocuparlo? La captura de Lemberg, que intrínsecamente no carecía de importancia militar, podría haberse revestido de significación revolucionaria sólo organizando una insurrección de los galitzianos contra la dominación polaca. Pero eso requería tiempo. Los ritmos de las tareas militar y revolucionaria no coincidieron en lo más mínimo. Desde el momento en que se hizo patente el peligro de un contraataque decisivo cerca de Varsovia, seguir el avance hacia Lemberg resultaba no sólo vano, sino francamente criminal. Pero en aquel punto intervino la suspicacia entre los dos frentes. Stalin, según la [propia confesión] de Vorochilov, no vacilaba en transgredir reglamentos y órdenes.
[Escribiendo en Pravda el 23 de febrero de 1930, el historiador del Partido N. Popov, a la vez que reconoce que el avance sobre Varsovia fue un error del Politburó, declaraba que] "Trotsky... era opuesto a este avance, como un pequeñoburgués revolucionario que juzgaba inadmisible llevar la revolución a Polonia desde fuera. Por las mismas razones, Trotsky era contrario a que el Ejército Rojo ayudara a los rebeldes de Georgia en febrero de 1921. El criterio antibolchevique, krautskista, de Trotsky fue categóricamente rechazado por el Comité Central en julio de 1920, en el caso de Polonia, y en febrero de 1921, en el del Gobierno menchevique de Georgia." [Cinco años más tarde, Rabinovich, en su Historia de la Guerra Civil, atribuye los "errores de Trotsky] en la guerra de Polonia [a la posición] política fundamental" de que por nuestra parte la guerra servía para estimular v activar la revolución en Polonia, llevar la revolución a Europa en las bayonetas del Ejército Rojo... De otro modo, la victoria del Socialismo en Rusia es imposible. Por esto, Trotsky, en oposición a los argumentos de Lenin y Stalin, declaró que "el frente polaco es el frente de vida o muerte para la República Soviética". La vieja acusación se volvía así del revés. Todavía en 1930 se reconocía que yo era opuesto a la marcha sobre Varsovia, y el crimen de que se me acusaba era el de no sentirme inclinado a introducir el Socialismo a punta de bayoneta. Pero en 1935 se proclamaba que yo defendía la marcha sobre Varsovia guiado por mi determinación de imponer el Socialismo a Polonia con las bayonetas.
Así, gradualmente, Stalin resolvió el problema a su peculiar manera, cargando la responsabilidad de la campaña de Varsovia sobre mí. Pero lo cierto es que yo era contrario a tal campaña. La responsabilidad del descalabro del Ejército Rojo, presupuesta por la falta de una sublevación en el país y agravada por su propia estrategia independiente, recayó por parte suyo sobre mí, a pesar de haberles prevenido de la posibilidad de una catástrofe y de haber solicitado moderación en el entusiasmo por éxitos efímeros como el de la toma de Lemberg.
Desviar las inculpaciones poco a poco hacia el adversario es un método fundamental de luchar para Stalin, y alcanza su desarrollo máximo en los juicios de Moscú. Digamos también de pasada que Stalin no contribuyó a la campaña de Polonia con ningún esfuerzo constructivo que valga la pena de mencionar. El correo y los telegramas de la época hacen constar con quién tuve ocasión entonces de corresponder a diario para determinar la política del momento en relación con la guerra de Polonia: Lenin, Chicherin, Karajan, Krestinsky, Kamenev, Radek. De estas seis personas, sólo Lenin acertó a morirse a tiempo. Chicherin murió en desgracia, aislado por completo; Radek vivirá detenido el resto de sus días; Karajan, Krestinsky y Kamenev han sido ejecutados.
El final de la campaña de Polonia nos permitió concentrar nuestras fuerzas contra Wrangel, que en la primavera salió de la península de Crimea y, amenazando ocupar la cuenca del Donetz, puso en riesgo las reservas de carbón de la República. Varios vigorosos ataques de Nikopol y Stajovka desalojaron de sus posiciones a las tropas de Wrangel, y el Ejército Rojo avanzó, demoliendo en la culminación de la campaña las fortificaciones de los itsmos de Perekop y de Sivash. La Crimea volvió a ser soviética. (Como podía esperarse, "la idea estratégica básica de inminente operación fue anunciada personalmente por el camarada Stalin". Yegorov escribía en Pravda, el 14 de noviembre de 1935, al celebrarse el XV aniversario de la derrota de Wrangel: )

* "Trotsky sostenía la descabellada opinión de que el frente de Wrangel no era más que un sector aparte, de tercer orden. Frente a este peligroso criterio, el camarada Stalin hubo de manifestarse decididamente. El Comité Central, encabezado por Lenin, se puso por completo de parte de Stalin."

Baste decir que S. Gussev, que era un verdadero agente de Stalin en el Ejército Rojo como hoy lo es Mejlis, en su artículo La derrota de Wrangel [publicado] en 1925, no juzgó necesario mencionar siquiera el nombre de Stalin.
Durante toda la guerra civil, Stalin siguió siendo una figura de tercera categoría, no sólo en el Ejército, sino también en el campo de la política. Presidía las reuniones de la Junta del Comisariado de Nacionalidades y los Congresos de algunas de éstas. Llevaba las negociaciones con Finlandia, Ucrania, los bashkires, esto es, desempeñaba comisiones de Gobierno esenciales, pero de orden secundario. Nada tenía que ver con las cuestiones de alta política planteadas en los Congresos del Partido, del Soviet o de la III Internacional. En la XI Conferencia del Partido Comunista ruso, celebrada en diciembre de 1921, Yaroslavsky, en nombre del Comité organizador, propuso para la Mesa presidencial a los siguientes: Lenin, Zinoviev, Trotsky, Kamenev, Petrovsky, Ordzhonikidze, Vorochilov, Yarolavsky, Sulimov, Komarov, Rudzutak, I. N. Smirnov y Rujimovich. La lista es interesante, tanto por su composición como por el orden de los nombres. Los autores de la lista, viejos bolcheviques como Yaroslavsky, colocaban a Zinoviev en segundo lugar, como para recordar que era un antiguo bolchevique. Fuera de las cuatro primeras figuras, los demás designados, viejos bolcheviques asimismo, eran todos dirigentes regionales. No hubo en aquella lista sitio para Stalin, aunque el calendario señalaba ya el final del año 1921. La guerra civil pertenecía ya al pasado, y no había hecho de Stalin un líder.

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