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Leon Trotsky

En defensa del marxismo

 

 

Carta a Joseph Hansen

29 de febrero de 1940

 

Mi querido Joe:

Si Schatman afirma que la carta sobre España que cité estaba firmada también por Cannon y Carter, está completamente equivocado. Naturalmente, no he ocultado ninguna firma; simplemente, no existen. Como puedes ver en las fotocopias que te envío, la carta iba firmada sólo por Max Schatman.

En mi artículo admitía que los compañeros de la mayoría han podido cometer los mismos errores que Schatman, pero que nunca han hecho de ellos un sistema ni una plataforma para una fracción. Y este es el problema.

Abern y Burnham se indignan porque cito sus declaraciones orales sin "verificarlas previamente". Quieren decir, obviamente, que, en lugar de publicar las declaraciones que se les atribuyen y darles la oportunidad de confirmarlas o negarlas, debo enviar un comité investigador de cinco o siete miembros imparciales, acompañado de dos taquígrafos. Y ¿por qué ese alboroto de indignación moral? Burnham ha identificado muchas veces la dialéctica con la religión. Sí, es verdad. Pero en esa ocasión, precisamente, no pronunció la frase que cité (tal y como me contaron). ¡Oh, qué horror! ¡Qué cinismo bolchevique! , etc.

Con Abern, lo mismo[1]. En la carta que me escribió demuestra claramente que está preparando una escisión. Pero sabe usted, él nunca le dijo a Goldman nada sobre escisiones. ¡Es un infundio! , ¡una invención deshonrosa! , ¡una calumnia! , etc.

Si no recuerdo mal, empiezo a tratar el tema de la moral en mi artículo hablando de las paridas morales de los pequeñoburgueses desorientados. Nos encontramos ante un fenómeno similar, dentro de nuestro propio partido.

Los nuevos moralistas citan mi terrible crimen con Eastman y el Testamento de Lenin[2]. ¡Banda de hipócritas despreciables! La iniciativa de la publicación del documento fue de Eastman, precisamente en un momento en que nuestra fracción había decidido interrumpir toda actividad pública para evitar una escisión prematura. No olvides que fue antes del famoso Comité Sindical anglo-ruso, y antes de la revolución china, incluso antes de la aparición de la oposición de Zinoviev. Teníamos que maniobrar para ganar tiempo. Por el contrario, la Troika quiso aprovechar la publicación de Eastman para provocar una especie de aborto de la oposición. Nos presentaron un ultimátum: o firmaba la declaración que había escrito la Troika en mi nombre o empezaba la lucha. El centro de la oposición decidió unánimemente que eso sería desfavorable en ese preciso momento, y tuve que aceptar el ultimátum y poner mi nombre bajo una declaración escrita por el Politburó. Sólo los pequeñoburgueses, siempre dispuestos a exclamar: "¡Perat mundus, fiat justitia! ", pero mucho más indulgentes para sus propias faltas en la vida diaria, pueden transformar esta cuestión de necesidad política en un asunto moral abstracto. ¡Y se creen revolucionarios! Nuestros viejos mencheviques eran verdaderos héroes comparados con ellos.

W. Rork (Leon Trotsky)

Coyoacan, D. F.

 

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[1] Ver la carta de Trotsky a Abern de 29 de enero de 1940. (Nota del editor.)

[2] En 1925, Eastman permitió la publicación, en el New York Times del testamento de Lenin, incluido en su libro Cuando Lenin murió. Ante la Comisión Dewey, Trotsky explicó su repulsa de Eastman en aquella ocasión: Eastman publicó ese documento sin consultarme a mí ni a los demás, y de este modo enconó tan terriblemente la lucha en la Unión Soviética, en el Politburó, que fue el comienzo de una escisión. Tratamos de evitarla. La mayoría del Politburó me obligó a tomar una decisión sobre el tema. (El caso de Leon Trotsky, pág. 429.) (Nota del editor.)

 

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