Paul Mattick

 

El 'héroe' de Kronstadt escribe la historia

Reseña a: La revolución traicionada de León Trotsky


Escrito: En 1937.
Publicado por vez primera: En One Big Union Monthly, Nov. 1937, pp. 32-4, como "The 'Hero' of Kronstadt Writes History. Review: "The Revolution Betrayed", By Leon Trotsky. Doubleday, Doran $2.50".
Traducción al castellano: Alfredo Elizondo Rosales, 2010, en base a la versión en Inglés publicada en el Paul Mattick Internet Archive.
Edición digital: Marxists Internet Archive, 2010.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2010.


 

Para aquellos lectores que ya están familiarizados con las ideas de Trotsky y la publicación de su movimiento, su presente libro será una decepción, ya que contiene poco material nuevo. En esta reseña, por lo tanto, nos limitaremos a aquellas partes del volumen que indican que incluso en la mente del intelectual del partido los cambios sí se llevan a cabo. Pero, hay que decir, que incluso esos cambios, como Trotsky los ve, son sólo cuestiones de énfasis - un esfuerzo de adaptación de su "línea teórica" a la nueva situación que, evidentemente, ha contradicho postulados anteriores de su teoría.

Cualquier estudioso serio de la Rusia soviética debe admitir que los elementos que muestra Trotsky dan una visión exacta de la situación real en Rusia. También puede decirse que, en general, ha pagado debidamente en la historia debido a la política actual de la Tercera Internacional y a pesar de que todavía tiende a explicar el papel contrarrevolucionario de esta institución y de su patrocinador, el Estado soviético, al referirse a la estupidez y la crueldad de Stalin y sus asociados. Los subjetivos "errores" y "crímenes" de estos líderes parecen desempeñar, de acuerdo con Trotsky, un papel más importante en el desarrollo general que el factor objetivo de la necesidad económico-social.

 

Historia Brumosa

Cuanto más profundo Trotsky busca en el pasado del bolchevismo y de Rusia, más escasos resultan los frutos de su investigación. Es lamentable que el período durante el cual Lenin y Trotsky dominaban se aborda de manera superficial como para no admitir en el periodo una evaluación crítica. Debe ser evidente que para explicar el triunfo de Stalin, es necesario remitirse a las condiciones pre-estalinista en Rusia y son precisamente estos importantes años que precedieron al ascenso de Stalin los que no contienen ninguna crítica por parte de la pluma de Trotsky. El estalinismo no puede comprenderse sino a través del bolchevismo. Si el leninismo fue la etapa revolucionaria del bolchevismo, el estalinismo es su fase de consolidación. Los dos son inseparables y una crítica de uno es de escaso valor sin un análisis del otro.

Trotsky escribe: "El socialismo ha demostrado su derecho a la victoria, no en las páginas de El Capital, sino en el ámbito industrial que comprende una sexta parte de la superficie de la tierra - no en el lenguaje de la dialéctica, sino en el lenguaje del acero, del cemento y la electricidad. "(p. 8). Esta frase, aceptado en su valor nominal, vicia toda crítica del estalinismo; este "derecho" de "socialismo" ha sido mejor demostrada en el período de Stalin que antes. Sólo con Stalin este "derecho" ha sido demostrado en absoluto "en el ámbito industrial". Lenin mismo no creyó que fuera posible hacer algo más que reivindicar el "derecho" de capitalismo de estado después de la toma del poder bolchevique. ¿Puede ser que cuando Trotsky inocentemente afirma que el "término" capitalismo de Estado "tiene la ventaja de que nadie sabe exactamente lo que significa," está expresando la esperanza de que sus lectores estén familiarizados con la posición de Lenin sobre esta cuestión que dominó las ideas de la bolcheviques antes del ascenso de Stalin?

Lenin, en el decimoprimer congreso del partido afirmó claramente su línea: "El capitalismo de Estado es la forma de capitalismo que estaremos en condiciones de restringir para establecer sus límites, éste capitalismo está ligado con el Estado - es decir, los trabajadores, la parte más avanzada de los trabajadores, la vanguardia que somos nosotros mismos. Y en nosotros dependerá la naturaleza de este capitalismo de Estado". Pero era necesario para camuflajear el carácter del Estado capitalista de la economía de Rusia ante las masas rusas. Como lo expresó Bujarin en una conferencia de gobierno hacia el final de 1926: "Si confesamos que las empresas adquiridas por el Estado son las empresas capitalistas de estado, si decimos esto abiertamente, ¿cómo podemos llevar a cabo una campaña a favor de una producción superior? En las fábricas que no son puramente socialistas, los trabajadores no va a aumentar la productividad de su trabajo." Esto revela claramente que los bolcheviques no creían que fuera conveniente decirle a los trabajadores que Rusia es un sistema capitalista estatal. Por supuesto, la burguesía internacional entiendió que se podía entender tan bien - o mejor - con la Única Gran Corporación que era el capitalismo Soviético como lo habían hecho anteriormente con la multitud de los capitalistas individuales.

Lenin frecuentemente identificaba al capitalismo de Estado con el socialismo... En Hacia la conquista del poder, escribe: "El socialismo no es más que un monopolio estatal del capitalismo hecho para beneficiar a todo el pueblo; por esta razón deja de ser monopolio capitalista". A pesar del significado inequívoco de las palabras de Lenin, Trotsky, sin embargo, escribe que su análisis del concepto de capitalismo de Estado "es suficiente para mostrar lo absurdo de los intentos por identificar el capitalismo de estado-ismo con el sistema soviético." (p. 248)

 

El capitalismo de Estado ruso

Trotsky niega el carácter capitalista de estado de la economía de Rusia mediante reducción del término capitalismo de Estado a una frase sin sentido. Es decir, que no ve en el concepto nada más que lo observado antes de la revolución rusa, o lo que se ve en él hoy con referencia al estado capitalista, es decir, las tendencias desarrolladas por los países fascistas.

Es evidente que la Rusia de hoy está dominada por una economía diferente de lo que está implícito en el término capitalismo de Estado, en general, de la sociedad burguesa o fascista, Trotsky busca ganar en la disputa con su argumento al plantear la cuestión de forma tal que se adapte a su conveniencia. Pero un auténtico capitalismo de Estado es sin duda algo más que tendencias capitalistas del Estado, o empresas del Estado, o incluso el control del Estado en una sociedad burguesa bajo otras formas de dominación. El capitalismo de Estado como un sistema social supone la expropiación de los capitalistas individuales, es decir, una revolución en las relaciones de propiedad.

Mientras que el modo de producción capitalista creció históricamente sobre la base de la propiedad individual de los medios de producción, la revolución rusa ha demostrado que bajo ciertas condiciones, el modo de producción capitalista puede seguir existiendo a pesar de que los propietarios individuales se eliminan y se sustituye por aparato explotador colectivo donde las fábricas no son propiedad del capitalista "X" o "Y", pero que son "controlados" por (es decir, de propiedad de) el Estado (es decir, las clases controladoras).

La revolución rusa cambió las relaciones de propiedad, reemplazando propietarios individuales por los bolcheviques y sus aliados, sustituyendo nuevas frases "revolucionarias" por las viejas consignas, montando la hoz y el martillo sobre el Kremlin, donde el águila zarista estuvo una vez, pero la toma del poder bolchevique no cambió el modo de producción capitalista. Es decir, bajo los bolcheviques, sigue existiendo, como hasta la fecha, el sistema del trabajo asalariado y la apropiación por la clase explotadora de la plusvalía que genera beneficios. Y, lo que se hace con dicha plusvalía es exactamente lo que hacía con ella bajo el sistema de los capitalistas individuales, permitido, por supuesto, por el carácter especial del capitalismo de Estado.

Dicha plusvalía se distribuye de acuerdo a las necesidades del capital total en aras de su acumulación y de salvaguardar el aparato estatal capitalista mediante el aumento de su poder y prestigio.

Sólo un cambio en el modo de producción puede traer el socialismo, de lo contrario, por lo que a los trabajadores se refiere, solo habrán intercambiado un conjunto de explotadores por otro. En las condiciones de acumulación del capitalismo de Estado, el desarrollo de las fuerzas productivas por el trabajo asalariado está ligado, como en el caso del "capitalismo regular”, con un aumento de la apropiación de la plusvalía, con una mayor explotación, y por lo tanto con el desarrollo de nuevas clases, nuevos intereses creados con el fin de continuar con este proceso, dado que la clase obrera no puede explotarse a sí misma.

Esta necesidad capitalista sirve para explicar el desarrollo de Rusia; ninguna otra "línea" o "política" pudo haber cambiado esencialmente este desarrollo. Al fallar en reconocer el carácter de capitalismo de Estado de Rusia, por su presente economía como un paso transitorio hacia el socialismo, Trotsky se limita a indicar que estaba dispuesto a realizar una nueva revolución capitalista estatal que debe conducir a un nuevo estalinismo - otra traición a la Revolución.

 

Aboga por una nueva máquina

Trotsky describe las contradicciones de la situación económica rusa de la siguiente manera: "En la medida en que, a diferencia de un capitalismo en descomposición, éste desarrolla las fuerzas productivas, como preparación de la base económica del socialismo. En la medida en que, para el beneficio de un estrato superior, lleva a más extrema expresión las normas burguesas de distribución, prepara una restauración capitalista. Esta contradicción entre las formas de propiedad y las normas de distribución no pueden crecer indefinidamente. O bien las normas burguesas de una forma u otra se extendien a los medios de producción, o bien las normas de distribución se ponen en correspondencia con el sistema de propiedad socialista. "(p. 244)

La solución, según Trotsky, radica en la sustitución de la burocracia parasitaria presente por un aparato no parasitario. Ninguna otra cosa en su opinión es necesario cambiar el sistema económico soviético que está plenamente cualificado para continuar hacia el socialismo en combinación con la tendencia mundial a la revolución. Esta nueva burocracia, que es esencial en la etapa de transición de Trotsky, realizará, según Trotsky, la introducción de una mayor igualdad de ingresos. Pero Trotsky debe recordar que la burocracia actual comenzó con la misma idea, originalmente limitar los sueldos a los comunistas, etc. Eran las circunstancias que envolvían a la economía las que no solo permitieron sino que obligaron a la burocracia actual de aceptar un programa de creciente desigualdad económica en su a favor. Esto estaba en armonía con la necesidad de una acumulación más rápida para proteger el sistema en su conjunto. No hay ninguna garantía que una hipotética burocracia trotskista sería diferente en este aspecto que la máquina de Stalin.

Bajo el modo de producción dominante en Rusia el sistema no puede desarrollar las fuerzas productivas más allá de lo que la franja del capitalismo en el mundo occidental fue capaz de hacer. Debido a que no puede hacerlo su sistema de distribución no puede exceder las normas de distribución capitalista. Esta contradicción entre las formas de propiedad y las normas de distribución como Trotsky prevé no existe. El método de distribución de Rusia está en perfecta armonía con su método de producción de capitalismo de Estado.

Sólo es necesario reflexionar sobre el importantísimo papel que Trotsky jugó en los primeros meteóricos años de la Rusia bolchevique para entender por qué él no puede admitir que la revolución bolchevique sólo fue capaz de cambiar la forma de capitalismo, pero no fue capaz de acabar con la forma de explotación capitalista. Es la sombra de dicho periodo la que es una traba en el camino de su comprensión.