Guillermo Lora

 

Rosa Luxemburgo

 


Redactado: La Paz, enero de 1960.
Publicado por vez primera: En Bolivia, 1960, bajo uno de los seudónimosde G. Lora.
Fuente de la versión digital: Partido Obrero Revolucionario, Sección Boliviana del CERCI, http://www.masas.nu.
Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de 2011.  


 

 

LOS PRIMEROS PASOS

 

Una de las figuras más notables de la lucha revolucionaria mundial y una de las teóricas sólidas del marxismo es sin duda, Rosa Luxemburgo, que se alineó al lado del socialismo científico desde su adolescencia.

Nacida en Zomoch (Polonia) el 5 de marzo de 1870, su vida inicia en un ambiente de elevada cultura y de profundas corrientes revolucionarias. A los cinco años sabe leer y escribir y poco después se inicia en los ensayos literarios, que son publicados en un periódico de niños.

A la edad de tres años es llevada a Varsovia por su familia. El padre buscaba un centro más grande que su natal Zomoch para lograr una educación superior para su hija Rosa y sus hermanos.

En Varsovia, ingresa al liceo para seguir estudios de humanidades. Pudo patentizar la opresión de la Rusia zarista sobre Polonia y los judíos, éstos últimos no eran admitidos en el liceo y el idioma polaco estaba excluido de la enseñanza. Su origen. judío le hace sentir de cerca la persecución racial que en aquella época adquiere contornos crueles. Estas circunstancias hacen nacer en su espíritu un sentimiento profundo de oposición a la injusticia.

Polonia era en ese entonces una nación dividida e integraba varios Estados en condición de minorías oprimidas. Casi todo el reino de Polonia, juntamente con Lituania (era conocida con el nombre de Polonia rusa), estaba sometido al gobierno ruso: Posen (o Poznan) en el Oeste a Prusia; Galítzia, en el Sur, al Imperio austro-húngaro.

Rosa Luxemburgo ingresa al movimiento de oposición universitaria. Muy pronto su talento y su decisión indiscutidos le permiten sobresalir entre todos, sus compañeros la llevan a la dirección del grupo revolucionario.

En los últimos años de su paso por el liceo toma contacto con el movimiento revolucionario organizado y, en 1886, a los diez y seis años se adhiere al círculo llamado "Proletariado", una de las más grandes organizaciones revolucionarias de Polonia.

"En 1885 las autoridades rusas consiguieron quebrantar el poder de 'Proletariado', obteniendo a la mayoría de sus líderes, cuatro de los cuales fueron ahorcados, pero quedó un residuo, que al año siguiente tuvo un ingreso importante: Rosa Luxemburgo, que actuó de inmediato" (Cole, "Historia del pensamiento socialista", tomo III).

Hay que añadir que el historiador notable Joachim Lelewel (1786-1861) fue el precursor del socialismo polaco y en sus ideas se puede encontrar la huella del utopista Fourier.

Solamente en la década de 1870 se hacen intentos de formar un movimiento socialista organizado, bajo la dirección de Ludwig Warinski (1856-1889) y de Stanislaw Mendelssohn (1857-1913). Warinski organizó en Varsovia, en 1881, el núcleo clandestino que ostentaba el nombre de "Proletariado" y timoneó numerosas huelgas. Fue detenido en 1883 y murió en la cárcel. El "Proletariado" comenzó estrechamente vinculado con la Narodnaya Volya, organización terrorista rusa.

La lucha franca desarrollada por Rosa Luxemburgo contra las autoridades impidió que se les concediera la medalla de oro en recompensa de sus estudios excelentes.

Cuando tenía diez y siete años de edad ya se perfiló con nitidez su personalidad revolucionaria, en la que se unen la inteligencia y la militancia activa. En 1887 colabora estrechamente con Matín Kasprezak, a la sazón dirigente del grupo.

En 1889, cuando tenía diez y nueve años y había concluido brillantemente sus estudios en el liceo, la policía descubrió su actividad revolucionaria, lo que le valió la amenaza de prisión y deportación a Siberia inminentes.

Rosa, fiel a la conducta que observará a lo largo de su vida, acepta todas las consecuencias de su militancia revolucionaria y no se inquieta por la persecución policial, pero sus camaradas la convencen para que abandone Polonia.

Es Martín Kasprezak quien organiza su fuga por la frontera ruso-alemana en un carro de campesinos que simulaban transportar paja. Así emigra a Suiza e ingresa a la universidad de Zurich.

La Polonia rusa es sacudida, en 1892, por una ola huelguística poderosa, particularmente en Varsovia y Lodz, en esta última ciudad los cosacos dispararon contra los huelguistas.

En conexión con este movimiento, el grupo Proletariado, la Liga de Trabajadores (tomó a su cargo la actividad sindical) y otras agrupaciones se unieron para formar el Partido Socialista Polaco con Jogiches y Warsky como líderes principales. Su periódico, "La Causa de los Trabajadores", estaba dirigido por Warski y duró hasta 1896.

 

 

SUS ACTIVIDADES EN SUIZA

 

En aquella época Suiza era el centro de encuentro de la emigración rusa y polaca. La universidad ofrecía a los jóvenes revolucionarios la posibilidad de capacitarse políticamente. Los jóvenes y las muchachas, que ya conocían el rigor de la represión zarista y habían pasado por las cárceles y policías, vivían en colonias. Leían y discutían sobre Darwin, sobre la emancipación de la mujer, sobre Marx, Tolstoi, Bakunin, acerca de los métodos de la lucha de clases, sobre Marx, Tolstoi, Bakunin, sobre los métodos de la lucha de clases, sobre la liberación de Policía, la socialdemocracia alemana, el terrorismo ruso, Turgueniev, Zola..., en fin, sobre el problema de la revolución.

Rosa Luxemburgo mostró, desde niña, una marcada inclinación hacia la naturaleza y sus bellezas. Ingresó a la Facultad de Ciencias Naturales. Más tarde, en su vida agitada o en las sombras de la prisión, supo refugiarse en estos estudios:

"¿Qué leo? -escribe a Sonia Liebknecht desde la cárcel de Wronke, el 2 de mayo de 1917-. Principalmente libros de ciencias naturales, geografía, botánica, zoología. Ayer leí un libro sobre la desaparición de los pájaros cantores de Alemania; conforme va extendiéndose y racionalizándose, día tras día, el cultivo de los bosques... En efecto, el cultivo racional hace desaparecer poco a poco los árboles carcomidos, las tierras en barbecho, los matorrales... ¡Qué pena me dio la lectura de este libro!" ("Cartas de la prisión").

Sin embargo, su interés dominante se centra en la política y comienza a estudiar economía política, especialmente a los clásicos, a Smith, Ricardo, Marx...

El catedrático de economía política, Wolf, no inspira a R. Luxemburgo ninguna admiración. Al contrario, critica en Wolf su temperamento timorato, su erudición ecléctica, que no llega a profundizar el problema social y sólo toca las cuestiones generales. El catedrático era, pues, el polo opuesto de la discípula. Su crítica al profesor la condensa en estas palabras: "Wolf cortajea en pedazos la substancia viviente de la realidad social" y demuestra que su capacidad es insuficiente, medíocre. Esta crítica no impidió que más tarde Wolf, cuando escribió su autobiografía, evoque a R. Luxemburgo como a una gran personalidad de relevante talento. Sus estudios universitarios culmina con su tesis sobre "El desarrollo del capitalismo en Polonia."

La brillante universitaria era también la militante ardiente y decidida del movimiento obrero de Zurich. Rosa Luxemburgo jamás pretendió pasar de intelectual, su vida y su talento se concentraron tras un solo objetivo: ser una auténtica revolucionaria. En la capital suiza conoció a los emigrados rusos Pablo Axelrod, Vera Sassulitch, Jorge Parvus y también a varios polacos, entre ellos sus futuros colaboradores Julian Marchlewski y Adolfo Warski. De Plejanov, por quien sentía una profunda admiración, y de sus amigos aprendió la doctrina rnarxista. En esa oportunidad también conoció a Leo Jogiches (1876-1919), quien ejerció una poderosa influencia en su desarrollo intelectual y en su formación revolucionaria, pudiendo ser considerado como el forjador espiritual de la extraordinaria revolucionaria.

Jogiches (conocido también como Jan Tyszka) era una persona acomodada y había escapado de Polonia después de haber estado preso por sus actividades revolucionarias. Brillante inteligencia consagrada a la revolución, ocupó un lugar destacado en el movimiento polaco y ruso y, más tarde, alcanzó cargos de dirección en el grupo Espartaco alemán. Fue fundador del movimiento obrero de Wilna. Este centro tiene especial importancia dentro de la historia de la revolución proletaria y de él han salido socialistas de renombre mundial, por ejemplo, Carlos Rappoport, talentoso marxista que se esforzó por formar círculos de oficiales y por ganar al ejército para el movimiento obrero. Jogiches fue encarcelado en la fortaleza de Wilna en 1899 y liberado por haber caído gravemente enfermo. Inmediatamente después se dirigió a Suiza, donde entró en contacto con Rosa Luxemburgo, A partir de entonces se inicia entre ellos una amistad imperecedera, que el tiempo jamás pudo romper.

En 1893, año en que vuelven a reunirse R. Luxemburgo y Jogiches, se planteó la revisión de las bases teóricas y de los métodos de lucha socialistas, que habían imperado hasta entonces. El movimiento polaco había ingresado a una aguda crisis.

En 1882, los dirigentes socialistas que se encontraban a la cabeza de varios grupos y comités obreros se plantearon la necesidad de unificar a las fuerzas revolucionarias, bajo un comando y programa únicos y definidos, con tal objetivo encaminaron sus esfuerzos hacia la formación de un partido político y así, nació el Partido Proletario Socialista Revolucionario, bajo los mejores auspicios, habiendo llegado a convertirse en una de las más grandes organizaciones revolucionarias de la época.. Para poder ensamblar el trabajo revolucionario con los rusos se ligó con la Voluntad del Pueblo de San Petersburgo. Esta última era un círculo de intelectuales que hacían la militancia revolucionaria con un sentido romántico, alejados del movimiento obrero, sin perspectivas políticas y sin un programa claro. Los métodos del terrorismo individual constituían lo central de su actividad. Indudablemente que esta alianza no podía tener resultados positivos en los planos práctico y teórico para el Partido Proletario Socialista Revolucionario. En 1888 rompió su ligazón con la Voluntad del Pueblo y entra en un período de reorganización.

Los emigrados nacionalistas polacos organizaron en París, el año 1892, la Unión de Socialistas Polacos en el Extranjero, como enemiga declarada del Partido Socialista. Esta última organización, desde el programa del grupo Proletariado, mantenía una intransigente línea internacionalista, que encontró resistencia entre muchos (Mendeissohn, Yanowska, etc.).

En 1893, en el congreso internacional de Zurich, Rosa Luxerriburgo en su informe, al referirse al movimiento polaco, señala nuevas tácticas marxistas para el movimiento socialista y una posición radical de oposición a los métodos anarquistas y reformistas. Con intransigencia marxista se pone frente a las ideas nacionalistas y reformistas de los polacos y expresa que son las masas las que deben librar su propio combate y "un partido socialista que se apoya en las masas, debe defender, ciertamente, las condiciones de existencia de éstas, pero no debe olvidar en la lucha cotidiana el objetivo revolucionario a alcanzar. Las reformas no son más que las etapas y los puntos de apoyo en el camino que conduce a la revolución social, es decir, desde luego, a la conquista política del Estado".

En este congreso se discutió, en primer plano, el problema de la actitud del movimiento socialista frente a la cuestión nacional.

Polonia se encontraba atada al yugo de la Rusia zarista. Las concepciones liberales de la burguesía polaca, ligada al capitalismo ruso, consideraban que la independencia nacional de Polonia significaba su propia muerte.

Rosa Luxemburgo no transigía con tal postura ni con las opiniones de los nacionalistas polacos y planteó claramente que ninguna nación puede ser libre con sus instituciones dominadas por otra nación. Para ella lo fundamental era que la independencia polaca esta subordinada a la instauración de tina república democrática en Rusia, en el país que en ese momento estaba dominado por los zares. De aquí se dedujo que el primer objetivo de lucha era la caída del zarismo. Correspondía oponer a la alianza de la burguesía polaca con la burguesía rusa, la unión del proletariado polaco con su igual ruso. Estrategia y táctica que fueron admitidas por los teóricos más eminentes.

 

 

LA ACTUACIÓN DE R. LUXEMBURGO EN ALEMANIA

 

Luego de residir por breve tiempo en Francia, donde se pone en contacto con los líderes del movimiento revolucionario francés (Jules Guesde, Vallaint, Allemane) llega a Alemania en 1897. En aquella época Alemania era el centro del movimiento obrero y de la política mundial.

Para poder radicarse, sin ser molestada por su origen polaco, se vio obligada a nacionalizarse como alemana. Con tal finalidad contrajo un matrimonio blanco (o de ficción) con Gustavo Lubeck, hijo de su viejo amigo, el escritor socialista Lubeck, a quien había ayudado antes en algunos de sus trabajos literarios.

A partir de esta época comienza para Rosa Luxemburgo una vida agitada, tormentosa, apasionante y rica en experiencias diversas. Su actividad como militante se intensifica en las tareas de propaganda, en la educación de cuadros y en la agitación. Pronuncia discursos y escribe artículos sobre política y economía marxistas. Su intensa actividad en la vida socialista internacional y en favor de todos los movimientos revolucionarios, desencadenó en su contra una violenta persecución, que, por último, la llevó a la prisión.

Su clara inteligencia y su profunda firmeza marxista, muy pronto la colocan en un lugar importante dentro de la social democracia alemana.

Mantiene contacto ininterrumpido con Kautsky, considerado en ese entonces el máximo representante del marxismo. Le une una amistad íntima con Augusto Bebel, Pablo Singer, Fransz Mehring, Clara Zetkin, esta última fue la fundadora del grupo internacional Mujeres Proletarias y del periódico feminista "La Igualdad". Colaboró en la prensa de su partido con escritos doctrinales que le dan prestigio y autoridad. Ejerció una notoria influencia sobre los líderes de la social democracia. El destacado teórico Franz Mehring modificó, más de una vez, su criterio político después de haber escuchado su opinión. Presiona a Carlos Kautsky para que defienda en la palestra política los principios fundamentales de la social democracia contra los reformistas.

Es en 1898 que por primera vez toma contacto con las masas. Sus discursos, en los que sobresalen su talento, su indomable voluntad y su capacidad de persuasión hacían vibrar a las multitudes. Así se consolidó su triunfo definitivo como revolucionaria y marxista.

En Berlín colaboró en la revista Neue Zeit. Se constata ahora que sus artículos son brillantes y de profundo conocimiento de la economía política. Formó parte de la redacción de un periódico socialista de Leipzig, al que imprimió una clara orientación marxista. Por esta labor periodística se creó un justo renombre internacional. En este lapso (1898-1899) que colaboró en aquellos periódicos publicó una serie de artículos refutando a los revisionistas de aquella época, que reconocían como a su jefe a Berstein. Más tarde, estos artículos fueron reunidos en el ya clásico folleto ¿Reforma o Revolución Social?, de enorme trascendencia dentro de la discusión teórica mundial y que actualmente es instrumento valioso en la educación marxista y de clarificación del socialismo científico frente a las posiciones revisionistas.

La larga controversia dentro del socialismo internacional se originó alrededor del siguiente pensamiento de Berstein: "El objetivo final no es nada, es el movimiento que es todo". En estas discusiones participaron los más grandes socialistas: en Alemania, Parvus, Kautsky, Bebel, Clara Zetkin; en Rusia, Plejanov; en Italia, Cabriola; en Francia, Jules Guesde y Jean Jaurés.

Rosa Luxemburgo se colocó a la cabeza de los enemigos del revisionismo y fue una de las más ardientes defensoras de los principios marxistas. Su celo superó al de Kautsky, que después de la muerte de Federico Engels era la figura más prominente del movimiento obrero internacional. Sus análisis concitaron la admiración de sus propios adversarios.

Los reformistas gritaban: "o la reforma o la revolución". Rosa Luxemburgo respondió: "A la vez las reformas y la revolución. La lucha por las reformas es la lucha por mejores condiciones de existencia de la clase obrera, por la protección del trabajo, por la ampliación de los derechos democráticos en el interior del Estado burgués, es la lucha por crear el clima favorable para la organización y para la educación de la clase obrera". Señaló claramente la táctica de la lucha revolucionaría, como ya había afirmado en el congreso de Zurich (1893): Ia lucha diaria está ligada al objetivo final y este objetivo es la conquista del poder por el proletariado".

Ella combatió a la tendencia parlamentarista de algunos socialistas, subrayando sus errores y sus falsas ilusiones sobre la labor parlamentaria dentro del Estado burgués. Señaló vigorosamente que las actividades electorales y parlamentarias no deben ser más que motivo de propaganda de las ideas socialistas y deben servir de termómetro para medir la influencia del socialismo en el seno de las masas. Al mismo tiempo, luchó contra el abstencionismo y el sectarismo estéril., Dijo que la socialdemocracia debe participar en la acción legislativa y cimentar su fuerza parlamentaria sobre la acción de la clase trabajadora.

La concepción reformista y la acción socialista en el parlamento triunfaron en Francia: Millerand ingresa en 1899 en el gabinete de Waldeck-Rosseau. Rosa Luxemburgo criticó severamente la participación de los socialistas franceses en el gabinete burgués y señaló que tal actitud paralizaría el movimiento obrero revolucionario, que lo desviaría de sus objetivos concretos y que el riesgo era que los arrastraría tras la ilusión de un sindicalismo anarquista, que niega la eficacia de toda acción política.

En el congreso internacional de Arnsterdam (1904) se suscitó una acalorada controversia sobre el ministerialísmo y la colaboración de clases, entre Rosa Luxemburgo y J. Jaurés. Las discusiones se desarrollaron en un plano amigable. Rosa Luxemburgo valoraba el prestigio del orador y militante francés.

En 1903, después de la derrota de los revisionistas en el Partido alemán, rosa Luxemburgo riñó con los jefes alemanes, incluyendo a Kautsky y BebeL Era partidaria de una acción enérgica en contra de los revisionistas, hasta el punto de expulsarlos, si se negaban a retractarse.

La disputa entre Luxemburgo y Kautsky giró alrededor del problema cómo iba a realizarse la revolución. Ella sostenía que era deber del Partido prepararse activamente para la evolución, en lugar de limitarse a hablar de ella; y era completamente contraria a la idea de que la revolución podía ser aplazada hasta que el Partido consiguiese una mayoría parlamentaria que garantizase su transición pacífica.

En 1904 Rosa Luxemburgo estuvo por primera vez en la cárcel, acusada de insultar al emperador alemán. A principios del año siguiente, después de haber sido puesta en libertad, ingresó a la redacción del periódico socialdemócrata Vorwaerts de Berlín. Cuando cumplía esa función estalló la revolución rusa de 1905, lo que le empujó a escribir dos de los tres folletos publicados bajo el título común de "La revolución ha estallado, ¿qué vendrá después?"

La revolución rusa de 1905 despertó grandes esperanzas y entusiasmó a la clase obrera internacional y particularmente a la alemana. Rosa Luxemburgo analizó serenamente los hechos y sacó enseñanzas valiosas para la clase obrera internacional. En los mitines pronunció vibrantes discursos en su empeño de despertar la solidaridad de clase y la conciencia obrera en Alemania.

Durante la primera revolución rusa, San Petersburgo se convirtió en una obsesión para Rosa, que ardía en deseos de ir al encuentro de la tormenta.

El 28 de diciembre de 1905 partió de Berlín, con el pasaporte de su camarada Ana Maczke (con este nombre firma las cartas que envía desde las prisiones polacas), hacia la Polonia rusa, donde trabajó en favor de la primera revolución, esto hasta el momento en que es detenida. Llega a Varsovia el 30 de diciembre, en plena huelga general y escribe: "la ciudad está como muerta". Inmediatamente se lanza a un sistemático y persistente trabajo organizativo. "¡Si tuviera aunque solamente fuese una migaja de tiempo", escribe el día 11 de enero de 1906.

La policía la detuvo el 4 de marzo de 1906: "El domingo el destino me tomó la delantera: he sido arrestada". Rosa Luxemburgo ya tenía visado su pasaporte para su retorno. Fue encerrada juntamente con delincuentes de derecho común, con alineados y con prostitutas. No por esto perdió la calma y desde su celda gritó: "¡Viva la revolución con todas sus consecuencias!". También fue detenido Leo Jogiches, que se ocultaba tras el nombre de Otto Engelmann.

El orgullo revolucionario de Rosa Luxemburgo no decayó en las circunstancias más adversas y también en la prisión supo siempre comportarse como una luchadora de primera línea. En 1906 intervino en una huelga de hambre de seis días. La siguiente carta la retrata fielmente: "Yo estoy perfectamente tranquila. Mis amigos insisten en que dirija un telegrama a Wite (presidente del gobierno ruso) y que escriba al cónsul alemán. ¡Pero ni en sueños! Estos caballeros tendrán que esperar sentados que un socialdemócrata implore de ellos protección" (15 de marzo de 1906). Finalmente, fue libertada en el mes de julio y en agosto pasó a Finlandia.

Recién en agosto de 1906 llegó Rosa Luxemburgo a San Petersburgo, mientras tanto la revolución había sido derrotada. Durante su permanencia en Finlandia escribió el importante folleto "La huelga de masas, el Partido y los sindicatos obreros", donde explica la acción revolucionaria de masas y el papel que el Partido habría de desempeñar en relación con ella. En 1907, Rosa Luxemburgo tomó parte, con el carácter de delegada del Partido Socialdemócrata Polaco, en el congreso que celebró en Londres el Partido Socialdemócrata Ruso. Asistió también como delegada al congreso de la Segunda Internacional, que se realizó en Stuttgart y participó en el famoso debate acerca de la actitud de los partidos socialistas en caso de guerra. Los delegados de Inglaterra y de Francia presentaran la tesis de que la huelga general y la huelga militar debían ser declaradas en Caso de Guerra. R. Luxemburgo rechazó enérgicamente esa idea por parecerle inejecutable.

Con Lenin y Martov lograron hacer aprobar la siguiente resolución: "Es deber de los trabajadores y de sus representantes ante el parlamento, en caso de no haber sido posible evitar el conflicto armado, utilizar la crisis económica y política engendrada por la guerra para levantar a las masas populares con la finalidad de destruir la dominación de la clase capitalista".

Posteriormente, volverá una y otra vez a formular su posición contraria a la guerra imperialista. Se pueden citar concretamente los escritos aparecidos en la "Correspondencia Socialdemócrata" (1913) y su discurso ante el tribunal (febrero (de1914) que le condenó a un año de prisión por su propaganda antimilitar en febrero de 1914.

La revolución de 1905 significó para los marxistas rusos una rica experiencia, cuyas enseñanzas hicieron posible seguir con mayor seguridad el camino de la victoria en 1917. Esa experiencia permitió definir claramente las posiciones de bolcheviques y de mencheviques. Las controversias principistas suscitadas en el seno de la socialdemocracia rusa llamó la atención de todos los marxistas de la época. Acerca de algunos problemas de importancia mostró su desacuerdo con Lenin.

Para los mencheviques el gobierno revolucionario a instaurarse después de la caída del zarismo no podía ser más que un gobierno burgués, esto como resultado de la caracterización que hacían del carácter de la revolución.

Para justificar su punto de vista se remitían a los acuerdos del congreso de Amsterdam de 1904 que condenó el rninisterialismo, es decir, el ejercicio del poder por los socialistas en un Estado burgués. Lenin criticó severamente la tesis menchevique por considerarla reaccionaria; Rosa Luxemburgo estuvo completamente de acuerdo con Lenin sobre este punto.

El problema que, en ese entonces y no en 1917, separaba a esos dos grandes revolucionarios era el de la dictadura, el de la acción de la clase obrera en el poder. Lenin sostenía la tesis de la dictadura revolucionaria democrática del proletariado y de los campesinos. R. Luxemburgo se pronunció por la dictadura revolucionaria del proletariado apoyada por los campesinos. Otra cuestión en la que no estaban de acuerdo era la que se refiere a la organización del Partido. Ella reconoce con Lenin que el Partido es la organización de la vanguardia del proletariado y que debe ser centralizado y disciplinado pero rechazó lo que llama un centralismo autoritario incompatible con un movimiento democrático, que sería un obstáculo y un peligro para el desenvolvimiento mismo de lucha de clases. Un tercer punto de discrepancia constituía el problema nacional. Lenin lanzó el grito de guerra de 1a autodeterminación de los pueblos sometidos al zarismo, táctica aceptada por el congreso de la Segunda Internacional. Sobre esta cuestión escribió su folleto "En defensa de la nacionalidad" (1900). Para ella no era útil la idea del derecho de cada nación a la autonomía. Pensaba que la división clasista era mucho más importante y decisiva que las divisiones de raza y de lengua.

El futuro demostró que en materia organizativa Lenín estaba en lo cierto y R. Luxemburgo equivocada. Su escrito sobre "Las cuestiones de organización en la socialdemocracia rusa" forma parte de su lucha antileninista.

 

 

NOTAS SOBRE SU PERSONALIDAD

 

La burguesía mundial tuvo en Rosa Luxemburgo a una de sus más encarnizadas adversarias, esto aunque la lucha revolucionaria alemana no había logrado estructurar un partido que expresase fielmente esta lucha y significase la real vanguardia del proletariado.

La prensa y los intelectuales al servicio de la burguesía la llamaban "Rosa la sanguinaria", queriendo expresar con este adjetivo su odio y su menosprecio. En las caricaturas se la presentaba como una mujer exaltada, presa de una locura furiosa, sin más sentimientos que la violencia sangrienta.

La verdadera personalidad de esta brillante teórica y magnífica revolucionaria -dicen los comentaristas de su vida agitada- era una sensibilidad profundamente humana y delicada, los sentimientos generosos y una infinita ternura.

Amaba, apasionadamente a las flores, a las aves y a toda la belleza que tiene la naturaleza. Escribió: "El mundo es hermoso, solamente nosotros somos desgarbados" ("Cartas de la prisión". El alma infantil la conmovía dulcemente. La rama de hierba asomada a la ventana de su prisión la regocijaba como a una niña. Amaba toda expresión de belleza: la música, la poesía, un paisaje, etc.

Sus cartas desde la cárcel revelan su exquisita personalidad femenina y la nobleza sin límite de sus sentimientos, unidos a una entereza excepcional. La lealtad para sus principios políticos y para sus afectos de amistad eran inconmovible. Esta conjunción maravillosa hacía de R. Luxemburgo una luchadora múltiple que encarnaba fielmente los anhelos de liberación de los explotados.

Se tiene que subrayar y mostrar como un ejemplo, su coraje indomable y su profunda fe en la revolución, que le permitieron mantenerse con firmeza en las primeras trincheras de lucha. También esta revolucionaria mostró una cierta dosis de fatalismo, lo que le ayudó a dominar los reveses del destino y, por eso, jamás se sintió abatida.

En la prisión, en una celda oscura y estrecha, enferma y con los nervios exasperados, supo conservar su notable optimismo y nunca desfallecer. Las condiciones subhumanas en las que tuvo que vivir en la cárcel jamás mellaron su convicción revolucionaria. Al contrario, desde allí continuó luchando y dando ejemplo de valor y de firmeza.

Frecuentemente repitió, a sus amigos: "En la vida social, como en la vida privada, es necesario aceptar todo con la misma tranquilidad, con el espíritu elevado, con una dulce sonrisa". Su espíritu heroico y su fuerza de voluntad nunca decayeron; el abatimiento y el cansancio nunca quebraron su fortaleza. Fue la amiga incomparable que mitigaba los sufrimientos de los demás, dándoles en todo momento el tesoro de su nobleza y de su generosidad.

 

 

LA LUCHA CONTRA LA GUERRA

 

La Socialdemocracia alemana organizó una escuela socialista a la que asistían obreros, militantes del Partido, dirigentes sindicales e intelectuales. Roza Luxemburgo colaboró como profesora de Economía Política y fue el mejor elemento con el que contó dicha escuela. Su auditorio la escuchaba con admiración y respeto, subyugado por su fuerte personalidad. Sus lecciones de Economía Política han sido reunidas en dos obras: "Introducción a la Economía Política" y "La acumulación del capital". Esta última obra contiene un análisis del imperialismo, como algo que permite la realización total de la plusvalía y que marca la iniciación de la revolución socialista: "a la coalición del capitalismo mundial debe corresponder la unidad del frente proletario".

En 1914, la Socialdemocracia alemana capitula y se desplaza hacia el campo imperialista. Sus parlamentarios votan en favor de los empréstitos de guerra, colocándose así en una posición antimarxista y reaccionaria. Se asiste al hundimiento total de la Segunda Internacional.

El 4 de agosto, el día en el que el bloque parlamentario social demócrata vota por los créditos de guerra, Rosa Luxemburgo se reúne con algunos camaradas, entre ellos Franz Mehring, Clara Zetkin, Karl Liebknech, etc., en la que tiene lugar el nacimiento del grupo Espartaco.

Inmediatamente y en todos los rincones, en Saxe, en Wurtemberg, en el Rhur, etc., las mujeres y los jóvenes se organizan clandestinamente para luchar contra la guerra.

Rosa Luxemburgo considera una tarea inmediata la organización de una fuerte resistencia a la política guerrera de la Socialdemocracia. En 1916 publica,"La Internacional", toma a su cargo su dirección, juntamente con Mehring, contando con la colaboración de Paul Lange, Trobel, Clara Zetkín, Thalheimer. Este periódico fue prohibido después de la difusión de su primer número. Luxemburgo, Mehring y la Zetkín son acusados y procesados por el "crimen" de alta traición.

El Primero de Mayo de 1916, el grupo Espartaco convoca a los obreros de Berlín a manifestarse en la plaza de Postdam. Miles de manifestantes saludaron con gritos a Rosa Luxemburgo y a Karl Liebknech.

"¡Abajo la guerra! ¡Abajo el gobierno!", grita Liebknech que está con uniforme de soldado, siendo inmediatamente arrestado. Con todo, el movimiento contra la guerra marcha con las velas desplegadas. Después del arresto de Liebknech, el grupo Espartaco, bajo la dirección de Rosa Luxemburgo, se lanza a una amplia actividad para demostrar el admirable gesto del diputado-soldado Karl Liebknech.

El 28 de junio Liebknech fue condenado a un año y medio de prisión. Cincuenta y cinco mil obreros de una fábrica de municiones de Berlín se declararon en huelga el día del proceso. En Stuttgart y Brennem se realizaron grandes manifestaciones protestando por las medidas represivas.

El 19 de julio, Rosa Luxemburgo es nuevamente arrestada por su actividad revolucionaria; igualmente F. Mehring, que en ese entonces ya contaba con la edad de setenta años. Es entonces que Leo Jogiches se pone a la cabeza del movimiento. "Las Cartas de Espartaco", que tiene en la Luxemburgo a una de sus más fieles colaboradoras, continúa apareciendo regularmente.

Encerrada en la prisión de mujeres de Berlín, Rosa Luxemburgo cae nuevamente enferma. En octubre es trasladada a la cárcel de Wronke y en julio de 1917 es llevada a la prisión de Breslau. Después de dos años, o sea en 1918, la revolución alemana es la que recién logra liberarla.

En esa época, el objeto de sus preocupaciones es la revolución rusa. En "Cartas de Espartaco" hace un brillante análisis de este fenómeno histórico y de significación mundial. Antes de producirse los sucesos decisivos del Octubre ruso, R. Luxemburgo sostuvo la inevitabilidad de la dictadura del proletariado. Las consignas fundamentales que fueron lanzadas: "0 la contra-revolución o la dictadura del proletariado". "O Kaledin o Lenin".

A pesar de las diferencias que le distanciaban de Lenin y de Trotsky, R. Luxemburgo les rinde su caluroso homenaje revolucionario, por considerarlos los conductores auténticos de la gran convulsión social. Sus reparos al régimen bolchevique los sintetiza en su folleto "La revolución rusa".

Cuando estalla la revolución rusa de Octubre de 1917, Rosa Luxemburgo se encontraba en prisión. Los acontecimientos le causaron una sincera alegría, le reconfortaron su ánimo y le plantearon la perspectiva de la victoria. Esa revolución significaba el triunfo de la táctica política que ella había preconizado para la lucha socialista en caso de guerra.

Personalmente para ella esos hechos tuvieron resultados adversos y por eso escribió a Diefenbach: "Mis posibilidades de libertad disminuyen con los acontecimientos de Rusia. Pero mis amigos, al fin, se encuentran en libertad. Esto me llena de un optimismo sin paralelo".

Un dato que debe subrayarse. Los socialistas de derecha de la Socialdemocracia alemana sostuvieron que el internacionalismo de la odiada Rosa Luxemburgo se debía a su origen judío.

Es cierto que el problema de la larga opresión nacional de los judíos ha tenido influencia dentro del marxismo internacional. Por otro lado, las persecuciones sangrientas contra los judíos polacos y los progroms que había visto durante su niñez podían haber influido en la formación de sus convicciones. Sin embargo, sus ideas estaban lejos de ser el resultado de reacciones instintivas o inconscientes. Sus adversarios estaban equivocados cuando juzgaban a la recia revolucionaria.

El internacionalismo de Rosa Luxemburgo se basaba en el socialismo científico, en la convicción de que el "interés de los trabajadores es para todos el muro frente a los intereses capitalistas, de que la sola defensa verdadera de las libertades nacionales es la lucha de clases internacional contra el impeialismo".

Ella era una apasionada luchadora por el internacionalismo, como corresponde a una verdadera marxista; creía que uno de los pilares en que debía descansar la fortaleza de la revolución socialista era la solidaridad internacional obrera. La revolución social, que comienza dentro de las fronteras nacionales, para triunfar tiene que trocarse en internacional.

Tal vez Rosa Luxemburgo sobre estimó la importancia de la espontánea solidaridad internacional de los trabajadores, pasando por encima de la importancia que tiene la estructuración de una vanguardia política del proletariado.

El internacionalismo proletariado, para los marxistas, se concretiza en la estructuración del Partido Mundial de la Revolución Socialista, que en la época de la traición de la socialdemocracia era la Tercera Internacional y ahora es la Cuarta Internacional marxleninista-trotskysta.

 

 

ROSA LUXEMBURGO Y LA REVOLUCIÓN ALEMANA

 

El primero de octubre de 1918, Hindenburg y Lundendorff exigen a la Entente una paz inmediata.

En medio de estas circunstancias, el grupo Espartaco convoca a una reunión nacional. Hay agitación entre los soldados; los soviets de soldados y obreros se constituyen por todas partes. Se establece un gobierno parlamentario del que forma parte Sheidemann.

El 28 de octubre se dicta una amnistía general y son puestos en libertad Rosa Luxemburgo y Karl Liebknech.

Rosa Luxemburgo había envejecido. Sus hermosos cabellos negros encanecieron. El 10 de noviembre los soviets de obreros y soldados llevaron a Ebert a la cabeza del poder.

El 18 de noviembre aparece el primer número de "Bandera Roja", bajo la dirección de Rosa Luxemburgo y en sus páginas se esboza el programa de la revolución:

"Confiscación de los bienes de la vieja dinastía y de los grandes latifundistas.

"Formación de una guardia roja para la protección permanente de la revolución y formación de las milicias obreras".

Al mismo tiempo, se denunció la actitud pusilánime del gobierno presidido por Ebert, que burlaba los fines de la revolución.

Mientras tanto, la contrarrevolución se organiza rápidamente y se apresta al ataque. Se descubren complots reaccionarios en importantes ciudades. En Berlín la dirección de los soviets y los redactores de "Bandera Roja" son arrestados. Los soldados que forman parte del grupo Espartaco aparecen asesinados en las calles.

El 7 de diciembre de 1918 Karl Liebknech es arrestado nuevamente. La cacería de los jefes espartaquistas estaba en plena marcha. La casa de Rosa Luxemburgo es asaltada por la policía y tiene que buscar varios refugios para no ser arrestada. A pesar de todo, su espíritu de lucha no decae y se muestra más enérgica y firme. Vive a salto de mata.

Del 12 al 20 de diciembre de 1918 se realiza el primer congreso de los soviets de obreros y soldados. Con este motivo miles de obreros desfilan por las calles de Berlín en manifestaciones vibrantes. Las masas se encaminan a luchar por el poder obrero y por la socialización de los medios de producción.

El grupo Espartaco se propone conquistar al ala izquíerda del movimiento obrero y convoca a un congreso nacional, de donde nace el Partido Comunista alemán.

La contrarrevolución emprende la lucha decisiva. Después del 27 de diciembre, Berlín es invadida por las tropas y el intento de destrozar al movimiento Espartaco es una realidad. A partir de esta fecha el movimiento revolucionario es duramente golpeado. Los socialistas, guiados por Luxemburgo, dan la consigna de unidad de acción revolucionaria, de desarme de la reacción y de armamento de los obreros.

 

 

LA MUERTE DE ROSA LUXEMBURGO

 

El triunfo de la contrarrevolución se tornó en un hecho consumado.

El 11 de enero de 1919 Rosa Luxemburgo y Karl Liebknech se ven obligados a buscar asilo en el seno de una familia obrera. Rosa allí escribe su artículo póstumo: "El orden reina en Berlín".

El 15 de enero se ocultan en la casa No. 53 de la calle Maninheim, A las 9 de la noche un grupo de soldados los arresta, siendo conducidos al Hotel Edén, donde los oficiales monarquistas habían organizado el crimen. Liebknech fue trasladado en

automóvil al jardín zoológico y allí es asesinado.

Luego le tocó el turno a Rosa Luxemburgo, el teniente Vogel la mató de un balazo en la cabeza y su cadáver fue arrojado a un canal. Así se cumplió su deseo de morir en el puesto de combate: "a pesar de todo, moriré, como lo espero, en mi puesto: en una huelga callejera o en el presidio" (Carta de Sonia Liebknech, 2 de mayo de 1917).

De esta manera trágica y salvaje sucumbe, a los 49 años, la vida de una de las más heroicas y brillantes militantes del marxismo mundial. La contrarrevolución alentó la esperanza de que con la muerte de Rosa Luxemburgo, Karl Liebknech y muchos otros héroes de la clase obrera, aplastaría definitivamente a la revolución.

La derrota de la revolución alemana de 1918 fue originada, indudablemente, por no haberse estructurado debidamente el partido político de la clase obrera, capaz de tomar el poder en sus manos.

Se subestimaron las fuerzas de la reacción y se sobreestirnó el empuje de las masas. Rosa Luxemburgo y los socialistas alemanes confiaron más en el coraje instintivo de los obreros que en la fortaleza organizativa del partido revolucionario. La vanguardia política del proletariado alemán no se había convertido aún en el caudillo del país y la revolución empujada por los obreros desorganizados quedó aislada y rápidamente destruida. Este gravísimo error costó la vida de miles de combatientes sacrificados y de la más grande revolucionaria de nuestra época.

Rosa Luxemburgo y los socialistas alemanes pensaron que convirtiendo al grupo Espartaco en partido político por simple resolución de un congreso, nacido así, sin antes haberse enraizado en las masas mayoritarias, podría cumplir el papel de dirigente de la revolución.

La madurez política de los obreros alemanes había llegado a un nivel importante; aún más, ese proletariado tenía una tradición legendaria y era considerado como el más importante de la Europa avanzada. Sin embargo, esa madurez política, esa tradición revolucionaria, no se habían concretizado y superado en el partido político disciplinado y férreo, semejante al de los bolcheviques.

La carencia de un partido fuertemente organizado no sólo privó al movimiento revolucionario de una clara inteligencia, de una admirable marxista, de una heroica combatiente de la revolución socialista, que todo eso y mucho más fue Rosa Luxemburgo, sino que causó el retroceso de las masas y, por tanto, el aplastamiento de la revolución y cuyas consecuencias aún no ha superado el proletariado alemán.

Rosa Luxemburgo consagró su vida íntegra a la revolución, nos dejó su ejemplo de militante firme, junto a sus escritos de inestimable valor.

Entre sus trabajos teóricos se destaca "¿Reforma o revolución social?", que ha sido escrito como réplica a los revisionistas de todos los tiempos, desde Berstein hasta Stalin. Este folleto es un valiosísimo instrumento de capacitación política y de lucha revolucionaria. Rosa Luxemburgo demuestra de manera brillante que el reformismo es una posición oportunista que se pone al servicio de la burguesía. El proletariado tiene la misión histórica y vital de hacer la revolución, como el único camino viable de la total emancipación de los explotados. "¿Reforma o revolución social?" es la expresión palpitante de la personalidad de Rosa Luxemburgo.

 

La Paz, enero de 1960.