1. El auge del movimiento revolucionario durante los años de 1912 a 1914.
El triunfo de la reacción stolypiniana no duró mucho tiempo. Un gobierno que no quería dar nada al pueblo, fuera del látigo y la horca, no podía ser estable. La represión, a fuerza de prodigarse, acabó por no asustar al pueblo. Comenzó a desaparecer el cansancio que se había apoderado de los obreros en los años que siguieron a la derrota de la revolución. Los obreros volvían a ponerse en pie para la lucha. El pronóstico de los bolsheviques, cuando decían que surgiría inevitablemente un nuevo auge revolucionario, vióse confirmado por la realidad. En 1911, la cifra de huelguistas pasó ya de 100.000, mientras que en los años precedentes no había pasado nunca de 50 a 60.000. La Conferencia del Partido, celebrada en Praga en enero de 1912, pudo registrar ya la reanimación iniciada en el movimiento obrero. Pero cuando el movimiento revolucionario comienza verdaderamente su marcha ascendente es en los meses de abril y mayo de 1912, al estallar las huelgas políticas de masas provocadas por la matanza de obreros del Lena.
El 4 de abril de 1912, en el curso de una huelga declarada en las minas de oro del Lena, en Siberia, las tropas, ejecutando órdenes de un oficial de la gendarmería zarista, hicieron fuego y resultaron más de 500 obreros muertos y heridos. Esta matanza hecha en una masa de mineros inermes, que marchaban pacíficamente a tratar con la administración de las minas, sublevó de indignación a todo el país. Este nuevo crimen de la autocracia zarista había sido perpetrado en provecho de los capitalistas ingleses, dueños de las minas de oro del Lena, para aplastar una huelga económica de los mineros. Los capitalistas ingleses y sus comanditarios rusos sacaban de estas minas ganancias fabulosas, más de 7 millones de rublos todos los años, a costa de la explotación más desvergonzada de los obreros. Abonaban a éstos un salario insignificante y los alimentaban con víveres averiados y podridos. Cansados ya de tantos abusos y vejaciones, los 6.000 obreros de las minas del Lena habían abandonado el trabajo.
El proletariado contestó a la matanza del Lena con huelgas, manifestaciones y mítines de masas en Petersburgo, en Moscú y en todos los centros y regiones industriales.
"Estábamos tan perplejos y tan conmovidos -escribían en su resolución los obreros de un grupo de empresas- que no acertábamos a encontrar las palabras necesarias. Cualquier protesta que hubiésemos formulado habría sido una sombra débil de la indignación que hervía en el alma de cada de uno de nosotros. Pero nada vamos a remediar con lágrimas y con protestas; lo único que puede salvarnos es la lucha organizada de las masas".
La indignación y la cólera de los obreros se acrecentaron todavía más cuando el ministro zarista Makarov, contestando en la Duma a una pregunta de la fracción socialdemócrata acerca de los motivos de la matanza del Lena, declaró insolentemente: "¡Así ha ocurrido y así seguirá ocurriendo!" La cifra de obreros que tomaron parte en las huelgas políticas de protesta contra la carnicería del Lena aumentó hasta 300.000.
Las jornadas del Lena fueron un verdadero huracán desencadenado en la atmósfera de "pacificación" creada por el régimen stolypiniano.
He aquí lo que escribe a este propósito el camarada Stalin en el periódico "Sviesdá" ("La Estrella"), de Petersburgo, en 1912:
"Las matanzas del Lena rompieron el hielo del silencio, y el río del movimiento popular se puso en marcha. ¡Se puso en marcha!... Todo lo que había de malo y de funesto en el régimen actual, todo lo que martirizaba a la atormentadísima Rusia, todo venía a condensarse en un punto: en los acontecimientos del Lena. Esa es la razón de por qué fueron precisamente las descargas del Lena las que dieron la señal para el movimiento de huelgas y manifestaciones".
En vano los liquidadores y los trotskistas habían pretendido enterrar la revolución. Los acontecimientos del Lena revelaban que las fuerzas revolucionarias estaban vivas, que en el seno de la clase obrera se había acumulado una masa formidable de energía revolucionaria. En las huelgas del Primero de Mayo de 1912 tomaron parte cerca de 400.000 obreros. Estas huelgas presentaban un carácter netamente político y se desarrollaron bajo las consignas revolucionarias bolsheviques: República democrática, jornada de 8 horas, confiscación de todas las tierras de los terratenientes. Estas consignas fundamentales estaban concebidas en el sentido de unir, bajo ellas, para el asalto revolucionario contra la autocracia, no sólo a las grandes masas obreras, sino también a los campesinos y a los soldados.
"La grandiosa huelga de mayo del proletariado de toda Rusia -escribía Lenin, en su artículo titulado "El auge de la revolución"- y las manifestaciones de calle unidas a ella, las proclamas y los discursos revolucionarios ante muchedumbres obreras, revelaban claramente que Rusia entraba en una fase de auge de la revolución" (Lenin, t. XV, pág. 533, ed. rusa).
Los liquidadores, alarmados ante el espíritu revolucionario de los obreros, se manifestaron en contra de la lucha huelguística, que ellos calificaban de "juego de azar huelguístico". Los liquidadores y su aliado Trotski querían sustituir la lucha revolucionaria del proletariado por una "campaña de peticiones". Se les proponía a los obreros firmar un papelito, una "petición", suplicando la concesión de "derechos" (la abolición de las restricciones del derecho de asociación y de huelga, etc.), para luego pasarlo a la Duma. Pero los liquidadores sólo lograron reunir al pie de su "petición" 1.300 firmas, mientras que en torno a las consignas revolucionarias lanzadas por los bolsheviques se agrupaban cientos de miles de obreros.
La clase obrera marchaba por el camino trazado por los bolsheviques.
La situación económica del país, durante este periodo, presentaba el siguiente cuadro:
La paralización industrial había sido seguida, ya en el año 1910, por una reanimación de la industria y por el incremento de la producción en las ramas fundamentales. La fundición de hierro, que en 1910 había arrojado 3.046.000 toneladas, arrojó en 1912, 4.193.000 y en 1913, 4.635.000. La extracción de carbón de hulla dio, en 1910, 24.930.000 toneladas y en 1913 se remontó ya a 36.265.000.
A la par con el desarrollo de la industria capitalista, creció rápidamente el proletariado. El desarrollo de la industria se caracterizaba por la concentración progresiva de la producción en las grandes y potentes empresas. En 1901, trabajaba en grandes empresas, de más de 50 obreros, el 46,7 por 100 de todos los obreros del país; en 1910, cerca del 54 por 100, o sea más de la mitad del total de obreros trabajaba en empresas de este tipo. Esto representaba una concentración industrial sin precedentes. Incluso en un país tan desarrollado industrialmente como los Estados Unidos no trabajaba en grandes empresas, por aquella época, más de una tercera parte, aproximadamente, del número total de obreros.
El incremento y la concentración del proletariado en grandes empresas, contando con un Partido revolucionario como el Partido bolshevique, convertían a la clase obrera de Rusia en una fuerza formidable dentro de la vida política del país. Las brutales formas de explotación de los obreros en las empresas, unidas al insoportable régimen policíaco de los esbirros zaristas, daban a cualquier huelga de cierta importancia un carácter político. Y este entrelazamiento de la lucha política con la lucha económica infundía a las huelgas de masas una fuerza especialmente revolucionaria.
A la cabeza del movimiento obrero revolucionario marchaba el heroico proletariado de Petersburgo, y tras él venían la región del Báltico, Moscú y su provincia, después la región del Volga y el Sur de Rusia. En 1913, el movimiento se extendió al territorio Oeste, a Polonia y al Cáucaso. En el año 1912, la cifra total de huelguistas fue, según los datos oficiales, de 725.000, y según otros datos más completos, pasó de un millón de obreros; en el año 1913, tomaron parte en el movimiento huelguístico, según los datos oficiales, 861.000 obreros, y según datos más completos, 1.272.000. En la primera mitad del año 1914, se habían declarado en huelga cerca de un millón y medio de obreros, aproximadamente.
Como se ve, el auge de la revolución durante los años de 1912 a 1914 y la envergadura del movimiento huelguístico colocaban a Rusia en una situación parecida a la de los primeros meses de la revolución de 1905.
Las huelgas revolucionarias de masas del proletariado trascendían, por su significación, a todo el pueblo. Este movimiento iba dirigido contra la autocracia. Las huelgas despertaban la simpatía de la inmensa mayoría de la población trabajadora. Los fabricantes y los industriales se vengaban de los obreros huelguistas declarando lockouts. En 1913, los capitalistas de la provincia de Moscú lanzaron al arroyo a 50.000 obreros textiles. En el mes de marzo de 1914, fueron despedidos en un solo día, en Petersburgo, 70.000 obreros. Los obreros de otras empresas y ramas industriales ayudaban a los huelguistas y a los camaradas represaliados, víctimas de los lockouts, con colectas en masa y, en ocasiones, con huelgas de solidaridad.
El auge del movimiento obrero y las huelgas de masas pusieron también en pie y arrastraron a la lucha a las masas campesinas. Los campesinos volvieron a lanzarse a la lucha contra los terratenientes, destruyendo sus posesiones y las caserías de los kulaks. De 1910 a 1914 produjéronse más de 13.000 acciones campesinas.
Comenzaron a producirse, también, manifestaciones revolucionarias entre las tropas. En 1912, estalló una sublevación armada entre las tropas del Turquestán. Se incubaban movimientos insurrecciónales en la escuadra del Báltico y en Sebastopol.
El movimiento de huelgas y manifestaciones revolucionarias, dirigidas por el Partido bolshevique, revelaba que la clase obrera no luchaba por reivindicaciones parciales, por "reformas", sino por liberar al pueblo del zarismo. Rusia marchaba rumbo hacia una nueva revolución.
Con objeto de estar más cerca de Rusia, en el verano de 1912, Lenin se trasladó de París a Galitzia (en la antigua Austria). Aquí, celebráronse dos conferencias de miembros del C.C. y militantes responsables, presididas por él: una en Cracovia, a fines de 1912, y otra, en el otoño de 1913, en el pueblecillo de Poronino, no lejos de aquella ciudad. En estas reuniones se tomaron acuerdos sobre los problemas más importantes del movimiento obrero: sobre la marcha ascendente de la revolución, sobre las huelgas y las tareas del Partido, sobre el fortalecimiento de las organizaciones clandestinas, sobre la fracción socialdemócrata de la Duma, sobre la prensa del Partido y sobre la campaña de los seguros sociales.
2. El periódico bolshevique "Pravda". - La fracción bolshevique de la cuarta Duma.
Un arma poderosa con que contaba el Partido bolshevique para fortalecer sus organizaciones y conquistar influencia entre las masas fue el diario bolshevique "Pravda" ("La Verdad"), que se editaba en Petersburgo. Este periódico había sido fundado, según las indicaciones de Lenin, por iniciativa de Stalin, Olminski y Poletaiev. Era un periódico obrero de masas, que nació con el nuevo auge del movimiento revolucionario. Su primer número vio la luz el 22 de abril (5 de mayo del nuevo calendario) de 1912. Fue un acontecimiento verdaderamente memorable para los proletarios. En homenaje a la aparición del primer número de la "Pravda", se acordó declarar la fecha del 5 de mayo jornada de fiesta de la prensa obrera.
Antes de aparecer la "Pravda", publicábase un semanario bolshevique con el título de "Sviesdá", destinado a los obreros más conscientes. "Sviesdá" desempeñó un importante papel durante las jornadas del Lena. En sus columnas vio la luz una serie de artículos políticos combativos de Lenin y Stalin, que movilizaron a la clase obrera para la lucha. Pero en las condiciones que creaba la marcha ascendente de la revolución, al Partido bolshevique no le bastaba ya con un periódico semanal. Necesitaba un diario político, destinado a las grandes masas obreras. Y esto es lo que era la "Pravda".
Durante este periodo, la "Pravda" desempeñó un papel extraordinariamente importante. La "Pravda" atrajo al bolshevismo a las grandes masas de la clase obrera. En una situación como aquella, de incesantes persecuciones policíacas, de multas y de secuestros del periódico por la publicación de artículos y correspondencias que no agradaban a la censura, la "Pravda" sólo podía existir gracias al apoyo activo de decenas de miles de obreros avanzados. Unicamente las grandes colectas hechas entre los obreros le permitían hacer frente a las enormes multas que se le imponía. No pocas veces, una parte considerable de la tirada de los números que se había ordenado secuestrar llegaba, a pesar de todo, a sus lectores, gracias a que los obreros más conscientes se presentaban por la noche en la imprenta y sacaban los paquetes del periódico.
En dos años y medio, el gobierno zarista suspendió por ocho veces la publicación de la "Pravda", pero ésta, con el apoyo de los obreros, reaparecía siempre con un nuevo título, semejante al prohibido, por ejemplo: "Por la Pravda", "El Camino de la Pravda", "La Pravda del Trabajador".
Mientras que la "Pravda" vendía, por término medio, 40.000 ejemplares diarios, la tirada del diario menshevique "Luch" ("El Rayo") no pasaba de 15 a 16.000.
Los obreros consideraban la "Pravda" como algo propio, tenían gran fe en ella y escuchaban atentamente su voz. Cada ejemplar de la "Pravda", pasando de mano en mano, servía para decenas de lectores, formaba su conciencia de clase, los educaba, los organizaba, los llamaba a la lucha.
¿De qué hablaba la "Pravda"?
En cada uno de sus números se publicaban decenas de correspondencias de obreros, en las que se describía la vida de los proletarios, la brutal explotación y los múltiples abusos y vejaciones de que les hacían objeto los capitalistas y sus gerentes y capataces. Eran condenaciones tajantes y precisas del régimen capitalista. En las noticias de la "Pravda" aparecían frecuentemente casos de suicidios de obreros parados, muertos de hambre y desesperados ya por no encontrar trabajo.
La "Pravda" hablaba de las necesidades y las reivindicaciones de los obreros de las distintas fábricas y ramas industriales, y describía cómo luchaban los obreros por sus reivindicaciones. Casi en todos los números se informaba acerca de las huelgas planteadas en las diferentes empresas. Cuando se desarrollaban huelgas importantes y largas, el periódico organizaba a los obreros de otras empresas y ramas industriales para que ayudasen con colectas a los huelguistas. A veces, en estas colectas para el fondo de ayuda a los huelguistas se reunían decenas de miles de rublos, sumas enormes para aquellos tiempos, en que la mayoría de los obreros ganaba de 70 a 80 céntimos de rublo al día. Esto educaba a los obreros en el espíritu de la solidaridad proletaria y de la conciencia de unidad de intereses entre todos los obreros.
No había acontecimiento político, no había triunfo o derrota, ante el cual los obreros no reaccionasen enviando a la "Pravda" cartas, saludos, protestas, etc. En sus artículos, la "Pravda" esclarecía las tareas del movimiento obrero desde un punto de vista consecuentemente bolshevique. Su carácter de periódico legal no le permitía preconizar directamente el derrocamiento del zarismo. Tenía que expresarse por medio de alusiones, que los obreros conscientes comprendían perfectamente y se encargaban de explicar a las masas. Así, por ejemplo, cuando la "Pravda" hablaba de "las reivindicaciones íntegras y completas del año 1905", los obreros sabían que se trataba de las consignas revolucionarias de los bolsheviques: derrocamiento del zarismo, República democrática, confiscación de las tierras de los terratenientes y jornada de 8 horas.
La "Pravda" organizó a los obreros avanzados en vísperas de las elecciones a la cuarta Duma. Desenmascarando la posición traidora de los partidarios de un acuerdo con la burguesía liberal, de los defensores del "partido obrero stolypiniano" -de los mensheviques- llamaba a los obreros a votar por los partidarios de "las reivindicaciones íntegras del año 1905", es decir, por los bolsheviques. Las elecciones eran de tercer grado. Primero, los obreros elegían en asambleas a sus delegados, quienes luego designaban a los compromisarios que eran los encargados de votar a los diputados obreros de la Duma. El día de las elecciones, la "Pravda" publicó la listas de los compromisarios bolsheviques cuya candidatura recomendaba a los obreros. Ni fue posible publicar esta lista antes, para no exponer a los candidatos recomendados al peligro de ser detenidos.
La "Pravda" ayudaba a organizar las acciones del proletariado. Con motivo de un gran lockout planteado en Petersburgo en la primavera de 1914, en condiciones en que no era conveniente declarar una huelga de masas, la "Pravda" aconsejó a los obreros que recurrieran a otras formas de lucha, a mítines de masas en las fábricas y a manifestaciones en las calles. El periódico no podía hacer abiertamente semejante indicación. Pero el llamamiento de la "Pravda" fue comprendido por los obreros conscientes que leyeron en sus columnas el artículo de Lenin, publicado bajo el modesto título de "Sobre las formas del movimiento obrero", en el que se decía que, en aquel momento, era necesario sustituir la huelga por otra forma más elevada del movimiento obrero, lo que equivalía a preconizar la organización de mítines y manifestaciones.
Así era como los bolsheviques combinaban la actuación revolucionaria clandestina con la agitación y la organización legal de las masas obreras a través de la "Pravda".
Pero la "Pravda" no se ocupaba solamente de la vida de los obreros, de las huelgas y las manifestaciones obreras. En sus columnas se trataba sistemáticamente de la vida campesina, del hambre que pasaban los campesinos, de la explotación de los campesinos por los terratenientes feudales, del robo de las mejores tierras de los campesinos para engrosar las caserías de los kulaks, por obra de la "reforma" stolypiniana. La "Pravda" hacía ver a los obreros conscientes la gran cantidad de material inflamable que se iba acumulando en el campo. Ponía de relieve ante el proletariado que las tareas de la revolución de 1905 no habían sido resueltas y que surgiría una nueva revolución. Y enseñaba que, en esta segunda revolución, el proletariado tendría que actuar como el verdadero jefe, como el verdadero dirigente del pueblo, y que en esta revolución contaría con un aliado tan fuerte como los campesinos revolucinarios.
Los mensheviques pugnaban por quitar de la cabeza al proletariado la idea de la revolución. Predicaban a los obreros que debían dejar de preocuparse del pueblo, de los campesinos hambrientos y del imperio de los terratenientes feudales de las centurias negras, para luchar solamente por la "libertad de asociación", dirigiendo, para ello, "peticiones" al gobierno del zar. Los bolsheviques hacían ver a los obreros que estas prédicas mensheviques, en que se les invitaba a renunciar a la revolución y a la alianza con los campesinos, servían a los intereses de la burguesía, que los obreros vencerían con toda seguridad al zarismo, si sabían atraerse a su lado a los campesinos, como aliados suyos, y que debían volver la espalda a los malos predicadores, enemigos de la revolución, del tipo de los mensheviques.
¿De qué trataba la "Pravda", en la sección titulada "La vida del campesino"?
Pondremos como ejemplo algunas de las correspondencias publicadas en el año 1913.
En una información enviada por un corresponsal de Samara y que apareció bajo el epígrafe de "Un pleito agrario", se comunicaba que de los 45 campesinos de la aldea de Novojasbulat, en el distrito de Bugulmá, acusados de haber hecho resistencia al funcionario encargado de practicar el deslinde de las parcelas de los que se separaban de la comunidad, gran parte habían sido condenados a largas penas de cárcel.
En una breve noticia enviada por un corresponsal de la provincia de Pskov, se decía: "Los campesinos de la aldea de Psitsa (en las inmediaciones de la estación de Savale) se alzaron en armas contra los guardias rurales. Hay varios heridos. Las causas del choque han sido conflictos agrarios. En Psitsa fueron concentrados guardias rurales; han salido para este pueblo el vicegobernador y el fiscal".
Un corresponsal de la provincia de Ufá informaba acerca de la venta de los lotes de tierras de los campesinos y exponía que el hambre y la ley sobre la separación de la comunidad rural habían venido a reforzar el proceso de privación de tierras de los campesinos. Véase, por ejemplo, lo ocurrido en el caserío de Borisovka. En él había 27 casas que poseían 543 hectáreas de tierras de labor. En la época de hambre, 5 labradores vendieron a perpetuidad 31 hectáreas, arazón de 25 a 33 rublos cada una; es decir, tres o cuatro veces menos de lo que valía la tierra. 7 labradores hipotecaron 177 hectáreas, obteniendo a cambio 18 a 20 rublos por hectárea, pagaderos en seis años y al doce por ciento de interés anual. Teniendo en cuenta el empobrecimiento de la población campesina y el tipo brutal de intereses, podía afirmarse con seguridad que de las 177 hectáreas la mitad pasaría a manos del usurero, pues era muy poco probable que en un plazo de 6 años pudiesen pagar una suma tan enorme ni la mitad de los deudores.
En un artículo titulado "La gran propiedad de los terratenientes y la pequeña propiedad campesina en Rusia", publicado en la "Pravda", Lenin hacía ver de un modo tangible a los obreros y a los campesinos cuán fabulosa era la riqueza de tierras detentada por los parásitos terratenientes. Entre 30.000 terratenientes de los más fuertes acaparaban cerca de 70 millones de hectáreas de tierra. Mientras tanto, los campesinos tenían que contentarse con una extensión equivalente, repartida entre 10 millones de familias. Cada uno de aquellos grandes terratenientes detentaba, por término medio, 2.300 hectáreas de tierra; en cambio, a cada familia campesina, incluyendo los kulaks, le correspondían, por término medio, 7 hectáreas; pero, además, había 5 millones de familias campesinas pobres; es decir, la mitad de la población campesina, que no poseía, por toda hacienda, más que una o dos hectáreas. Estos hechos demostraban de un modo tangible la raíz de la miseria y del hambre de los campesinos estaba en el régimen de los grandes terratenientes, en las supervivencias del feudalismo, de las que los campesinos sólo podían liberarse mediante la revolución, dirigida por la clase obrera.
A través de los obreros relacionados con el campo, la "Pravda" penetraba en la aldea, despertando a la lucha revolucionaria a los campesinos más conscientes.
En el periodo en que se fundó la "Pravda", las organizaciones socieldemócratas clandestinas estaban enteramente en manos de los bolsheviques. En cambio, las formas legales de organización -lo fracción de la Duma, la prensa, las mutualidades obreras, los sindicatos- no habían sido aún rescatadas por entero de manos de los mensheviques. Los bolsheviques tuvieron que librar una lucha enérgica para desalojar a los liquidadores de las organizaciones legales de la clase obrera. Esta lucha fue coronada por el éxito, gracias a la "Pravda".
La "Pravda" ocupaba un lugar central en la lucha en pro de la causa del Partido, en pro de la reconstitución de un Partido obrero revolucionario de masas. Sus campañas hacían que las organizaciones legales se agrupasen estrechamente en torno a los centros clandestinos del Partido bolshevique y encaminaban el movimiento obrero hacia una meta definida: la preparación de la revolución.
La "Pravda" contaba con una cantidad enorme de corresponsales obreros. Más de 11.000 correspondencias obreras fueron publicadas en sus columnas en un solo año. Pero no eran las cartas y la colaboración de sus corresponsales el único medio por el que mantenía contacto con las masas obreras. Su redacción era visitada diariamente por numerosos obreros de las fábricas. En ella, se concentraba una parte considerable del trabajo de organización del Partido. Celebrábanse allí reuniones con los representantes de las células de base del Partido, allí llegaban los informes sobre la labor del Partido en las fábricas y empresas industriales y desde allí se transmitían las instrucciones del Comité de Petersburgo y del Comité Central del Partido.
Como fruto de dos años y medio de lucha tenaz contra los liquidadores por la reconstitución de un Partido obrero revolucionario de masas, los bolsheviques consiguieron que, hacia el verano de 1914, el Partido bolshevique, la táctica "pravdista", contasen con las cuatro quintas partes de los obreros activos de Rusia. Así lo atestigua, por ejemplo, el hecho de que 5.600 grupos obreros, de los 7.000 que en 1914 organizaron colectas para la prensa obrera, recogiesen dinero para los periódicos bolsheviques, y sólo 1.400, para los mensheviques. En cambio, éstos disponían de muchos "amigos ricos" entre la burguesía liberal y los intelectuales burgueses, que les aportaban más de la mitad del dinero necesario para sostener su periódico.
A los bolsheviques se les solía conocer por esta época con el nombre de "pravdistas". Con la "Pravda" se desarrolló toda una generación del proletariado revolucionario que más tarde había de ponerse al frente de la Revolución Socialista de Octubre. Detrás de la "Pravda" marchaban decenas y centenares de miles de obreros. Durante los años del auge revolucionario (1912 a 1914) se echaron los sólidos cimientos de un Partido bolshevique de masas, contra el cual habían de estrellarse todas las persecuciones del zarismo en el periodo de la guerra imperialista.
"Sobre la "Pravda" del año 1912 se cimentó el triunfo del bolshevismo en 1917" (Stalin).
Otro órgano legal del Partido, extensivo a toda Rusia, era la fracción bolshevique de la cuarta Duma.
En 1912, el gobierno convocó las elecciones a la cuarta Duma. El Partido bolshevique concedió gran importancia a la participación en estas elecciones. La fracción socialdemócrata de la Duma y la "Pravda" eran los puntos fundamentales de resistencia legal para toda Rusia, a través de los cuales el Partido bolshevique desarrollaba su labor revolucionaria entre las masas.
El Partido bolshevique fue a las elecciones de la Duma con su plataforma independiente y bajo consignas propias, luchando al mismo tiempo contra los partidos gubernamentales y contra la burguesía liberal (contra los kadetes). Los bolsheviques desarrollaron su campaña electoral bajo las consignas de la República democrática, la jornada de 8 horas y la confiscación de las tierras de los terratenientes.
Las elecciones a la cuarta Duma celebráronse en el otoño de 1912. A comienzos de octubre, el gobierno, descontento de la marcha de las elecciones en Petersburgo, intentó violar los derechos electorales de los obreros en una serie de grandes fábricas. Como respuesta a esto, el Comité de Petersburgo del Partido bolshevique, a propuesta del camarada Stalin, invitó a los obreros de las empresas más importantes a declarar una huelga de un día. El gobierno, viéndose colocado en una situación difícil, no tuvo más remedio que ceder, y las asambleas obreras pudieron elegir a los candidatos que mejor les parecieron. Los obreros, por una mayoría inmensa, votaron a favor del "Mandato" a los delegados y al diputado, redactado por el camarada Stalin. El "Mandato de los obreros petersburgueses a su diputado obrero" recordaba las tareas aun no resueltas del año 1905.
"...Opinamos -decía el "Mandato"- que Rusia se halla en vísperas de movimientos de masas inminentes, tal vez más profundos que en el año 1905... A la cabeza de estos movimientos se pondrá, como se puso también en el año 1905, la clase más avanzada de nuestra sociedad, el proletariado ruso. Y su aliado no puede ser otro que la sufridísima masa campesina, vitalmente interesada en la emancipación de Rusia.
En el "Mandato" se declaraba que las futuras acciones del pueblo tendrían que revestir la forma de una lucha en dos frentes, tanto contra el gobierno zarista como contra la burguesía liberal, ansiosa de llegar a un acuerdo con el zarismo.
Lenin concedía una gran importancia a este "Mandato", en el que se llamaba a los obreros a la lucha revolucionaria. Y en sus resoluciones, los obreros recogían este llamamiento.
Los bolsheviques triunfaron en las elecciones, siendo enviado a la Duma, en representación de los obreros de Petersburgo, el camarada Badaiev.
Los obreros votaban, en las elecciones a la Duma, aparte de los demás sectores de la población (en la llamada "curia" obrera"). De los nueve diputados elegidos por los obreros, seis eran miembros del Partido bolshevique: Badaiev, Petrovski, Muranov, Samoilov, Shagov y Malinovski (que más tarde resultó ser un confidente de la policía). Los diputados bolsheviques procedían de los centros industriales más importantes, en los que estaban concentradas, por lo menos, las cuatro quintas partes de la clase obrera. En cambio, algunos liquidadores elegidos para la Duma, no debían su acta a la curia obrera, sino a otros sectores de la población. Así se explica que en la Duma hubiese 7 diputados liquidadores frente a los 6 bolsheviques. En los primeros momentos, los diputados bolsheviques y los liquidadores constituyeron en la Duma una fracción socialdemócrata única. Pero en octubre de 1913, después de una lucha tenaz contra los liquidadores, que entorpecían la labor revolucionaria de los bolsheviques, los diputados bolsheviques, siguiendo las instrucciones de su Comité Central, salieron de la fracción socialdemócrata común y pasaron a formar una fracción bolshevique independiente.
Los diputados bolsheviques pronunciaban en la Duma discursos revolucionarios, desenmascarando el régimen de la autocracia, e interpelaban al gobierno acerca de los actos de represión contra los obreros y de la explotación inhumana de que hacían objeto a éstos los capitalistas.
Su actuación en la Duma versaba también sobre el problema agrario y en sus discursos se incitaba a los campesinos a luchar contra los terratenientes feudales y se desenmascaraba al partido kadete, contrario a la confiscación de las tierras de los terratenientes y a su entrega a los campesinos.
Los bolsheviques presentaron a la Duma un proyecto de ley sobre la jornada de 8 horas, proyecto que, naturalmente, no podía ser aprobado por la ultrarreaccionaria Duma, pero que tuvo una gran importancia en el terreno de la agitación.
La fracción bolshevique de la Duma actuaba en estrecho contacto con el Comité Central del Partido y con Lenin, de quien recibía indicaciones. Ocupábase de su dirección inmediata, mientras permaneció en Petersburgo, el camarada Stalin.
Los diputados bolsheviques no se limitaban a actuar en la Duma, sino que desplegaban también una gran actividad fuera de ella. Visitaban las fábricas y los talleres, recorrían los centros obreros del país, informando ante ellos, organizaban asambleas clandestinas, en las que explicaban los acuerdos del Partido, y creaban nuevas organizaciones de éste. Los diputados sabían combinar hábilmente la actuación legal con el trabajo ilegal, clandestino.
3. Triunfo de los bolsheviques en las organizaciones legales. - El movimiento revolucionario sigue su marcha ascendente. - Se acerca la guerra imperialista.
El Partido bolshevique dio durante este periodo muestras de dirección ejemplar de todas las formas y manifestaciones de la lucha de clases del proletariado. Creaba organizaciones clandestinas. Editaba hojas ilegales. Desarrollaba una labor revolucionaria clandestina entre las masas. Y a la par con todo esto, iba penetrando cada vez más de lleno en las diversas organizaciones legales de la clase obrera. El Partido aspiraba a ganarse los sindicatos, las Casas del Pueblo, las Universidades nocturnas, los clubes y las mutualidades obreras. Estas organizaciones legales habían sido desde antiguo el refugio de los liquidadores. Los bolsheviques lucharon enérgicamente por convertir estas sociedades legales en puntos de resistencia del Partido bolshevique. Combinando hábilmente la labor clandestina con el trabajo dentro de la legalidad, los bolsheviques se atrajeron a la mayoría de los sindicatos de las dos capitales. En las elecciones celebradas en 1913 para cubrir los puestos de dirección del Sindicato Metalúrgico de Petersburgo, obtuvieron los bolsheviques un triunfo brillantísimo. En una asamblea de 3.000 metalúrgicos, sólo votaron por los liquidadores unos 150 obreros.
Otro tanto debe decirse de la organización legal que representaba la fracción socialdemócrata de la cuarta Duma. Aunque los mensheviques contaban con 7 diputados y los bolsheviques con 6 solamente, aquellos siete mensheviques, procedentes en su mayoría de regiones no obreras, apenas representaban, aproximadamente, a una quinta parte del proletariado, mientras que los seis bolsheviques procedentes de los principales centros industriales del país (Petersburgo, Moscú, Ivánovo-Vosnesensk, Kostromá, Ekaterinoslav y Jarkov), representaban a más de las cuatro quintas partes de la clase obrera de Rusia. Los obreros consideraban como sus diputados a los seis bolsheviques (Badaiev, Petrovski, etc.) y no a los siete mensheviques.
Los bolsheviques consiguieron ganar las organizaciones legales porque, pese a las brutales persecuciones del zarismo y a las encarnizadas campañas de los liquidadores y los trotskistas, supieron mantener en pie el Partido clandestino y asegurar una disciplina férrea dentro de sus filas, defendiendo con firmeza los intereses de la clase obrera, manteniendo estrecho contacto con las masas y librando una lucha intransigente contra los enemigos del movimiento obrero.
Por tanto, los bolsheviques triunfaron en toda la línea dentro de las organizaciones legales y los mensheviques sufrieron una derrota completa. Tanto en el terreno de la agitación desde la tribuna de la Duma como en el campo de la prensa obrera y de otras organizaciones legales, los mensheviques fueron relegados a segundo plano. La clase obrera, arrastrada por el movimiento revolucionario, se agrupaba marcadamente en torno a los bolsheviques y volvía la espalda a los mensheviques.
Para colmo de su fracaso, los mensheviques sufrieron también una derrota aplastante en el campo del problema nacional. Para actuar en el movimiento revolucionario de la periferia de Rusia, era necesario tener un programa claro sobre el problema nacional. Los mensheviques carecían de todo programa, fuera del punto de la "autonomía cultural" del "Bund", que no podía satisfacer a nadie. Sólo los bolsheviques tenían un programa marxista sobre el problema nacional, programa expuesto en el estudio del camarada Stalin titulado "El marxismo y el problema nacional" y en los artículos de Lenin "Sobre el derecho de autodeterminación de las naciones" y "Apuntes críticos sobre el problema nacional".
No es extraño que, después de tales derrotas de los mensheviques, el Bloque de Agosto comenzase a cuartearse por todas sus junturas. Este bloque, compuesto por los elementos más heterogéneos, no resistió los embates de los bolsheviques y comenzó a desmoronarse. El Bloque de Agosto, creado para luchar contra los bolsheviques, no tardó en derrumbarse bajo los golpes de éstos. Los primeros que salieron de él fueron los del grupo del "Vperiod" ("Adelante") (Bogdanov, Lunacharski, etc.); les siguieron los letones, y luego se dispersaron todos los demás.
Derrotados en su lucha contra los bolsheviques, los liquidadores apelaron a la ayuda de la Segunda Internacional. Esta acudió en su socorro. Bajo el pretexto de una "reconciliación" entre los bolsheviques y los liquidadores, bajo el pretexto de restablecer la "paz dentro del Partido", la Segunda Internacional exigió que los bolsheviques cesasen en sus críticas contra la política oportunista de los liquidadores. Pero los bolsheviques mantuvieron una actitud irreductible: se negaron a acatar los acuerdos de la Segunda Internacional oportunista y no hicieron ni la menor concesión.
El triunfo de los bolsheviques en las organizaciones legales no fue ni podía ser casual. No sólo porque los bolsheviques eran los únicos que tenían una teoría marxista certera, un programa claro y un partido proletario revolucionario templado en los combates, sino porque, además, el triunfo de los bolsheviques reflejaba la marcha ascendente del movimiento revolucionario.
El movimiento obrero revolucionario se desarrollaba cada vez más, extendiéndose a nuevas ciudades y regiones. Al entrar en el año 1914, las huelgas, lejos de aplacarse, cobraron nuevo incremento. Aumentaban sin cesar su tenacidad y arrastraban a un número de obreros cada vez mayor. El 9 de enero se declararon en huelga 250.000 obreros, de ellos 140.000 solamente en Petersburgo. El Primero de Mayo se registró más de medio millón de huelguistas, de los cuales correspondían a Petersburgo más de 250.000. La firmeza de que daban pruebas los obreros huelguistas era extraordinaria. La huelga de la fábrica "Obujov", en Petersburgo, duró más de dos meses y la de la fábrica "Lessner", unos tres meses. Las intoxicaciones en masa producidas en una serie de fábricas en Petersburgo provocaron una huelga de 115.000 obreros, seguida de manifestaciones. El movimiento seguía creciendo. La cifra total de huelguistas, durante el primer semestre de 1914 (incluyendo los primero días del mes de julio), fue de 1.425.000 obreros.
En mayo comenzó la huelga general de los obreros de la industria petrolera en Bakú, que atrajo la atención de todo el proletariado ruso. Esta huelga se desarrolló organizadamente. El 20 de junio, se celebró en Bakú una manifestación de 20.000 obreros. La policía adoptó medidas draconianas contra los obreros de aquella ciudad. En señal de protesta y de solidaridad con los obreros de Bakú, estalló la huelga en Moscú, de donde se extendió a otras regiones.
El 3 de julio, se celebró en la fábrica "Putilov" de Petersburgo un mitin con motivo de la huelga de Bakú. La policía disparó contra los obreros. Una indignación enorme se apoderó del proletariado de Petersburgo. El 4 de julio, respondiendo al llamamiento del Comité de Petersburgo del Partido, declaráronse en huelga en este ciudad, en señal de protesta, 90.000 obreros; el 7 de julio había ya 130.000 huelguistas; el 8 de julio, 150.000, y el 11 de julio, 200.000.
La agitación se apoderó de todas las fábricas; por todas partes se celebraban mítines y manifestaciones. Hubo hasta intentos de levantar barricadas, como, en efecto, llegaron a levantarse en Bakú y en Lodz. En una serie de puntos, la policía hizo fuego sobre los obreros. Para aplastar el movimiento, el gobierno tomó medidas "extraordinarias", la capital fue transformada en un campamento militar y fue suspendida la "Pravda".
En este momento, se presentó en escena una nueva fuerza de orden internacional: la guerra imperialista, que había de cambiar el rumbo de los acontecimientos. En pleno desarrollo de los acontecimiento revolucionarios de julio, llegó a Petersburgo el presidente de la República francesa, Poincaré, para entrevistarse con el zar y tratar del comienzo de la guerra, que se avecinaba. Pocos días después, Alemania declaraba la guerra a Rusia. El gobierno zarista aprovechó la guerra para destrozar las organizaciones bolsheviques y ahogar el movimiento obrero. La marcha ascendente de la revolución fue interrumpida por la guerra mundial, en la que el gobierno zarista buscaba su salvación contra la revolución.
RESUMEN
Durante los años del nuevo auge revolucionario (1912 a 1914), el Partido bolshevique se puso al frente del movimiento obrero y lo condujo, bajo las consignas bolsheviques, hacia la nueva revolución. El Partido supo combinar el trabajo clandestino con el trabajo legal. Venciendo la resistencia de los liquidadores y de sus amigos, los trotskistas y los "otsovistas", se apoderó de todas las formas del movimiento legal y convirtió las organizaciones legales en puntos de resistencia para su actuación revolucionaria.
Luchando contra los enemigos de la clase obrera y contra sus agentes dentro del movimiento proletario, el Partido reforzó sus filas y acrecentó sus vínculos con la clase obrera. Valiéndose ampliamente de la tribuna de la Duma para la agitación revolucionaria y fundando un magnífico periódico obrero de masas, la "Pravda", el Partido educó a una nueva generación de obreros revolucionarios, la generación de los "pravdistas". Esta promoción de obreros se mantuvo, durante los años de la guerra imperialista, fiel a la bandera del internacionalismo y de la revolución proletaria. Más tarde, constituyó el núcleo del Partido bolshevique en las jornadas de la Revolución de Octubre de 1917.
En vísperas de la guerra imperialista, el Partido bolshevique dirigía las acciones revolucionarias de la clase obrera. Estas acciones eran combates de avanzada, a los que puso fin la guerra imperialista, pero que fueron reanudados tres años más tarde para el derrocamiento del zarismo. El Partido bolshevique entraba en la dura etapa de la guerra imperialista con las banderas del internacionalismo proletario desplegadas.